Rodadas. Una comunidad de cicloturismo y viajes en bicicleta
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Más de 4500 km alrededor de la península

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  1. Ruedas2000 dice: Siguiendo la crónica @Hohmann, super entretenida, no dejes de escribirla.

    Hay algo que no me cuadra, o no me estoy enterando de como va este viaje. Según comentabas en otros hilos, es una crónica en directo, o sea , que la vas escribiendo al acabar cada una de las jornadas, pero no cuadran las fechas, 15-16 Agosto del año pasado lo ultimo que escribiste y estamos ahora a Febrero del 2021?!
    O no es crónica en directo, o ya estas en otro sitio muy posterior de tu viaje y estas ahora contando etapas anteriores?

    A mi también me sorprende la cantidad de gente que conoces, no se si lo tienes preparado o si es improvisado. Si es improvisado vaya suerte que tienes para hacer amistades y conseguir sitios para dormir.
    Lo digo por mi experiencia por lo menos, porque yo pregunto por un sitio para pasar la noche en una casa que encuentre por el camino y lo primero que me salen son los perros guardianes ladrando como locos y el propietario preguntando con cara de pocos amigos ¿Que quiere usted? Jajajaja
    Eso la mayor parte de las veces en España, aunque no siempre es asi y depende de que sitios o zonas pregunte, pero un 50% de posibilidades la respuesta que recibo siempre es asi.

    Pero es que a ti te reciben como un rey en todos los sitios, y gente al parecer desconocida totalmente, por lo que me parece que esto ya lo tienes preparado o no??, son siempre gente desconocida que te ofrece un sitio para dormir, incluso comida y una bandeja con el desayuno, ¿como lo logras??

    ...Hola @Ruedas2000


    El viaje lo hice entre julio y diciembre del 2020. El texto lo iba redactando día a día, después de la jornada de pedaleo, pero es ahora cuando lo estoy publicando. En la ruta no llevaba ordenador y con el móvil no podía subir fotografías. 

    La gente que me encuentro en el camino son desconocidos, a excepción de la gente de La Cavada que sí los conocía, al resto no les conocía. Antes, para acampar me escondía en plan que no me viera nadie, ahora, depende del lugar, si hay casas cerca o lo que sea, pregunto y ya ves que he tenido buena respuesta. La gente que me traen una caja llena de desayuno, por ejemplo, desconocidos totalmente. O la familia en el País Vasco que cuando iba a clavar las piquetas me dicen que no tiene sentido que acampe teniendo una habitación vacía. De golpe te ves cenando con la familia y jugando con la hija de 8 años. Una maravilla. Esto de preguntar para acampar lo hago a raíz de un viaje que hice a Marruecos donde su hospitalidad me sobrecogió y pensé que aquí eso sería imposible... Decidí probar y aunque es diferente, aquí también habemos buena gente.


    Gracias a Tod@s por comentar. Es grato saber que tras la pantalla hay alguien leyendo! 

    Instagram: labiciesbella
    Publicado hace 3 años #
  2. Es un error pensar que no se lee si no se comenta y lo digo por experiencia... En una ocasión estaba comiendo y unos jovenes, bueno cuando tienes tienes una edad eso no es dificil, veia que me miraban... Yo supuse que debia ser porque tenia fuera la bici con el remolque y que vaya vd. a saber que estarian pensando...

    El caso es que acerca uno y me pregunta... Tu eres Slow?

    Te voy siguiendo desde que empezaste el viaje...
    Mi cara era un cuadro

    En otra ocasion un mecanico de bicis a traves de un forero me hizo lhacer llegar unas zaoatas de freno porque veia que iba sufriendo con las que llevaba

    Uno y otro no escribian pero leian.

    Publicado hace 3 años #
  3. slow dice: Es un error pensar que no se lee si no se comenta y lo digo por experiencia... En una ocasión estaba comiendo y unos jovenes, bueno cuando tienes tienes una edad eso no es dificil, veia que me miraban... Yo supuse que debia ser porque tenia fuera la bici con el remolque y que vaya vd. a saber que estarian pensando...

    El caso es que acerca uno y me pregunta... Tu eres Slow?

    Te voy siguiendo desde que empezaste el viaje...
    Mi cara era un cuadro

    En otra ocasion un mecanico de bicis a traves de un forero me hizo lhacer llegar unas zaoatas de freno porque veia que iba sufriendo con las que llevaba

    Uno y otro no escribian pero leian.

    ...Uauuuu Slow!!! Imagino tu cara alucinado, no???? Que bueno! 

    Será que no me acostumbro a estos mundos digitales y necesito saber que hay alguien tras la pantalla. Tomo nota de lo que dices. Gracias!

    Publicado hace 3 años #
  4. Si, es seguro que te leen @Hohmann, y gente no registrada, es un foro publico. No tienes mas que hacer una busqueda en el buscador de Google de cualquier tema de ciclismo y seguro que aparece algun hilo de rodadas.

    Para que veas que es verdad, teclea ahora mismo en un buscador de Google "4500 kms. alrededor de la península" y tachan, ahi aparece tu crónica en rodadas en primer lugar. Estan indexados los hilos al buscador de Google. Las redes sociales tambien dan mucha difusion, pero te obligan a tener cuenta en facebook, twitter, etc, yo creo que un foro muy activo tambien te da mucha difusión.
    Ya veras como dentro de 3 ,4 o 10 años cuando te hayas olvidado completamente de esta crónica, recibiras algún comentario de gente interesada en el viaje que hiciste.

    Publicado hace 3 años #
  5. Ruedas2000 dice: Si, es seguro que te leen @Hohmann, y gente no registrada, es un foro publico. No tienes mas que hacer una busqueda en el buscador de Google de cualquier tema de ciclismo y seguro que aparece algun hilo de rodadas.

    Para que veas que es verdad, teclea ahora mismo en un buscador de Google "4500 kms. alrededor de la península" y tachan, ahi aparece tu crónica en rodadas en primer lugar. Estan indexados los hilos al buscador de Google. Las redes sociales tambien dan mucha difusion, pero te obligan a tener cuenta en facebook, twitter, etc, yo creo que un foro muy activo tambien te da mucha difusión.
    Ya veras como dentro de 3 ,4 o 10 años cuando te hayas olvidado completamente de esta crónica, recibiras algún comentario de gente interesada en el viaje que hiciste.

    ...Gracias @Ruedas2000, tienes razón. Supongo que estoy más acostumbrado a la inmediatez que ofrecen las redes sociales. Gracias por ofrecerme tu punto de vista!

    Publicado hace 3 años #




  6. Miércoles 19 de agosto.

     

    Hoy el día es bastante tranquilo. La noche la
    he pasado bien, pese al ruido que hacían unos plásticos que habían y que con el
    fuerte viento que ha hecho toda la noche no paraban de moverse. Eso y los árboles
    movidos por el viento. Además, había un foco potente iluminando la iglesia y me
    daba indirectamente a mí. A pesar de eso, he descansado. Me levanto, desayuno y
    me pongo a darle a los pedales. Voy por la nacional 634 que está bastante
    tranquila, sin apenas tráfico. Así llego hasta Villalba a las cuatro y media de
    la tarde y decido dejarlo ya por hoy; me busco un albergue de peregrinos y me
    quedo ahí a descansar, lavar ropa y cargar baterías ya que parece que la placa
    solar ha dejado de funcionar o no hay sol suficiente (que también puede ser,
    porque solo ha salido un momentito desde hace ya bastantes días). Hoy hace un
    mes que salí.

     

    Jueves 20 de agosto,

     

    Me levanto pronto y tras guardar todo en las
    alforjas (menos la ropa húmeda que lavé ayer que la cuelgo de la bici para que
    se seque) y desayunar me dispongo a emprender un nuevo día. Voy por la Nacional
    634 que va muy tranquila hasta Baamonde, luego cojo la N VI dirección Guitiriz
    y en seguida me desvío hacia la izquierda por la Lu 242 hacia Parga. Así llego
    hasta Cruces, pasando al lado de unos gigantescos molinos de viento. Paro para
    hacer una foto de la bici con ellos de fondo y la bici se cae. Mi reflejo es
    cogerla y esto hace que me golpee el brazo con el manillar, con el consecuente
    hinchazón y dolor que me dura el resto del día. Llego a  Sobrado dos Montes, donde paro a comer.
    Aprovecho para mirar el móvil y veo un mensaje de Isabela del grupo de música
    Tantxungueiras. Por lo que me cuenta, ellas viven en Santiago y me ofrece pasar
    la noche en su casa. Le digo que genial y que llego a Santinago al día siguiente.
    Las conocí durante el confinamiento, a través de Instagram, su manager, amigo
    mío, nos puso en contacto para hacer un vermut online en tiempos de
    confinamiento.

    Pensar que he llegado
    hasta Galicia en bicicleta me da un subidón de alegría difícil de explicar.
    Mañana estaré en Santiago, haciéndome la típica foto frente la catedral.

    Los km me alejan de unas personas y me acercan a
    otras, es un tira y afloja, un curioso juego que no me deja de sorprender. ¿A
    quién conoceré mañana? ¿Qué me espera en el camino? Incertidumbre, ¡bienvenida
    siempre seas!

