Rodadas. Una comunidad de cicloturismo y viajes en bicicleta
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Un viaje al Levante

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  1. Parque Natural de Las Hoces del Cabriel




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    Anímate que mañana también saldrá el Sol
    Publicado hace 3 años #
  2. Parque Natural de Las Hoces del Cabriel


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    Publicado hace 3 años #

  3. Parque Natural de Las Hoces del Cabriel


    Camping Rural Venta de Contreras

    Caída de la presa de Contreras


    Puente centenario sobre el Cabriel



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    Publicado hace 3 años #
  4. Inscripción conmemorativa del puente

    Poblado de Contreras
    Cementera abandonada
    Llegando a la cima de la presa


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    Publicado hace 3 años #
  5. Cima de la presa de Contreras
    Boca del túnel Este
    Boca del túnel Oeste


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    Publicado hace 3 años #
  6. Cima de la presa de Contreras
    Entrando en Villalpardo

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    Publicado hace 3 años #
  7. Santuario Virgen de La Consolación

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    Publicado hace 3 años #
  8. Camino del Puente del Vadocañas







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    Publicado hace 3 años #

  9. Camino de Los Cárceles
    Entrando en Los Cárceles
    Los cárceles desde la carretera a Villamalea

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    Publicado hace 3 años #
  10. Entorno de la ermita de San Antón, a escasos 3 km de Villamalea
    Hostal San Jorge, en Casas Ibáñez, ( captura de Visual View )

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    Publicado hace 3 años #

  11. Séptimo día, de Casas Ibáñez a Jalance

    23-08-2017
    La ruta que me espera hoy es tremendamente bonita, a la vez que tremendamente dura... puedo decir con toda seguridad, que en esta ruta hay que sufrir... bastante, si se quiere disfrutar de una ruta que es irrepetible, quizás sea el tramo más bello de todo el viaje, pero también es el más exigente.
    El inicio de la jornada no puede comenzar mejor, apenas he recorrido 300 m desde el hostal, cuando noto que la bici no frena bien... no se que és lo que le pasa, pero la frenada se me alarga como un chicle.
    En una pequeña placita decido detenerme a comprobar los frenos... y lo que me estaba temiendo se hizo realidad, las pastillas de frenos estaban prácticamente gastadas, y muy posiblemente cristalizadas... es que el " paseito " que me pegué anteayer por esos " caminos forestales ", fue para que los frenos llorasen amargamente. Menos mal que este problema mecánico ya lo llevaba previsto... un par de juegos de pastillas nuevas salieron de mi " taller móvil ", para reemplazar las maltratadas pastillas viejas.
    Ahora sí podía continuar el camino, el cual me sacaría de Casas Ibáñez  por un ancho y plácido camino, el cual me llevaría a atravesar la aldea de Serradiel, donde entroncaría con la solitaria carretera local AB-880.
    Unos kilómetros, pasado la aldea de Marimínguez, tomaría a mano izquierda en el primer cruce de carreteras con el que me encontraría, es la solitaria carretera local B-8, la cual me llevará hasta La Recueja, municipio por el que desciendo al interior del cañón del Júcar.
    Tras callejear un poco por el pueblo, siempre en claro descenso hacia el río, llego a un pequeño paseo que permite asomarse al cauce... un grupo de patos disfrutan de las cristalinas y tranquilas aguas.


    Lo mejor está por llegar, Tras cruzar sobre el río, tomo a la izquierda por una carretera que corre por su margen derecho, y que me ha de llevar a Alcalá de Júcar.
    Lo que me voy encontrando no deja de sorprenderme, matices de colores visten la roca viva de las pareces que, desde las altura, caen hasta el borde de la misma carretera... tengo la sensación de que la montaña se me va a venir encima en cualquier momento... simplemente idílico... a la derecha cortados y más cortados, paredes verticales de alturas tremendas, y a la izquierda, un frondoso bosque de rivera.


    Esta es la tónica de la tranquila carretera hasta alcanzar el bonito y pintoresco Alcalá de Júcar, lugar donde pararé a tomarme unas cervecitas relajadamente en un chiringuito que hay junto a la coqueta playa que remoja las tranquilas aguas del Júcar... A ratos tengo la sensación de encontrarme en cualquier chiringuito de playa... si no fuera porque sé que lo que tengo a mi espalda es el Júcar, podría darme perfectamente el pego.
    Alcanzo su antiguo puente romano de piedra, no puedo evitar dejar de mirar a las alturas, desde donde parece derramarse las casas encaladas por toda la ladera del cañón, mientras su castillo se mantiene vigilantes allá, en todo lo alto... el pueblo es simplemente precioso.


    Reanudo mi marcha, pero lo hago pausadamente, la verdad es que me dan ganas de quedarme unos días en este pueblecito, pero tengo los días ya contados, por lo que prosigo mi camino, en dirección a Tolosa.
    Tras pasar Tolosa, el cañón se desluce un poco, y la carretera se presenta descuidada, mientras corre paralela a un ancho canal.
    Llega un momento en que ya no se puede seguir de frente, la carretera muere a las puertas de una pequeña central eléctrica, pero a la derecha, otra carretera estrecha y claramente olvidada, me lleva a cruzar al otro lado del río sobre un puente igualmente olvidado.
    Tras superar el puente, tomo a mano izquierda por una carretera de la que sen han olvidado también, ya que la vegetación la está estrangulando y levantando el alquitrán en muchos puntos, a pesar de ello, puedo ciclar con soltura, mientras en algunos claro, entre el denso bosque de rivera, puedo obtener alguna que otra foto bonita.
    Este nuevo tramo es idílico, rodeado de fresca y abundante vegetación, la estrecha carreterilla me va adentrando en la zona conocida como El Tranco del Lobo.
    Por esta parte, el cañón se estrecha y se eleva, mientras el bosque de rivera se ha adueñado de todo.
    Llego a unas edificaciones abandonadas, es el Poblado de El Tranco.


    Desde aquí hay dos formas de cruzar el río, siguiendo la estrecha y deteriorada carreterilla, la cual desemboca en un puente de hormigón, o por un tembloroso puente colgante de madera y gruesos cables de acero trenzado, cuyo acceso está un poco escondido por la vegetación, opto por la segunda opción, y el tembloroso puente me obsequia con unas vistas preciosas del entorno.
    Hasta aquí la cosa ha ido bastante bien, apenas si he encontrado complicaciones, por lo que prácticamente no he necesitado la asistencia eléctrica de la bicicleta... a partir de este punto, se cambian las tornas.
    Mi objetivo es alcanzar Villa de Ves, pero con lo que no cuento es con lo que me viene a continuación.
    Ante mi se despliega una ancho camino repleto de piedras, cantos rodados mucha arena fina, polvo  y roderas, subir por aquí con mi bicicletas es muy trabajoso, el Bafang trabaja a destajo, pero apenas si logro subir a unos 7/8 km/h... el suelo por el que voy ciclando es una alfombra de piedras.
    Lentamente voy superando una rampa tras otra, la subida es muy dura, a pesar de la asistencia eléctrica me tengo que emplear a fondo para impedir que la bicicleta se quede clavada en medio del pedregal.
    La verdad es que coronar la cima del cañón, por esta pista, es todo un suplicio, no quiero ni pensar lo que debe de ser subir por aquí con una bicicleta normal... ¿ mortal ?... coronar la cima del cañón es, cuanto menos, para tirar cohetes.
    Por fin logro coronar la cima, ante mí surge una bifurcación, donde tomo un camino algo más estrecho que sale a la derecha del que me ha subido hasta aquí
    El nuevo camino me sigue ofreciendo algunos tramos de piedras sueltas, pero puedo rodar con más soltura y con más tranquilidad.
    Villa de Ves es  el último municipio de Albacete, un poco más allá de su pequeño término municipal se encuentra la frontera virtual entre la C.A. de Castilla La Mancha y La C. Valenciana.
    Es poco más que una aldea, y en la casa consistorial se encuentra el único bar con que cuenta el pueblito, y donde decidí parar a comer.
    Llevo, una ligera idea de lo que me aguarda más allá del embalse del Molinar, el Monte del Boquerón, al parecer, es una zona muy recorrida por los amantes de los 4x4, motos de cross o trail, y quads... pero realmente, lo que hay más allá del Molinar va a suponernos un calvario a mi bicicleta y a mi.
    Tras la comida, pongo rumbo a otro de los lugares estrella de esta ruta, y que ha condicionado el trayecto hasta Villa de Ves... el Barrio del Santuario, al que se accede tras descender por una estrecha y zigzagueante carretera que se asoma, en cada una de sus curvas de herradura, a la espectaculares panorámicas del cañón.
    Alcanzar la Ermita del Cristo de La Vida requiere de mucha paciencia y fuerza de voluntad, ya que la ermita se encuentra en un alto, al que únicamente se puede acceder por una rampa hormigonada muy larga y con una inclinación tremenda... ( para que os hagáis una idea, el suelo de la rampa tiene practicadas franjas que la atraviesan a lo ancho, para que los vehículos que tengan que acceder por ella puedan traccionar ). A pesar de que mi bicicleta cuanta con una ayuda que me permite que la bicicleta se desplace a mi lado mientras camino, me veo en la necesidad de empujarla con ganas para lograr coronar la cima y alcanzar la ermita.
    Llegar hasta aquí bien merece el esfuerzo, a pesar de que me encontré la ermita cerrada... pero las vistas que hay de todo el cañón del Júcar, son magníficas... la ermita es un balcón desde el que se puede contemplar todo el cañón, desde las alturas... simplemente bellísimo e impresionante... ¿ os he dicho que sufro de " alturitis "... pues es tan impresionante lo que se ver desde este lugar, que me olvidé completamente de que tenía miedo a las alturas... os aseguro que es literalmente " una pasada de sitio ".

