Con motivo de que mi Santa y yo hemos cumplido los cincuenta tacos decidimos regalarnos un viajecito por Holanda. Encontré unos pasajes en un vuelo directo desde Girona hasta Amsterdam. Son varias las compañías que operan desde el aeropuerto de la Costa Brava y, a menudo, se encuentran mejores ofertas que saliendo de BCN El Prat. Nosotros vamos con Transavia, que viene a ser como la compañía Low Cost de KLM.
Del 13 al 15 de Agosto. Amsterdam
El plan es pasar 3 dias en Amsterdam y cinco rulando por la provincia de Noord Holland. He encontrado una oferta para pasar una noche en el hotel CitizenM, que es un curioso hotel situado en una zona de negocios pero que tiene algunos aspectos singulares: La cama mide 2 x 2 metros (exactamente eso), cada habitación tiene una ventana mural (de pared a pared y del techo al suelo), puedes elegir el color de la iluminación de tu habitación, la ducha es panorámica (quiero decir que mientras te duchas se te ve todo, todo...), etc, etc... Todo muy chic y muy de diseño. Aquí pasamos la primera noche. Y el resto en un B&B que regenta la Sra. Colette en el barrio de Landsmeer, al norte de la capital (35eur persona y dia).
Moverse por Amsterdam. O bién vas en bici o bién tomas el transporte público. En este último caso te ahorras un dineral si compras un abono por los dias que vas a estar ahí. El billete sencillo cuesta 2.70eur. Tambien te ahorras un dineral si compras la targeta Museum Card. Con ella entras grátis en TODOS los museos de Holanda y sirve para un año. En nuestro caso: Casa Museo Ana Frank, Museo Van Gohg, Rijksmuseum, Museo del Diamante, Casa Museo de Rembrandt, Museo de la Cerveza en Alkmaar y Aviodrome en Lelystaad. Para que veais que hacemos culturita cuando viajamos por ahí... Con esa targeta te evitas también toda la cola, que en algunos museos es considerable.
Amsterdam merece un callejeo intenso: Las casas de ladrillo, las tiendas coquetas y especializadas, los Coffeeshops, los puentes y los canales. Y como no, el barrio de la luz roja. Contratamos a un guia para la visita y nos comentó que aquello empezó porque las mujeres de los marinos se prostituían para mantener la economía doméstica durante esas larguísimas singladuras de sus maridos en alta mar. La señal era un farolillo rojo en la puerta. Todo esto fue cambiando. Y os puedo asegurar que actualmente, por lo que nosotros vimos, ninguna de las chicas que había contorneándose detrás de los escaparates y de las puertas acristaladas de las plantas bajas parecía ser la esposa de algun marino. Sorprende que en los pisos superiores residan famílias de un alto nivel adquisitivo y que en el barrio haya alguno de los mejores restaurantes de la ciudad.
Y bicis. Muchas bicis. Aparcamientos de bicis, bicis atadas a los puentes, bicis oxidadas... Excepto los crios y los cicloturistas extranjeros nadie lleva casco. Y la mayoría, mientras rula, habla por el móvil o escucha música con los auriculares. Se ven ejecutivos en bici, espigadas muchachas (aquí el “efecto palomita” causado por la ingesta masiva de mantequilla no tiene el mismo resultado devastador que se produce con las chicas alemanas), estudiantes y amas de casa.
La mayoría de las bicis son tipo “holanda”, con cuadro de hierro, llantas de hierro, manillar de hierro, horquilla de hierro... vamos, un verdadero HIERRO. Llegan a pesar 25kg! Son cómodas porque vas erguido y con los brazos muy relajados. Nosotros alquilamos un par de esas en BikeCity. Las nuestras tienen tres marchas con un cambio Nexus de buje interno. Y frenos accionados con las manos (lo más corriente aquí es el freno a contrapedal)Y empezamos la ruta.
16 de Agosto. Landsmeer(Amsterdam) – Alkmaar.
Dejamos la casa de la Sra. Colette y partimos para Alkmaar. Para los dias de ruta hemos previsto dormir alojados en las casas de los “Amigos de las Bicicletas” (se pronuncia algo así como “frimen of de fids”) Aunque se deba de pagar un poco (19eur por persona y noche) se puede considerar que te alojan como un acto voluntario y solidario. Con lo que cuestan las cosas en Holanda, esos 19eur no sirven para ganarse la vida. Y sí que, en cierta forma, cubren los gastos que ocasiona tu estancia. Es importante entender eso y corresponder, en la forma que uno considere conveniente, las atenciones de nuestros anfitriones.
El dia es soleado. La tempertura perfecta y empezamos a rodar. En unas 4 horas llegamos a Alkmaar. Creo que es el dia que Carme, mi santa, ha hecho más kilómetros en bici. Anda un poco mosqueada porque por el camino nos han avanzado algunos abueletes. Algunos hasta iban con las alforjas bien cargadas con la compra y nos sobrepasaban a toda máquina.
