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Noruega. Un viaje en bicicleta.

Susana905
Participante
Susana905
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Qué paisajes de cuento y qué crónica tan emocionante!  Quedamos a la espera de la continuación, el sur.   Con impaciencia.  (desde luego, no se puede leer este foro y conseguir que no crezca el listado de futuribles ;-)

Mustaros
Participante
Mustaros
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ETAPA 2.- La

costa atlántica de Tronheim a Alesund, 3 a 10 de agosto

Siguiendo con

nuestra costumbre iniciamos la etapa quedándonos en Tronheim y disfrutando del fin

de semana en una ciudad grande (en términos Noruegos) y bonita. El domingo 4 de

agosto re-emprendemos la marcha en dirección a Kristiansund, Molde y Alesund.



Tronheim es una ciudad estudiantil y con encanto. Nos alojaremos en una residencia de estudiantes habilitada como albergue durante el verano. ¡Quién fuera estudiante de nuevo!.


La estatua está dedicada a los estudiantes. Algo muy Noruego, estatuas a gente corriente. Lo difícil es encontrar generales a caballo o próceres patrios.

Aprovechando el

domingo, la salida de la ciudad es tranquila ¡y en cuesta!, primer túnel prohibido

a bicis de nuestro recorrido y primera ascensión para superar una sucesión de

colinas que los coches recorren en minutos y que a nosotros nos cuesta horas.


El paisaje no

defrauda y entre carreteritas secundarias y caminos vecinales abandonamos la

agrupación urbana y ¡oh sorpresa!, segundo encuentro con “Elaltito” en una

gasolinera estratégicamente situada para proveernos de café (malo) y bollitos

de canela (muy ricos).

Fuera de las rutas principales recorreremos algunos de

los rincones que ahora forman parte de la galería de recuerdos predilectos del

viaje. En este tramo conoceremos los primeros grandes fiordos, pedalearemos por

la carretera atlántica, tan loada por las guías, y la isla de Midsund, una de

las mejores sorpresas por inesperada. Aprendemos a fiarnos de los mapas y de

nuestros instintos para abandonar cada vez con mayor frecuencia el recorrido “oficial”

de la eurovelo 1 y optar por rutas secundarias, en su mayor parte carentes de

tráfico y abundantes de paisajes y rincones encantadores.



Mustaros
Participante
Mustaros
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Los “super” son

nuestros puntos de avituallamiento y descanso, a falta de otra cosa proveen de

café, mesas y hasta baños. No tenemos una ruta planificada más allá del día y

no sabemos si encontraremos campings o albergues pero no nos importa, el ritmo

de viaje se ha vuelto sosegado.


Hay días en que

podemos escoger camping entre los muchos que encontramos repletos de alemanes

pescando y otros en que nos invitan a plantar la tienda en el único disponible

en muchos kilómetros por el coste de las duchas (siempre de monedas).


Llegamos a

Kristiansund muy temprano y la ciudad no nos seduce lo suficiente como para

quedarnos a pasar el día, es el primer destino de turismo masivo que

encontramos en nuestro recorrido y no resistimos compartir el espacio con

cruceristas que nos miran como a bichos raros.


La salida vuelve a depararnos un

túnel prohibido a bicis y tenemos que montarnos en un autobús que para nuestra

sorpresa lleva un portabicis en la trasera. Nos bajamos a la salida del túnel pese

a la insistencia del conductor en llevarnos más lejos, ¡error! Es tarde y

estamos en medio de la nada, la carretera atlántica al frente, tardaremos casi

tres horas en encontrar un rincón donde montar la tienda.


Mustaros
Participante
Mustaros
Participante


La pescadera de Kristiansund, una estatua a otro personaje del pueblo alejado de los oropeles de la fama.

Seguimos nuestro

periplo por carreteras secundarias, la siguiente meta, Molde. Acercarse a otra

urbe, aunque sea pequeña, siempre implica más tráfico y… ¡túnel prohibido a

bicis! La ruta obliga, apenas a 10 km del punto de llegada, a desviarnos para

subir a una estación de ski y descender por el otro lado. Por suerte las

estaciones de ski Noruegas están a poca altura y con 700 m sobre el nivel del

mar solventamos el asunto.

Estamos a 9 de

agosto y para celebrarlo encadenamos una estupidez tras otra, salimos temprano

de Molde en dirección a la isla de Midsund con la intención de hacer noche

antes de llegar a Alesund, punto escogido para tener otro fin de semana de

descanso. Ante la ausencia de campings, albergues u otras opciones a nuestro

alcance deberíamos haber optado por montar la tienda en algún rincón

resguardado. Nos empeñamos en llegar a Alesund a como dé lugar (mea culpa, mea

culpa, mea grandísima culpa, digo mientras me golpeo el pecho entre grandes

aspavientos), esa es la primera estupidez. La segunda es leer mal el mapa y

escoger la carretera equivocada. La tercera es no darnos cuenta de la hora, son

más de las 10 de la noche y estamos en… el aeropuerto de Alesund comunicado con

la ciudad sólo por un túnel bajo el mar, ¿adivinais? Es fácil, ¡prohibido a

bicis!

