Bueno, que mejor que acabar el año y empezar el nuevo a golpe de pedal por el desierto del Sáhara (Sur de Marruecos). De hecho, tomé como referencia los tracks de la Titan Desert edición del 2009 que en su día hicieron en 5 etapas, pero con la idea de hacerla más relajadamente en 6 o 7 días, e incluso tomar un autobús si se me acababan los días.

De Marrakech tomé un bus de la compañía CTM para Tazzarine, un poblado del desierto marroquí donde dormiría en albergue para el día siguiente empezar la ruta. Compré unas botellas de agua para la ruta y preparé la bici.
Inocente de mí y motivado por ser el primer día, me levanté a las 06.30h con intención de empezar a dar pedales a las 07h pero, ¡¡ufffff...que frío pegaba ahí fuera!! Un par de horitas más en cama y a las 09.30h, ahora sí, empecé la ruta que el GPS me iba indicando, tomando una pista de tierra hacia Zagora pasando por Tarbalt y otros poblados.
Dejado atrás Tazzarine, rápidamente el terreno se vuelve pedregoso y bastante llano, a excepción de unas montañas que se ven a lo lejos. Pensaba que me encontraría auténticas extensiones de dunas, pero no, el desierto del sur de Marruecos es seco y pedregoso, conocido como “hamada”. Tuve que cruzar alguna pequeña duna andando.
El primer día tenía en la cabeza intención de rutear 100km hasta llegar a Zagora, pero a medida que avanzaba el día iba viendo que el objetivo marcado era muy exigente. Así que, como tenía anotado en el GPS un waypoint de un albergue a medio camino, me detuve ahí.
De hecho era una casa acondicionada para albergue, con 3 únicas camas en dormitorio compartido, pero no había ningún otro foráneo. Cenamos un cuscús con toda la familia.
Etapa fácil por buena pista hasta la bonita y tranquila ciudad de Zagora. Apenas hay poblados en los 41 km de ruta.
En Zagora pasé la noche de fin de año alojado en casa de una familia Saharaui, haciendo una sobremesa con un médico y un farmacéutico marroquíes. A falta de uvas para dar entrada al nuevo año compramos un exquisito pastel que dio el pego.
Zagora, era uno de los puntos de inicio de la mítica ruta de 52 días en camello cruzando el desierto hasta llegar a la bella lejana Tombuctú (Mali), donde comerciantes y tuaregs de los países vecinos intercambiaban todo tipo de bienes y especies en los mercados. Sin duda alguna, auténticas caravanas en aquel entonces hacían esta ruta. Una auténtica lástima la situación actual de Mali.
Etapa con falsos llanos, un paisaje muy seco en todo el recorrido con muy pocos poblados. A mi paso, estaban asfaltando la pista, por lo que seguramente el próximo viajero que vaya por esas tierras se encontrará mejor pista.
A los 60km de ruta, paré en un pequeño poblado llamado Bou Rbia a tomar el te con unos chavales, y aproveché para comer el plato de pasta que había cocinado el día anterior. La gente del poblado, muy hospitalarios, me invitaron a pasar la noche en sus casas. Decliné la propuesta y seguí rodando unos 15km más, donde me encontré un obrero trabajando en la mejora de la pista. Hablé con él y me recomendó parar a dormir ahí, ya que en los siguientes 30km no había poblados y únicamente me encontraría campamentos nómadas con su ganado.
Evidentemente, el obrero dormía en una tienda más preparada y acondicionada que la mía, protegida del viento y el frío por las pesadas máquinas Bulldozers. Estábamos a escasos 60km de la frontera con Argelia, separados por una cordillera que veíamos a escasos metros.
Cenamos unos garbanzos a la riojana que traía en lata y arroz, acompañado por un pan riquísimo hecho por él. De postre, macedonia. A las 20h, a dormir.
Únicamente pasaron dos 4x4, uno a las 19h de un grupo belga que se dirigía a Zagora y otro, a las 02 AM de una familia marroquí. Curiosamente, al día siguiente, los dos comentamos el paso del jeep, que me dijo que eran locales. Sin duda alguna, en el desierto, el más mínimo ruido es advertido.
Etapa 4: Bou Rbia - Nosoula: 80km
Etapa rodadora de 80km, pasando por un poblado llamado Jbal bani y posteriormente, parando a comer a un restaurante de Foum Zguid, una ciudad del desierto muy encantadora. En un principio quería parar a comer en el hotel Bab Rimal, pero viendo la zona ajardinada de la entrada pensé que sería muy caro el menú, así que seguí hasta otro hotel cercano.
Saciado mi apetito, continué la ruta con la idea de dormir en Nosoula o alrededores.
Justo cuando me quedaban unos 10km para llegar a destino, noté que la rueda trasera me hacía un ruido extraño. Al principio pensaba que era problema de los v-brakes, los reajusté pero seguía el maldito ruido, después pensé que era problema del eje pasador de la rueda, pero tampoco, hasta que localicé el problema... ¡¡el portabultos Topeak se había rajado!!! Lo primero que pensé fue... “Mierda, aquí se acaba mi ruta, mañana tomo un bus de vuelta...” Traté de poner cinta americana y resultó funcionar, conseguí llegar al poblado. Me despreocupé del portaequipajes hasta el día siguiente.
