La Transiberica este-oeste, un nuevo viaje por España
El primero de los viajes. De Sant Pere (B) a Mérida (Ba)
El segundo de los viajes. De Mérida (Ba) a Roncesvalles (Na)
El tercero de los viajes. La Transpirenaica, de Navarra a Girona
Etapa 17. Roncesvalles-Uztarroz
Ayer llovía en Roncesvalles, a la tarde, por la noche y se ha levantado lloviendo, mientras veía caer el agua, en el hotel montaba las cubiertas con taco que precisaré para este nuevo viaje, las otras, las mixtas, me acompañaran hasta que pueda enviármelas a casa…
En esos momentos en que el ruido era el que yo producía y el del agua que me llamaba he comenzado a pensar…
Hoy iniciaba, en la mañana serena y tan solo tocada por la fina lluvia uno de los rituales que, a veces realizo cuando viajo con la bici, se trataba de intentar profundizar en mi ser mientras comenzaba a recorrer el espacio-tiempo que me iba a sumergir por el paso de lo bello, único y mágico.
El bosque de Irati, la selva del norte.
Así como mis ruedas se han apartado del Camino, de esas voluntades que viven otra magia en el recorrido que millones y millones de personas han realizado antes que ellas, he ido percibiendo como una intangible puerta, comenzaba a franquearme el paso a otro mundo a otro sentido, a otro sentimiento…
La puerta se situaba pasada la Fabrica de Orbaitzeta, allí, en un cruce, sale un camino con diferentes denominaciones: de Orión, de Irati, de Burguete, para, tras el collado de Ibiaga descender a ese mundo diferente.
Si, hace tres años que pasé por aquí, en sentido contrario, escribí entonces lo que hoy he buscado y he leído nuevamente puesto que hoy, pobre minúsculo viajero, he vuelto a revivir, quería releer si aquello fue lo que hoy recordaba y vivido con una intensidad enorme como si el tiempo, tres años más tarde, no hubiera pasado.
Si, lo que escribí, lo que sentí, no hay duda, es lo que he vivido.
En la entrada de esa puerta intangible me esperaba la música que solo se siente aquí, que ha comenzado a sonar sin poderse oír, en la bajada que te recibe introduciéndote en un mundo, como he dicho, diferente, el mundo de la quietud y la belleza que en esta ocasión estaba matizada por el agua…
Dejándome llevar por la fuerza que parece ser solo la bajada de la senda que me acompañaba, me he reencontrado con la presa del embalse de Irabea, allí ha comenzado a aparecer un gesto entre serio y comprometido en mi cara… la música que sonaba se detenía al parar el pedaleo y así he visto como se producía un hecho mágico: si paraba, se paraba la música para dejar lugar al silencio del agua al caer y si pedaleaba continuaba sintiendo esa música, ese era el juego…
Nuevamente, resiguiendo el pantano, mis ruedas, atrapadas por el suelo húmedo parecían no querer avanzar ha sido en ese momento cuando he vivido la amplitud de este grandioso bosque que esta enclavado en estos parajes… pensaba en que diferente puede ser el estallido del otoño, me preguntaba como debía de ser la llegada del invierno mientras la dulce música parecía alcanzar mas y más intensidad.
El río Irati era en esos momentos mi guía, un guía que quería desentrañarme los secretos, los momentos escondidos de su bosque de su vida, de su muerte… de todo lo que, intangible, se esconde aquí, de pronto dos cervatillos huyen de mi presencia bosque arriba, más adelante un águila remonta y enfrenta el viento alejándose en una curva perfecta que se alzaba al cielo, he querido ver en todo ello la grandeza de la naturaleza que me dejaba en soledad frente a tanta belleza.
Más adelante, he podido sentir como el silencio era sobrecogedor a pesar de las finas gotas de lluvia y yo abrumado por tanta quietud y belleza, no podía pedalear más, he tenido que ir deteniéndome y descabalgar en muchas ocasiones porque sentía que estaba ante algo único y por ello, debía de caminar lentamente, en silencio, como con miedo de despertar a lo que sin duda, como entonces hace años, vi, duerme en el grandioso bosque, dulce es la selva con dulces rampas y dulces árboles que conforman el bosque inmenso y suave al que la humedad le daba esa pátina de mágicos contrastes que están por todas partes… y que solo los iniciados pueden desentrañar… y que es imposible poder abarcar, reproducir, o tan solo explicar, es la sensación de saber que estás ante todo lo bello y que no puedes abarcar con una foto, con una palabra, con una mirada, cerrando los ojos o imaginando…
Hace años dije y hoy lo he vivido nuevamente que lo que aquí encuentras es :
“la apacible sensibilidad de una belleza silenciosa… en el que ni tan solo la luz del sol parece querer profanar lo que allí se guarda… “
Tal vez no hay o encuentro en mis palabras nada mejor para aproximarme a explicar lo que aquí existe. Bosques en los que ni pude o debe entrar un rayo de luz…
El Pikatua no sabe, no entiende porqué te tiene que arrancar de ese mundo que, cuando pasas por el pasa a ser tuyo y te pertenece, de ese mundo al que perteneces, el río no puede ni tan solo imaginar que el alto de Laza es insignificante ante la belleza de un bosque, la selva del norte, que todos reconocen como enorme, único, sensible y bello.
Me alejaba bajando y girándome parando sin necesidad de parar con tal de intentar seguir viendo lo vivido en un ejercicio imposible como era en esos momentos evitar el alejarme de allí.
Uztarroz me ha devuelto a la normalidad de mi viaje y más allá Isaba tan solo debía ser el acabar un día diferente, impactante y extremadamente sensible, pero una prueba ciclista tiene copado los alojamientos así que he tenido que volver mis pasos hasta Uztarroz donde descansan los sentimientos y la sensibilidad.
Slow ha recorrido las provincias de:
Barcelona, Tarragona, Teruel, Castellón, volvió a Teruel, Cuenca, Toledo, Ciudad Real, Badajoz, Cáceres, Ávila, Segovia, Burgos, La Rioja y se encuentra en la provincia de Navarra.
Cena: en el Hostal junto al Hotel
Desayuno 1: en el Hostal junto al Hotel.
Desayuno 2: no hay nada de comer para los animales de dos piernas en el paraiso.
Comida: Casas de Irati, en el segundo punto de información
Alojamiento: Cara Rural Maria Isabel en Uztarroz
Maravillas del viaje:
El Ebro
Morella
Albarracín
El Júcar
El Tajo
Cuenca
La Mancha
La plaza mayor de Tembleque
El campo extremeño
Mérida
Cáceres
Monfragüe
La comarca de la Vera
La sierra de Gredos
Ávila
Segovia
La Sierra de la Demanda
El Camino de Santiago, Burgos-La Rioja-Navarra.
El bosque de Erro y Mezkiritz
El bosque, la selva de Irati.