Verás, yo quiero
una bici para viajar. Pero la uso para
todo. Necesito una bici urbana.
A veces llevo
pantalones que no quiero que se manchen, necesito tapacadenas.
Voy
frecuentemente de noche, necesito luces. No quiero andar pensando
desmontar luces led, recargar baterías: necesito dínamo.
Si llueve o ha
llovido, no quiero mancharme la ropa demasiado:
necesito guardabarros.
Llevo siempre
unas alforjas pequeñas de ciudad, extraíbles: necesito transportín.
En ciudad me
gusta andar recto, pero si hago rutas, quiero tener una posición que me permita
estar 5-8 horas en la bici, más anatómica, que cargue adelante: me gustan las
potencias regulables. Me importan los
puños anatómicos, la suspensión delantera y en la tija, que me dan confort: se
suben mejor los bordillos y se bajan con menos estruendo, y no te digo las
irregularidades del asfalto urbano, los pozos, etc.
Pero también
salgo por el monte y -si se precia- hago algo el cabra y bajo por lugares
trialeros, sin problema. No soy una mula, pero la suspensión y la bici en
general aguantan bien. Y va maravillosamente suave y veloz en la ciudad y
en las carreteras.
Es el equilbrio
que he buscado. Una bici que me sirva para moverme por Madrid y por mi
zona, Torrelodones, que me valga para rutas en asfalto y caminos, pero que la
pueda meter en algo más trialero y se defienda.
Y estoy muy contento con ella.
Con la Kalkhoff, la Cube, la Focus, iría yo encantado.
Luego los
componentes, más vale que sean suficientemente buenos, porque si no los acabas
cambiando y gastas dos veces. Sin
embargo yo pongo un límite: no quiero que la bici suba mucho de precio, porque
la dejo atada en Madrid y, aunque llevo buenos cierres en U y cables y demás,
no dejaría nunca una bici de 1500 €, por ejemplo. De donde 500-600 fue mi presupuesto.
Pero claro, hay
que ver qué es lo que tú quieres. Qué es
lo que vas a hacer con ella. Y ahí te
tienes que fijar. Tú eres el usuario.
Te advierto que
estás entrando en el estado bicitrastornado de la elección de bicis y por donde
yo ya pasé, por supuesto. Se va convirtiendo en compulsivo: si te despiertas
sobresaltado contando piñones, es hora de irse decidiendo, por salud mental.
Pero bueno, hay
que pasarlo. Mucha fuerza, de todo se
sale.