    NOTA : por desgracia no tengo fotos del cañón visto desde la ermita del Cristo de La Vida, que es realmente como se llama, pero para que os podáis hacer una idea de lo que es toda esta zona, os dejo el link a un vídeo que hay subido en Youtube... haber que os parece... es impresionante, o no.


    Este otro vídeo, a los que también seáis moteros... seguro que os gustará...
    A partir del minuto 2.21 empieza lo bueno...

    Toca descender por la rampa empinada, tengo que ir plantando los pies con cuidado para no resbalar con las calas, al mismo tiempo que sujeto la bicicleta... no me atrevo a descender montado, la inclinación de la rampa, y el peso de la bicicleta me lo desaconsejan.
    Toca volver a la zigzagueante carretera, por la que debo de seguir bajando con precaución... es una sensación extraña la que voy experimentando en cada giro de herradura de la carretera... inexplicablemente mi " alturitis " a vuelto ha hacer acto de presencia, pero no puedo dejar de mirar todo lo que estas curvas de herradura me van mostrando... este descenso es para hacerlo andando... no por el descenso en sí... si bajo yo, baja cualquiera... es para poder deleitarse plácidamente con lo tremendamente bonito del entorno.
    Por fin llego al acceso a la presa, un ancho y oscuro túnel me recibe. Me llama la atención que el suelo de su interior no es de alquitrán como la carretera que me ha bajado hasta aquí, es de tierra compactada, al igual que la parte superior del muro de la presa, pero se puede ciclar sin problemas.
    Ya hace un rato que la batería me va avisando, la subida desde El Tranco del Lobo hasta Villa de Ves ha sido un castigo tremendo para la bicicleta, y la batería ha pagado las consecuencias... antes de salir del túnel, decido conectar la segunda batería, a pesar de que la primera aún conserva algo de carga, ésta no va a ser suficiente para afrontar lo que me viene a continuación.
    Lo peor de lo peor viene a raíz de cruzar la presa, la pista forestal que se adentra en el monte del Boquerón es un infierno para mi, ya que lo que por ahí aguarda al que se aventure, es una " pista forestal " destrozada literalmente, donde la mayor parte de su trazado son pedregales, amenizados con arene fina, roderas... y unas cuestas con una inclinación muy fuerte en muchos más tramos de los que me habría gustado.
    Me veo en la obligación de avanzar despacio pero sin pausa, debido al peso que arrastro sobre la bicicleta... al menos puedo disfrutar de unas vistas preciosas del entorno del monte... aunque en este tramo no saqué fotografías, ya que tuve que ir prácticamente todo el trayecto pendiente del manejo de la bicicleta, vuelve " el festival del dolorcito ", como ya me ocurriera dos días atrás. este caminito es muuuy exigente, y me está sacando hasta el tuétano... a mi y a mi e-bici.
    Creo que es justo decir que, tanto en el tramo malo de monte de dos días atrás, entre Puente del Vadocañas y Los Cárceles, y todo lo que me lleva a recorrer esta pista destrozada, desde el embalse del Molinar, hasta Cueva de Don Juan, ya cerca de Jalance, el Bafang y el Alfine se han portado como unos auténticos jabatos... no me esperaba yo la respuesta tan contundente que me ha ofrecido el Alfine... es increíble lo que puede llegar a " tragarse " este integrado... sufrí mucho por él, pues sinceramente, no esperaba tanto de él... pero realmente me sorprendió con lo que este integrado es capad de dar de si... el motor, bueno, ese ya sabía que podía confiar en él, pero en esta jornada me tenían reservada, batería y motor, una desagradable " broma ".
    Como ya es sabido... todo lo que sube, a de bajar en algún momento... pues sí, también hay tramos de bajada,los cuales no terminaban de aliviarme la tensión, ya que al encontrar mucha piedra suelta, y lo de siempre, cargado como iba, no podía rodar deprisa, tenía que sujetar la bici caso de continuo en estos otros tramos... vamos, que ya fuera para arriba, o para abajo, estaba condenado a rodar despacio si quería que el neumático trasero no sufriera más de la cuenta.
    Las horas se me van escapado de control, la tarde avanza y no encuentro final a esta condenada y pestosa pista forestal de los coj*nes... las sombras de los pinos comienza a alargarse... y aquí en medio de la nada más absoluta, no tengo noción clara de lo que me queda realmente aún por delante, solo sé que tras cada cuestón, me viene un fuerte descenso, el cual termina a los pies de otro cuestón... y menuda hartazón de ensalada de piedras que me estoy metiendo " pal cuerpo ".
    La molienda en que se me ha convertido esta pista forestal me lleva a decidirme por montar el acelerador a la e-bici... no soy partidario de él, ya que tira mucho de la batería, pero necesito algo más que el motor eléctrico para proseguir... al menos necesito relajarme un poco, ya que es muy exigente este camino, y presiento que en cualquier momento me va a da una pájara.
    El acelerador convierte mi e-bici en una moto trail de " baja cilindrada ", nada más accionarlo, la bici sale disparada entre las piedras, algunas balas pétreas salen lanzadas al pisarlas con las ruedas... si una de esas saltase al motor me vería en problemas.
    La bicicleta avanza sin miramientos, ahora las cuestas ya no parecen tan duras, solo he de ponerme de pié sobre los pedales y dirigir el manillar para ir negociando los pedruscos... la bicicleta sube que da gusto... y a buen ritmo.
    Me las prometía yo muy felices... " en un momento me planto en El Moragente ", pensaba yo... ¡ ayyy, pobre ignorante !... el diablo está siempre al acecho para hacer de las suyas en cualquier momento y donde menos se le espera... y a mi me estaba esperando tres o cuatro cuestas más allá de donde conectara el acelerador al motor.
    De repente, y sumido en medio de una señora cuesta pedrolera... el jodido motor va... y se apaga él solito... no me queda otra que tirar de reaños... y del Alfine, para lograr coronar muy a duras penas, lo que me queda de cuestaza. Una vez arriba, desciendo de la bici para hundirme en lo más profundo de la desesperación... el motor no enciende, pero es que la batería tampoco. La batería lleva un pulsador On-Off que se ilumina en un bonito azul eléctrico cuando lo acciono, para indicarme que está preparada para iniciar la descara... pues ese azul tan chulo no aparece al accionar el pulsador... el horror que me invade, es... no sabría como explicarlo... no había experimentado nunca una sensación como la que me estaba invadiendo en esos precisos momentos... de repente sentí una soledad inmensa... en esos momentos fue cuando me percaté de lo tremendamente solo que me encontraba, a decenas de kilómetros de la civilización... y lo que más me hundía en la miseria era el temor de que el motor se me hubiera muerto... ¿ como iba a retornar a casas en esa situación ?, porque fue lo único que se me pasaba por la cabeza. Abortar... eso lo tenía más que claro, con el motor muerto, seguir el viaje era inviable... pero lo de retornar a case se me presentó como una auténtica odisea. Por lo pronto tenía que alcanzar el municipio más cercano, Jalance, pero tengo por delante aún muchos kilómetros de dura pista forestal hasta alcanzar El Moragete.
    Las cuesta me veo en la imperiosa necesidad de empujar mi pesada bici, pues entre el disgusto que llevo, pensando en que el motor haya estirado " ¿ la biela ? ", y que las fuerzas se me han ido de golpe, no me veo en condiciones de seguir pedaleando... pero es tanto lo que aún me queda por delante que no me queda más remedio que echar todo el bofe y tirar para delante como sea... ya llegaré en algún momento. Al menos guardo la esperanza de llegar con luz al Moragente, quizás con suerte pueda hacer noche allí de alguna manera.
    Las cuesta ahora son paredes casi verticales, tengo que pisar con cuidado sobre los guijarros para evitar torcerme los tobillos, y la bici muerta que no ayuda en nada... al menos las bajadas puedo subirme sobre ella y aliviar un poco mi amargura, pero las pendientes duran la mitad que las cuestas, y aquellas llegan en seguida.
    No dejo de intentar reactivar el motor antes de cada subida, pero no hay señales de vida, ni en la pantalla digital, ni en el botón de encendido de la batería... " se ha ido todo a la mierd* ", es en lo único que podía pensar en esos momentos... y si habría algún tipo de transporte desde Jalance para retornar a casa.
    No se cuento tiempo me pude tirar empujado la condenada bicicleta, pero a mi me pareció una eternidad... es tremendamente desesperante el coronar una dura cuesta, y encontrarte con lo que te está aguardando más allás, tras la bajada que se presenta a continuación, es otra dura y larga cuesta, gemela a la que acabo de coronar... y lo peor no es eso, lo peor es que puedo ver que tras la otra cuesta que me espera allá, al otro lado de lo que me parece que es un barranco... hay otra... y luego otra.
    De repente, en lo alto de la montaña que estoy bordeando, surgen unos enormes aerogeneradores, los cuales parecen vigilar de cerca todos mis movimientos... no puedo evitar el acordarme del Quijote y los molinos de viento... aquellos " gigantes moderno " estaban quietos, no había viento que pudiera mover sus inmensas aspas, pero allá estaban, erguidos hacia el firmamento, y sin perder detalle de lo que en la parte baja de su inmenso pedestal rocoso y cubierto de frondosos pinos, se acontecía.
    En momentos así es donde uno ha de tener la cabeza en su sitio... no te queda otra, y armarse de paciencia... deshacer el camino era es inviable, ya solo pensar en todas las cuestazas que había superado... y el pedazo de subida que hay a Villa de Ves desde el muro de la presa... vamos, eso ya era negación absoluta... " tengo que seguir para delante... ya llegaré cuando sea ".