En Alkmaar nos hospedamos en la casa de Alexandra y Cees. Son una pareja muy divertida. A lo largo de la velada nos cuentan que van a visitar Barcelona. Aprovechamos para ofrecerles cobijo en el piso donde vive nuestra hija. Alexandra y Cees nos invitan a dar una vuelta en barca por los canales de Alkmaar y nos advierten de que lo del mercado de quesos es todo un montaje para atraer el turismo. Cees incluso opina que los quesos son “fakes”, que deben ser de yeso o madera, y que cada semana se “tratan y venden” los mismos quesos falsos en el mercado. Dedicamos 15 minutos al mercado de los quesos y un tiempo más generoso al museo de la cerveza de Alkmaar.
17 de Agosto. Alkmaar – Enkhuizen.
Primero, un poco de holandés para no enterados (como nosotros): Donde veais “ui” se debe pronunciar “ai”. O sea que la pronunciación correcta del nombre del holandés volador Johan Cruiff debería sonar como “Craif”. Y lo de Enkhuizen suena como “Encaissen”.
Segundo, un poco de rutas y carriles bici. En Holanda hay mogollón de carriles bici. Todos señalizados. También está indicado en que tramos el carril se comparte con los automóviles y en cuales es de uso exclusivo para ciclistas. Todos esos carriles bicis se conectan en unos nodos numerados y perfectamente señalizados. En cada nodo está indicada la dirección que debes tomar para encontrar el nodo siguiente. Estos nodos también están señalizados en los mapas. Otra cuestión son las rutas LF. Estas son rutas de larga distancia (entre 70 y 350km) que permiten VIAJAR de una parte de Holanda a otra, en bici, de manera segura. También están perfectamente indicadas.
A la vista de Enkhuizen paramos a tomar un cafetito en una terraza. Aquí se dan cuenta al segundo de que eres un turista (seguramente porque llevas el casco). Así que enseguida se interesan por tu viaje. Charlamos un ratito con unos abueletes. Y nos muestran algo que acaba tranquilizando a Carme: La mayoría de las bicicletas que usan los seniors son eléctricas. Algunos modelos son realmente discretos. La batería y el cargador se amaga en una alforja. Y el motor no aparenta ser más grande que los típicos cambios de buje interno con freno a contrapedal, o bíen se ubica en la rueda delantera con un tamaño parecido a las dínamos de buje. Como que son de pedaleo asistido, el abuelito tiene que seguir pedaleando y el motor sólo ayuda. La diferencia está en que supera sin problemas y a gran velocidad esas pequeñas rampas de los puentes.
Empieza la ola de calor. Y llegamos a Enkhuizen quemaditos por el sol. Nos rebozamos de aftersun para poder pasar la noche sin picores. En Enkhuizen dormimos en casa de la Sra. Gina Bouw, una abuelita retirada que hace 25 años, 25, que acoje ciclistas en su casa! Cuida de sus nietos, de los crios de sus vecinos y acompaña a los moribundos. En su vida activa fue infermera y pasó muchos años trabajando en Escocia. Los sábados por la noche no acoje a nadie en su casa porque el domingo por la mañana, tempranito, va a misa. Es protestante. Y afirma que la religión de cada cual no importa, porque para todos hay el mismo Dios.
18 de Agosto. Enkhuizen – Lelystad.
Enkhuizen y Lelystad son dos localidades separadas por el mar. Y para cruzarlo hay un dique de 25km. Ese dique se contruyó entre el 1957 y el 1975. Forma parte de esas obras sorprendentes que han permitido a los holandeses ganar terreno al mar. Lelystad es uno de esos territorios. Todo es nuevo. La ciudad tiene 50 años de antiguedad. Y como buenos holandeses, todo está previsto y planeado. La ciudad lleva el nombre del arquitecto que lo planeó todo. Como ejemplo explico que las escuelas están situadas a una distancia que permite a los alumnos ir a clase en bicicleta. Durante toda la ruta mi GPS indica alturas negativas. Hay mucha tierra holandesa bajo el nivel del mar. Uno de los puntos más bajos es el aeropuerto de Amsterdam a 6,5m bajo el nivel del mar.
En Lelystad no damos con nadie de los Amigos de las Bicicletas que pueda alojarnos. Tampoco hay sitio en los campings. Al final encuentro una habitación libre en el segundo B&B que pregunto. Está en las afueras. La rueda trasera de mi bici empieza a dar problemas porque la válvula no retiene bién el aire. Las válvulas holandesas son distintas de las Schrader o de las Presto. El obús se retira con suma facilidad. Pero no son compatibles con los compresores de las gasolineras, a menos que lleves un adaptador (al final compré uno). Llamo al Sr. Hans, propietario del B&B para avisarle que llegaré tarde, pues tengo que parar a menudo a hinchar la rueda. El se ofrece para ir a recogerme con su vehículo. Le digo que no es necesario, que ya llegaremos. Se nos hace de noche. El GPS se convierte en una herramienta imprescindible. Llevo la cartografia bajada de http://www.velomap.org. Son planos ruteables. Así que es suficiente con indicarle la dirección que buscas y te va guiando siempre por los carriles bici.
