Este fin de semana estamos de celebración, mi bicicleta cumple un añito.
Le he comprado zapatitos nuevos, unas flamantes schwalbe marathon preciosas preciosas.
Se las he puesto esta tarde, mientras la peña madrileña, desde la celebración del bautizo de Evaristo, nos cantaba el cumpleaños feliz desde los madriles. Gracias Peña.
He intentado salir para probarlas y ver si había hecho bien las cosas, que tan sólo he tocado la cosa esta de las ruedas en un par de ocasiones y sienmpre me da cosa haberlo hecho mal.
Pues eso, llovía y no pudimos salir a rodar un ratito, pero sí salí a la farmacia a por un jarabe para Ana y aproveché y me pasé por el Mercadona y compré para celebrar el cumple en casa mañana, una tarta pequeñita de nata y crema y por supuesto, una flamante vela en forma de uno y ala a la bolsa y a casa.
Mi mujer y Ana siguen aún flipando y eso que son casi las doce de la noche con la tarta y el uno. Creo que no entienden muy bien esto. Mi mujer piensa que es una bromita, un gesto juguetón, una payasada más de las que... bueno, eso una payasada más. ¡No y mil veces no! Jo, que lo hago en serio, que mañana celebraremos el primer añito y que pará mí es importante.
Bueno, por si a alguien le puede interesar ver cómo me importa a mí este añito de la niña, os dejo aquí un brevísimo texto que escribí ya hace unas semanas, no es gran cosa, pero es lo que es.