Quinto día de viaje
El comienzo del día fue levantarnos muy pronto, pues nos habíamos colocado en una zona muy visible, y recoger tranquilamente mientras se daba la luz en el cielo. Estábamos muy cerca de Plasencia así que aprovechamos para ir a ver la ciudad, llegamos tan pronto que aún no había nada abierto ni grupos de turistas ni nadie por ningún lado. La ciudad no es muy grande, a nuestro gusto, muchos de los edificios del centro estaban poco cuidados, y la verdad es que nos quedamos muy poco tiempo. Despues de ver los alrededores de la ciudad decidimos hacer un cambio de planes, en principio íbamos a tirar para Coria, pero con el embrollo entre autopista y carretera que se entremezclan todo el rato decidimos tirar hacía Carcaboso, punto de paso de la vía de la plata. De camino conocimos a un cicloturista alemán que se había perdido un poco, pues se había desviado por Plasencia en su camino a Santiago, aunque hay tantos caminos...

Íbamos super cortos de tema eléctrico, el no parar en albergues, ni campings, ni en ningún centro comercial no nos había permitido recargar el móvil ni la tablet, nuestros dispositivos de viaje. Eso si, estuvimos en una cafetería muy barata (comparado con los precios de Madrid), donde por 2,7 € nos tomamos un café, un colacao y 2 pinchos de tortilla. Nos tiramos un buen rato allí viendo la tele y poniéndonos al día de las noticias nacionales. Aunque pocas novedades en el tema. Eso si, nos dió para recargar dispositivos.
Continuamos hacia Montehermoso, Guijo de Coría y al embalse de Borbollón. No se nos estaba dando mal el día, pues ya estábamos a los pies de la Sierra de Gata. Nuestro siguiente destino Villasbuenas de Gata, casi final de recorrido. Aunque ahí nos tiramos más de la cuenta, de nuevo yendo por caminos entre la dehesa, muy entretenido por otro lado.
Llegar a Villasbuenas fue como ver un oasis en mitad del desierto, pues de repente, de la solana pasamos a un bosquecito rodeado de casas muy agradable, hay que ver lo que cambia el hecho de vivir o no rodeado de arboles, el frescor y la tranquilidad que transmiten. De allí nos fuimos a nuestro último destino del día, las pozas de Villasbuenas. Donde porque no darse un chapuzón, aunque el agua estaba helada.
Al final este día hicimos unos 74 km, nos dio tiempo a ver muchas cosas y acabamos muy pronto y en un lugar muy bonito.
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