19 de Agosto. Lelystad.
Lelystad tiene un museo dedicado a la aviación: Aviodrome Todo el museo tiene una estética de aeropuerto. El personal que lo atiende va vestido como de auxiliar de vuelo. Las entradas se compran en lo que parece un punto de checkin. Carme se fija en que todo el personal es senior. Pasamos 3 horas largas mirando y, en la mayoria de casos, entrando en los aviones antiguos y modernos. Tienen algunas joyas aeronáuticas: El primer avión del genial ingeniero holandés Fokker, un Constellation y un Boeing 747. Todo muy real y muy didáctico. No se trata de maquetas, sino de verdaderos aviones. En muchos de ellos los motores todavía gotean restos de aceite. A la salida nos cuentan que el personal que atiende el museo es voluntario. Sólo les pagan un kilometraje si tienen que desplazarse. La mayoría son personas vinculadas a la aviación: Pilotos, personal de tierra, mecánicos, etc... sienten el museo como suyo y se desviven por explicarte los detalles de uno u otro avión. En un parque nos tumbamos en la hierba y nos quedamos, confiadamente, dormidos
Por la noche tengo una sorpresa para Carme. Hoy cenamos una comida tradicional holandesa cocinada ante nosotros. En efecto, hay una empresa que organiza cenas privadas en casa holandesas para que puedas probar la verdadera cocina del país. Pasamos las horas comentando los pescados que se comen en Holanda, la paulatina sustitución de la mantequilla por el aceite de oliva y sobre el cultivo de las fresas holandesas. Estamos en casa de la Señora Nellie. Ahora está retirada, pero cuando estaba en activo se dedicaba al alquiler de veleros de recreo por todo el mundo. Es muy viajada y vivaracha y nos habla de todo.
A medianoche cae una tormenta del copón. Nos levantamos para cerrar la ventana porque entra el agua.
20 de Agosto. Lelystad- Purmerend.
Nos comentan que el tramo de Lelystad hasta Amsterdam no es demasiado bonito. Así que tomamos el tren. Subir la bici al tren cuesta 6 euros, sea cual sea el trayecto. El billete se compra en las máquinas expendedoras que funcionan sólamente con monedas o con la targeta MAESTRO. Sólo las estaciones importantes tienen despacho de venta de billetes. Y, a veces, está situado en el Bar de la estación. En el tren coincidimos con mogollón de jóvenes pertrechados con mochilas y tiendas. Se les ve felices y con cara de haber dormido poco. Nos comentan que vienen de un festival de música (Lowland) y que se lo han pasado genial. Por Holanda se ven pocos jóvenes. La población está envejecida. Los crios que nacieron en el babyboom después de la segunda guerra mundial ahora tienen 60 años.
Bajamos del tren en Diemen, un poco antes de Amsterdam. Ahora nos dirigimos en bici hasta Volendam. Volendam es el centro turístico por excelencia de esta zona. El barrio del puerto está lleno de tiendas para turistas. Carme opina que no vale la pena comprar ahí; Que en Amsterdam hay más oferta y menos pongos “kitch” y cutrillos. Aún así compramos los souvenirs para la família. En la foto se ve el paquete, sujeto por unos elásticos, sobre mi alforja.
Antes de llegar a Volendam el camino pasa por preciosos pueblos que han crecido protegidos por los diques. Y de Volendam seguimos hasta Edam. Este es un pueblo muy bonito y pintoresco. La tarde es estupenda. Seguimos hasta Purmerend. Vamos a la casa de la Sra. Flora. A los diez minutos de llegar nos comenta que espera más visitas: “two ladies more”. Las ladies resultan ser dos viejecitas que viajan en bicicleta eléctrica por toda Holanda. Una es solterona, cargada de años. Y la otra está cargada de nietos, que viven en los USA y ya no hablan holandés como la abuelita. Nos muestran el funcionamiento de sus bicis eléctricas. Recorren diariamente unos 50km sin problemas. Y por la noche recargan las baterías para el dia siguiente. La señora Flora nos cuenta que existe una ruta, el camino de Pedro, Pieterpad, que cruza Holanda de cabo a rabo. Se puede hacer a pie o en bicicleta. Para este último caso habría de pensarse en debe una híbrida o una MTB. Puede ser interesante!
21 de Agosto. Purmerend, Amsterdam, Girona.
Salimos temprano después de desayunar. La estación queda cerca de la casa de la Sra. Flora. Tomamos el tren hasta Amsterdam. Allí devolvemos las bicicletas. Les comentamos lo de la rueda y la válvula y nos hacen un descuento por la molestia. Y ya vamos hacia el aeropuerto. En el avión un grupo de jóvenes holandeses se muestra eufórico ante lo que puede ser una semana genial de borracheras, ligoteos, sol y playa en la Costa Brava. Al llegar a Girona la verdadera ola de calor nos sacude de golpe al bajar los primeros peldaños de la escalerilla. Los holandeses se limitan a exclamar uff!, wouu!...
Hay que ver como sois de malos! 
