Primer día del viaje: Estuve a punto de retrasar el viaje porque la predicción metereológica decía que había entrado una borrasca por el Sur de la Península y subía hacía el centro, bueno, la verdad es que el día que decidí salir ya había llegado y me cayeron varios chaparrones. El viaje decidí iniciarlo en la Vía Verde del Tajuña, al lado de la localidad de Ambite, donde hay un aparcamiento para el coche, y poder sacar todo el equipaje y cargar las alforjas con comodidad. A poca distancia de este inicio, ésta Vía Verde se comunica con la Vía Verde del Tren de los 40 Días, ambas me las conozco por haberlas recorrido varias veces. En esta última vía tuve que parar en una zona preparada para el descanso incluso se puede dormir a cubierto (foto nº 5) porque notaba algo raro en la rueda trasera, bajé las alforjas y todo el equipaje y quité la rueda trasera, bueno pues resulta que al preparar el viaje desarmé la bici para limpiarla, engrasarla y ponerla a punto, se conoce que no dejé bien la contratuerca del buje trasero y al aflojarse un poco el rodamiento cogió holgura, ajusté la dichosa contratuerca, aproveché para comer algo y reponer fuerzas y continué camino. Esta Vía Verde del Tren de los 40 Días acaba en Estremera, donde continué ya por carretera. El contratiempo del buje y el viento que se levantó me retrasaron con el horario que más o menos tenía previsto, ya que en la dirección que yo iba esta vía verde es prácticamente toda de subida. Como se puede comprobar en las fotos al haber llovido bastante los días anteriores el campo estaba precioso, con la carretera en muy buenas condiciones y sin tráfico, no tenía prisa, disfrutaba de esa sensación de libertad, ya sabéis a qué me refiero. La primera noche la pasé en unas construcciones donde me encontré a un hombre que era una especie de vigilante o guarda de la zona, y me dijo que esas construcciones las usaban a veces para guardar el ganado y en la época de caza las usaban los cazadores, tras charlar un rato con él se fue y decidí pasar allí la noche. Aunque aún era pronto preparé los artilugios para calentarme algo para cenar, mientras tanto, observé en lo alto de un árbol un ave rapaz (no sabría decir cual pues no estoy puesto en el tema), preciosa, no muy grande, no se movía, de repente se lanzó al suelo, levantó el vuelo y vi que llevaba algo entre las garras, también se disponía a cenar. Era la primera vez que lo veía en vivo, no tiene nada que ver cuando lo vemos en un documental en la tele.