De nuevo mi Brompton y yo nos hemos ido de ruta. Había que celebrar el advenimiento de la primavera y lo quería hacer volviendo al Sur, como se vuelve al amor, con deseo y con temor. Al Andalus sería mi destino, concretamente Málaga donde empezaría y terminaria mi periplo tras el largo viaje en autocar desde tierras catalanas.
A la inhumana hora de las 5.30 de la madrugada tras 15 horas de viaje contemplo como el mastodóntico autocar se aleja en la madrugada abandonándome en la desolada estación de autobuses. Casi sin dormir y más aturdido que contento, como un preso recién liberado recojo mi impedimenta y empiezo a montar la bici con su equipaje. Mi Brompton viajó plegada dentro de su bolsa en las entrañas del autobús, anónima, como una crisálida en su refugio. Me despido del compañero de viaje, un romano en busca de prosperidad.
– Arriverderci e buona fortuna.
-Anche a te. Buon viaggio.
Empiezo a pedalear, está todo cerrado. Vendería mi alma al diablo por un café. Todo cerrado. Algunas gentes deambulan apresuradas camino de sus trabajos. En algunos jardines duermen algunas personas, entre cartones, arropadas por la miseria y el olvido. Buenos días, ciudad de Málaga.
Pedaleo sin mucha fe, estoy machacado por el viaje, casi desanimado…demonios, ése no soy yo!!. Me dejo llevar por la pendiente, ella me llevará al mar, siempre un referente, un lugar familiar y acogedor. Las primeras luces, el primer café empiezan a templarme el espíritu. La contemplación del mar hace el resto. No tengo ningún plan pre-establecido, ni siquiera tengo un mapa más allá del Google-maps del móvil. ‘Por la mañana deambularé por la ciudad contemplando y dejándome seducir por sus rincones.
Hacia el mediodía pongo proa hacia el interior, en dirección opuesta al mar. El cuidado aspecto del centro va quedando atrás. Un carril bici me saca hacia la periferia y, casi sin darme cuenta estoy fuera de la ciudad en una carretera que va tomando altura. Los primeros kilómetros son un anticipo y una advertencia de lo que será el viaje. Paisajes abiertos y una infinidad de colinas que harán del recorrido un sube y baja continuo, duro pero cambiante y sorprendente. Me gusta.
A los lados de la ruta empieza el espectáculo de la primavera que se expresa en andalusí.
Expectante ante tu crónica de momento no puede empezar mejor, aunque fastidia llegar a un sitio a las tantas de la madrugada con el cuerpo hecho trizas por el viaje.
La segunda etapa por los montes de Málaga me tenia que llevar por lugares de belleza singular. Después del sueño reparador y de un desayuno como manda el catecismo del buen ciclista me pongo en marcha. El tiempo acompaña aunque en ningún momento tuviera sensación de tiempo primaveral en cuanto a temperaturas. Primeras pedaladas, aire fresco…pura vida. Sigo por la carretera en una sucesión de subidas y luego un suave descenso hasta el bonito enclave de Villanueva de la Concepción. Allí ya decido que subiré hasta el Torcal de Antequera, maravilla natural que, aunque atracción turística que hace que en verano se masifique de visitantes, en esta época se hace soportable. La mayoría de visitantes suben en coche, los más prácticos en autobuses lanzadera y los chiflados lo hacemos en bici.
Viendo 15 entradas - de la 1 a la 15 (de un total de 84)