    La ropa se ha secado, la guardo en las
    alforjas y continúo por la AC 234 hasta Arzua, allí paro a comprar algo en el súper
    y meriendo sentado en el banco de una plaza, Y sigo por la N 547 hasta  Salceda, lugar donde me quedo a dormir,

    Cuando me dispongo a buscar sitio para
    acampar, enseguida veo varios lugares pero ninguno me convence. Encuentro uno muy
    bueno, pero hay algo que no me gusta, no sé qué es, quizá solo sea una
    sensación, pero decido hacer caso a la intuición. Más adelante pregunto en una
    casa si habría problema por acampar en el terreno de al lado de su casa y me dicen
    que acababan de abonar y que no les haría mucha gracia a los dueños, pero que
    unos 100 metros más adelante hay una casa a medio hacer, que lleva así 30 años
    y que ahí puedo quedarme sin problema. Voy para allá y veo que hay otro
    Cicloviajero dispuesto a pasar ahí la noche, Es mayor, alemán y parece que no
    tiene ganas de compartir el lugar, así que sigo buscando otro sitio. Unos
    minutos más adelante encuentro un lugar, al lado de la carretera donde pasar la
    noche,

     

    Viernes 21 de agosto.

     

    Me despierto pensando: ¡qué bien, esta noche
    no ha llovido! Y justo cuando estoy a punto de salir del saco de dormir,
    empieza a llover. No sé qué hacer, si levantarme y recoger bajo la lluvia o
    quedarme acostado hasta que pare. Mientras lo pienso, deja de llover por unos
    minutos, los justos para que recoja el campamento y me ponga la ropa
    impermeable. Empiezo a pedalear, rumbo Santiago, bajo una lluvia cada vez más
    intensa, Por el camino un fotógrafo que me adelantó en su coche me está
    esperando en un arcén, cámara en mano mirándome a través de su objetivo. Decido
    parar y hablamos durante unos minutos bajo la lluvia. Llego a Santiago
    empapado, no ha dejado de llover y me dirijo a la catedral para hacerme la foto
    de rigor. Cuando estoy llegando deja de llover por unos minutos, luego vuelve a
    llover interrumpidamente hasta las dos del mediodía. Es emocionante llegar
    hasta el final de un camino de peregrinación, veo a mucha gente emocionada,
    introspectiva, reflexiva sentada en el suelo de la plaza de la catedral, sin
    importarles mucho que esté mojado.

    Sigo dirección Teo, donde me están esperando
    unas anfitrionas muy especiales. Se trata de Aida y Sábela, dos chicas
    componentes del grupo de música Tanxungueras. Nos conocimos de manera virtual
    durante el confinamiento. Resulta que Andrés es su manager y hace años era uno
    de los encargados de mover por Galicia a un grupo con el que yo trabajaba, La
    kinky.Beat. Aida y Sábela me tratan estupendamente y, después de comer y una
    pequeña siesta, me llevan de paseo por lugares tan bonitos que casi hacen daño a los
    ojos. Me cuentan cosas de su tierra, de las mareas y me acercan a la música
    gallega con una buena sesión. Después, a la
    noche, vamos a cenar a Caldas de Reís, porque ahí está Andrés y así nos vemos.
    Hace unos dos años que no coincidimos. También, casualidades de la vida,
    coincido con Roxo, un chico que conocí en Palestina y que trabaja con Cultura
    Activa, una empresa encargada de promover la cultura.

    Llegamos a casa a las dos de la mañana, yo con
    el cuello torcido de sueño.

     

    Sábado 22 de agosto.

     

    POr la mañana, antes de partir, tengo el
    privilegio de escuchar a estas dos chicas cantar, es una auténtica maravilla
    poder gozar de su música y de su voz en el salón de su casa. Tras las siempre
    tristes despedidas, sigo mi camino dirección Tui. Llego a Curro y ahí busco un
    lugar para acampar y un lugar donde tomar un café, pues he quedado con
    Mercedes, una chica que me escribió porque se interesó en mi proyecto del viaje
    a India. Ella también iba a viajar hasta allí para montar un hospital en un
    monasterio, pero igual que yo, tuvo que suspender su viaje. Pasamos un rato
    agradable hablando un poco de todo y después, una vez más, toca despedirse.

     

    Domingo 23 de agosto.

     

    Como cada día, me despierto temprano. A las
    ocho ya estoy en marcha. Hoy tengo especial interés en recorrer kilómetros a
    mayor velocidad, he quedado con mi tío Ro en el camping de Cova, Portugal.
    Tengo por delante algo más de 90 kilómetros. Los primeros de ellos se me hacen
    algo difíciles, ya que son por caminos con una pendiente considerable, en algún
    tramo, incluso, tengo que bajarme y empujar la bici. Voy haciendo el camino De
    Santiago Portugués al revés. Me dirijo hacia Porriño y luego a Tui. Paso un
    puente y cruzando el río Miño me despido de Galicia para entrar en Portugal,
    que me recibe desafiante con mucho calor (enseguida añoro el clima de Galicia
    de estos últimos días) y unas cuestas que me hacen sudar la gota gorda. Los
    últimos kilómetros antes de llegar al camping son una gozada, una carretera pequeña,
    cuesta abajo por la que me deslizo sonriente hacia el encuentro con mi tío.

    El camping es amplio y está muy bien, además tiene
    piscina. Después de darme un remojón, me doy una ducha larga y caliente, limpio
    la ropa y cenamos con una cerveza fría (ventajas de viajar en furgo). Aprovecho
    el camping para cargar todas las baterías de todos los aparatitos y para pasar
    las fotos y vídeos, usando el ordenador de mi tío, a un disco duro externo.

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    Publicado hace 3 años #

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    Publicado hace 3 años #
  8. Sigo leyendo tu viaje Hohmann.

    Menuda aventura, no te falta nada, buenos paisajes, buena compañía y de vez en cuando un poco de lluvia, que más se puede pedir?.

    El unico simbolo de superioridad que conozco es la bondad.
    Beethoven.
    Publicado hace 3 años #
  9. Genial compañero! Esperando la próxima entrega.

    Publicado hace 3 años #
  10. Lunes 24 de agosto.

     

    Me despierto a las 5 de la mañana, aquí en
    Portugal es una hora menos, o sea en España son las 6. Me quedo en la tienda
    mirando cosas en el móvil, miro warmshoer (sin suerte), edito unas fotos, etc.
    Hago tiempo hasta que ya noto que empieza a haber algo vida en el camping. La
    tienda está empapada de la humedad que ha habido durante la noche, y la ropa
    que tendí está más mojada de lo que la dejé. Busco dos árboles al sol a los que
    atarle una cuerda y tiendo ahí la ropa y la tienda. Desayuno a base de bien en
    compañía de mi tío y a las 11 él sigue su camino rumbo a Valença do Minho, hay
    un mercado en la fortaleza y quiere visitarlo. Yo me quedo una media hora más
    en el camping y después salgo dirección Oporto. Hace un calor del carajo y los
    próximos kilómetros me espera una subida entretenida. Me adentro en la Serra de
    Arga, que me resulta un lugar muy agradable para pedalear. Siento que estoy
    solo en medio de la sierra. Más adelante me cruzo con un rio que me pide a
    gritos que me bañe en él, así que me desnudo y me meto en sus frías pero
    hospitalarias aguas, al mismo tiempo que dos ranas saltan huyendo de mí. Cuando
    me visto aparece un grupito de chavales que están haciendo senderismo y parece
    que mi bici les atrae, pues le hacen unas cuantas fotos. Llego a una pequeña
    aldea y en la misma carretera veo un bar. Menos mal, porque no he comprado
    comida, así que me paro con la idea de pedir un bocadillo… y lo pido pero sin
    suerte, solo sirven bebidas. Sigo un poco más y me paro a un lado de la carretera
    a comerme el poco pan con humus que me queda, una paraguaya y un yogurt que
    accidentalmente se me cae al suelo y se le abre la tapa del impacto. Parece que
    Portugal es todo cuesta arriba y sin sombra, pero estoy equivocado, unos
    kilómetros más adelante la pendiente se invierte y me deslizo cuesta abajo. Veo
    un animalillo algo tímido, una especie de zorrillo que me mira con ojos
    desconfiados. Así llego a Orbacem y Outeiro y enseguida me planto en Viana do
    Castelo, donde busco una tienda de bicicletas para comprarme un juego de
    pastillas de freno, pues debo cambiar las cuatro pastillas y solo llevo un
    juego. También es hora de cambiar la cadena, llevo una de repuesto pero son las
    17.30 y eso requiere un tiempo, así que decido hacerlo mañana a una hora más
    temprana. Con las pastillas recién puestas y las manos negras, sigo avanzando
    cerquita del mar hasta Castelo do Neiva. Empiezo a buscar lugar donde acampar y
    después de un rato veo una casa que parece cerrada con un buen terreno plano
    donde poner mi tienda de campaña. En la casa de al lado veo a un hombre y a una
    mujer, así que me acerco a ellos para preguntarles. Así es como conozco a
    Celso, le pregunto que qué le parece si acampo en la casa de su vecino y me
    dice que le acompañe al bar, que conoce al dueño de la casa. Vamos al bar y le
    espero en la puerta. Ha habido una confusión, cosas del idioma, y Celso había
    entendido que le preguntaba por un albergue y me dice que el albergue está
    cerrado. Le explico que yo lo que quiero es acampar y que le preguntaba por
    hacerlo en la casa de su vecino. Me lleva hacia su casa, en realidad es la casa
    de su hermana, y tras hablar con ella, me dejan acampar en su terreno. Cuando
    he puesto las tres primeras piquetas, aparece Celso y me dice que pare y
    recoja, que me voy a dormir a su casa. Ha hablado con Tatiana, su mujer, una
    rusa preocupada por la actual situación que se está viviendo en Bielorrusia
    donde el presidente del país y su hijo de quince años se pasean por el centro
    de la ciudad con chalecos antibalas y armas de asalto, y han decidido alojarme
    en la habitación del hijo de ella, que está fuera unos días. Así que acabo el
    día compartiendo una exquisita cena con dos perfectos desconocidos en la
    intimidad de su casa, hablando, riendo y sintiéndonos más humanos.

