Pues yo, como Alejandro Sanz, tengo el corazón partío. Por un lado, secundo totalmente lo dicho por ciclonauta sobre el Estado teocrático, retrógrado, misógino, medieval, etcétera.
Por otro, me alegro de que Obama haya recibido al Dalai, porque es un varapalo a China, un régimen que ejecuta a sus ciudadanos por un quítame allá esas pajas, que impide la libertad de expresión e incluso de opinión, que lamina a las minorías con asentamientos masivos de miembros de la etnia mayoritaria han, que emprende megaproyectos como la presa de las Tres Gargantas arruinando la vida a dos millones y medio de personas, etcétera, etcétera.
De todas maneras, no hay que perder de vista todo lo que incolucra esta recepción de segundo nivel al Dalai.
1.- Es un guiño al electorado en un momento en el que Obama acaba de darse cuenta de que no va a poder sacar adelante los principales puntos de su programa y su popularidad se encuentra en el momento más bajo desde su llegada a la casa Blanca.
2.- Pretende reanudar lazos con los progres de la 'izquierda' estadounidense (perdón por la barbaridad), sobre todo con los actores de Hollywood, muchos de los cuales apoyan la causa tibetana.
3.- Es un claro signo a China, principal mentor del régimen iraní, que cuando le interesa hace la vista gorda con Corea del Norte, que se ha convertido en la potencia hegemónica en África y que se está introduciendo por la puerta de atrás, pero de forma imparable, en Sudamérica, a la que ya se ha señalado como el granero del mundo, mitigando la influencia de Estados Unidos en la zona.
4.- También es una muestra de firmeza ante el país que, desde el punto de vista militar, es el único contrapoder que encuentra Estados Unidos. Si China hubiese dado su acquiescencia, la guerra-invasión de Afganistán hace tiempo que se hubiese resuelto, con permiso de Rusia. Ni Moscú ni Pekín quieren una sólida presencia de Estados Unidos en Asia Central.
5.- También es una muestra de fuerza ante la que se convertirá, presumiblemente en los próximos meses, en la segunda potencia económica del planeta.
6.- En cualquier caso, Estados Unidos no puede vivir sin China, que está financiando su deuda externa -lo que le permite vivir muy por encima de sus posibilidades- y China tampoco puede obviar a Estados Unidos, cuyo mercado hiperconsumista necesita para seguir creciendo al 8% o al 10% anual y poder asegurar así trabajo y comida a sus ciudadanos.
Como véis, la cosa es mucho más compleja de lo que a simple vista pudiera parecer. En realidad, a Obama el Dalai se la trae al pairo. Importa todo lo demás.
Lamento el tostón, chic@s.