Yo he desistido de los parches. (Y eso que debo reconocer que llevo en el bolsito debajo del sillín una cajita con todo el kit). Mi opción son un par de cámaras de repuesto que van en las alforjas. Y para el día que pinche tres veces es por lo que no he sacado del bolso bajo el sillín la cajita con los parches, el vulcanizador, la lija y toda la parafernalia, aunque...
La última vez que pinché llegué clarísimamente a la conclusión de que el repuesto correcto es la cámara.
Suelo llevar una de repuesto pero ya la había usado en una ocasión anterior (además no en un pinchazo mío sino de otra persona); total que confiando en no pinchar y con la tranquilidad de llevar siempre conmigo la cajita de parches como solución, resulta que... pinché. Un día de verano con sol de justicia, cerca del mediodía y medio de un secarral mesetario. Y allí que empiezo yo con mi show en una cuneta desmontadores en ristre. Localizar el pinchazo cuando es fino ya tiene su tela pero resulta que esa vez el pinchazo estaba muy, muy cerca de la válvula con lo que además de que me costó encontrarlo, ubicar el parche tenía su complicación. Lija, vulcanizador, parche... que no asienta bien porque monta sobre la base de la válvula... Un buen rato. Y el sol allí arriba. En fin...
Acabo de poner el parche (no muy eficientemente por lo que se vio después) Vuelvo a montar (rueda trasera para que sea más divertido, claro), hinchar y... pues que no va. Un kilómetro después la rueda vuelve a estar sin aire.
Sospechando que el parche no ha asentado bien y sin ganas de desmontar de nuevo al sol para un segundo intento comienzo a andar hasta el siguiente pueblo (5 km.). Por el camino debo señalar que dos ciclistas con bicis de carretera (estos no eran de esos que nunca saludan) se ofrecieron a ayudarme pero sus cámaras de repuesto no me servían. ¡Gracias en cualquier caso! En el pueblo al que llego no hay tienda de bicis... Ummm... Pero al preguntar por la tienda de bicis y explicar mi problema un chaval me ofrece una cámara. ¡La gente es maravillosa! Y me hace pasar al patio de su casa para que haga la reparación a la sombra y me saca una Coca-Cola. ¡¡Y encima no quería dejarme que le pagara la cámara...!! En fin... Claro que se la pagué (aunque no fue sencillo).
Después de aburriros con este ladrillete debo decir que a mí el dinero no me sobra (como a todo el mundo) y además también he sido educado en esa cultura de que nada se tira y todo se aprovecha hasta el final, pero... Un cámara vale muy poco dinero; y dos el doble de muy poco dinero. Y a fin de cuentas no pincho cada semana, tampoco una vez al mes y casi diría que ni siquiera una vez al año. Así que un par de cámaras en las alforjas y a rodar.
Saludos.
) Muy raro que algun parche falle cuando la pegante está bien.