     

    Martes 25 de agosto.

     

    Me despierto a las 5 de la mañana, ya no puedo
    dormir más pero me quedo en la cama dando vueltas y aprovecho para mandar
    algunos mensajes a través de Warmshowers; acabo de caer que hoy llego a Oporto,
    que me gustaría quedarme un par de noches y que no tengo donde caer. A las
    07.30 suena el despertador de Celso, me levanto de la cama y salgo de la
    habitación. Él toma un café, yo un té y después nos despedimos, él coge su
    coche y yo mi bici. Antes de empezar a pedalear, le escribo una nota de
    agradecimiento en una de las postales que llevo de fotografías de mi viaje por
    Marruecos y se la dejo en la puerta de su casa.

    Antes de salir del pueblo entro al súper a
    comprar algo para comer. Unos pocos kilómetros más adelante, en una sombra, paro
    para hacerme un bocadillo y compruebo que un tal Rafael ha contestado a mi
    mensaje de Warmshower. Me dice que él no está en casa, pero que puede hacer que
    su exnovia me de las llaves de su casa y que me puedo quedar las noches que
    quiera. Es fantástico, parece mentira que alguien sin conocerte de nada te deje
    las llaves de su casa. Continúo por la N13 cerquita de la costa, voy por el
    arcén a buena velocidad y de repente, un tractor asoma el morro haciendo que
    frene en seco. ¡Menos mal que ayer cambié las pastillas de freno, si no me lo
    hubiera comido! Miro al conductor con cara de enfado y él solo sonríe, sin
    decir nada. Yo, enfadado le digo que no hace gracia, que tiene que mirar más, y
    él sigue sonriendo, solo sonriendo. Al final me despido de él amablemente. Paso
    por unos puestos que solo venden cebollas y ajos y están colocados de tal forma
    que llaman mi atención y me acerco a tomar unas fotografías. 






     Cuando estoy cerca
    de Oporto voy hacia Maia para comprar una herramienta que me hace falta para abrir
    el engranaje rápido de la cadena, ya toca cambiarla por una nueva y prefiero
    abrir el engranaje rápido que usar el trochacadenas. Sigo dirección Oporto por
    la N14, gran error por mi parte, la carretera no tiene arcén y cada vez voy más
    intranquilo. Al final decido salir de esa carretera y tomo un camino mucho más
    tranquilo que me lleva hasta la casa de Rafael, donde unos minutos después de
    mi llegada aparece Tanya, su ex pareja y me da las llaves de la casa. Me
    acompaña hasta dentro y me explica un poco todo. La casa es muy bonita, un
    primer piso, así que puedo meter la bici en el salón fácilmente. Aprovecho la
    tarde para cambiar la cadena de la bicicleta, poner una lavadora e ir a comprar
    al supermercado, entre otras cosas una sandía, ¡tengo que aprovechar que tengo
    nevera! En Oporto tiene fin el primer reto de este viaje, lo que iban a ser
    1500 kilómetros solidarios han sido 2019 kilómetros y 1001 euros recaudados
    para Arrels Fundació. Mañana me iré a visitar Oporto caminando.

     

    Miércoles 26 de agosto.

     

    Me paso todo el día caminando por Oporto, aparte
    de ir a ver algunos lugares que Rafael me ha recomendado, aprovecho también
    para comprar algunas cosas que me vendrán bien: una batería extra para la
    cámara de fotos, una tarjeta SD y cosas así. Me pierdo por una ciudad que me resulta muy fotogénica. Me
    encanta caminar sin rumbo guiado por mi curiosidad. La magia de saltar a
    lo desconocido siempre da sus frutos, solo es cuestión de confiar en la vida...
    Y aquí estoy, en casa de un desconocido que está fuera unos días y me ha hecho
    llegar las llaves de su casa a través de una tercera persona; ¿no es
    fascinante? No es la primera vez que me pasa una cosa así y la experiencia me
    dice que hay que dejar los miedos de lado y confiar más.

    Oporto es muy bonita y tiene unos lugares muy
    fotogénicos, por lo que paso un buen rato jugando a ser fotógrafo. Un lugar que
    me llama la atención es el cementerio de Agramonte, por el que paseo durante un
    rato. Siento que estoy paseando por mi futuro, por el mío y el de todos
    vosotros. Todos y todas acabaremos siendo abono alimentando la tierra,
    generando nuevas formas de vida. La vida y
    la muerte caminan juntas de la mano, como dos buenas amantes lesbianas. Si
    miras de frente a la muerte, miras de frente a la vida y pones especial cuidado
    en lo que haces con ella, no vaya a ser que cuando te llegue el momento te des
    cuenta de que no has vivido. Da igual si crees en otras vidas, en un cielo
    eterno, o en cualquier otra cosa; lo único que tienes es el cuerpo que ahora
    habitas. Dale una buena oportunidad.




    Mañana seguiré pedaleando kilómetros
    solidarios, no lo hago solo, me acompañan mis sombras, tan necesarias y tan
    mías que he optado por no renunciar a ellas.

     Llego a
    casa por la tarde, cansado de tanto andar y después de cenar me voy a la cama,
    donde caigo rendido en seguida.

     

    Jueves 27 de agosto.

     Decido quedarme un día más en Oporto y para
    Rafael no hay ningún inconveniente. Mi plan para hoy es no hacer nada, leer,
    ver una peli y descansar. Pero me escribe una periodista de una televisión
    local y me pide que le mande un vídeo respondiendo unas preguntas y que también
    le mande imágenes del viaje. Eso me ocupa bastante tiempo porque el internet va
    lento y los vídeos pesan lo suyo. Además, hablo con el responsable de Pallasos
    en Rebeldía, organización que va a ser beneficiaria del nuevo reto solidario
    que estoy a punto de empezar y me pide que le envíe una nota de prensa. No
    dispongo de ordenador, pero sí de una tablet… así que venga, manos a la obra.
    Mi día de descanso me lo he pasado peleándome con la tecnología. Cuando quiero
    hacer las paces con ella viendo una película en el móvil me duermo a los cinco
    minutos.

    Mañana
    sigo pedaleando dirección al sur, Guadalupe también me echa de menos.







    Adjunto

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    Publicado hace 3 años #
  11. Preciosas fotos de Portugal, me quedo con ganas de ver alguna de la Serra da Arga.

    Publicado hace 3 años #
  12. Genial, gracias por contarlo.

    Publicado hace 3 años #
  13. Y que mejor manera de reconciliarse con la tecnologia que dormir gracias a ella...?   

    Publicado hace 3 años #
  14. Mi cara de felicidad al terminar el primer tramo del viaje!

    Adjunto

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    Publicado hace 3 años #
  15. slow dice: Y que mejor manera de reconciliarse con la tecnologia que dormir gracias a ella...?   

    ...Totalmente de acuerdo Slow!

    Publicado hace 3 años #
  16. Nacho fr dice: Preciosas fotos de Portugal, me quedo con ganas de ver alguna de la Serra da Arga.

    ...De la Serra da Arga hice algunos vídeos. Fotos pocas. Te muestro las que hice.



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    Publicado hace 3 años #
  17. Viernes 28 de agosto. 

    Vuelvo a la bicicleta, ya empezaba a echarla
    de menos, a ella y a todo lo que me aporta. Recojo todo en casa de Rafael y
    salgo de casa. Llevo la alforja de la comida tan llena que casi no me cierra. Voy siempre
    bordeando la costa dirección Lisboa. He quedado con Rafael en Ovan para tomar
    un café rápido, está trabajando y va a escaparse unos minutos para que nos
    conozcamos. Es un chico muy agradable con el que paso apenas diez minutos.
    Hablamos un poco de todo y me dice algunos lugares que no puedo dejar de
    visitar. Me dice que en Figueira do Fez tiene una amiga y que va a preguntarle
    si puedo pasar ahí una noche. No sé si me cuadrará porque cuando pase por ahí
    creo que será mañana al mediodía.

