Rodadas. Una comunidad de cicloturismo y viajes en bicicleta
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Pendiendo de un hilo hasta Santander

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  1. Pues parece que sí. Que no está prohibido. Que nadie me lo prohibió.

    Tuve suerte para que me coincidiesen los días. Y así me lancé al juego. Me fui a explorar.

    Publicado hace 6 años #
  2. El mapa era mudo en principio, pero me habló vistiéndose con esa capa de carreteras, líneas altimétricas, accidentes geográficos y todo lo que la activodad humana había construido o destruido. También me chivó la vegetación del terreno, pero aquello era demasiado y sólo miré de reojo.

    Publicado hace 6 años #
  3. Jeje oreja, vaya lio con el mapa...

    ¡uy ! me sale una imagen que no he puesto...

    Adjunto

    1. IMG_20170829_144036.jpg (825.4 KB, 0 descargas) 6 años antiguo
    Publicado hace 6 años #
  4. Todo fue muy rápido. Porque fue tan sólo unas horas antes cuando comprendí que el juego era factible!

    Publicado hace 6 años #
  5. nada, nada, sigue, no te quiero cortar, que esta muy interesante.

    Publicado hace 6 años #
  6. Si, una vez más, cojo el Feve desde Bilbao y me voy para allá??

    Hecho!

    Publicado hace 6 años #
  7. A las dos y media de la tarde cogía el tren hasta La Vecilla.

    Justo frente a la ventanilla se me había olvidado el nombre del pueblo. El empleado me estuvo nombrando pueblos... y yo sólo le sabía contestar: Vi, empieza por VI, con uve...

    Por cortesía, dejé que atendiese a la siguiente persona y me fui a la máquina automática a buscar el nombre. Ni VI ni VO...era VE.

    Esa persona tardó cinco minutos en disipar sus dudas. Mientras tanto empezaba yo a perder la paciencia, ya que a mayor tiempo que pasase, más probabilidades tenía yo de que el cupo de Cinco bici se alcanzara.

    Sacamos el billete. Esa persona primero. Luego mi bici y yo. Y posteriormente le tocaría a la cola tremenda que trazaba una línea por toda la estación.

    Publicado hace 6 años #
  8. Otra bici con alforjas esperaba arriba en la vía 2. Una mtb de los '90 con dos sencillas alforjas y un bolso delantero.

    El tren salió puntual. Y el dueño de la mtb se me sentó enfrente.

    Publicado hace 6 años #
  9. Ya te puedes imaginar de lo que hablamos al principio.

    De rutas y experiencias de viajes.

    Como los padres que echan flores de sus hijos en los parques frente a otros padres, es muy fácil caer en la dinámica del medirse. Menos mal que el hombre con el que me topé no tenía ninguna necesidad de abalanzar su cornamenta contra la mía, ni de ningún otro juego mamífero de lucha.


    Publicado hace 6 años #
  10. Cuanto más lento va el tren, más dura el recorrido y más tiempo hay para hablar.

    Creo que llegamos ambos al punto de irnos a sentar cada uno por su lado en aquel lento tren de vía estrecha casi vacío.

    Publicado hace 6 años #
  11. Fue mi tercer viaje por esa línea. La primera vez fue cuando fui a la Montaña Palentina, los embalses y todo eso. En ese caso no quise ver nada del recorrido, ya que casi todo me lo iba a pedalear de regreso. Y verlo de antemano me quitaría parte de la magia.

    La segunda vez fue este verano, sin bici, pero la parte más espectacular me pilló mientras hablaba con la señora que tenía enfrente.

    Esta tercera vez fui más atento y abierto. Así que me dejé llevar y miré bien. Por el Valle de Mena el tren sube por la ladera de los Montes La Peña.

    Debió de ser la única manera de salvar el desnivel que lleva la vía a la meseta.

    Impresionante, romántico para quien lo quiera sentir así. El tren de gasoil que sube lentamente por las montañas. Y pasajeros que sienten toda la sinuosidad del trazado. Otros pasajeros, a parte de todo eso, incluso sueñan con apearse más tarde y dar pedales por zonas que no conocen; por zonas que no conocen sino por un atlas de carreteras o unos mapas de relieve.

    Publicado hace 6 años #
  12. Tan impresionante que no hay fotos. Tan romántico que tanto las sensaciones como las imágenes se quedaron inmortalizadas en la memoria.