Confieso que aquí

tuve uno de los momentos más bajos del viaje, por suerte Zuzu tomó las riendas

y con muestras de arrojo propias de la mujer maravillosa que es paró al único

vehículo posible para nosotros, el aerobús, por el sistema de plantarse en

medio de la carretera. Por suerte el conductor resultó un tipo encantador y sin

hacer caso a los turistas asiáticos que ocupaban los asientos procedió a

acomodarnos y hasta nos indicó donde encontrar el tan ansiado albergue.

Al menos, después de la aventura, Alesund resultó una

ciudad acogedora y bonita, una de las joyas del modernismo del norte de Europa.  Aquí decidimos tomar un cambio de rumbo y nos

dirigimos en barco a la tercera etapa, la Noruega de los fiordos.




Mejor no preguntar cuantos escalones subimos para tomar esta foto.



Vale, es como Venecia pero sólo tiene un canal.

¡Ánimo!, ya falta menos. Seguirá en la 3ª etapa. La Noruega de los fiordos.


slow
Moderador
slow
Moderador

Ramon… ejem…

Noruega no es un país para bicis…

me explico.

por esos fiordos en los que pedíais a gritos un túnel, una cuesta un puente… en invierno todo eso existe:

                                                                   los camiones pasan de lado a lado por el mar que se ha helado.

aún recuerdo unas bonitas fotos de cuatro metros de hielo recortado en esas carreteras.

es un país muy organizado, muy, muy muy rico, tanto como inteligente en el aprovechamiento de sus recursos naturales.

precioso, enorme, salvaje, silencioso.

más queremos más!!!

  :D

sincuestas
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sincuestas
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… más… quiero masssssssss :mrgreen:

xavix
Participante
xavix
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Ramon y ZuZú, como me alegro de vuestro viaje, mas si cabe estos días que yo estoy aquí, en el norte de Noruega….

Después de leer vuestra crónica cada noche,me paso la mañana siguiente intentando veros pasar por la carretera de en frente de la obra…… pero claro, es pura ilusión !!! 
Os dejo una instantánea de las vistas….. 

Sigue contando porfi…….

una abraçada !!!

Mustaros
Participante
Mustaros
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ETAPA 3.- ¡Oh,

qué bonitos son los fiordos!, 11 al 19 de agosto

En Alesund después

de un fin de semana de reflexión decidimos un cambio drástico en la ruta

proyectada, puede que para no volver a oír ¿y no vais a Geiranger con lo bonito

que es? Abandonamos la eurovelo 1 para dirigirnos al fondo del fiordo más

profundo del mundo, el ya nombrado Geiranger. Además, entre los ciclo-turistas se

conoce el lugar por ser punto de partida o punto de llegada de la famosa Trollstigen,

la carretera virada y revirada en cuesta demencial que da fama y fortuna a los

ciclistas que la recorren (¡es broma!).

En busca de

nuevas perspectivas y un poquito más de descanso el recorrido entre Alesund y

Geiranger lo hicimos embarcados en un gran ferry de la compañía Hurtigruten,

naviera ya centenaria que recorre la costa y los fiordos Noruegos haciendo

escala en todas partes mientras transporta a personas, vehículos y claro está bicicletas.


En un viaje de

seis horas y como el ferry era un barco de un tamaño más que respetable,

nuestras queridas bicis viajaron en la bodega junto a vehículos de mayor lustre

e infinitamente más contaminantes, los coches.


La sorpresa nos

la llevamos una vez en destino al ver que el desembarco era con “lancha

lanzadera” y había que cruzar de un barco al otro por una pasarela de

pasajeros. No pasó nada y bicis y biciclistas cruzamos sin mayores apuros pero

con cara de susto que lamentablemente no inmortalizamos en foto ¡estábamos

demasiado ocupados en evitar que nuestras monturas acabaran en el fondo del

fiordo! La anécdota de la travesía fue descubrir dos cascos entre el entramado

de maderas que servían para atar los cabos (nótese la expresión marinera) que

aseguraban las bicis, los susodichos cascos estaban abandonados desde hacía

mucho tiempo a tenor de la capa de polvo que preservaba la pintura, una vez

rescatados del lío de maderas y cuerdas, uno de ellos sirvió para sustituir a

uno de los nuestros que había sufrido desperfectos irreparables en varias

caídas y ya no resistía más y el otro, convenientemente desempolvado y

abrillantado, volvió a su lugar en espera de algún otro ciclista necesitado.

Como curiosidad decir que los responsables de la carga ni siquiera recordaban

haber visto bicicletas atadas en ese punto de la bodega.

