Y por fin cayó la Vía Verde de Tortosa a Alcañiz (Baix Ebre - Terra Alta - Matarranya - Valdezafán).
El lunes emprendí la marcha por la Via verde, sin prisas porque no habiendo grandes desniveles, tenía todo el día por delante para cubrir tranquila y relajadamente los cien kilómetros sin tráfico a motor, pudiendo disfrutar del paisaje y de la compañía fugaz de zorros, ardillas, buitres, rapaces y cigüeñas y la no menos fugaz de dos jóvenes rubias en bikini que me cruzé en Valdetormo, que debían pensar que 14°C, bajando, era el verano.
En sentido Norte, la ruta pega en subida y cargado como iba, con ropa para lluvia y todo, en muchos tramos no superaba los 13 km/h, pero el reloj no era un problema. La posible monotonía de la Vía verde, queda compensada por la confianza y el abandono con que se puede rodar pero todo cansa y los últimos 40km, desde Torre del Comte, los hice por carreteras locales sin tráfico, entre olivos y almendros en flor, eso sí, con curvas y recurvas y subeybajas sin tregua, pero precioso. En Valdealgorfa aproveché para visitar las pinturas rupestres de Val del Charco del Agua Amarga, desviándome un poco de la ruta.
Una vez en Alcañiz, foto obligada en la plaza Mayor con mi negra y a buscar el Hostal Los Calatravos, el más barato de la ciudad (20€ dormir y desayunar) acogedor, limpio y muy amables. Aún me dieron de comer, un poco tarde, en el vecino Mesón Santa Bárbara, un menú opíparo a 10€. Ambos en el Paseo Andrade, en la otra orilla del Guadalope.
La tarde la dediqué a hacer turismo por el centro histórico (y empinado) y a localizar le entrada a la Vía Verde, para no perder tiempo al día siguiente y la encontré a pocos metros, en la misma calle del Hostal.
El martes, dormido y desayunado, emprendí la bajada cuesta arriba, y por la Vía sin asfaltar. Hasta Valdealgorfa es compartida con vehículos a motor y me llevé un buen susto al cruzarme con un tractor enorme dentro de un túnel, sin iluminación claro, salvo sus faros y el mío. Pero para túneles el de Valdealgorfa, que con sus más de 2 km en linea recta, es atravesado por el sol naciente en los equinoccios de primavera y de otoño y para darle más épica al asunto, estaba lleno de barro. Por suerte hay rejas en los extremos que impiden el paso de coches y tractores.
Curiosamente, paré a desayunar mis 20' de bocata, a las tres horas de haber salido y en el mismo lugar, el área recreativa de Arnes, dónde paré a la subida.
A partir de Valderrobles se suaviza la pendiente y desde Horta de Sant Joan hasta el Ebro es clara bajada, coincidiendo con la zona dónde hay más tuneles, con curvas y algunos con el firme en mal estado y sin luz. Hay que ir con cuidado y no embalarse demasiado.
Esta vez no dejé la Vía hasta Tortosa, bueno, algun escape para recortar ya cerca de casa porque tenía que llegar a comer a una hora normal.
Una escapada muy recomendable y muy accesible para cualquier estado de forma y que permite variantes muy interesantes. Por cierto, en Semana Santa los tambores resuenan por todo el Bajo Aragón y el Matarranya y el ambientazo está asegurado.
Podeis ver algunas fotos en mi facebook.