Yo los conocí de casualidad buscando un transportín retro para mi bici. Más que al ahorro lo enfoqué a darle un toque especial a la bici, y la cosa funcionó; me gustó tanto que no se lo he quitado desde entonces.
En cuanto a la fiabilidad, pues he transportado en él desde alforjas llenas hasta los topes por caminos pedregosos, hasta ordenadores completos sujetos con pulpos (por cosa de mi trabajo). Incluso una vez hice la locura de llevar una persona sentada, y el transportín ni se movió. Creo que es más resistente que un transportín comercial normal y corriente.
Gracias a ello conocí también la comunidad de Bicicrítica, y ahora visito los talleres críticos casi todas las semanas, para reparar cosas de la bici o simplemente echar una mano o charlar un rato.