    Quizás en un descuido del diablo, y a los pies de una de las cuesta que me quedaba por delante, decido volver a probar fortuna... pero ni el motor, ni la batería dan señales de vida... en esos momentos clamé al cielo... " joder, que no se haya jodido el motor que la cosa se me está poniendo realmente difícil... haber como regreso a casa "... de repente, me surge mentalmente la imagen de un piloto emitiendo un destello luminoso verde... ( sí se que puede sonar rocambolesco, pero es que fue así... de repente visualicé un piloto iluminado en verde... como si estuviese mirando el piloto de un aparato que se enciende en verde para avisarte de algo ), creo que ese es mi pilotillo de las ideas olvidadas... al mismo tiempo que visualizaba el susodicho piloto, me vino a la cabeza la olvidada batería de portabultos, la cual había desconectado, allá en El Molinar... y hasta ahora ni me había acordado de ella... quizás si volvía a conectarla... no es que tuviera mucha carga, pero si con la poquilla que tuviera, se encendía el motor, aquello sería para mi un subidón de adrenalina, ya que, lo que realmente me llevaba totalmente hundido era que el motor realmente se hubiera muerto en aquel lugar... este motor cuesta una pasta.
    Dicho y echo, desconecto la batería de botellero muerta, y reconecto la batería de portabultos, pulso el botón de encendido de la batería ( el pulsador de esta batería no tiene ninguna luz ), y al pulsar el botón ON de la pantalla digital, ésta se ilumina en verde monocromo ( hasta ese momento no me había fijado en lo bonito que era ese color monocromo je je je )... ¡ el motor está vivo !... menudo chute de adrenalina me metió aquello... y lo mejor, 3 rallista, de 5, se iluminaron en el indicador de carga de la batería... no es que fuera mucha carga, pero me sería suficiente para poder terminar de recorrer las pocas cuestas que aún me quedaban por delante, antes de llegar, por fin, al Moragete.
    Como digo, 3 rallas de carga me indican que la batería está prácticamente en reserva... no cuento con suficiente carga para poder subir las cuestas a una velocidad... moderada, pero al menos sí tendrá suficiente carga para pedalear cuesta arriba, en la relación más corta del Alfine, y a una velocidad muy lenta... acostumbrado a subir cuestas como éstas a una media de 10-12 km/h... 6-7 km/h que era lo más que llegaba a alcanzar, y en esos momentos, me pareció una velocidad magnífica... todo con tal de no volver a empujar la bici por esos cuestones... " al menos, no reventaré subiendo.
    Por fin llego al Moragete,... pero la alegría me dura muy poquito... el diablo sigue jugueteando conmigo, está cerrado y desierto... no hay ni dios.
    Hay una verja metálica que da acceso a su patio interior, esta verja no tiene ningún tipo de cierre de seguridad, por lo que solo tengo que tirar de ella para poder acceder al interior del patio.
    Hay varias puertas de madera, todas ellas están cerradas, aun así, no desisto de averiguar si hay alguien en el edificio, aporreando todas las puertas, pero nadie contesta.
    Llegado a este punto, me asaltaron las dudas, provocadas por una señalización que se encuentra unos 300 metros antes de alcanzar el edificio... la indicación me dice que Jalafuel se encontraba a 17 km, por una pista asfaltada que se pierde en la distancia entre las montañas.
    El Garmin me indica que siguiendo el track Jalance me pilla a unos 15 km, 5 de los cuales siguen siendo por pista forestal, los que separa el Moragete de Cueva de Don Juan, pero sabía que tras alcanzar la zona de Cueva Don Juan, el resto del camino, hasta Jalance, era por asfalto... y ya llegados a este punto... qué podría suponerme recorrer otros 5 km más de pista forestal pestosa... sigo con el plan de ruta, Jalance me espera.
    Tras el decepcionante desencuentro en El Moragete, reinicio la marcha por el que parece ser la continuación de la pista que me ha traído hasta aquí, pero si bien, sigue siendo pestosa y pedrolera, las cuestas que visualizo hasta donde alcanzo a ver, no parecen tan duras como las que he ido dejando atrás.
    A un centenar de metros... no llegaría, me vuelvo a detener, hay unas construcciones a unas decenas metros a la izquierda del camino, decido acercarme a echarles un vistazo... haber qué hay.
    Lo que me encuentro son las duchas " de campaña " del Moragete... no hay que olvidar que este sitio es una especie de " camping para niños ", donde suelen traer a grupos de escolares a pasar unos días y descubrir el entorno natural a modo de acampada, por lo que cuentan con estas instalaciones... duchas y lavabos colectivos, donde los chavales puede asearse en medio de la naturaleza.
    Accedo a una de las duchas ( hay varias ), con la leve esperanza de que al menos tengan agua para ducharse... de haber tenido agua me habría pegado una de esas ducha que hacen época... pero el agua parece que está cortada. Aun así pruebo suerte en los lavabos colectivos... una pila alargada, y sobre ella, varios grifos sujetos a sus correspondientes tuberías, las cuales están, a su vez, sujetas a una estructura formada por barras de hierro... si no hay agua para las duchas, no la hay para lo grifos... aunque alguno hay que, al accionarlo, mana un triste, pero continuo chorro de agua fresca, la cual no desperdicio, metiendo la cabeza de bajo de grifo... es todo un premio para mi, pues lo que he dejado atrás me ha obligado a sudar lo que no está escrito, y he llegado con toda la ropa empapada en sudor y rebozada en polvo de esos condenados caminos.
    Hay letreros por todas parte que avisan de que el agua no es potable, por lo que me abstengo de probarla... al menos aún tengo agua suficiente para lo que me queda de jornada... o eso espero.
    Me cuesta trabajo despegarme de aquel grifo, el chorrillo de agua que mana de él es una delicia, he metido casi todo el torso bajo el chorro para empaparme toda la ropa, pero me sabe a bien poco... me apetece darme una buena ducha, pero está claro que el voluntarioso grifo no va a ser capaz de ello, por lo que, tras despegarme del grifo, decido retomar los mandos de la bici y seguir adelante... ahora no hay dificultad para seguir pedaleando... con fuerzas renovadas,  el camino, a pesar de que no me lo pone fácil, se deja ciclar... despacio, pero sin pausa.
    La oscuridad comienza a mostrase... las sombras de las montañas que he ido dejando atrás empiezan a cubrir todo a mi alrededor... no puedo demorarme mucho, o la noche se me terminaría echando encima.
    El Garmin me indica que me quedan 5 km hasta donde supuestamente se inicia la calzada que me debería de llevar hasta Jalance, mientras esos últimos kilómetros de pista pestosa van cayendo, ésta me va obsequiando, de cuando en cuando, con alguna que otra puñetera " cuesta cabezona ".
    Por fin alcanzo la pista asfaltada que llega a la cueva, un gran letrero me invita a recorren 3 kilómetros siguiendo por la susodicha carretera, para alcanzar el parking de Cueva de Don Juan... al parecer hay un restaurante. Me seduce la idea de acercarme a este lugar, quizás pueda comer algo y reponer agua, pero lo que pone en la parte inferior del gran cartelón me desanima de intentarlo... solo abren en festivos y fines de semana... a diario parece ser que está cerrado... y hoy es Miércoles, así que...  ¡ mala suerte !. Aun así decido aventurarme y probar fortuna... quizás con un poco de suerte hay una fuente pública o algo por el estilo donde se puede coger agua.
    A poco de desviarme a la derecha, en dirección a las cueva, me topo con una especie de merendero que se encuentra a la derecha de la carretera... hay varias mesas con sus correspondientes asientos, pero lo mejor es que hay una gran fuente de piedra... y tiene grifo.
    Me acerco al lugar, y tras aparcar la bici junto a una de las mesas, decido probar suerte en la fuente.
    Lo primero que me encuentro, nada más acercarme a ella, es el inquietante letrero de " agua no tratada "... aun así, decido pulsar el grifo y... un potente chorro de agua cristalina mana a toda potencia de su boca... esta es la ducha que tanto he anhelado. Me despojo de toda la parte superior de mi ropa... solo me faltó zambullirme en el charco de agua cristalina que se formó en el pilón que tenía debajo... me pego una señora ducha, sin reparar que la penumbra cada vez es más oscura.
    Llevo en torno a 90 km de dura jornada, estoy... molido no, lo siguiente, pero con esta duchita me he recuperado algo de la fatiga que llevo encima.
    Tras vestirme decido, sin muchas esperanzas, probar a ver que ocurre si vuelvo a pulsar el botón de la batería de botellero... de de la lucecita azul eléctrico...¡ sorpresa, el botón se ilumina en un azul radiante !.
    No aguardo un segundo, cuando vuelvo a reconectar la ahora revivida batería de botellero, pulso de nuevo el pulsador de encendido de la pantalla digital del motor, y como ya ocurriera al conectar la batería de portabultos, se ilumina en un brillante colo verde monocromo... ya ahora aparecen 4 rallistas de carga de energía, eso significa que la batería tiene suficiente " combustible " como para poder alcanzar Jalance a toda leche.
    Me quedarán unos 10 km para llegar a Jalance, final de la jornada de hoy, y sabiendo que lo que me queda por delante es pista asfaltada, puedo permitirme el lujo de relajarme gracias al sistema eléctrico.
    Tras el merecido descanso, reanudo la marcha dirección a Jalance, selecciono la asistencia más alta, la 9ª, y el motor me lanza a toda velocidad, mientras yo le acompaño pedaleando como si no existiera un mañana, la carretera me lo permite... y quien soy yo para negárselo
    A poco de dejar el merendero llego a un " balcón " que se asoma al cañón del Júcar. Desde este magnífico mirador me puedo hacer una mejor idea de por donde he estado rodando... todo lo que se ve son cimas y densos bosques, y al frente, las paredes del cañón, el cual corre por allá abajo.