    Me despido de Rafael y sigo pedaleando. El
    camino es todo plano y voy avanzando kilómetros fácilmente. Llego a Sant
    Jacinto donde por 2,10 euros cojo un ferry que me deja en Aveiro. Sigo avanzando,
    desde que salí de Oporto casi todo es carril bici y además en muy buenas
    condiciones. A las siete de la tarde empiezo a buscar un lugar donde acampar y
    poco después encuentro un lugar agradable en una zona boscosa al lado del
    carril bici por el que mañana seguiré mi camino.


     Sábado 29 de agosto.

    Me levanto a las 06.30. Recojo todo, desayuno
    y me voy. Pedaleo por la costa, por una carretera por la que apenas pasa nadie.
    Paso por las dunas de Quiaios, imaginaba que sería una pequeña carretera entre
    dunas de arena, pero en su lugar me encuentro con una carretera flanqueada por árboles.
    Casi todo es carril bici.



    Una vez en Quiaios decido bordear toda la costa y así
    voy hacia el faro, encontrándome con una pista de arena con unas vistas
    espectaculares. Pronto llego a Figueira do Fez. En una sombra paro a comerme
    una paraguaya y así conozco a José Antonio, un artista plástico con el que
    converso un rato y me hace unas fotos para un medio de comunicación local. A la
    noche ya ha colgado la noticia en el medio digital. Por cierto, José Antonio es
    tío de un compañero de foro, casualidades del camino.






    Aprovecho para comer frente al puerto, y sin
    apenas descansar continúo mi camino. Quiero llegar a Lisboa el lunes para ver a
    Ramón, un viejo amigo. Atravieso el puente que me separa de Gaia y sigo hacia
    Marinha das Ondas. Cojo un poco la nacional hasta Carrico, allí la abandono y
    me dirijo hacia Pedròcao, todo por carril bici. Continúo por la costa hasta Sao
    Pedro de Moel, lugar donde paso la noche acampado en el bosque. La luz de la
    luna dibuja formas extrañas sobre la tienda de campaña, mientras algunas hojas
    suenan al caer del árbol que hasta ese momento las mantenía.

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    Publicado hace 3 años #
  18. Domingo 30 de agosto.

    Vuelvo a despertarme a las 06.30 con el canto de los pájaros como único despertador. Mi reloj interno es más preciso que un reloj suizo. No sé qué día es hoy, tampoco me importa. En mitad del bosque y a esa hora de la mañana hace fresquito. Recojo todo y en cuanto me pongo al sol tengo que quitarme la chaqueta. Continúo pedaleando por el carril bici dirección Nazaré. Atrás dejo Oporto, ciudad que me acogió por tres noches. Pedaleo con la curiosidad de no saber qué luz de luna tendré esta noche o qué despertador sonará mañana. Hoy solo tengo un deseo: que todos los seres sean felices, que estén en paz.





    En un momento dado, no sé cómo, me he desviado y he cogido la carretera Nacional 242, no era mi intención. En Nazaré tengo dudas de qué camino seguir, puedo ir bordeando la costa  o puedo coger la nacional N366 dirección Lisboa. Cuando estoy con esas cavilaciones, dos ciclistas me adelantan y me saludan. Aprovecho para preguntarles qué opción es mejor y me indican que coja la nacional, que en la costa hay más desnivel y que además por ser domingo está lleno de coches. Pedaleamos un rato juntos y en Salir Do Porto nos separamos. La nacional no es tan fea como me había imaginado; aparte de que está bastante tranquila, va atravesando pequeños pueblos. Lo único que echo de menos son fuentes, en Portugal centro apenas he visto fuentes. Así llego a Caldas de Rainha, lugar donde paro a comer en un precioso lugar: el parking de una cadena de supermercados. Al menos tiene sombra y me hace pensar que en la vida no todo es belleza.


    Aprovecho la parada para llamar a Ramón y decirle que mañana llego a Lisboa. No me coge el teléfono y le dejo un mensaje. Más tarde, cuando paro a merendar vuelvo a llamarle y vuelve a no responderme. Decido pasar la noche en Ota y ¡sorpresa! veo una fuente donde proveerme de agua. Estoy llenando la bolsa de 4 litros para darme una ducha en mitad de la noche cuando se me acerca un hombre y me pregunta si me quiero duchar. Le digo que sí y se va a buscar una llave que abre las duchas de unos baños públicos. Me ducho, súper agradecido, con agua calentita. Ya aseado, me dirijo hacia el merendero que hay arriba del pueblo, a unos dos kilómetros pasado el cementerio. El sitio parece tranquilo para acampar y sin acabar de ver el lugar exacto donde plantar la tienda, me pongo a hacer la cena. Después de cenar y fregar los cacharros, busco el lugar exacto donde acampar. Lo que veo no me convence, así que me dirijo hacia una torre que hay un poco más arriba y es cuando veo a un hombre arriba de la torre mirando hacia el merendero a través de unos prismáticos. ¡Mierda! Me oculto tras unos arbustos y observo sus movimientos. Sigue mirando, entra y sale de la torre y al cabo de unos pocos minutos un coche aparece y aparca en la entrada del merendero. Abre la puerta pero no se baja del vehículo. El otro sigue mirando desde lo alto con sus prismáticos. Está claro que ese no es un buen lugar donde pasar la noche, así que cojo la bicicleta y me voy. Paso por delante del coche. Hay un hombre con el que no cruzo palabra ni mirada, está mirando hacia el otro lado. Me planteo ir a la torre y preguntar al otro hombre si puedo acampar por ahí, pero al final no lo hago y me adentro en el bosque, mientras la noche cae sobre mí. No me gusta que se haya hecho de noche y no tener sitio donde acampar, es algo que evito siempre. El fallo ha sido cenar antes de tener el sitio elegido. Sigo bosque adentro, no encuentro lugar donde poner la tienda, suelos llenos de ramas, con muchos surcos, etc… Al final, y con la ayuda del frontal, veo un sitio que no parece muy malo. Está lleno de ramas, pero parece más o menos plano. Quito las piedras y monto ahí la tienda. No ha sido la mejor opción: el suelo está inclinado y duermo cayéndome hacia un lado, además, del suelo hay algunas ramas duras y cortas saliendo del suelo y temo que me agujereen la tienda. Al menos hace una noche increíble, con una luna muy luminosa y un cielo cargado de estrellas.



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    Publicado hace 3 años #
  19. Lunes 31 de agosto.

    Me vuelvo a despertar a las 06.30. Al recoger
    la tienda veo que las ramas no han roto el suelo de la tienda, pero sí han
    hecho un agujero en el plástico que pongo debajo de la tienda; me tocará
    ponerle un parche de cinta americana.

    Salgo a las 9.00. El camino hasta Lisboa es
    todo nacional. No me gusta entrar en las ciudades, por eso trato de evitarlas
    siempre. El tráfico se intensifica, las carreteras son un lío y tengo que estar
    mirando constantemente el teléfono para saber por dónde tengo que ir. Prefiero
    los mapas físicos, pero en las ciudades la cosa se complica. En Lisboa voy a
    ver a mi amigo Ramón y a mi prima Paola, que lleva años viviendo en Lisboa.
    Llego a casa de Ramón sobre las 13.30. Quito todas las alforjas a la bicicleta
    y subimos todo tres pisos por unas escaleras estrechas. Ramón y su pareja se
    van a trabajar al bar del que son propietarios, el “Tatí”. Yo me quedo en casa
    comiendo y descansando un poco. Luego voy al bar a hacerles una vista y después
    a comprar algo de alimento. Mañana he quedado con mi prima a las 11 de la
    mañana.






    Martes 1 de septiembre. 

    Me despierto como cada mañana a las 06.30
    puntual, sin despertador. Me quedo un rato vagueando en la cama. Después de
    desayunar como uno se merece, aprovecho que Ramón me ha prestado su ordenador
    para actualizar la página web, mañana quiero empezar a mover el nuevo reto
    solidario: 1500 km (ya veremos cuantos son en realidad) en beneficio de “Pallasos
    en Rebeldía”, organización que se dedica a llevar la magia del circo y la
    vulnerabilidad del payaso a campos de refugiados y con la que tuve el placer de
    poder colaborar en el 2018 en Palestina.



    Dejo la tarea a medias y me voy al mirador de
    Senhora Do Monte donde he quedado con mi prima. Está igual que siempre. Damos
    un paseo por la ciudad, callejeamos sin sentido aparente, vamos a un mercado de
    segunda mano y acabamos la mañana tomando una cerveza que nos cobran a precio
    de guiri. Luego, después de despedirnos, vuelvo a casa de Ramón y después de
    comer continúo con el trabajo de ordenador hasta el atardecer, momento en el
    que vuelvo al mirador para ver la puesta de sol desde ahí. Hay algunas
    personas, no tantas como en otros años y un músico ameniza la velada con una
    guitarra que me consigue emocionar. Lisboa me gusta, a pesar de que en los
    últimos años se ha hecho bastante turística, aún mantiene un halo de
    autenticidad que parece resistirse a perder. Esperemos que así sea.






     Viernes 4 de septiembre.

