Hola a todos, antes de nada, presentarnos. Somos varios hermanos de 11, 13, 16 y 17 años y es la primera vez que accedemos a este foro, casi de rebote, ya que, por un lado, nuestro padre se empeñó en viajar este verano en bicicleta con todos nosotros para, según decía, hacernos entender lo que es viajar en autosuficiencia y quitarnos de la cabeza las comodidades de la vida urbana. (Y vaya si lo consiguió, durante 12 días recorrimos el valle del loira durmiendo en los sitios mas inverosímiles, desde campos de fútbol hasta lugares increíbles a las orillas del río), y por otro, porque nos convenció para compartir con vosotros nuestra experiencia de adolescentes a los que, podéis entender, nos quitan el móvil y parece que nos quitan algo vital, cuando en realidad, creo que los 4 hemos saboreado lo que es no tener que preocuparse nada más que en donde vamos a dormir, que vamos a comer y la importancia real de las cosas, por ejemplo una botella de agua fría después de una hora pedaleando bajo el sol.
Bueno, antes de comenzar a contaros nuestra primera experiencia, os diremos que nos hemos creado nuestro "nombre de guerra",
Louris on the road
El viaje lo hicimos en furgoneta hasta Orleans, donde nos recibió una pareja de warmshowers. Fue nuestro primer contacto con este estilo de hospitalidad y la verdad es que nos pareció increíble que gente que no conoces de nada te abra las puertas de su casa y te permita compartir unas horas con ellos. Fue un buen aprendizaje el de compartir y ayudar a alguien que no conoces, aunque según dice nuestro padre, todos los cicloturistas (ahora nos incluimos aunque seamos novatos) nos conocemos un poco en la forma de entender los viajes y un poco la vida.(La charla que nos dió es un poco larga para contarla aquí).
La casa donde vivían nuestros anfitriones estaba situada en un pequeño pueblo a escasos metros del río Loira. Era una casa de 1512 y desde su ventana se veía el castillo del pueblo. La verdad es que la primera impresión antes de comenzar el viaje me encantó, y creo que a mis hermanos también.
A la mañana siguiente nos tocaron diana bastante temprano para lo que estamos acostumbrados unos adolescentes en vacaciones. A las 8 había que desayunar para poder aprovechar las horas donde menos pega el sol, y según nuestro "mentor", para acostumbrarnos a vivir con la luz del sol. Durante los siguientes días no volvimos a pisar una casa donde poder encender la luz, así que nuestras jornadas las marcaría por un lado la luz solar, y por otro las ganas de pedalear.
Si bien no era la primera vez que salíamos en bici, nuestros viajes anteriores no habían sido de mas de un par de días, así que estar 10 días de viaje se nos presentó como un reto, y porqué no decirlo, lo tomamos con algo de suspicacia.....eran muchos días alejados de lo que estamos acostumbrados a hacer en vacaciones.
Nuestro padre nos dijo que en las alforjas debíamos cargar todo lo necesario para subsistir en este viaje, y que lo único que compraríamos es comida cada día. Nos contó que esto es lo que se denomina "cicloturismo autosuficiente". El nombre impone, no creeís?
Desde el primer momento la ruta discurre por carriles bici perfectamente señalizados, así que como primera experiencia, no estuvo mal. Además, al seguir el curso del ría en su dirección al atlántico, la ruta es prácticamente llana.