    A la derecha del mirador, y tras una loma, ya se puede ver las dos fumarolas blancas de vapor que, serpenteando, escapan al cielo, provenientes de sendas torres de refrigeración de la central nuclear de Cofrentes.
    La bicicleta vuela por la estrecha carretera, en la pantalla, el velocímetro oscila entre los 35 y 40 km/h... el sol ya hace rato que dio paso a las penumbras, por lo que quiero llegar antes de que oscurezca.
    Esta carretera, a la entrada a Jalance, lo que me ofrece es un tremendo y vertiginoso descenso, con curvas de herradura y fuerte desnivel... pero tras todo lo que he pasado monte atrás, me resisto a retener la bici... ahora que puedo bajar sin tener que esforzarme... y porque no me quedaba más remedio que frenar y retener mucho la bici, si no quería irme fuera en las en las curvas, pero en los tramos rectos... a tumba abierta.
    La carretera me lleva a bordear la cima donde se encuentra el castillo de Jalance, y al poco, se termina lo bueno, pues los últimos metros antes de entrar en el pueblo son en cuesta, donde la batería dio su último suspiro. Por delante me quedarían unos 200 m de cuesta, la cual decido coronar empujando la bici... ya no me quedan fuerzas para nada más, he llegado totalmente desfondado.
    Al final de la cuesta, y justo donde empiezan las casas, una fuente con varios caños no deja de llamarme a a gritos... varios y generosos caños de agua me invitan a beber hasta saciar la sed.
    Tarde, se que es muy tarde, pero en este punto decido llamar al albergue de Jalance, con intención de pasar la noche en él.
    Una voz de mujer madura, entrada en años, que provenía del teléfono me deja totalmente desalmado... " ... lo siento mucho, pero el albergue lleva dos años que no funciona... ya no alojo a nadie "... el diablo ha llegado antes que yo a Jalance. Ante esta situación, no puedo evitar la pregunta... " ¿ no sabría usted decirme donde podría hacer noche ? ".
    La mujer del otro lado del teléfono tuvo que darse cuenta de mi angustia, y me pidió que alcanzara la avenida principal, que ella me saldría al encuentro para indicarme donde podría alojarme.
    Una pareja extranjera de mediana edad, que se encuentra dentro de un coche, cerca de la fuente, son el objetivo al que preguntar... sé que eran extranjeros porque el hombre, que se bajó del coche, puso todo su énfasis en intentar indicarme con las manos, logrando comunicarse conmigo a base de indicaciones con los dedos y extendiendo los brazos... cada indicación que él me hacia, yo la traducía verbalmente, y el buen hombre asentía... yo creo que más por compromiso que por otra cosas, porque de español... bien poquito sabía... chapurreaba, pero creo que no se sintió muy seguro de si mismo en cuanto a su dominio del idioma cervantino y prefirió usar las manos para ello... no tuve problemas en entenderle, ya que la avenida se encontraba a dos dedos y un brazo derecho extendido hacia su derecha... está claro ¿ no ?.
    Dos calles a la derecha más allá alcanzo la avenida principal del pueblo, y un poco más abajo se encuentra la dueña de la voz madura, es una mujer de avanzada edad, la cual no pudo ser más cariñosa conmigo, me trató como si me conociera de toda la vida, pero yo se lo agradecí, la verdad, tras el duro viaje que he tenido, que me mimen un poquillo es un lujo.
    El cartel del albergue sigue colgado del balcón, y bajo éste, la puerta de acceso se encuentra abierta, y junto a ella, una mesa congrega sobre ella una pila de hermosos melocotones... el aire es de melocotón recién cogido, ese olor me inunda hasta mi último poro, mientras la mujer me va contando los asuntos que le han llevado a tener que clausurar el albergue.
    Esa fragancia a melocotón me produce una sensación tremenda de paz, pero sobre todo, de saber que estoy bien y de que he llegado entero... es una sensación extraña, y más si digo que he aborrecido los melocotones desde muy pequeño... pero esa fragancia... no se como explicarlo, al relacionarla, tal vez, con esa paz interior que me sobrevino de repente, y que me hizo sentir más vivo que nunca... hizo que anhelara comerme uno de aquellos frutos.
    Tras la conversación amena que tuve con la mujer, ésta me dijo que el único lugar donde me podría alojar en Jalance era en el hotel... que era algo carillo, pero que sería el mejor sitio donde pasar la noche.
    Me despido de ella, no si antes darle todas las gracias del mundo por haberme salido a recibir, pero antes de que llegara a iniciar la marcha rumbo al hotel, la buena mujer me da el alto... " ¡ espera, antes de que te vayas !, se dirigió hacia la montonera de melocotones y tras mirarlos... creo que cogió al padre de todos los melocotones... y me lo ofreció... " toma, llévate uno de estos melocotones que hemos recolectado esta tarde... tengo tantos melocotones que los estoy regalando, y quiero que te lleves éste... ".
    Creo que me quedé sin habla... aquel melocotón, a parte de mantener ese olor embriagador, era grandísimo, jamás había visto un melocotón tan grande... es que no me cogía en la mano.
    Miré a los ojos a la buena mujer y le expresé de nuevo mi más sincera gratitud... " este melocotón me lo voy a comer esta noche tras la cena, a su salud ",
    La mujer me animó a que me fuera cuanto antes en busca del hotel, por lo que me volví a despedir de ella y hacia él me dirigí, el cual no tiene pérdida, solo hay que seguir la avenida en dirección a Cofrentes, y al final del pueblo se encuentra, a mano izquierda.
    La penumbra galopaba desbocada hacia la oscuridad cuando desmontaba de mi pesada bicicleta, a las puertas del Hotel *** del Valle, el único lugar donde alojarse en Jalance.
    La recepcionista que me atendió, al ver el armatoste en que había llegado, me ofreció un cuarto que tienen para guardar utensilios, y donde podría dejar la bicicleta a buen recaudo, bajo lave.
    Alojarme no fue barato precisamente... ya me lo avisó la buena mujer de los melocotones... 78€ la noche... menos mal que el desayuno iba incluido... sí, lo sé, solo para dormir... es una pasta, pero que podía hacer, Cofrentes era el lugar más cercano donde poder alojarme en un Hostal, pero se encontraba a unos 8 km y tenía que ir por una nacional, ya a oscuras y sin carga en las baterías, y reventado como estaba... hice tripas corazón, y me alojé en el hotel.
    Esa noche debía de compensar un poco el desembolso de la habitación, una inmensa bañera haría mis delicias durante cerca de dos horas... dos horas en las que, tras llenarla casi hasta desbordarla, me limité a tumbarme todo lo largo que soy... y a flotar en ella je je je.
    La cena la hice en la habitación, a base de una lata de gulas y otra de ensaladilla rusa que había comprado el día anterior en Casas Ibáñez, y que junto a una gran jarra de cerveza sin alcohol que adquirí en el bar del hotel, me sería más que suficiente para cenar... por descontado, después cayó el pedazo de melocotón, el cual estaba muy dulce y muy rico... nunca pensé que me pudiera llegar a gustar tanto los melocotones... si antes de iniciar esta jornada, alguien me hubiera dicho que esa misma noche me comería un melocotón casi tan grande como una pelota... me habría descojonado de la ocurrencia.


