Rodadas. Una comunidad de cicloturismo y viajes en bicicleta
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Las sensaciones que sentimos en el hecho de viajar

&tarr; PUBLICIDAD (lo que paga la factura)

  1. Siempre que digo de hacer algún tipo de viajecito en la bici, me surgen unas sensaciones... digamos extrañas, algo que no suelo sentir cuando digo de hacer alguna salida en bici digamos " cotidiana ".
    Estas sensaciones que yo sienta me hacen sentir raro, no sabría como expresarlo mejor, pues es como si me sumiera en algo surrealista.
    Estas sensaciones son muy dispares, y dependerá de cual sea el recorrido que vaya a tomar. Por ejemplo, si tengo que ciclar por una zona por la que previamente ya había ciclado antes, la sensación que siento es... como de seguridad, pero a la par, como con desinterés... este tipo de tramos los considero " de transición ", por ello no termino de creerme que esté enfrascado en un viaje cuando voy ciclando por este tipo de recorridos, esto me sucede cuando tenga que salir de mi población... recorridos que me lleven por los lugares por los que me suelo mover en bici, hacen que no termine centrándome en que realmente estoy viajando... no sé, es como si no me lo estuviera creyendo, como si estuviera aún en alguna otra ruta " de diario "... me tengo que repetir para mi " estás viajando, no es una ruta de btt... no vas a retornar a casa cuando la termines ".
    Esta primeras sensaciones desaparecen en el momento en que comienzo a adentrarme en lo que yo paso a denominar " territorio desconocido ", que es cuando estoy ciclando por lugares donde nunca antes había estado con la bici. Entonces, las sensaciones que comienzo a sentir son dudas y temores a no ser capaz de llevar a cabo el viaje... he abandonado " mi zona de confort " ( el terreno conocido ), y de la sensación de seguridad paso a la de temor e incertidumbre ante lo que se va abriendo ante mi.
    Tiene que pasar un buen rato hasta que consigo serenar esos temores y dudas, cuando veo que llevo ya algunas decenas de kilómetros por ese " terreno desconocido ", por el cual solo me guio por el GPS... " ¿ habré trazado bien el track ?, a ver si he metido la pata y he cargado el track que deseché, y me voy a meter en un embolao, ¿ Será el recorrido como espero que lo sea ?... ¿ me responderá bien la bici ?... y ¿ responderé bien yo ?... ", en fin multitud de interrogantes y mucha incertidumbre mientras me voy adentrando más y más en ese terreno desconocido, pero no consigo serenarme hasta que haya logrado recorrer algunas decenas de kilómetros, pero sobre todo, que en ellos los planes estén saliendo como estaban previsto. Entonces los sentimientos vuelven a cambiar en mi, de repente empiezo a sentirme eufórico, lleno de energía, con unas ganas tremendas de proseguir y ver hasta donde puedo llegar... desaparecen las preocupaciones, los temores y las dudas... la bici responde, yo respondo, el equipaje no provoca problemas, y el trazado es como tenía planeado... 10 sobre 10.
    Llaga la hora de comer... las dudas me vuelven a asaltan " ¿ lleno el buche, o como con moderación ?... en casa me habría puesto hasta el culo "... me siento en la mesa, y hasta que no tengas la carta del menú en las manos, no soy consciente de que no puedo comer hasta reventar... me quedan kilómetros por delante, y me convenzo de que la comida ha de ser moderada.
    Prosigo viaje, por lo general suelo ser un poco borrico, y no me preocupa mucho el rodar en las horas de más calor del día ( os recuerdo que solo viajo en los meses de vacaciones ), procuro aprovisionarme bien de agua, pero ahora las sensaciones son las de preocupación... esa vocecita que siempre te saca a relucir los trapos sucios más íntimos, siempre está ahí para darte con el mazo en el coco... " échate a un lado del camino, párate bajo esa sombra a reposar y dejar pasar el calor, ese banco a la sombra es un lugar coj*nudo para echarse la siesta... verás como te surja un corte de digestión... o te pegue un golpe de calor... verás como te vas a acordar de esa sombrita fresca, o de ses banco "... esta vocecita se encarga de hacerme ciclar con temor y preocupación, pero no porque me pueda o no pasar lo que me va relatando, sino porque me pueda quedar sin agua..." ¿llevaré suficiente agua ?, entre la que me tengo que echar por encima y la que usaré para beber... creo que necesito más agua... creo que la que llevo no es suficiente "... estos pensamientos me llevan aparar en la primera gasolinera, o tienda de alimentación que encuentre, para comprar más agua... por si acaso me quedara corto, lo que al final me lleva a cargarme con más kilos de los que desearía, y al final de la jornada, encontrarme con que me ha sobrado agua.
    Como ya he comentado en otras ocasiones, soy de los que viaja " de Visa " ( desayuno, como y ceno en restaurantes o casas de comida, y duermo en pensiones, hostales... y rara vez en hoteles... siempre procuro buscar alojamientos muy baratos, pero no siempre los hay disponibles ). Tengo por costumbre hacer la reserva de la habitación al poco de iniciar la jornada... avisando al " casero/a " de que voy a demorarme mucho tiempo en llegar, pues viajo en bici. Cuando ya me estoy aproximando a lugar donde he hecho la reserva, me comienzan a asaltar otras sensaciones... las dudas no logro abandonarlas tan fácilmente... " ¿ será un zulo la habitación que me tiene reservada ?, espero que tenga una buena bañera... ¿ tendrá aire acondicionado?, como no lo tenga... malo, porque no podré pegar ojo... ¿ tendrá restaurante el hostal ?, no sé a que hora llegaré, lo mismo cuando llegue ya está todo cerrado...", dudas y más dudas, he llegado a la conclusión de que la incertidumbre y las dudas son parte del equipaje... no desaparecen hasta que concluyas el viaje.
