DIA 1
RODA DE
BARA – TARRAGONA – SALOU – CAMBRILS
(45Km)
La alarma del móvil sonó a las 7:00h, daba el aviso
de que comenzaba nuestro ansiado periplo hacia el Delta del Ebro, pero no fue
hasta las 10h de la mañana que salimos de la cama. El día anterior habíamos
trabajado los dos y estábamos cansados. Como he dicho anteriormente no había
prisa, la carretera podía esperar.
El día había amanecido nublado y con un ligero
viento que refrescaba levemente, así que
Vanessa, algo friolera, se puso su chaqueta de chándal.

El camino comenzaba en la puerta de casa y al salir
de nuestra urbanización seguía por la N-340
a la altura de Roda de Barà, dirección Tarragona. Nada mas comenzar nos topamos
con, para nosotros, el familiar Arc de Barà.

Los
quilómetros se hacían fácilmente pero despacio, mas de lo que estamos
acostumbrados. Al ser la primera vez que rodábamos con las alforjas cargadas y
yo con el carrito el peso se hacia notar. Mi obsesión con el cuenta quilómetros
me empezaba a alarmar sabia que no debía hacerlo pero no podía evitar pensar
que íbamos demasiado lentos, cuesta cambiar el chip de salir a hacer
quilómetros a viajar. Normalmente sin alforjas por nacional se rueda fácil a
25km/h y ver que costaba acercarse a 20km/h para mi era una perdida de ritmo importante. El primer “obstáculo”
que encontramos fue el paso por Altafulla,
pueblo situado en un pequeño montículo que hay que subir y obviamente
bajar, para nada complicado pero se notaba el peso a la hora de subir, algo
nuevo para nosotros. Pasado Altafulla en un momento nos plantamos en la primera
parada, la Torre dels Escipions.


Es un monumento funerario construido a mediados del siglo I
d.c, patrimonio de la humanidad declarado por la UNESCO y una de las tres
Torres funerarias Romanas mas bien conservadas de la Península Ibérica.
La llegada a
Tarraco en bicicleta por la Vía Augusta no es para nada cómoda, mucho coche,
calle estrecha, peatones que se lanzan a los pasos de zebra y una subida
interminable. Pero llegar a la rotonda del Casino y tener a la izquierda junto
el Mar Mediterráneo el Anfiteatro y a tu
derecha el circo Romano, de verdad es espectacular. Es cierto que personalmente
tengo Tarragona aburrida, pero llegar a lomos de tu bicicleta cargada hasta los
topes rumbo al sur le da un aire épico
que de otra manera no habría sido igual.