    Por cierto, desde entonces, adoro los melocotones, y cuando tengo la ocasión de comerme uno, antes de pelarlo, lo huelo... más bien le extraigo todo el aroma, cada vez que lo hago, me viene a al memoria todos los recuerdo de esta jornada... pero también, el cariño que una anciana le ofreció a un total desconocido.

    Track de la ruta de hoy

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    Publicado hace 3 años #
  12. Carretera infinita antes de llegar a La Recueja

    Callejeando por La Recueja- Albacete
    De camino hacia Alcalá de Júcar


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    Publicado hace 3 años #

  13. Playita de Alcalá de Júcar
    Puente romano

    Alcalá de Júcar
    Pequeña presa en el ría, a las afueras del pueblo

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    Publicado hace 3 años #
  14. Entrando en Tolosa, Albacete

    De camino hacia el Tranco del Lobo



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    Publicado hace 3 años #
  15. De camino al Tranco del Lobo
    Despoblado de El Tranco
    Pasarela sobre el Júcar

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    Publicado hace 3 años #
  16. Subida a lo alto del cañón... de camino hacia Villa de Ves, Albacete
    Accediendo a la ermita del Cristo de La Vida, Barrio del Santuario, Villa de Ves, Albacete

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    Publicado hace 3 años #
  17. Ermita del Cristo de La Vida desde el borde del barranco
    Llegando a la presa de El Molinar



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    Publicado hace 3 años #
  18. Desde el mirador del cañón del Júcar, pasado El Moragete, Jalance, Valencia

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    Publicado hace 3 años #
  19. Esto de los despoblados parece que va a más! 

    Qué lástima que se nos esté vaciando el entorno rural...

    Leonor, tu serás SIEMPRE la princesa...
    Publicado hace 3 años #
  20. Pau-i-amor dice: Esto de los despoblados parece que va a más! 

    Qué lástima que se nos esté vaciando el entorno rural...

    ... Pero en el caso del despoblado de El Tranco, éste no fue abandonado por causas achacables a la falta de comunicación o de recursos económicos, fue porque esta pequeña aldea fue construida, junto con la aldea de El Molinar, igualmente abandonada, para que vivieran allí los obreros que construiría la presa del Molinar y la central hidroeléctrica Del Molinar, igualmente abandonada. Cuando finalizarlos las obras, la gente se marchó de allí, pero allá quedaron las edificaciones que un día fueron sus hogares. Lo que más me llamó la atención es que las casas no estaban en un estado de ruina lamentable, al contrario, se mantenían en pie, la mayoría de ellas, en bastante buen estado de conservación... hablo de unas edificaciones centenarias... pero ahí siguen, aguantando el pulso de la naturaleza.

    Publicado hace 3 años #
  21. Por cierto, y a modo de curiosidad...
    Aunque en esta parte del curso del Júcar, el río ha sido represado desde hace más de una centuria, pues se construyó la presa con la idea de suministrarle todo el caudal de agua que necesitase la central hidroeléctrica de El Molinar ( por cierto, fue la primera central hidroeléctrica de gran potencia de España, y una de las primeras de Europa ). La presa sobrevivió a la central hidroeléctrica, la cual, con el paso del tiempo y los avances en el terreno de la generación de energía hidroeléctrica, quedó anticuada, y finalmente en desuso. La presa se destinó al regadío.
    Muchos de los aquí participantes seguro que se acordarán de lo que en la zona de Valencia se conoció como " La Pantanada de Tous ". El 20 de Octubre de 1982, el Júcar experimentó una impresionante crecida de su caudal, en muy poco tiempo el río creció de tal manera que arrasó con todo lo que encontró a su paso, y primigenia presa de El Molinar, que no estaba pensada para soportar semejante avenida, cedió sin remedio... río a bajo, ya en tierras valencianas, el Júcar hice lo propio en la ya tristemente histórica demolición de la antigua presa de Tous, provocando una catástrofe humanitaria de gran escala.
    Unos años después, ambas presas fueron reconstruidas y mejoradas, albergando ambas presas en su entrañas, los resto de los muros que otrora, fueron demolidos por la violencia de las aguas.
    Creo que no es necesario poner enlaces, pues es muy fácil encontrar información sobre todo lo que esto diciendo y la zona por la que me moví éste día, no hay más que buscar por : " Villa de Ves ", " ermita del Cristo de La Vida ", " Presa de El Molinar, " Central hidroeléctrica de El Molinar ", " Poblado de El Tranco del Lobo ", " Túnel del Champiñón, Albacete ", o " despoblado de El Molinar ".
    Por cierto, para aquellos a los que os guste realizar senderismo ( a mi me encanta, pero llevo muchos años que no lo practico ), la conocida como " Ruta de El Molinar " está considera como una de las rutas senderistas más bonitas de la provincia de Albacete.

    Publicado hace 3 años #
  22. Tu viaje me recuerda algunos que he realizado y he tocado puntos del mismo...

    Alcalá del Júcar y reseguir el río es como dices un baño de naturaleza

    Publicado hace 3 años #
  23. slow dice: Tu viaje me recuerda algunos que he realizado y he tocado puntos del mismo...

    Alcalá del Júcar y reseguir el río es como dices un baño de naturaleza

    La verdad es que quedé prendado de lo bonito que es este cañón... pero donde realmente es espectacular es por la zona de  Villa de Ves... lástima que a partir del Tranco del Lobo no hay una forma viable de seguir por el fondo del cañón. Hasta la gran riada de 1982, creo haber leido que existía una especie de camino que discurría por el interior del cañón, y que unía Villa de Ves con Jalance, pasando por la central hidroeléctrica de El Molinar, pero tras aquella histórica riada, este camino desapareció, quedando únicamente vestigios de él, como una mera senda, con muchas estrecheces y algún que otro túnel... al parecer este es el recorrido que hoy en día siguen muchos senderistas que deciden acercarse a ver las ruinas de la antigua central eléctrica de El Molinar, una senda que, por lo que he podido leer, no es apta para senderistas sin experiencia, ya que parece ser que tiene tramos muy peligrosos... pero es que, por la zona de Villa de ves, el cañón se encajona entre altísimas paredes verticales, alcanzando casi la centena de metros de caída libre en algunos puntos.

    Tras lo duro que me resultó esta jornada, decidí modificar el resto del viaje a partir de Jalance... realmente mi objetivo era otro muy distinto y, descubrir como era esta parte del Monte del Boquerón, tuve muy claro que lo que me vendría en las dos jornadas siguientes iba a ser tremendamente duro para mi, por lo que decidí darle un giro de 180º a mi ruta, y dirigirme desde Jalance a Almansa... el entorno de la presa de Cofrentes, Cortes de Pallás, los cortados de La Muela de Cortes, así como la zona conocida como " El Cinto Cabra " se me presentaron como una misión imposible para recorrerlos en solitario, en esta séptima jornada fue donde me di cuenta de la verdadera magnitud de la zona que pretendía recorrer... lo que pasé entre Villa de Ves a Jalance iba a ser un juego de niños comparado con las dos jornadas que tenía previstas a posteriori... al menos para recorrerlas en solitario... eso era demasiada tela para un servidor.

    Otra posible alternativa que llevaba prevista ya en el track, era la de seguir la carretera PENVA de Cortes de Pallás hacia el pequeño municipio de Otonel y desde aquí bajar hacia Millares y presa de Tous... pero como digo, todos mis planes dieron un giro de 180º cuando recibí el baño de realidad que esta séptima jornada me dio.

    Publicado hace 3 años #
  24. Por un lado quiero mirarme bien esa zona...

    Pase por Alcalá del Júcar en dos ocasiones... Hace años de eso.

    Y por otro, cuando dependes de la tecnología y está te falla te hundes en la miseria... Y menos mal que llevabas la otra batería...