    Las sensaciones de temor... pero no de temor a equivocarse o temor a que las cosas no salgan como espero, no, más bien el temor puro y duro... más bien " adrenalítico ", que siento cuando abandono la seguridad de un asfalto en buen estado, o la de un camino que comunica dos pueblos, ese temor que se me agarra a las tripas, cuando me adentro solo en los montes, montes totalmente desconocidos, mi única compañía es la de mi Garmin... manda wevos que toda mi confianza la tenga que depositar en ese pequeño aparato electrónico... pero es lo que hay, y de su mano virtual me adentro por esos caminos sinuosos, entre denso follaje y suelo encabronado con el mundo. De repente me sumo en un estado de atención como no lo siento en ningún otro momento... voy pendiente de cara palmo de terreno que van mis ruedas pisando, de cada recoveco del camino, de lo que pueda esconderse más allá de las lindes del propio camino, de los ruidos que me rodena... del de las piedras que salen disparadas, y de las que van golpeando los bajos de mi bicicleta... " ¿ aguantará el motor sin que le pase nada ?... por tu padre, no te me vayas a parar aquí en medio... ¿ he sentido ruidos metálicos ?... ¿ habré perdido algún tornillo o algo de la bici ?... verás como es del portabultos... ", sí, lo sé, yo solito me sumo en un estrés terrible, pero no lo puedo evitar, en estas situaciones llevo todos los sentidos al 200%, y lo peor no es eso, lo peor es que éstos temores y dudas se me van acrecentando a medida que me voy sumergiendo más y más en las entrañas del monte... pero como digo, son sensaciones " adrenalíticas ", cuando me encuentro en estas situaciones, me siento poderoso, siento la seguridad de que puedo con todo lo que me eche el monte... siento la fuerza de mi e-bici bajo de mi, siento que su motor tira con toda la fuerza que yo le demando, y que adentrarme en esas incertidumbres son solo eso, incertidumbres. Las pulsaciones se me disparan, siento que si me tenso más me va a saltar algún tendón, voy totalmente centrado sobre el manejo de la bici... no tengo tiempo ni para ver el paisaje que haya a mi alrededor... conducir y solo conducir, dominar al 200% la máquina que llevo debajo, y negociar cada piedra, cada rodera, cada pendiente y cada cuesta... no tengo tiempo ni para sacar una triste foto... he de pasar este monte cuanto antes... y sin romper nada, y sin caerme... eso es lo que más me aterra, caerme en medio de la nada y que la caída me pueda ocasionar una lesión grave que me impida seguir montando... pero al final todo se queda en eso... temores, porque cuando uno va centrado al tope sobre la bicicleta, las caídas son algo que solo pueden surgir si pierdes esa concentración... o que haya algo en el camino que te lleve a ello.
    Las sensaciones me cambian totalmente cuando, por fin, comienzo a ver los tejados de las casas del pueblecito al que me dirijo... ahora me surgen otras nuevas dudas... " ¿ tendrán un lugar donde poder relajarme tomando algo fresquito ?... necesito parar y destensionarme... revisaré la bici... esos sonidos metálicos no me han gustado... revisaré todos los tornillos... "
    Por fin llego al lugar poblado, de repente todos los temores desaparecen, todos los monstruos dejan de perseguirme ( aunque lo más grande que se crie por la zona sean jabalies o ciervos... o quizás libres y serpientes... y quizás algún que otro zorro o lince asustadizo )... todos los temores desaparecen, el cuerpo se me comienza a relajar, las tensiones y la presión arterial vuelven a niveles normales... la serenidad se apodera de mi, ahora mi mayor preocupación es... la de poder tomarme una jarra de cerveza sin alcohol con limón, y descansar las piernas.
    Las fuentes... sí, son otro nido de conflicto para mi, ya que, como ya he comentado en otras ocasiones, soy de " estómago delicado ", y las dudas vuelven a asaltarme... una fuente es un poderoso imán para mi, me atraen como la miel a las moscas... solo pensar en un chorro generoso de agua  fresca y cristalina, y el orgásmico baño bajo él... esos pensamientos me obligan a arrimarme a las fuentes... pero no a cualquiera de ellas, no, las que me atraen poderosamente son esas que se encuentran dispersas por los caminos, en los recovecos de éstos, normalmente junto a paredes de piedra o bajo algún árbol que le proporciona sombra... fuentes que aparentan estar abandonadas o poco visitadas, pero que manan agua día y noche... estas son las fuentes-imán que me atraen... esas en las que puedes disponer de su agua sin tener que darle explicaciones a nadie, que puedes derrocharla echándotela por encima sin sentirte culpable por ello... " ¿ se podrá beber el agua ?... si la bebo, lo mismo me sienta mal, y haber como me las apaño con un corte de digestión, o lo que es peor, con una descomposición... mejor me abstengo y me limito a mojarme de cabeza a pies ".
    Pero si tengo que destacar una sensación sobre todas las que me produce un viaje en bici, no es otra que la que me invade cuando me encuentro ya en la habitación, tras haber dejado la bicicleta a buen recaudo, tras la de haber logrado colocar todo el equipaje en la habitación, tras haber terminado de tender la colada, y tras haber terminado de darme una ducha-homenaje... no experimento sensación más agradable como la de estar tumbado boca arriba en la cama, contemplando ese techo que se me asemeja a la nada, y visualizando en él, cual pantalla de cine, todas las vivencias que me han llevado en vilo a lo largo de esa jornada... revivir nuevamente esas sensaciones de angustia al tener que ciclar al borde de algún precipicio, la de sentir como si estuviera ocurriendo nuevamente, las piedras chocar unas con otras como balas de cañón, esas carreteras que eran infinitas... o ese calor sofocante y pegajoso, imposible de quitármelo de encima... todas las vivencias de la jornada, revividas en la seguridad que me otorga mi nueva cama, esa que, cuando termine echando el cierre de mis ojos, me llevará de la mano a los mundos de Morfeo, en un más que profundo y merecido sueño... y mañana, vuelta a empezar.
    PD.
    Hay una sensación inevitable que me invade siempre, la de pensar que me dejo cosas sin ver, y saber que quizás no vuelva más por esa parte, por lo que si no lo puedo ver en esos momento, ya no podré volver a verlo... esa sensación de que... me falta visitar algo, es inevitable para mi... sé que en un viaje en bici no puede dar para todo, y por fuerza siempre te tienes que dejar cosas... o lugares,  sin visitar, pero esa sensación de que me estoy dejando lo mejor... no la puedo evitar.

