Algo de bueno tenía que tener llegar al medio siglo... Me faltan aún unos cuantos meses para cumplir los 50, pero mi chico ha querido celebrarlo ya con una gran sorpresa. El viernes llegué a su casa y me encontré un enorme regalo y un cartel del Olentzero con un "Zorionak, Amaia" (es curioso que, siendo él catalán, el regalo me lo enviara el Olentzero y no el Caga Tió, jejeje). El tamaño del regalo dejaba poco lugar a las dudas, una bici... Temblando retiré el papel de regalo y... guau... me quedé sin palabras. Una flamante Trek Domane 4.5 disc, una bici que me tenía enamorada desde el día que la vi hace unos meses... una bici para volver a mis orígenes. Hemos pasado tres días pedaleando por las encantadoras carreteritas del Priorat y mis primeras impresiones no pueden ser mejores. Aparte de lo obvio, su innegable belleza, es una bici comodísima (su geometría permite llevar una postura más erguida que con otras bicis de carretera) y, lo que más me sorprendió, absorbe las irregularidades del asfalto con una facilidad pasmosa (atravesábamos las calles adoquinadas de los pueblecitos del Priorat como si tal cosa). Si a eso le añadimos la seguridad que dan sus frenos de disco hidráulicos llegamos a la única conclusión posible: me he vuelto a enamorar... Sólo espero estar a la altura de semejante pepino y sacarle el rendimiento que merece. Por ahora me conformo con mirar la foto y morderme las uñas mientras espero a que, dentro de dos semanas, la pueda tener ya conmigo, en casa. Te has pasado cuatro pueblos, Quimet, pero me has hecho muy feliz