    Quedarte tirado es normal... Yo estuve a punto en una ocasión de tenerme que quedar en medio de una monraña del pirineo haciendo noche al raso pero.... Una luna llena vino al rescate... Una batería agotada no lo hubiera podido hacer

    Publicado hace 3 años #
  25. Slow, efectivamente es así como dices, depender de la tecnología puede ser bueno, pero también puede serlo malo.
    En cada viaje que uno realiza, siempre descubre cosas que contribuyen a enriquecer la experiencia personal, y te puedo asegurar que en este último viaje que fue el que yo realicé, puedo decir que mi experiencia cicloviajera dio un salto evolutivo tremendo...
    Por un lado descubrí que viajar en solitario tiene su encanto, pero puede convertirse en un calvario si las cosas salen mal... o rematadamente mal... viajar en compañía de alguien hace no solo el viaje más ameno, también hace que cuando surjan las complicaciones, siempre haya alguien más que pueda aportar su experiencia... siempre digo que dos cerebros piensan más que uno solo.
    No es que tras este viaje le cogiera miedo a viajar en solitarios... de hecho, este Julio pasado tenía idea de volver a viajar a Murcia en solitario... pero con otro planteamiento de ruta... más carretera y menos pistas forestales por monte... si algo aprendí, es que, la aventura está bien... hasta cierto punto... aventurarse por zonas montañosas si conocerlas... no es moco de pavo, uno no puede tirarse al monte sin un mínimo de información fiable.
    Por ésto que comentas tú principalmente, es por lo que siempre digo que viajar en eléctrica condiciona el viaje, pues esta forma de viajar te hace dependiente de la e-bici, mientras que si viajas en bicicleta muscular, solo dependerás de las muchas o pocas ganas que tengas de pedalear, o de lo fuerte o cansado que te encuentres... pero en una e-bici puede pasar de todo... incluso cosas desagradables... aunque afortunadamente éstas últimas son las menos... no hay tampoco que olvidarse de ello.
    Si me preguntaran si es o no recomendable viajar en eléctrica, mi respuesta es tajante... SÍ QUE LO RECOMIENDO, pero con matices...
    Viajar en bicicleta eléctrica aporta una seguridad pasmosa a la hora de enfrentarte a terrenos complicados, o cuestas difíciles por su inclinación... Sentir que la bicicleta empuja para arriba, sin la sensación de que te vayas a quedar clavado en cualquier momento... eso es seguridad.
    Poder disponer de potencia extra para rodar a velocidades elevadas cuando se te presenta un imprevisto... por ejemplo, meteorológico... viento, lluvia, etc. O cuando te ves inmerso en medio del tráfico rodado de una gran urbe por la que tienes que ciclar, el que puedas lanzar la bici entre los coches, al salir de parado... yo descubrí que bi e-bici era mucho más rápida que los coches al abrirse los semáforos... salia de ellos como si fuera sobre un cohete... arrancaba al mismo tiempo que los coches, pero lograba distanciarme de ellos unos metros muy valiosos en los que poder alcanzar una velocidad lo suficientemente segura como para rodar a la velocidad del tráfico... eso aporta una tremenda seguridad también, el no estar pendiente de si te van a arrollar al salir del semáforo... que hay cada cabestro al volante... todo ésto son ventajas claras de la e-bici... peroooo, tiene su lado negativo, el viajar en eléctrica... y uno de ellos es precisamente ese, el que tiempo después descubrí... ¿ por qué se me apagó el motor en medio del monte ?... el motivo no fue otro que el desbalanceo fortuito de las celdas de la batería... sí, si uno tiene una e-bici combine saber que si se somete a la bicicleta... o más bien a la batería, a una sobredescarga intensiva y... podría decir.. repentina de las celdas, el BMS, que es el controlador interno de una batería, el cual se encarga de controlar, entre otras cosas, que todas las celdas se vayan descargando por igual; no tiene tiempo de regular dicha descarga masiva de energía, por lo que al detectar que las celdas se están desbalanceando apresuradamente, decide cortar la descarga de energía para poder rebalancear las celdas, ya que de lo contrario, puede estropearse la batería... y eso es, ni más ni menos, lo que a mi me sucedió en medio de El Boquerón... al tirar indiscriminadamente del acelerador en aquellas duras cuestas, y siendo éste un instrumento que obligaba a mi batería a realizar una masiva descarga de energía... más bien debida a un cúmulo de circunstancias puntuales que obligaron al BMS de mi batería a cortar el suministro de energía al motor para autoproteger la integridad de las celdas, y con ello, poder rebalancear éstas... esta operación lleva un tiempo, no es inmediata, y se alargará más o menos en el tiempo dependiendo del grado de desbalanceo que haya sufrido las celdas... por eso no se encendía la batería en las varias ocasiones en que insistí en ello... solo volvió a encender cuando el BMS de la batería consideró que las celdas ya estaban balanceadas, y la batearía estaba disponible para seguir con la descarga... Todo ésto me sirvió también para saber que el acelerador, en una e-bici, es bueno, pero usado con cabeza... y sin abusar je je je... no lo he vuelto a usar desde éste día, aunque lo suelo llevar encima, pues es un instrumento tremendamente útil en determinadas situaciones, ya que si por alguna razón me viera impedido para seguir pedaleando, el acelerador me permitiría desplazarme sobre la bicicleta sin necesidad de pedalear.


    Publicado hace 3 años #
  26. Casualmente y dado que temporalmente la web donde tengo publicados los viajes fallaba me animé a realizar un blog...

    Justamente estaba estos días viendo mi primera transpirenaica... En el 2009... Y recordaba tramos en los que además lo explico... 
    Pie a tierra y a empujar... 
    No era posible pedalear... Eso tengas la bici que tengas debe de ser una opción si o si

    Publicado hace 3 años #
  27. slow dice: Casualmente y dado que temporalmente la web donde tengo publicados los viajes fallaba me animé a realizar un blog...

    Justamente estaba estos días viendo mi primera transpirenaica... En el 2009... Y recordaba tramos en los que además lo explico... 
    Pie a tierra y a empujar... 
    No era posible pedalear... Eso tengas la bici que tengas debe de ser una opción si o si

    ... Slow... la técnica del empujabike no será capaz de desterrarala ni la mejor de las E-bicis... ojala los coches, cuando te dejan tirados en media de la nada, fueran tan fáciles de empujar como lo son las bicis

    Publicado hace 3 años #
  28. Con los coches no podrás llegar nunca donde llegarás con la bici...

    Vamos para Almansa y su castillo

    Publicado hace 3 años #
  29. Os pido disculpas a todos... y a Slow en particular, que es quien me ha recordado que aún no había terminado esta crónica... pero uno, que es un poco ( bastante ) despistado... ni acordarme de que aún no la había terminado... en fin, proseguimos... ya solo quedan dos jornadas

    Publicado hace 3 años #
  30. Octavo día, de Jalance a Caudete
    24-08-2017

    Menudo atracón me pegué en el desayuno... faltaría más, después de lo que me costó la habitación... solo para dormir... y encima llegué tan tarde al hotel que no tuve ni tiempo para pasarme a visitar la piscina, así que algo me desquité en el desayuno... casi arraso con todo el buffette je je je.
    Antes de volver las alforjas al portabultos de mi Mercury ( no, no es un coche norteamericano ), decido salir al mirador que hay en la parte posterior del hotel, desde donde hay unas vistas estupendas de todo el valle de Cofrentes... y de " La Vaporeta "... las torres de refrigeración de la central nuclear.


    Vuelvo de nuevo a ponerme en marcha, pero al poco del inicio me veo obligado a apartarme a un lado de la avenida, la rueda trasera la llevo floja de presión... ayer, entre lo cansado que llegué, y lo tarde que se me hizo, no reparé en comprobar la presión de las ruedas... llevo las ruedas tubelizadas, y eso quiere decir que he de revisar la presión de aire, al menos cada dos días... y ayer ni me acordé... me toca darle a la bomba... ya pararé en una gasolinera para meterle la presión correcta a cada rueda.
    De nuevo en la avenida, decido que antes de marcharme he de despedirme de la buena mujer que ayer tan amablemente me atendió.
    No tengo que esperar mucho, al llegar a la puerta del ex-albergue, estaba sumida en una conversación animada con otra persona. Paro junto a la acera, y espero pacientemente a que termine para poder despedirme de ella.
    No tarda mucho en cortar la conversación tras verme, dedicándome unos minutos de charla amena.
    Hablamos de cosas banales, sin importancia, pero a pesar de ello, la conversación fue agradable.
    Tras despedirme, y agradecerle la atención que me prestó. Ella me deseó un buen viaje... y como si fuera mi madre... " lleva mucho cuidado por esas carreteras "... que gran mujer... no por esto último, sino por como se comportó conmigo sin conocerme de nada... toda una SEÑORA.
    Recorro tranquilamente la avenida principal del pueblo, la cual atraviesa de un extremo al otro, mientras voy observando el fluir de los lugareños... voy sin prisa, disfrutando como un mero observador.
    Por fin alcanzo la Nacional N-330, pero es lo mismo de siempre... buen asfalto, arcén ancho y limpio, pocos coches, y los que hay... respetuosos... es que hasta ahora no me he sentido amenazado por los coches, desde que salí de casa, así da gusto viajar en bici por carretera... claro, eso no quita que yo también deba de ser respetuoso, intento rodar siempre por el arcén, incluso me desplazo hacia el extremo exterior para así ganarme unos centímetros de separación de más, a la ya de por sí amplia distancia que me iban dejando los coches.
    El entorno que me rodea es montañoso, a mi izquierda, y en la lejanía, puedo recrearme en los cortados que forman el conocido como " Cinto Cabra "... es la parte oeste de la conocida como Muela de Cortes... por allá arriba se encuentra Cortes de Pallás, y la inmensa Balsa de Cortes, considerada la mayor central de bombeo de Europa.
    Una mañana agradable, con una temperatura vespertina muy agradable también, una carretera amable con ligera tendencia descendente y la escasa circulación de vehículos, me animan a rodar a buen ritmo, mientras el Bafang sigue ahí abajo, dormitando, a la espera de entrar en servicio.
    Los kilómetros va cayendo casi sin darme cuenta, estoy avanzando deprisa, y eso me anima a mantener una buena cadencia.
    Atravieso Jalafuel, ni me detengo, hoy quiero intenta avanzar lo más posible, pues si le puedo arañar un día al plan de ruta, eso compensaría el que " perdí " en Casas Ibáñez, y con el que no contaba. No es que vaya justo de días, pero quiero pasar unos días en casa, En San Pedro, me gustaría recuperarme físicamente un poco antes de regresar a Fuenlabrada en coche, con la familia.