    Me he quedado unos días más de lo que había
    pensado en Lisboa. He aprovechado para actualizar la página web, mandar una
    nota de prensa a varios medios de comunicación informando del nuevo reto
    solidario, de Oporto a León, pasando por Sevilla, en beneficio a Pallasos en
    Rebeldía y para hacer alguna entrevista. El viernes, después de desayunar con
    Ramón y de una difícil despedida, arranco camino a Belem para coger el Ferry.
    No me gustan las despedidas, pero siento que cada vez me acostumbro más a
    ellas. El camino hasta Belem es fácil, a pesar de que Lisboa no está muy
    pensada para recorrerla en bicicleta. Nada más llegar cojo el ferry, que por
    1,75 euros me cruza al otro lado y en pocos minutos me planto en La Trafana. En
    el ferry conozco a Míguelo, un ítalo finlandés que va en bicicleta hasta la
    playa Caparica. Compartimos unos pocos kilómetros juntos y una buena
    conversación. En Caparica nos separamos y pronto la carretera tranquila me
    lleva hasta la nacional 10. Antes de cogerla, decido parar a comer en una
    pineda y aprovecho su sombra para echarme una pequeña siesta tumbado en mi
    hamaca. La nacional 10 por suerte no dura mucho y en un rato tomo un desvío que
    me lleva hacia la costa pasando por la Sierra de Arrábida. Ha sido un acierto
    coger este camino, es una carretera tranquila y mayoritariamente cuesta abajo.
    Al llegar a la costa, hay un camping y decido parar ahí porque ya no queda nada
    para llegar a Setúbla, lugar donde cogeré el ferry a Tróia y no quiero acampar
    libremente cerca de una población grande (tampoco tiene pinta de haber lugar
    para hacerlo). El camping tiene el suelo más duro que una piedra y tengo que
    usar el martillo que me deja mi nuevo vecino para poner la tienda. El tipo de
    seguridad, que podría dedicarse a seguridad de discotecas, es muy insistente
    con que me vaya a hacer El check in. Me dice que tengo que hacerlo antes de las
    20.00, son las 19.00 y ya me lo ha dicho dos veces metiéndome prisa. Tiene cara
    de pocos amigos.

     Sábado 5 de septiembre.

    Salgo del camping a las ocho de la mañana. A
    las nueve menos diez estoy esperando para embarcar al ferry que me llevará a
    Troia. Sale a las nueve y media. Desde el barco Troia me parece un pequeño
    paraíso de playas salvajes y solitarias. Una vez en tierra, empiezo a pedalear
    hacia el sur. Paso por varios caminos que llevan hacia las playas, pero aparte
    de que son caminos de arena por los que tendría que empujar la bici durante un
    buen rato, no me apetece bañarme, así que sigo pedaleando. Al llegar a Comporta
    sí que me desvío hacia la playa, en parte porque el camino sí es practicable
    para la bici y porque un chico en el ferry me dijo que era la mejor playa. Nada
    más llegar, doy media vuelta. Es una playa en plan hotel, con camareros y todo,
    el tipo de playa que no me gusta en absoluto y tal como llego me voy, no sin
    antes cargar la bolsa de 4 litros de agua, porque me parece que no voy a
    encontrar un grifo en mucho tiempo. La carretera es tranquila y algo aburrida,
    ese tipo de carretera que parece plana pero que cuesta pedalearla y encima hay
    un poco de viento en contra. A ambos lados, vegetación y dunas, así durante
    varios km. Voy dirección Sines sin nada destacable que explicar, una siesta
    después de comer en la hamaca y poco más que añadir. Cojo la N261-5 con la
    esperanza de que pueda llegar hasta Sines a través de ella, pero mis dudas se
    confirman cuando al cabo de un rato aparece una señal de prohibido bicicletas,
    peatones, tractores y semejantes. Salgo y en la primera rotonda, paro en una
    sombra a estudiar la situación. Hay una carretera paralela a la N261-5 que va
    hacia Sines, y también parece que se puede ir por la playa, pero me temo que
    serán caminos de arena de playa impracticable para la bici con tanto peso.
    Estoy valorando qué hacer, si coger la carretera paralela o ir a la playa y
    pasar la noche ahí cuando un grupo de gente que viaja en bici pasa por mi lado
    y por lo que veo están con las mismas dudas que yo. Ellos se deciden ir por la
    paralela y yo decido acompañarles hasta un poco antes de Sines y acampar en una
    explanada. Monto la tienda aun con luz del día, me doy una pequeña ducha a
    bidonazos y cuando me estoy secando, un padre y su hijo me ven mientras caminan
    de vuelta a casa. No se doy mayor importancia. Me hago la cena mientras va
    cayendo el sol. 

    Domingo 6 de septiembre.

    Para salir de Sines paso por delante del
    castillo y bajo hasta la costa. Me dirijo hacia la nacional, que por suerte va
    tranquila y agarro el camino costero hacia Porto Covo. Al poco rato me
    encuentro con Conrad, un alemán profesor de geografía en la universidad que
    está viajando en bicicleta. Pedaleamos juntos hasta Vilanova de Milfontes. Sigo
    bajando hasta Almograve, lugar donde encuentro una fuente y me cargo de agua.
    En Almograve empieza la ruta de la costa Vicentina. Recorro por ella unos pocos
    cientos de metros, en busca de un lugar donde parar a comer. Elijo un bonito
    sitio cerca de un acantilado con unas espectaculares vistas al mar. Me monto
    una sombra con el tarp y después de comer me hago una siesta. Me gustaría
    seguir por ese camino pero tiene pinta de que se convertirá en un camino
    arenoso impracticable para mí.





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    Publicado hace 3 años #
  20. Sigo mi camino y voy pedaleando por tranquilas carreteras, apenas transitadas. A ambos lados hay campos cultivados o con tierras preparándose para ello. Me encuentro con una acequia ancha, con el agua transparente invitándome a bañarme en ella. Me meto un poco hacia adentro, para alejarme de la carretera y me doy unos buenos chapuzones. Ya son casi las 19.00 así que no tardaré mucho en buscar lugar donde pasar la noche, ¡qué bien hacerlo así de fresquito!






    Llego a Porto das Barcas cuando el sol está avisando de que se va a marchar. Es un pueblo pesquero súper auténtico, con pequeñas casas de madera que parecen de otra época. Al verme, alguno lugareños me reciben aplaudiendo. Hago algunas fotos y continúo dirección Zambujeira do Mar. Ya está atardeciendo y queda poco tiempo de luz. El camino no parece muy dado a invitarme a dormir cerca de él, pero un poco más adelante veo unas casas y un montón de terreno donde seguramente podré acampar. Al principio no veo ningún lugar, todos los sitios que son buenos para acampar están al lado del camino o de alguna casa y los que están más escondidos tienen el suelo lleno de vegetación y no puedo poner la tienda. Decido preguntar en un par de casas si puedo acampar en su terreno; ambos me dicen lo mismo: que han alquilado la casa para pasar unos días de vacaciones y que no pueden dejarme, que si fuera de ellos, no habría ningún problema. Hago caso a mi intuición y sigo un camino donde, ¡Voila! Encuentro un sitio perfecto para acampar.


    Mientras caliento el agua para la sopa de esta noche escribo un resumen del día:

    La grandeza que se esconde en dejarse sorprender con lo que el camino te tiene preparado. Hoy he ido bajando hacia el sur, siguiendo la línea blanca que va por la costa en el mapa. A veces me gusta imaginar cómo va a ser en realidad esa línea blanca que aparece en el mapa. Casi nunca acierto. Hoy la realidad me ha sorprendido gratamente y de golpe me he visto en un camino de arena, un paisaje sacado de película, con acantilados y rocas donde las olas rompían bravamente. Decidí parar ahí a comer y pasar un rato bajo la sombra improvisada que me he montado. ¡Que gozada tener un comedor con vistas al mar! Después de la siesta, el paisaje marino se iba convirtiendo en agrícola, con tractores y campesinos trabajando la tierra. Una acequia pasa por debajo de la carretera, agua fresca y limpia invitándome a que me dé un baño en ella. Empieza a atardecer y llego a un pueblo de pescadores, muy auténtico y mientras el sol va escondiéndose detrás del mar, voy buscando dónde poner la tienda esta noche. Hoy hay un cielo plagado de estrellas. Ceno con el sonido de los grillos y los mugidos de fondo de una vaca que tengo por compañera de habitación”.



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    Publicado hace 3 años #
  21. Hola Hohmann,

    Estoy considerando, mientras se aclara el panorama, de este mes de Agosto salir desde Cap de Creus hacia Irún y una vez allí plantearme el hacer el camino del Norte. Tengo unos 35 días disponibles, creo que suficientes. Sé que el recorrido es duro, ya he hecho varios viajes por la península y cruzar el pirineo es de los más duros. Mi intención es viajar a la India en bicicleta, cuando se pueda, es una idea que llevo dándole vueltas desde hace tiempo. He leído que tu ya empezaste la ruta hacia Varanasi, pero que debido al "panorama", decidiste dar la vuelta y te pusiste con el proyecto de dar la vuelta a la península. ¿Qué ruta me aconsejas para cruzar el pirineo ?, teniendo en cuenta que voy con una Surly LHT con alforjas.
    Muchas gracias por tu atención.