Geiranger es muy

bonito de eso no hay duda, o al menos eso nos contaron porque dos días y dos

noches de lluvia implacable apenas nos permitieron disfrutar del entorno, así

que salimos con el ánimo bajo y las alforjas mojadas (y la tienda, y la ropa, y

los zapatos, y…).



Pau-i-amor
Participante
Pau-i-amor
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Xavix, no escogiste una buena estación para visitar Noruega…  :mrgreen:

Nen, tapat!

(Abrígate, chaval!)

Mustaros
Participante
Mustaros
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La lluvia y sobre

todo la espesa niebla nos desanimó de la intención inicial de recorrer la Trollstigen

ya fuera en bici o en uno de los cómodos autobuses para turistas que recorren

la carretera en grupos de cientos de miles (o eso parece).

En principio la

idea era cruzar transversalmente la zona de fiordos hasta Flom y desde allí dirigirnos

a Bergen en barco para dar por terminado el recorrido ciclista, un paseo por

una de las zonas más bonitas de Noruega pensamos, ¡ilusos!


La previsión era ir hasta Songdal por la ruta más corta y

de allí a Flom cruzando un paso de montaña que evitaba el túnel prohibido a

bicis que sabíamos era la ruta más corta. No contábamos que entre Skei y

Songdal tampoco estaba permitido a bicis. La alternativa por la ruta 13 alargaba

el recorrido en más de 100 km. pero cruzaba una de las zonas más hermosas del

país a través de un paso de montaña que bordea el glaciar de Jostedalsbreen por

el extremo oeste para terminar en Balestrand, en el mismo fiordo que songdal.

 


Nos codeamos con el Queen Elizabeth



ojolince
Participante
ojolince
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Aúpa Ramón, aúpa Zuzu………………… aquí me tenéis ………….he puesto unas cervezas a refrescar

 porque esto promete!!!!!!!!!!!!!!!!!!.    😉

Mustaros
Participante
Mustaros
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¡Qué bonitas son las cuestas!



El llamado por los locales «paisaje más bonito» de la región.



Eplet Bed & Apple

(http://www.eplet.net/), un hostel

regentado por una pareja de cicloturistas que además de su simpatía personal y

excelente zumo de manzana casero ofrecen a los viajeros que llegan a su puerta

en bicicleta el lavado gratis de ropa, ¡se nota que saben lo que necesitamos!


En realidad no lo sabíamos pero al viaje en bicicleta ya le

quedaba poco, vuelta a Songdal por la única carretera disponible que discurría

entre arboledas y torrentes de montaña. A partir de allí la única ruta posible

para continuar era la nacional 5, una carretera de primer nivel en cuanto a

tráfico, sin arcenes y sin compasión para nuestras piernas, todo muy Noruego pero

demasiado para nosotros. A la altura de una población llamada kaupanger y

después de que el camión 5.000 en los últimos 20 km. nos adelantara a toda

velocidad y a muy escasa distancia, atendimos los cantos de las sirenas (ferryyyyyyyaaaayyyyyyyy…)

y confieso nuestra culpa, ¡ABANDONAMOS!

 

A partir de aquí, seguimos hasta Flam en ferry y aunque

recorrimos Bergen y Oslo a lomos de nuestras bicis el viaje cicloturista como

tal se terminó aquí, vencidos por los camiones.

 

Puede que tantas semanas de carreteras sin tráfico y la

fama de los conductores Noruegos nos derrotaran, lo cierto es que no

esperábamos tener que luchar con las dificultades de la carretera y al mismo

tiempo temer por nuestras vidas. Hasta ese momento el tráfico había sido muy

escaso o paliado por carriles bici y carreteras secundarias al acercarnos a las

ciudades grandes; de repente estábamos en medio de cientos de camiones,

emparedados entre un muro que delimitaba una carretera sin arcén y las ruedas

de unos monstruos que echan mucho humo. Demasiado para nosotros aun sabiendo

que el desvío salvador estaba a unos 30 km. En general habíamos leído cosas

buenas sobre el respeto del conductor Noruego hacia los ciclistas y en general

así es, sin embargo en nuestra experiencia cuando pisamos una carretera “sólo

para coches” la situación cambió y nos convertimos en un estorbo y una molestia

que combatir con adelantamientos suicidas (los “suicidados” éramos nosotros

claro).

 

De todas formas prometo terminar el relato con una 4 ETAPA,

de viajeros a turistas.

ojolince
Participante
ojolince
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Una retirada a tiempo …. es una batalla ganada, 

 que de lo que se trata es de disfrutar….
Como dijo uno   » los monstruos  del asfalto lo devoran todo, tus sueños, tus ilusiones
                        no entres en su territorio..»

Pau-i-amor
Participante
Pau-i-amor
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Ramon, Zuzu…. Que nadie os quitará lo bailado!

xavix
Participante
xavix
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Hey chicos!!!

darme matriculas, y los pocos días que me quedan por estos lares, me encargo de hacerles saber de su molestia …….. :mrgreen:

muchísimas felicidades por el gran viaje  😉

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