    Alcanzo Teresa de Cofrentes, y decido adentrarme en este pueblo, llevo solo dos botellas llenas de agua, que he rellenado con agua embotellada que compré en el bar del Hotel, pero llevo vacios los dos termos y el bidón de 700ml que ya casi ha caído.
    Dentro del pueblo, una placita me ofrece su fuente de agua frecas... ofrecimiento que no desprecio, y donde relleno el resto de recipientes.
    Abandono Teresa de Cofrentes por una estrecha carretera local, la cual me conduce, tras cruzar una rambla, a sumergirme en campos y más campos de labranza.


    Voy dirección a Ayora, municipio que, desde la distancia ya empieza a dejarse ver.
    Ayora se presenta ante mi con una bonita estampa matutina.


    Callejeo por sus calles, dirigiendo mis rodadas hacia las inmediaciones del castillo, al cual decidí no visitar, con la intención de tomar por otra estrecha carreterilla local que, al igual que la que me trajera hasta el pueblo, me llevará entre tierras de labranza hasta volver a enlazar con la N-330.
    La mañana ya hace rato que se ha despabilado, y el sol ya lleva un rato también haciendo lo que mejor se le da... abrasar todo lo que pilla a su paso, incluida la nacional a la que me he incorporado.
    Vuelve la molestia en mi pie derecho, el cual me pide imperiosamente que me detenga y le de un repaso a la cala... el pie parece como si me ardiera dentro del zapato... es una sensación bastante dolorosa, por lo que busco desesperadamente un lugar a la sombra donde poder apartarme para recolocar la cala, y de paso, echarme un poco de agua en ese pie, haber si consigo mitigar ese dolor y ese fuego que me va quemando la planta del pie, a la altura de los dedos.
    Casas de Madrona, así se llama el pequeñísimo poblado de apenas 5 o 6 casas, en el que encontré esa oportunidad, o mejor dicho, ese apartadero donde apagar el incendio que ya me estaba abrasando la planta del pie.
    Una de las casas, al borde mismo de la carretera, junto a la cual había un hermoso y bien fornido árbol, me sirven de apartadero, donde inicio con urgencia las maniobras de extinción, y de paso, recolocación de la cala.
    Al otro lado de la casa, un pequeño manzano olvidado, accesible desde todos lados, había derramado sus preciosos frutos por el suelo, la mayor parte de ellos ya estaban podridos, pero aún aguantaban el tipo cuatro pequeñas manzanas, las cuales me dieron lástima de que se echaran a perder igual que sus difuntas hermanas... y antes de que se las comieran los pajaritos... me las agencié... no había nadie a quien pedirle permiso, la casa estaba cerrada... he de reconocer que esas cuatro manzanitas me supieron a gloria bendita.
    Vuelta a la nacional, la molestia se me ha quedado latente en la planta del pie, pero tras haber movido un poco la cala, ahora se me hace mucho más llevadero... al menos ya no me tendré que preocupar en llamar a los bomberos el resto del viaje.
    La nacional es cómoda, me permite avanzar deprisa, pero también es muy aburrida, una inmensa recta se despliega ante mi hasta alcanzar Almansa, donde muere la nacional.
    El primer edificio con el que me topo al entrar en Almansa es el Hotel*** Encasa, el cual ya llevaba previsto en mi repertorio de waypoint del Garmin. Al lado, una gasolinera me ofrece poder darle un más que merecido y necesario lavado integral a mi Mercury ( no, no es un coche yankee ), la pobre no ha visto el agua desde Aranjuez, y la suciedad se acumula por todos los rincones del cuadro, y ya ni digamos la que porta la trasmisión... la bici da asquito verla.
    Una hora de lavado y engrasado, ese ha sido el homenaje que le he brindado, La bicicleta parece recién sacada de la tienda... que gustazo da ver la bicicleta tan limpita.
    Me adentro en Almansa callejeando, hasta que llego a una zona donde las calles son peatonales... en una de ellas, C/ Colón, una pequeña terraza a la sombra, es la candidata ideal para detenerme a comer, ya son cerca de las 14:00, y lo que me queda más allá de Almansa dudo que me vaya a ofrecer otra oportunidad para el " papeo ".
    Tras la comida, retomo los mandos de mi bicicleta, para alcanzar la comarcal CM-3220, otra carretera de la misma índole que las anteriores... poco transitada, buen asfalto... buen arcén... lo de siempre... una aburrida carretera.
    Tras unos kilómetros alcanzo un desvío a la derecha, por el cual tomo con la idea de acercarme a una gasolinera que hay tras unas naves, en ella hago acopio de agua y compruebo la presión de los neumáticos.
    Arribo al dispensador de aire, y descubro que solo existe la manguera... no hay " pistola "... ni tan siquiera la típica bocacha metálica para enganchar a la válvula de la rueda... solo manguera y un pitorro metálico en su extremo... el cual no tiene pinta de poder engancharse a nada... o al menos a nada que se le parezca a una válvula de rueda... " vaya, se han cargado el dispensador de aire "... con resignación arrastro mi pesada bicicleta hasta la entrada a la tienda de la gasolinera.
    Compro algo de agua y algo para picar... pero no me puedo reprimir, se lo tenía que decir al gasolinero... " el dispensador de aire está roto ".
    El hombre, que me estaba cobrando la compra, se me queda mirando... " no, no está roto, lo que pasa es que la pistola solo la entregamos a los clientes, pues si la dejamos puesta, la gente se la termina cargando, o la dejan tirada por el suelo "
    Mientras me daba las oportunas explicaciones, echó mano debajo del mostrador, y de allí saco una flamante pistola con su correspondiente manómetro... y su bocacha para válvula.
    De la empuñadura salía un trozo de manguera... igualita a la del dispensador... y con otro pitorro metálico... ahora lo entendí, se trataba de un empalmador macho-hembra... de esa manera se podía poner y quitar la pistola... chicos listos.
    " me tienes que dejar el DNI, o algo de valor... es porque ya nos han robado una ¿ sabes ? "... me quedo un poco a cuadros... pero termino entendiedolo... hay mucho " energúmeno " suelto por el mundo.
    Saco el DNI de la cartera y se lo entrego, a cambio él me entrega la pistola... " cuando termines, desengancha la pistola y me la debuelves, y yo te devolveré tu DNI "
    ... Vaya tela... y todo para medir la presión de dos rudas de bici... manda web
    Unos minutos después, la carretera que me ha traído hasta la gasolinera, y por la cual he proseguido, se vuelve camino, ancho y con un firme suficiente para rodar in problemas.
    Este nuevo camino, en bastante buen estado, me llevará a rodar junto a la A-3.
    Llego a una bifurcación, en ella, de primeras decido seguir de frente, paralelo a la autovía, pero tras un buen trecho, descubro que el camino se termina en medio de la nada... me toca retornar a la bifurcación, donde tomaré el camino que me sale a la izquierda ( será el de la derecha según se llega a la bifurcación desde la gasolinera ).
    Tras salvar unas solitarias vías de tren, un nuevo camino, que ahora corre paralelo a las vías, se vuelve más estrecho y un poco más carretero, pero se puede ciclar ligero por él.
    Mientras ruedo por estos camino, no dejo de mirar los altos montes que me van quedando a la derecha,  en realidad, este camino es la mejor alternativa que encontré para evitar atravesarlos por aquellas alturas... ya he tenido una buena sobredosis de monte en las jornadas anteriores, y no llevo el cuerpo para más " jotas monteras ".
    El camino es tórrido y polvoriento, las aburridas vías de tren no hacen más que vigilarme, no tienen nada mejor que hacer, mientras intento escapar de ellas lo más rápido que puedo.
    Por fin llego a un punto donde se olvidan de mi, pero cediendo el testigo nuevamente a la autovía.
    Por fin la cosa se endulza, el camino ha madurado y se ha convertido en calzada asfaltada, pero la autovía sigue sin perderme de vista.
    Un poco más adelante, la calzada me lleva a pasar al otro lado de la autovía, y otro camino lleno de arenilla y gravilla, me invita a seguir su trazado... bueno, más bien es mi fiel escudero, el Garmin, quien me invita a desviarme por este nuevo camino.
    Tras pasar por un par de pasos inferiores, los cuales me han permitido salvar dos línea férreas, alcanzo la minúscula población de La Encina, también conocida como Estación de La Encina, se trata de dos o tres calles muy largas y paralelas a las vías de tren, en cuyas casas parece ser que viven ( o vivían ), los operarios de mantenimiento de las líneas férreas que por esta parte se entrecruzan.