El camino
sigue, bajamos una pronunciada bajada hasta la estación de RENFE donde paramos
en una cafetería a almorzar. Un bocadillo por cabeza y un refresco. Llenamos
botellines de agua y reprendemos la marcha.
El medio día
se nos hecha encima y las nubes que nos han acompañado toda la mañana
desaparecen, el sol empieza a hacer de las suyas. Vanessa renuncia a su
chaqueta del chándal para no acabar cocida lentamente. Bordeamos el bonito
puerto del Serrallo en Tarragona hasta donde nos permite. Al final del puerto
comienza la zona de acceso restringido donde están las petroquímicas, muelles
de carga y demás, lamentablemente nos vemos obligados a tomar la Autovía de
Salou, no hace falta decir donde nos llevará verdad?
Son unos 10km los que hay que hacer por esta vía
hasta Salou. El sol ya era insoportable, hacia un calor que ahogaba, pero que
le vamos a hacer estamos atravesando una ola de calor que comenzó en Junio y
terminara para Septiembre llamada Verano. Cerca de Salou la autovía tiene una
larga subida de unos 4km que harto del calor propongo hacer a pie, la propuesta
es aceptada de buen grado, así que nos bajamos de nuestras monturas y
comenzamos un corto empugin, el primero del viaje pero para nada el ultimo.
Cuando llevábamos unos minutos caminando nos pasa
una furgoneta amarilla pitando y a unos metros para. El buen hombre pensó que
estábamos con algún tipo de avería y se ofreció a llevarnos donde
necesitáramos. Después de explicarle que simplemente estábamos cansados,
insistió una vez mas en acercarnos a Salou, le agradecimos la ayuda y seguimos
nuestro camino ya en bicicleta para no alarmar a la buena gente que se pueda
sentir confundida.
Al fin llegamos a Salou, nunca me habría alegrado
así de llegar aquí. No es para mi un pueblo donde me agrade ir, esta infestado
de turistas y no tiene mas atractivo que cualquier zona costera de Catalunya.
Lo cierto es que aunque tenga sus cosas malas tiene sus cosas buenas. El paseo
marítimo es muy cómodo para la bicicleta y hay mil sitios donde aprovisionarse.
En el paseo marítimo se nos hizo la hora de comer,
serian las 14h y a la sombra de una palmera nos estriamos a comer algo que ya
traíamos de casa para ahorrarnos la comida del primer día y así ganar algo de
tiempo. Pasamos un rato protegidos del acosador sol, pero en algún momento
había que echarle bemoles y demostrar que no nos arrugaría un astro situado a
millones de quilómetros de aquí!!
Fuimos bordeando el paseo marítimo de manera bastante
cómoda, pero el calor iba mermando nuestras ganas de seguir rodando, sobretodo en mi . Vanessa estaba fuerte y se
que podría haber seguido unos quilómetros mas. A la altura de Cambrils
decidimos buscar un lugar donde pasar la noche. Así pues, cogimos un camino que
bordeaba los aiguamolls de riu de canyes hasta que encontramos una zona
apartada lista para ser conquistada por una noche.

Sobre las 18h ya estábamos instalando nuestra
tienda, era la primera vez que lo hacíamos para dormir en ella, solo se había montado
una vez para ver que éramos capaces y que estaba todo en orden, yo me moría de
ganas de probarla. La zona en la que nos
instalamos como dije anteriormente estaba apartada todo y que pasaba un
caminillo por allí, que fue por donde llegamos. Parecía que no tenia mucho
trafico ya que era estrecho, un metro mas o menos, y estaba completamente
invadido por la maleza. Harto del calor y de estar pegajoso por el sudor
acumulado de un día de pedaleo bajo un sol sin piedad alguna, recordé que
alguien en este foro comento que resultaba cómodo darse una “ducha” con un botellín
de bici gracias a su boquilla. Así pues, decidí gastar un litro de valiosa agua
para, al menos, quitarme esa desagradable sensación. La verdad resulto muy cómodo
para estar en pelotas en medio del campo. El agua estaba caliente casi como de
ducha y me pude enjabonar (jabón de lagarto) y aclarar perfectamente con 800ml
de agua, que es la capacidad de mi botellín.
Le sugerí a
Vanessa que hiciera lo mismo y la idea no le hizo mucha gracia, el pudor era
mas fuerte que la incomodidad. Al final, logre convencerla y le resultó muy
grato. Eso si, esta vez no bastó con 800ml jeje
Después de la hora de “las duchas” decidimos que era
la hora de cenar algo. La verdad ninguno teníamos hambre, pero entendíamos que
era necesario llevarse algo al estomago para mañana proseguir con el camino.
Unos rápidos fideos orientales fue la cena.
Una vez cenados, aún de día, nos pusimos a jugar al
UNO para matar el tiempo antes de ir a dormir, fue entonces cuando recibimos la
primera y única visita en el campamento. El paso fugaz de un ciclista en su btt
que nos miro con cara de asombro que se perdió en el horizonte en un
parpadeo. Fue cuando entendí, con tan
solo una mirada, que si llega eso a pasar cuando se duchaba Vanessa… fin de mis
vacaciones jeje
El dormir para mi fue una tortura. De normal en casa
me cuesta dormir, de siempre, pero el calor mas el fiestón que se oía de un
camping cercano me lo complicaba aun mas.