    Publicado hace 6 años #
  13. Volví a hablar con el de la mtb, cuanto más lento iba el tren, más profundizábamos en la charla, que se volvió diálogo y amistad.

    Se bajó en Cervera.

    Publicado hace 6 años #
  14. Pude reconocer en una explanada baldía un camino perdido (por el que me perdí) entre Aguilar y Cervera. El tren también la recorría. Me estremecí de la emoción al recordarlo todo, mientras la montaña palentina y quien sabe si algún Pico de Europa me hacían compañía.

    Publicado hace 6 años #
  15. Definitivamente me dejé llevar, sintiendo que si entre Cervera y Guardo miraba las montañas del Brezo a mi derecha, no pasaba absolitamente nada.

    Verlas por la ventana del tren no era ya la infrinción de un tabú (ya que nunca quiero ver sitios de antemano, si pienso algún día pedalear por ellos). Por fin me dejaba llevar: por fin me permitía a mí mismo mirar por la ventana. Asombrosas montañas, y ya cerca de Guardo vi lo que deduje sería una entrada a la mina.

    Por Guardo mismo pude disfrutar de los bosques limítrofes, cosa que había pasado por alto la vez anterior.

    Publicado hace 6 años #
  16. Qué maravilla todo! Esos bosques del noroeste, con su mezcla y diversidad. Tierras quizás arcillosas, paisajes que cambian al mínimo cambio de viento y vertiente.
    Pueblos pequeños. Paradas pequeñas de un pequeño tren. Grande, grandísima, en cambio, la ilusión por pedalear al día siguiente, y ver qué tipo de experiencia sería. Deseoso, expectante y con ganas de acampar

    Publicado hace 6 años #
  17. Si en realidad no hace falta que te cuente nada. Qué iba a ser? Nada en especial, la misma ilusión que tendrás tú cuando viajas en bicicleta.

    Publicado hace 6 años #
  18. La cena fue un bocata casero de pollo y lechuga que habrías podido cenar tú también, o cualquiera, en el bar del camping la noche antes de salir a pedalear.

    Pedalear al día siguiente, sin alforjas ni lastre, ya que contaba con pasar allí dos noches.

    Publicado hace 6 años #
  19. Pues eso. Salí el viernes a eso de las diez de la mañana. Sin lastre. Aparentemente sin lastre. Digamos que sin alforjas, porque lo que lastraba el espíritu del viaje, al mismo tiempo que le daba vidilla, fue el no llevar ni tener pinzas, alicates...ni dos llaves del 15.

    Desde que cambié la rueda trasera, el núcleo es macizo y lleva tuercas.

    Cómo iba a meterme por caminos desconocidos, de tierra y toda la pesca si no podía siquiera reparar un hipotético pinchazo?

    Y con esa pequeña historia tribulé bastante, pero la sensación de aventura podía más.

    Publicado hace 6 años #
  20. Ahora veo que en La Vecilla estaba a mil metros.

    De allí me fui hacia el oeste, por la CL-626, pasando por Campohermoso y flanqueado a mi izquierda por una loma que las líneas altimétricas del Iberpix me habían hecho imaginar tal como era. Se llama Lomba de los Tres Pandos, de unos tres cientos más. Lo único que no me había figurado era ese enorme robledo que la vestía. Prosiguiendo por la 626 dejé atrás La Valcueva y Palazuelo, y en Robles de la Valcueva enfilé ya en el Valle de Torío.

    Publicado hace 6 años #
  21. Por cierto, acaso no habrás cerrado el Iberpix, verdad?

    Publicado hace 6 años #
  22. Estaba atrapado por la prisa por descubrir cómo eran los valles y lo que había en medio; digo, atrapado por la prisa por un lado y por otro por la obligación de que me gustara todo aquello.

    Tuve unos instantes en los que pensé si había sido acertado llegar hasta allí tan sólo para ver cómo era aquéllo, y para comprobar que un mapa puede hacerte imaginar y soñar, y que del papel o la pantalla se puede materializar el sueño a golpe de pedal (siempre y cuando no pinche uno, o por lo menos, si pincha, teniendo a mano dos llaves del 15).

    Publicado hace 6 años #
  23. Las dudas (lícitas, entre otras cosas) duraron poco. Deliberé, y me encontraba en ese valle y por esa zona para disfrutarla.