    Publicado hace 3 años #
  22. ...Hola @abriendokminos!!!que bueno que vayas a hacer esa ruta, a mi, la parte de los pirineos es una de las que más me gustó de todo el viaje. Yo seguí, más o menos, las  indicaciones que saqué de otro hilo que colgó hace tiempo Pau i amor. Te dejo el enlace donde puedes sacar un montón de información.

    https://www.rodadas.net/foro/topic/tramo-puigcerda-san-juan-de-luz-propuesta-de-transpirenaica-con-alforjas

    Te paso la lista de poblaciones donde hice noche hasta llegar a Barinaga (Markina) donde empecé el camino de Santiago. 

    1. Salí de Castelldefels y fui hasta la estación de tren de Barcelona Sants. Hay cogí un tren que me dejó en Ribes de Freser y empecé el viaje. Ese día solo pedaleé hasta Toses, 18 km.

    2. Toses - Porte Puymorens 50 km

    3. Porte Puymorens - Canillo 41 km

    4. Canillo - Port de Cabús 41 km

    5. Port de Cabús - Arreu 59 km

    6. Arreu - Vielha 58 km

    7. Vielha - Laspaúles 47 km

    8. Laspaúles - Arro 57 km

    9. Arro - Ainsa

    10. Ainsa - Campodarbe 27 km

    11. Campodarbe - Binué 66 km

    12. Binué - Ansó 82 km

    13. Anso - Ochagavía 62 km

    14.Ochagavía - Azpegi 50 km

    15. Azpegui - Zubieta 90 km

    16. Zubieta - Errezil 73 km

    17. Errezil - Barinaga 47 km

    Espero haberte aclarado algo. Un saludo!!!

    Publicado hace 3 años #
  23. Gran crónica!!! 

    Ya veo que citaste a mi tío en tu paso por Figueira da Foz! 
    👏🏻

    Publicado hace 3 años #
  24. Muchas gracias Hohmann por la info.

    miro el enlace que me has pasado de Pau i amor !

      

    ...

    Publicado hace 3 años #
  25. Seguimos con la crónica!


    Lunes 7 de septiembre. 

    Después de recoger todo el campamento he
    empezado a pedalear. He cogido la Eurovelo 1 y me ha llevado por caminos
    costeros y por campos dedicados al cultivo. Caminos muy tranquilos sin apenas
    coches. Un poco antes de llegar a María Vinagre, me he cruzado con una acequia bastante
    ancha y algo más profunda que la de ayer y sin dudarlo me he pegado un buen baño.
    No era muy profunda, pero me ha costado salir de ella porque tenía las paredes
    inclinadas y muy resbaladizas.

    En María Vinagre continúo por la nacional 120
    y después por la N268. Paro en un merendero para atender la llamada de Roge
    Blasco, de Radio Euskadi, que me hace una entrevista para su programa de radio
    “La casa de la palabra” para difundir el reto solidario en beneficio de
    Pallasos en Rebeldía (no es que esté mal escrito, es que es una organización
    gallega y en gallego payaso se escribe así).

    Llego a Carrapateira y en unos lavabos
    públicos me cargo de agua. Mientras meriendo un pan a la sombra, veo como hay
    bastante movimiento de furgoneteros. Después, cuando estoy saliendo del pueblo,
    decido dar media vuelta y hacer el camino que bordea la playa, el Pontal. Nada
    más adentrarme en el Pontal me doy cuenta de que ha sido un acierto no haberlo
    dejado atrás. Las vistas son sencillamente increíbles. Empieza a caer el sol y
    busco un lugar donde poner la tienda. Hoy el lugar es sin duda un paraíso.





    Martes 8 de septiembre.

     Empezar el día en este paraíso ha sido increíble. Hay tanta humedad que el tarp con el que tapé la bici y la lona exterior de la tienda están chorreando. También el plástico que uso para el suelo. Recojo todo y empiezo a pedalear, parándome constantemente para tomar fotos y grabar vídeos; el paisaje que ofrece el lugar merece la pena. Al cabo de unos kilómetros vuelvo a estar donde lo dejé ayer, en el mismo lugar donde decidí dar marcha atrás y adentrarme en Pontal. Voy hacia los lavabos públicos que hay en el pueblo y en una sombra desayuno por segunda vez. Luego empiezo mi camino hacia Vila do Bispo. Al llegar, me acerco al mercado municipal para comprar algunos alimentos. Hay movimiento y también me parece que hay bastante furgoneteo.










    Con la alforja de la comida llena, tomo el camino hacia Cabo San Vicente por la Eurovelo 1. Llegar hasta allí es como el final de alguna peregrinación. En el cabo decido comer y secar los plásticos de la tienda de campaña y demás. Luego continúo hasta Sagres y saliendo del pueblo me encuentro con un cicloviajero que me llama desde la puerta de un supermercado. Es un suizo que viaja con dos perros y una bicicleta con carácter propio.

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    Publicado hace 3 años #
  26. La bici es para verla, es todo un museo andante con un montón de cosas colgando y detalles en los que podrías pasar horas fijándote. Una bici sacada de Mad Max o algo así. Mientras charlo con él, se acercan dos alemanes en una furgoneta y nos dan dos cervezas a través de la ventana. Poco después, una chica, también en bici con alforjas pasa por la carretera y el suizo la llama. Se trata de una uruguaya que está haciendo un viaje por la península medio en bici medio en furgoneta.






    Me despido de ellos y continúo mi camino que me lleva de nuevo a Vila do Bispo para allí coger dirección Burgas, lugar donde pondré fin al día de hoy. Voy cogiendo la Eurovelo 1 pero está muy mal señalizada y me obliga a ir mirando constantemente el móvil, lo que me aburre bastante, a parte de que me gasta batería y ya he agotado el power bank. En Figueira encuentro una fuente de la que cojo agua. Saliendo de Salema me paro a coger higos de una higuera; me como bastantes y poco después, después de una bajada con un desnivel del 20% decido acampar en un campo que hay al lado de un merendero. No es un sitio muy adecuado porque estoy al lado de la carretera y me pueden ver los coches, pero cada vez soy más descarado a la hora de acampar y me importa cada vez menos que me vean.




    Monto la tienda, me doy una ducha, ceno y cuando estoy recogiendo los trastos de la cena, un coche que pasa por la carretera frena, da marcha atrás, gira un poco y me enfoca de pleno con los faros. Luego, simplemente se va. Dudo en qué hacer, marcharme supone recoger todo y buscar un sitio en la oscuridad de la noche. Me debato durante unos minutos y al final decido quedarme donde estoy. Espero que no venga la policía durante la noche a despertarme y multarme ni que tampoco se presente nadie a molestar. Por lo que pueda pasar, he metido el candado de hierro dentro de la tienda.

    Hoy he sentido que me empiezo a sentir un poco aburrido; los días empiezan a ser todos iguales, la monotonía del recoger tienda, pedalear, cocinar, pedalear, cocinar, montar tienda, dormir, recoger tienda y pedalear empieza a aburrirme. Pienso que me vendría bien parar un par de días, no para descansar, si no para disfrutar de los lugares. O quizá podría pedalear solo por la mañana y utilizar la tarde para leer y estar en los sitios.

    Antes de ponerme a dormir comparto lo siguiente en mis redes sociales:

    La costa de #algarve ofrece estampas como las que os muestro,
    pero hace un par de días que arrastro algo más que el peso de las #alforjas: una sensación de: "me estoy
    aburriendo" me acompaña desde hace un par de días. Y es que echo de menos
    a las #montañas y como ellas no van a venir a mí, iré yo
    hacia ellas. Voy a hacer la ruta #algarviana adaptada a mi manera para #biciconalforjas. Y es que en las montañas es donde quiero estar.

    Seguimos pedaleando #kilometrossolidarios en beneficio de @pallasosenrebeldia para los proyectos que tienen en #palestina. Como siempre, tienes la información en mi BIO.
    Seguimos!!!

     

    Miércoles 9 de septiembre.

    La noche ha sido muy tranquila, ninguna de mis preocupaciones se ha cumplido; a veces los miedos están únicamente en nuestra cabeza. Duermo 8 horas de un tirón, y una vez está todo listo me dirijo a unas ruinas que hay muy cerca de donde acampé, a orillas del mar. Me encuentro con una construcción medio derruida, con los cimientos fuertes pero sin tejado. De la construcción sobresalen varias higueras por donde debería estar el tejado. Me enfilo hacia arriba y camino sobre el ancho de uno de los muros. Cojo varios higos y me los llevo a la boca. Me siento en lo alto del muro, con los pies colgando hacia dentro y noto un pinchazo en la pierna: la he puesto frente un panal de avispas y una no ha dudado ni un segundo a atacarme. En nada me veo rodeado de avispas y mantengo la calma para evitar que me piquen más. Se acabaron los higos por el momento.