    Sensación de culpa, o más bien de traición a mis deseos iniciales ( ¿ auto traición ? )... cuando por circunstancias imprevistas me veo obligado a alterar la ruta que tenía marcada... todos sabemos que viajar en bici conlleva asumir imprevistos, pero si estos imprevisto te obligan a modificar el trazado que tenías pensado seguir, eso a mi me produce una desagradable sensación de " auto traición "... si el imprevisto me lleva a modificar levemente el trazado original... bueno, esta sensación no termino de sentirla, pero si me veo en la obligación... o más que obligación, en la prudencia, de llevar a cabo una modificación bastante severa, ello me produce esa desagradable sensación... sensación de tirar la toalla. de haberme " rajado ", de no haber sido fiel a mis ideas... pero por otro lado, ante esta sensación tan desagradable, me surge otra que me crea un conflicto con aquella... la de que he hecho lo correcto, la de que la prudencia es la reina de todas las experiencias, la de que de haber proseguido con el plan de ruta, quizás no lo habría podido llevar a buen puerto... o sí... una vez que he modificado la ruta original, ya no podré averiguarlo, y eso siempre me quedará ahí, como una espinita que no te puedes sacar.

    Anímate que mañana también saldrá el Sol
    Publicado hace 2 años #
  2. "Más razon que un santo" no quito nada y suscribo lo mismo.
    Y la BATERÍA y averias de ebike anda que no se llevan mis pensamientos...
    Muy bien explicado, felicidades

    Enviado desde mi SM-N960F mediante Tapatalk

    Publicado hace 2 años #