Opino como tu, amigo Ruedas. El ser humano en su ignorancia, ha perdido toda sensación de pertenencia a la especie. Nos hemos creído los dueños del planeta y con la soberbia que nos caracteriza destrozamos el entorno que nos rodea. Parece que el compañero Joaco tenía razón al afirmar que este mundo no puede soportar la proliferación de los humanos. Somos demasiados para que el entorno natural pueda digerir los efectos de nuestra actividad. Es triste tener que reconocer nuestra incapacidad para mantener los niveles de natalidad en cifras asumibles. Por lo visto solo la degradación del medio ambiente conseguirá que se regule la población mundial. Las guerras y las pandemias junto con la escasez de agua y muchas calamidades podran regular la población mundial.