    Al poco de acceder a sus plácidas calles, un pequeño bar, el cual ya llevaba programado en el Garmin, escondido dentro del portal de una vivienda, me sirve de escusa para realizar una nueva parada.
    En esta ocasión, la parada es por capricho, una lata de cola, un par de polos de hielo... y una pequeña bolsita de gominolas para endulzarme el camino.
    Tras dar cuenta del refresco y los dos helados... prosigo, pero sin dejar muy lejos de mi alcance esas jugosas gominolas que me van a amenizar lo que me queda de jornada... glucosa a espuertas " pal cuerpo ".
    Dejo atrás La Encina por una estrecha carretera, la cual, tras llevarme a cruzar nuevamente al otro lado de las vías y de la autovía, se adentra en tierras de labranza.
    Serpenteando entre los extensos cultivos, y en la distancia, va apareciendo mi destino final del día... Caudete.
    Entro al pueblo por una avenida larga y sin apenas vida, en la pantalla del Garmin aparece el waypoint del hostal donde tengo hecha la reserva... no he de ir muy lejos, el hostal se encuentra un poco más allá del final de la deshabitada avenida.
    Unos minutos después estaba descargando los bártulos de mi Mercury ( no, no es un carro pinche gringo ), mi fiel compañera de viaje, que hasta aquí, no ha dado ni un lastimero lamento... y mira que ha tenido motivos para darlos.
    Aparco la bici en la misma puerta del bar, y voy amontonando, al otro lado de la cristalera, todo los bártulos... tengo que dar varios viajes. Cuando por fin termino de meter cosas en el bar, descubro que la gente que hay dentro no ha dejado de mirarme... supongo que algo sorprendida ante la cantidad de cosas que acarreo. No puedo evitarlo, y bajo la mirada a la montonera que he formado junto a la cristalera y... hasta yo me sorprendo... sí, es verdad, parece que acabo de descargar un camión de mudanzas... la leche, la cantidad de cosas que llevo encima... es curioso, pero hasta ahora no me había parado a pensarlo je je je
    Le dueña del bar es la que me recibe... ya estaba al tanto de mi llegada, pues había hecho la reserva de la habitación en la parada que hice en La Encina.
    Me pide el DNI para registrar mi entrada en el hostal, mientras, un chaval con edad para reventarse las espinillas, me guia hasta el lugar en el que podré guardar mi montura... un garaje particular que tienen los dueños, justo en frente del bar.
    30 pavos me pide la mujer, tras arribar nuevamente a la barra... " en el precio entra la habitación y el desayuno "... y el resto de la cantinela, ya familiar... " ... la habitación tienes que dejarla antes de las doce... y tal y tal ".
    Tras soltar los billetes, y la dueña ponerlos a buen recaudo, sale de la barra... " sígueme "... y allá voy yo, como un fiel pollito tras mamá gallina... cargado hasta las orejas con " la mudanza ".
    Al otro extremo del bar, que no deja de parecerse a cualquier bar de cualquier barrio, donde los parroquianos se conocen desde tiempo inmemorial, la mujer abre de par en par una puerta acristalada de aluminio, tras ella... una boca de lobo en la cual la dueña se adentra con total seguridad, pero a mi me da la sensación de que me voy a adentrar en el inframundo... no se ve ni un pijo.
    De repente se hace la luz... bueno, más bien la dueña sabía donde estaba el pulsador.
    Ante nosotros se despliega una empinada, estrecha e infinita hilera de escalones... al menos esa fue la sensación que me dio, acarreando todos los bártulos... menos mal que he podido dejar la bici en ese garaje, pensaba mientras iba subiendo la hilera interminable de peldaños. Mi casera me guía por ellas, indicándome donde se ubican los pulsadores que llenan de luz la larga y empinada escalera.
    Por fín alcanzamos el final de la escalera ( joer, suena un poco tétrico ¿ no ? je je je ), en el rellano donde desemboca, lo que encuentro es un conjunto de puertas de madera, todas ellas me inspiran confianza, ya que son de nueva instalación... el hostal ha sido reformado, algo que desde la calle no se aprecia. Por cierto, la dueña vive dos puertas más allá de la que me ha asignado a mi... me lo dijo ella... y eso me puso un poquitico nervioso... estaba a tido de dos puertas... y ella tiene llave maestra... que enrevesada puede llegar a ser la mente... me la imaginé por un momento adentrándose en mi habitación a altas horas de la noche... no, no seáis mal pensado, que la buena señora no era, pero para nada, mi tipo de mujer... intenté apartar aquellas horrorosas imágenes de mi cabeza... aquello no podía ocurrir... eso sería como recalar en el infierno, por favor.
    La casera saca de su bolsillo un triste y aburrido llavero de plástico, el cual acompaña a la solitaria llave cromada. Introduce la lleve en la cerradura de la primera puerta que encontramos al alcanzar el descansillo. Al abrirse la puerta, me viene a la memoria la primera noche de esta aventura... " ¿ otra vez Tarancón ? "... la estancia es muy parecida a aquella... pequeña... pero resultona... si habéis visto la película de " El Cubo "... os podréis hacer una... creo que perfecta idea de lo que era aquella habitación.
    Entramos en la habitación, y me muestra todo lo que contiene... mueble, aparato de A/A, como funciona la televisión... y el baño. Tras ello, me hace entrega de la lleva, y cierra tras de sí, me quedo solo dentro de aquel... cubo... me siento como un pez en una pecera... no puedo evitar acordarme de aquella mítica película de " terror " El Cubo... por momentos pienso que en cualquier momento se va a abrir alguno de sus lados y va a aparecer alguien... o va a ocurrir algo " raro ", como ocurría en la película.
    La habitación es pequeñita, como digo, con forma de cubo, el único mueble, es idéntico al de la habitación de Tarancón... " ¿ lo habrán comprado en el mismo sitio ?... el Ikea se está haciendo de oro con los hosteleros castellanomanchegos je je je ".
    Me llama la atención que el cubo no tiene ventanas... mal asunto, hoy no podré hacer colada, no hay donde secar la ropa....
    Me tumbo sobre la cama, y al mirar al techo reparo en una pequeña ventanita que allí arriba me saluda... " vaya, sí que hay ventana ". Me quedo mirándola, comiéndome la cabeza, buscando la manera de improvisar un tendedero lo más cerca posible de la ventanita... pero no hay nada a lo que poder enganchar la cuerda de tender... así que hoy me quedo sin colada.
    Otra cosa que me reconcome es cómo diantres se podrá abrir esa ventanilla de buque... y cuanto aire dejaría entrar en la habitación... no encuentro la forma de poder abrirla, pues está allá arriba, y no tengo forma de alcanzarla... ni tan siquiera subiéndome a la cama.
    Hay varios pulsadores en la pared, y descubro que uno de ellos acciona un mecanismo eléctrico que levanta la ventanita, permitiendo que entre " algo " de aire y luz del exterior... un exterior que da a un patio de luces... o eso me pareció a mi, pues la ventanilla no dejaba ver mucho de lo que hubiera al otro lado.
    Tumbado en la cama hago un fugaz repaso a la estancia... la verdad es que, dentro de lo que cabe, para pasar la noche no está mal, total, para eso es.
    Al menos tiene aire acondicionado... que más me vale que lo deje funcionando toda la noche si no quiero morir de calor dentro del cubo... al menos dormiré fresquito.
    El cubo está coquetamente remodelado, se nota que el hostal está regentado por féminas.
    La cama, de matrimonio, es muy cómoda, pero lo que más me ha llamado la atención es que las sábanas son de un color verde manzana muy llamativo, combinadas en dos tonalidades, la bajera es del mismo color, pero la encimera tiene un reborde negro. Lo curioso es que el conjunto hace juego con el cabecero, también a dos colores... sí, verde manzana y negro... pero lo verdaderamente curioso... es que las sábanas son... ¿ de seda ?... no creo, lo que está claro es que no son las típicas sábanas de algodón.
    El pequeño baño está también reformado con gusto, la ducha me permitirá darme un largo homenaje.
    La verdad es que, en conjunto, el cubo no está mal, si no fuera por la... casi, ausencia de ventanas, pero está todo muy limpio y bien cuidado.
    La cena la hago en el propio restaurante... la verdad es que  ceno muy bien, la cocinera hace unas albóndigas de chuparse los dedos.
    Con el buche lleno, me recojo al cubo... esta noche dormiré como un lirón... con la venia del señor LG, claro.




    Adjunto

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    Publicado hace 3 años #