En Nousoula y en otros poblados cercanos pregunté si había albergue, pero no, me dijeron que el más cercano era retroceder hasta Foum Zguid, una opción que ya había descartado desde el principio pues es de donde venía. Así que nuevamente esa noche no hubo más remedio que acampar, esta vez a la entrada del pueblo, a pocos metros de la carretera. Fue una noche menos fría, o al menos eso me pareció.
Etapa 5: Nosoula - Tazenakht: 88km
A unos 7km de empezar la ruta me crucé con el primer poblado del día, donde pregunté si había soldador o algún entendido de bicis por el pueblo. La suerte o el azar quiso que sí hubiera un pequeño taller de bicis. Sabía que no se podría soldar ya que el portabultos era de aluminio, pero aun así un soldador intentó, sin éxito, repararlo. Por suerte disponían de un portabultos robusto que acabé comprando. Sin duda, el mejor desembolso del viaje por escasos 4€. También tengo la duda si el portabultos Topeak con cinta americana hubiera aguantado los 170km que me faltaban.
La etapa era montañosa muy muy pero muy difícil, creo que la peor etapa que he hecho en mi vida. Tuve que subir 3 puertos de montaña de categoría más que HC (Hors Category). Algunos tramos los hice andando, reconociéndome a mi mismo que no estaba bien preparado físicamente y que las alforjas me estaban penalizando en exceso ese día.
Los paisajes compensaban de sobra la dificultad de la ruta. Fue un subidón cuando por fin alcancé la última cima y vi una gran llanura extendida al horizonte, no sin antes disfrutar de una buena bajada.
Los últimos 20km hasta llegar a Tazenakht los hice de noche por asfalto, ¡¡suerte del frontal!! Rodé fuerte, a unos 22km la hora con ganas de acabar la etapa. Tazenakht dispone de hostales, restaurantes e incluso algunos autobuses que llegan a Ouarzazate.
Etapa 6: Tazenakht - Ouarzazate: 78km
Última etapa rodadora bastante fácil, aunque hay un par de puertos que se pueden hacer largos debido a la fatiga acumulada. Los paisajes de esta etapa también son espectaculares. El terreno, llegando a Ouarzazate, aun siendo seco, ya empieza a tener un poco más de vegetación y más vida a su alrededor. Los últimos 15 km
hasta Ouarzazate son en bajada suave muy bonita, divisando a pocos kilómetros la gran ciudad y en segundo plano, las montañas nevadas del Atlas. Tanto en esta
etapa como en la anterior, noté unas temperaturas ligeramente inferiores, entiendo que debido a las proximidades del Atlas y del Tichka.
Resumiendo, durante la ruta, no he tenido ningún problema con el tema agua, aun habiéndome traído las pastillas Micropur para potabilizar el agua, no las he utilizado ya que siempre he podido comprar agua embotellada. Traía 6 bidones (6 litros), y como no era época seca de calor extremo, me llegaba de sobras hasta la siguiente ciudad grande donde poder repostar.He encontrado días espectaculares de sol, las temperaturas durante el día eran de unos 25º, pero siempre he rodado con pantalones largos, camiseta, y un jersey que me he ido quitando y poniendo. Las nocturnas, en cambio, caían hasta los 0º mostrando un cielo estrellado muy bonito, así que es muy recomendable traer buena ropa de abrigo, sobretodo si vais a dormir en tienda: saco de dormir potente y manta.
En mi caso, traía un saco Ultralight para temperaturas de 10º pero lo complementé con una manta y encima, una manta térmica para aislar del frío. Es por eso que la mejor época para viajar por el Desierto Marroquí es en primavera u otoño ya que en verano fácilmente se pueden alcanzar los 45º.
He acabado rodando unos 430 km repartidos en 6 etapas. El recorrido es practicable en el 90%, excepto por algún tramo arenoso que es difícil traccionar o por alguna subida fuerte. Al ser los días en esta época del año fríos y cortos, normalmente pedaleaba de 09.30h a 17.30h.
De este viaje he aprendido dos cosas:
1. De ahora en adelante seguiré viajando en bici siempre que pueda (ya es mi 3er viaje ciclo turístico después del Camino de Santiago y Mali el año pasado).
2. Alforjas de acero siempre, dejando el peso en segundo plano.
Y un par de reflexiones:
¿No creéis que las alforjas Ortlieb traseras serían perfectas si tuvieran porta bidones? Como siempre iban cargadas hasta arriba, era complicado poner el/los bidones justo debajo del enganche cinturón.
La tienda (Ferrino Lightent), el saco de dormir (Ultralight 10º), el colchón autoinflable (Trangoworld Skin Micro Lite) y la manta ya me ocupaban el 65% de una alforja, algo que me hace pensar: ¿no son las alforjas Ortlieb tan grandes como parecen o llevo un material muy voluminoso o prescindible?
edito: sí, la cámara se me estropeó y por suerte me pude comprar una desechable.