Mientras me instalaba en el camping y preparaba la cena, mi cabeza no paraba de dar vueltas, debía encontrar una solución al obstáculo que se había presentado. Por asfalto sólo había dos accesos al valle, la mencionada D921 que estaba cortada y el Tourmalet, así que busque una opción diferente y encontré una, que era subir a Luz Ardiden y desde allí, por un camino, pasar un collado a 1.900 msnm para bajar a Cauterets donde volvería a encontrar asfalto para conectar de nuevo con la D921. Lo estuve valorando, pero después de analizarla, deseché la opción, era mucho desnivel, el camino tenía demasiada pendiente y su estado no prometía muchas alegrías, con el peso que llevaba podía ser un vía crucis empujando la bici, me gusta improvisar, pero no tanto. También valoré al opción de quedarme algún día y subir hasta Gavarnie o Troumouse, pero la climatología, que hasta el momento había sido tan benévola, iba a cambiar en los próximos días, anunciando mucha agua, incluso nieve por encima de los 1.600 msnm. Así que la opción más viable, era retornar por donde había venido. Me empecé a mentalizar y motivar con una nueva ascensión al Tourmalet, está sería diferente a la de hoy, ascendería por Báreges y de esta manera coronaría por ambas vertientes, así podría cotejar ambas ascensiones y valorar cual de ellas es mas bella, además, de esta manera podría purgar mis "pecados" con creces, cuando no ascendí a los cols de Latrape y de la Core. La jornada no iba a ser en balde.
A la mañana siguiente me pongo en marcha, abandono el camping y se queda desolado, yo era el único campista esa noche, el aislamiento es lo que conlleva, apenas había visitantes en el valle, estuve a gusto y descansé bien, además los dueños no me quisieron cobrar, todo un detalle por su parte, me imagino que sintieron compasión por mi situación. Poco a poco empiezo a limar los 22 kilómetros y 1.500 metros de desnivel, que me separan de mi objetivo, tengo como referencia continua las altimetrías, que en los puertos de los Pirineos están señalizadas cada kilómetro, en ellas te indican la altitud del col, distancia a la que dista la cima, altitud de ese punto kilométrico y el porcentaje medio de la pendiente en ese kilómetro concreto, a mi personalmente me gusta y motiva. Como el día anterior, no pasa mucho tiempo y empiezan a adelantarme ciclistas, con cada pedalada que doy mi motivación aumenta, es mi segundo Tourmalet en dos días, en cierto modo también me siento orgulloso por ello. primero Báreges, después la estación de esquí del mismo nombre y de repente estoy en los espectaculares últimos cuatro kilómetros, aéreos, sinuosos y duros, pero muy estimulantes, el ambiente y la panorámica también acompañan, entusiasmado y pletórico consigo llegar a la cumbre. allí vuelvo a disfrutar de lo conseguido y valoro ambas ascensiones, una y otra son diferentes, las dos son largas, duras y exigentes, pero sin duda esta segunda me ha parecido mucho más hermosa. Comienzo el descenso, ahora me toca una larga bajada hasta Bagneres de Bigorre, primero por un terreno conocido, La Mongie y Artigues Campan, a partir de de aquí todo vuelve a ser nuevo, mientras me cruzo con decenas de sufridos ciclistas, llego a Saint Marie de Campan, considerada como el inicio de las ascensiones tanto al Toumalet como al col d'Aspin, bonito pueblo, donde tomo la D935, siempre en descenso llego a Campan, precioso pueblo, donde todos los veranos colocan por sus calles Mounaques, que son muñecos de tamaño natural, hechos de trapo y heno vestidos con ropa, provienen de una antigua tradición local, exaltada por el festival local de Mariolles. A partir de aquí el valle se abre hasta llegar a Bagners de Bigorre, importante y elegante villa balneario, donde Benito Pérez Galdós escribió su primera novela, "La fontana de oro". Después de una parada en la villa, continúo por la D935 hasta Montgaillard, donde a mano izquierda tomo la D937, a través de un idílico paisaje ondulado continúo paralelo al eje de la cadena montañosa y con unas majestuosas vistas sobre esta. En 15 kilómetros estoy en mi destino, Lourdes, de esta pequeña y hermosa ciudad poco se puede decir, solo quiero destacar el gran negocio religioso que existe, motor de su economía y perfecto retrato de los fanatismos religiosos. Por ello la oferta para pernoctar es muy abundante y los precios en temporada baja muy competitivos, con alojamientos de todo tipo, con una excelente relación calidad/precio, donde concluir la jornada.
Báreges
Ultimos cuatro kilómetros, col du Tourmalet

Pic du Midi de Bigorre, visto desde la vertiente de Báreges
Col du Tourmalet
Campan
No estamos en el mes de julio, pero sigue habiendo pruebas UCI en el Pirineo