    Había programado dos días de pedaleo. Uno hacia esos valles al sur de Vecilla; otro, el segundo, hacia Gijón, ya con alforjas.

    El primer día jugaría con el reconocimiento del terreno cercano. Tampoco tantos kilómetros. Poco más de cincuenta, y unos veinte más si decidía acercarme a Boñar.

    Publicado hace 6 años #
  24. Conmigo no llevaba mapas, tan sólo el recuerdo de las imágenes del Iberpix. Ni navegador GPS, ni cuentakilómetros siquiera. A falta de la estrella polar, tenía el sol, aunque ya siendo las horas del mediodía, empecé a liarme.

    Sin itinerario fijo, podía elegir por dónde ir. Total, la vista lo abarcaba todo. Un valle plano flanqueado por dos muros verdes roblizos. Un filar de árboles altos chivaba por donde descurría el río. Ahora que lo veo, era por aquel valle del Torío en donde tenía más opciones para dejar a un lado la carretera general que lo atraviesa a lo largo.

    Con los ojos y algo de intuiciónbiba eligiendo el camino. Pero me mantuve más bien sobre el asfalto, ya que algo me decía que así fuese, por si no quería aguar la fiesta con un pinchazo. Aun y todo, herramientas habría encontrado, habiendo gente. Y eso me animaba a incurrir en caminos aceptables para mis ruedas de cross.

    Publicado hace 6 años #
  25. También llevaba un botellín de esos que infla y repara. A saber si funcionaría tras tantos años. Me sobrevino una duda. Abrí el bolso delantero y fui directo a mirar la botella y su tubito: efectivamente: era para válvulas gordas! (Murphy tenía razón una vez más).


    Publicado hace 6 años #
  26. Pardavé, Pedrún... todos nombres interesantes. El Feve los unía con la ciudad. Mantueca.

    Recordaba que de Pedrún había una pista que subía a la loma. Pero me había prefijado subir por Matueca.

    Estoy dando vueltas. Y la pista de Matueca no la encuentro. Pregunto a un anciano, que quitándose el purito de su desdentada boca me cuenta que o vuelvo hacia Pedrún y subo por ahí, o prosigo y subo por Manzaneda.

    "Ahí va!", pienso, "si era Manzaneda, y no Matueca!"

    En Manzaneda olvidé llenar la botella.

    Publicado hace 6 años #
  27. Bueno, agua tenía, pero al beber el primer trago me hizo daño en el estómago, pues la había rellenado en el pueblo anterior de una fuente apartada, sin dejar que corriese antes. Qué mal me sentó!

    Publicado hace 6 años #
  28. Lo que te iba a contar es que en la fuente de Manzaneda me olvidé vaciar el agua mala por la buena. Tres personas me encontré. Una en la fuente: "Buenos días" nos dijimos y nada más.

    Pero a la segunda, sentada en una silla sobre la diminuta acera y frente a la que me parecía la pista, le pregunté si por allí se subía al monte. Cabeceando y acompañando con un tono seguro me dijo que sí.

    Y más adelante, ya en donde se terminaba el asfalto y empezaban tierra y piedras, le pregunté a la tercera lo mismo. Me contestó como diciéndome: "Pero no lo ves!?"

    Pues si tan obvio era para ella, debía de ser la pista correcta. Y la enfilé.

    Publicado hace 6 años #
  29. Con semejantes piedras, que a la vista de un ciclista desamparado frente al pinchazo asesino, me apeé y empecé a andar.

    No pude menos que pensar que la que subía por Pedrún podría ser mejor. No veía más que piedras puntiagudas. "Ostras Pedrín! Hasta Pedrún suena a piedras!"

    Por otro lado, empecé a pensar que tal vez fuese mejor ir a León con el mismo Feve y darme una vuelta por la ciudad. Sin darle más vueltas, decidí proseguir por la pista y llegar a esa loma desde donde podría verse todo alrededor.

    Continué caminando y empujando. De vez en cuando me montaba. Lo único que no cambiaba eran los robles, hasta que subiendo y subiendo los roble cedieron el espacio a las coníferas.

    Publicado hace 6 años #
  30. La pista la puedes ver en cualquier mapa topográfico. Es la que sube por el centro de Manzanera.

    Publicado hace 6 años #