    Decido seguir las indicaciones de la Eurovelo y a los cinco minutos una cuesta muy empinada y de tierra me saluda. Intento subirla pedaleando pero es tal el desnivel que me es imposible y se me cae la bici. Continúo empujando hasta llegar arriba, tampoco ha sido mucho trozo. El camino que sigue es bastante tranquilo y agradable. En Odiaxere encuentro una fuente y aprovecho para lavar la ropa. Luego sigo por la N125 dirección Lagoa. Me cruzo con tres cicloviajeros de edad avanzada, les saludo y solo una de ellos, la mujer, me devuelve el saludo. Segundos después me cruzo con otro cicloviajero con el que intercambio unas palabras. Es un chico alemán que lleva un montaje curioso. Dos alforjas atrás, un remolque con una bolsa encima y detrás del remolque dos alforjas más. Sobre el remolque lleva una kilométrica placa solar.




    Al llegar a Lago paro en un parque, al lado de una fuente, en la sombra y a parte de comer y leer un poco, aprovecho para lavarme el pelo. Después, a las cinco de la tarde, continúo mi camino.

    Un señor en moto me adelanta saludándome. Me llama la atención porque es manco y lleva una camiseta rosa fuerte. Lo curioso del tema es que en unos veinte minutos me adelanta cuatro veces y ninguna de ellas he visto que lo deje atrás, siempre aparece él saludándome sonriente. A la cuarta vez que me adelanta deja de hacerme gracia.

    A la altura de Pera dejo la N125 y bajo hacia la costa camino a Albufeira. Me encuentro con un parque natural muy bonito, con un estanque lleno de vida a pies del mar. De camino hacia el centro, hay hoteles y restaurantes de alto standing que dirían algunos. En Albufeira me sorprenden unos edificios de colores de un mal gusto exagerado, me pregunto a quien se le ha ocurrido hacer algo así. Voy de nuevo hacia la costa para buscar sitio donde acampar y encuentro un lugar, una pineda con el mar como telón de fondo. Decido que esta noche voy a dormir en la hamaca.




     

    Jueves 10 de septiembre.

    Empiezo el día temprano, como de costumbre. Desayuno mirando al mar, todo un privilegio y aunque disfruto mucho de las vistas y los paisajes que la costa me ofrece, llevo ya unos días que siento que me estoy aburriendo. El turismo masificado de esta parte no va conmigo y ya empieza a cansarme. Cuando llevo unos 14 km me paro a comer un pan en una sombra y mirando el mapa decido cambiar de plan; voy a dejar la costa y me voy hacia la sierra, eso seguro que me anima. Doy media vuelta, son las 11 de la mañana y voy a parar al camping la Albufeira, donde recargo el móvil y demás cacharros y paso el día disfrutando de la piscina y descansando. Mañana iré a la sierra.

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    Publicado hace 3 años #
  27. Viernes 11 de septiembre.

    Una vez dejo el camping cojo la N395 dirección Ferreiras. Luego continúo por unos caminos tranquilos y agradables hasta la N124 a la altura de Altéré. La nacional es muy tranquila y apenas pasan coches. En Benafim compro comida y sigo dirección Barranco do Velho. Un poco después, antes de llegar a Montes Novos, paro a comer en un merendero que ha al lado de la carretera. Me sienta bien estar en la Serra do Cealdeirao, la tranquilidad me conecta con alguna parte de mí que me llena de felicidad. Después de comer, pongo el colchón hinchable sobre un banco y me echo una siesta de casi una hora. Después, medio somnoliento, continúo subiendo las carreteras que me llevan hasta Feitera, lugar donde coloco la hamaca para pasar la noche entre gigantes molinos de viento; antes he cogido agua para poder darme una ducha al aire libre.


    Con esta cara de alegría dejo atrás el Algarve y el aburrimiento que me acompañaba desde
    hacía unos días. El turismo masificado de esa parte de la costa no va conmigo y
    pensé que quizás si me fuera hacia la sierra mi estado de ánimo cambiaría. "Voy a
    probar", pensé... Y he acertado! No sé que tiene la sierra, no sé que
    tiene la montaña; quizá sea la soledad que la rodea la que me llena
    completamente. Hay quien va a la montaña a desconectar... Yo voy a conectar... A conectar conmigo, con la naturaleza, con esa parte de mi que tanta falta me hace.





    Por cierto... ¿Sabías que hay un pueblo que se
    llama Purgatorio?


    ¿Y otro que se llama Pena? 
    Al pasar por él me paré a escribir estas líneas:

    "Tengo a mi pena en ruinas,

    una casa reducida a piedras,

    una pena convertida en melancolía por los que ya no están,

    por los que se fueron

    o de alguna manera dejé atrás,

    en el camino,

    olvidados como se olvidan los recuerdos viejos,

    los sueños rotos, y las cosas que hacen daño.

    Tengo a mi pena en ruinas

    en esta tempestad de mar en calma,

    en este devenir que son los días,

    en esta inmensa paz que no quiere salida".



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    Publicado hace 3 años #
  28. Os comparto un video que monté con imágenes grabadas en su mayoría en este tramo del viaje. Lo monté con el móvil en Sevilla, mientras esperaba que pasara una tormenta que no llegó hasta el día que se me acabó la paciencia y decidí salir. Pero esa historia ya os la contaré más adelante...


    "Kilómetros llenos de humanidad"

    Publicado hace 3 años #
  29. Sábado 12 de septiembre.

     Recojo todo con calma y dos horas después de despertarme,

    a las 09.00 salgo a la carretera. Ha sido un acierto el cambio de ruta, voy por

    una carretera apenas transitada y el resto del día va a ser igual, pasando por

    pequeños pueblos en los que casi no me cruzo con nadie.

    En Cachopo dejo la N124 y tomo dirección

    Almeida, Zambujal.y Suades. La carretera es aún más tranquila que la anterior y

    estar rodeado de árboles me hace sentir muy bien. Es raro pero diría que no me

    he cruzado con ningún coche en lo que va de día y en mitad de la nada me

    encuentro con dos holandeses que van en bici con alforjas, además tiran de un

    carro en el que llevan a su hijo de 19 meses. Estaban tratando de hacer la vía

    Algaviana pero después de 1 hora para hacer 3 kilómetros empujando las bicis

    han decidido pisar el asfalto. Van en dirección contraria a la mía, así que

    después de una breve conversación, cada cual sigue su camino. Por el camino me

    inflo a higos, tantos que al final decido no parar a comer más. En Corte do Sao

    Tomé me paro frente a un club de pescadores, que en realidad es un bar. Tiene

    una silla y una mesa sucia bajo la sombra de una higuera. Está cerrado, así que

    parece un buen sitio para parar a comer, pero cuando estoy bajándome de la

    bici, varios hombres llegan al bar, lo abren y se meten adentro. Pregunto si me

    puedo quedar sentado en la sombra y me dicen que sí. Son amables y algo toscos,

    no compartimos más que unas pocas palabras de cortesía.

    Me gustan los pueblos pequeños, esos

    que casi no te da tiempo a pasar porque al entrar ya estás saliendo; aquellos

    de cuatro casas y que dos están vacías, abandonadas en la búsqueda de un

    falso futuro en la ciudad o dejadas por el peso de una muerte que nadie esquiva. Aquellos en que dos señoras conversan sentadas

    a la sombra y te saludan al pasar agitando las arrugas de su mano y en los que el silencio es tan solo quebrado por el canto de los pájaros o

    el motor lejano de un tractor trabajando la tierra que nos da alimento.

    Después de comer, sigo

    mi camino hasta Guerreiros do Rio y continúo por la carretera que sigue al río

    Guadiana hasta un poco antes de Alcoutin. Encuentro lugar donde montar la

    tienda y trato de meterme en el río para refrescarme. Aunque el agua se ve algo

    marrón, me acerco hacia una orilla de difícil acceso entre cañas partidas y

    algo de basura. Meto los pies en lo que creía barro más o menos húmedo y me

    hundo hasta los tobillos. Cuando llevo tres o cuatro pasos aborto misión con

    los pies negros de un denso barro que más bien parece petróleo. Monto la tienda

    y ceno mientras anochece. Mañana abandonaré Portugal, lo que me da un poco de

    nostalgia adelantada. 



    Domingo 13 de septiembre.

     Por la mañana, y después de dejar el terreno

    tal cual me lo encontré, empiezo a pedalear dirección Alcoutim. A los dos

    kilómetros ya estoy en el pueblo y me dirijo a ver el centro histórico.

    Pedaleando al azar llego a lo que parece ser la salida de los Ferris, pero no

    veo ningún ferry a ningún lado del río. Son las 08.30 y apenas hay nadie en las

    calles y solo veo un bar abierto. Me dirijo hacia él y me dicen que no hay Ferris,

    que lo que hay son pequeñas embarcaciones que llaman taxi y que suponen que

    sobre las 09.00 empezarán a dar servicio. Me siento en un banco frente al río a

    esperar y a las 09.00 aparece un tipo que es quien se encarga de pasarme al

    otro lado del río, despidiéndome por el momento de Portugal. Digo por el

    momento porque me han hablado de la nacional 2, una carretera que llaman la

    ruta 66 portuguesa y que cruza Portugal de norte a sur. He leído y parece ser

    una buena ruta para ir en bicicleta y me he quedado con las ganas de conocerla,

    así que no es un adiós Portugal, es un hasta otra.



