Nuevo dia y nuevas emociones. De nuevo retrocedo en bici hasta Deià pero le añado a la jornada la espectacular bajada hasta el Port de Valldemossa por una gimnástica carretera que serpentea en curvas increíbles por el acantilado. De vuelta me acerco a la turística aunque preciosa Valldemossa. Es domingo y decido hacer un alto en el camino para remojar el gaznate con una merecida cerveza. Me sabe a gloria bendita. Santificado el dia del Señor me recojo en mis aposentos aparcados en el Port de Sóller.