Para todos aquellos que nos estabais por Rodadas hace cuatro años y no sabéis bien qué fue eso de La Espiral, os pongo un artículo que publiqué para la revista Pedalier. Qué recuerdos...
UNIENDO PUEBLOS A GOLPE DE PEDAL
¿Os dais cuenta de que hace poco más de diez años, Internet apenas ocupaba sitio en la vida de la mayoría de nosotros? A mí al menos se me hace extraño pensar que entonces la gente a la que conocía era tan sólo la de mi entorno. Sigo viviendo en un mundo muy real, no me malinterpretéis, pero ahora también conozco a mucha gente a la que aprecio sin ni siquiera haberle puesto cara… y eso es bonito, pero aún lo es más cuando pasas de la virtualidad a la realidad y te das cuenta de que esa gente con la que hay feeling a través del adsl, es igual de maja cuando te la encuentras cara a cara.
A lo largo de estos últimos años he participado en muchos foros de Internet, la mayoría de ciclismo. Como soy un culo de mal asiento (no porque no me guste ningún sillín, sino porque me gustan casi todos), ninguno me llenaba por completo, se me quedaban cortos. Por eso iba “picando” un poco de todos: de los de ciclismo de carretera, de los de BTT, de los de bicis plegables, de los de ciclismo urbano, de los de ciclismo femenino… Cada vez participo menos en ellos, pero de todos he sacado cosas positivas y en todos he conocido a gente estupenda.
Sin embargo, hay un foro en concreto que desde hace un año me tiene enganchada, el de rodadas.net, un blog de una pareja, Alicia y Álvaro, apasionada por el cicloturismo de alforjas. Alguna vez ya os he dicho que esta modalidad de ciclismo, la viajera, es sin duda la que más me apasiona, y encontrar a tanta gente a la que se le cae la baba con una alforja, un portabultos, un manillar de mariposa o una pata de cabra, me da la sensación gratificante de pertenecer a ese grupo más que a ningún otro. Y eso a pesar de ser un colectivo de lo más variopinto, los hay jóvenes y maduritos, regordetes y delgados, viajeros de un día y viajeros de un año, amantes de las alforjas y los que no cambian su carro por nada… por no hablar de algo que me llama mucho la atención: es, con diferencia, el foro de ciclismo de todos los que conozco en el que hay mayor porcentaje de mujeres.
Bueno, que me voy por los cerros de Úbeda, el caso es que un día a un forero de rodadas se le ocurrió una feliz idea, ¿porqué no hacer un viaje entre todos, ir pasándonos un testigo y de esta forma ir uniendo todas nuestras ciudades montados sobre una bici? Desde el principio nos pareció una idea bonita y fuimos empezando a hablar de recorridos, logotipos, lemas, nos fuimos apuntando a diferentes relevos… pero con una condición: nada de ataduras. Tan sólo estaba claro que el viaje empezaría por la periferia y terminaría en el centro, en Madrid, de donde son los creadores del blog, después de pasar por todas las capitales. Lo demás, recorridos concretos entre capital y capital, fechas, tiempo para cada relevo, relevistas, quedaba un poco en el aire hasta el momento en que el testigo llegara a la ciudad de cada uno. Entonces nos organizaríamos y daríamos un pasito más en La Espiral, que es como bautizamos el proyecto.
Esta aventura comenzó en febrero, con el testigo (un pequeño reno de peluche) viajando entre isla e isla antes de llegar por barco a Barcelona. No sé cómo terminará el pobre animal, porque durante este tiempo ya le han inflado a ensaimadas y helados, le han alcoholizado, le han presentado a amigos por los que no sé si ha mostrado mucho interés, le han paseado bajo la lluvia y sobre la nieve… Incluso hubo una temporada durante la cual el pobre estuvo perdido en una saca de Correos, aunque yo creo que en realidad necesitaba un descanso después de tanto atracón, ¡no os imagináis cómo comen estos alforjeros! Pero no puede quejarse, le están haciendo conocer sitios preciosos. Tras cada relevo se va haciendo, poco a poco, una crónica y un reportaje fotográfico, y lógicamente todo el mundo quiere mostrar a los demás lo más bonito de su tierra. No se trata de unir ciudades por la ruta más corta, sino por la más bonita, la más tranquila, la más apta para la bici. Y hacerlo, claro, con la casa a cuestas. Si además este proyecto permite ir conociendo a esa gente con la que tantas veces has hablado sobre lo divino y lo humano, ¿qué más se puede pedir?
Y en eso estamos. En el momento en que se publique este número de la revista no sé por dónde andará el reno, ¿estará en Galicia?, ¿habrá llegado ya a Extremadura?, ¿se habrá cansado de esta gente tan rara y habrá decidido meterse cartujo? En cualquier caso, ahora ya sabéis de qué va el tema, así que si un día de éstos os cruzáis con unos ciclistas sobre unas bicis cargadas de alforjas, con un banderín de La Espiral en el portabultos y una sonrisa en la cara, devolvedles la sonrisa. Os aseguro que se tratará de buena gente.