    Andalucía me recibe con 1 km al 10% de

    desnivel positivo, vamos, que me toca subir y después, el resto de la carretera

    es una larga recta, con un poquito de inclinación que avanzo con el viento

    corriendo en dirección opuesta a la mía. El calor aprieta y voy avanzando

    lentamente por la HU 4402 hacia Villanueva de Castillejos, lugar donde paro en

    una media sombra a comerme un poco de pan con crema de cacahuete y membrillo,

    buenísima combinación. Después sigo hasta San Bartolomé De la Torre. Allí paro

    a conseguir agua, encuentro un par de fuentes pero ambas están sin agua, así

    que lleno mis bidones en el lavabo de la gasolinera que hay saliendo del pueblo

    y luego regreso al pueblo en busca de una sombra decente donde hacerme algo de

    comer.



    Sigo hacia Gibraleón. Del asfalto se desprende ese curioso efecto óptico

    provocado por el calor. Un coche cuyo motor suena a estar enfadado con el mundo

    me adelanta lo que a la velocidad de mis pedales le parece que es furiosamente

    y unos metros más adelante para en el arcén. Del asiento de copiloto baja una

    mujer y abre la puerta de atrás. Mi mente empieza a fantasear y me dice: “se ha

    bajado para coger un refresco congelado que lleva en una nevera portátil y te

    lo va a regalar”. Entonces veo que lo que sostiene entre sus manos es un bebé

    llorando. Sus lágrimas apagan la ilusión que mi mente había creado y echo mano

    del bidón de agua que he rellenado en la gasolinera anterior. El agua parece

    que ha olvidado su función refrescante y ahora solo sirve para despegar mi

    lengua del paladar y enjuagar el alma, que no es poca cosa.



    Antes de llegar a Gibraleón paso por encima del

    río Ódiela y desde lo alto veo que es accesible para darse un baño y además

    parece una buena zona para acampar. Sin pensármelo mucho, doy media vuelta y

    busco el acceso al camino que me lleva hasta él. Me doy un corto pero

    refrescante baño y después busco un lugar donde acampar. Veo un cartel que

    pone: “Zona deportiva de Caza”, pero siendo las 18.30 no creo que vaya a haber

    ninguna actividad.  Encuentro un sitio

    escondido y mientras estoy montando la tienda oigo unos disparos a lo lejos. Me

    quedo parado, no sé qué hacer, no quiero que me confundan con un pobre conejo.

    Sigo montando la tienda y de nuevo, unos disparos al fondo: esos cabrones están

    matando animales. Pienso en recoger e irme del lugar, no quiero aparecer en un

    titular tipo: “Cazador mata a un ciclista por error”, no sería la primera vez.

    Cuando buscaba sitio para acampar no he visto a nadie por la zona, a excepción

    de una pareja al otro lado del río haciéndose los románticos. Quiero pensar que

    los disparos provienen de un recinto vallado donde crían perdices y luego las

    sueltan para afinar su puntería.

    Si mañana escribo la crónica del día, es que

    todo ha ido bien.

     Lunes 14 de septiembre.

     La noche fue tranquila, sin disparos ni sustos

    de ningún tipo. Por la mañana me despierto a las 06.00, estoy un poco desubicado

    por el cambio de hora respecto a Portugal y todavía es muy de noche, así que me

    meto otra vez en el saco y vagueo hasta las 07.30.

    Voy por la HU 3105 hasta Trigueros y ahí cojo

    una pequeña carretera hacia el dolmen Del Soto que me lo encuentro cerrado.

    Este camino es la antigua vía romana y cuenta con una fuente que antes se usaba

    básicamente para dar de beber a los animales y que ahora tiene un sentido más

    ocioso debido al merendero que han montado junto a ella.


    Esa carretera me lleva

    hasta Niebla, donde compro unas verduras en una pequeña tienda. Niebla me

    sorprende con una bonita muralla y una iglesia digna de fotografiar. Me encanta

    encontrarme con lugares así sin esperármelo. Sigo por la A 472 todo recto, un

    camino tranquilo bajo un sol abrasador. En La Palma del Condado busco un lugar

    donde parar a comer, me vale cualquier sitio donde pueda estar tranquilo y bajo

    una sombra. De ese modo voy a parar a un antiguo lugar donde curtían pieles y

    que se dio a conocer porque hace años se apareció la imagen de una virgen.



    Al fin encuentro un lugar donde parar a comer

    y lo mejor es que tiene una fuente. Cuando estoy llenando mi bolsa de 4 litros

    de agua, un hombre sale por la puerta de su casa, su hija adolescente se queda

    en el marco de la puerta y el hombre me pregunta:

     -

    ¿Puedo?

    -

    ¿Cómo? - le contesto, no entiendo

    qué quiere

     Y me muestra algo que lleva en la mano, pero

    no alcanzo a distinguir. Entonces me parece que lleva una botella y que la

    quiere llenar en la fuente. 

    -

    Ah, si ¡claro!, le digo.

     Y al acercarse veo que lo que lleva es un

    panecillo y una lata de atún.

     -

    Pone que son 4500 kilómetros

    solidarios, ¿no?

    -

    Sí, lo estoy haciendo para

    personas sin hogar y para refugiados. Oye, muchísimas gracias.

     Y se va de vuelta hacia su casa. Lo que más me

    emocionó de este suceso fue el respeto con que me trató, queriendo dar, sin

    ofender, sin pretender posicionarse por encima de nadie. Y para mí, una lección

    a aprender, la tengo aprendida pero olvidada. Hay que vencer los prejuicios. Y

    digo esto porque el hombre llevaba una mascarilla color verde caqui con una banderita

    de España a un lado. Me quedo reflexionando sobre lo ocurrido. No sé qué hacer

    con la lata de atún… no como alimentos de origen animal…

     En Villalba del Alcor paso frente un gran

    almacén de fruta y me acerco a preguntar si tienen un poco de fruta que vayan a

    tirar y enseguida, sin pensárselo, se mete para adentro y sale con una bolsa

    cargada de peras, paraguayos, ciruelas y plátanos. Unos pocos metros más

    adelante hay un pequeño parque con unos bancos a la sombra. Me siento ahí a

    comer mucha fruta y a esperar que pase un poco el calor. Sobre las 17.00 vuelvo

    a pedalear y más o menos en Castilleja del Campo me empieza a doler la tripa

    una barbaridad. Tengo gases y me cuesta mucho pedalear con semejante dolor.



    Unos pocos kilómetros más adelante, en la zona recreativa La Dobla, en el río

    Guadiana, después del desvío hacia Aznalcollar me paro y miro si hay

    posibilidad de montar por ahí la tienda. Hay varios lugares que tienen buena

    pinta, aunque hay algunos coches en el parquin pero confío en que cuando caiga

    el sol se irán. Me siento en una de las mesas del merendero y trazo con un boli

    la línea de la ruta que he hecho hoy y aprovecho para escribir estas líneas. El

    dolor de tripa no se va. Cuando empieza a caer el sol, pero todavía queda un

    rato de luz, me pongo en movimiento. Hay una especie de puerta con un cartel

    que advierte:

     -

    “Animales suelto, mantengan la

    puerta cerrada para evitar accidentes en la carretera”.

     Paso la puerta y me adentro, alejándome de la

    carretera, hacia una llanura que ofrece multitud de sitios para pasar la noche.

    El lugar está lleno de cagadas de caballo y al cabo de un rato paso al lado de

    unos caballos que están pastando. A lo lejos parece que está el lugar donde voy

    a plantar la tienda. Elijo una pequeña abertura entre dos árboles, me da la

    sensación de que ahí voy a estar bien recogido. Cuando estoy a punto de acabar

    de montar la tienda oigo un ruido tras de mí. Giro la cabeza y veo a un montón

    de cabras viniendo hacia mí. Entre ellas distingo a varios perros, algunos

    empiezan a ladrar. Mierda, vendrá un pastor con ellas y me va a ver aquí. Trato

    de poner en silencio la lona verde por encima de la tienda con la ilusa

    intención de que el cabrero no me vea, pero que va, desde lo lejos me saluda.

    Me acerco a él y me pregunta si voy a pasar ahí la noche.

     -

    Si no es un problema, sí - le

    digo.

     Intercambiamos algunas palabras, me pregunta

    por mi ruta y me dice que al fondo está el río, por si me quiero lavar. Se

    despide deseándome las buenas noches.

    Cuando lo tengo todo listo, me voy a la busca del

    río toalla en mano. Un baño nocturno antes de dormir me sentará muy bien. Pero

    no lo encuentro y no tengo ganas de dar muchas vueltas, no vaya a ser que luego

    no encuentre la tienda. Vuelvo a lo que hoy va a ser mi hogar y desnudo en

    mitad de la oscuridad, me doy una ducha a bidonazos. Me meto en la tienda sin

    cenar, el dolor de tripa me ha dejado tranquilo hace poco, pero creo que me

    sentará bien no meterle alimento hasta mañana.

    Durante la noche escucho a algunos caballos

    merodeando curiosos alrededor de la tienda.

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    Publicado hace 3 años #
  30. Foto de la fuente de La Vía Romana:


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    Publicado hace 3 años #