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La noche de las arañas

Angel Pasos
Participante
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Martes, 27 de septiembre de 2011

(Fragmentos de mi diario de viaje):

Once de la noche: escribo a la luz del frontal, sentado en una piedra junto al río. Estoy en algún punto entre Canto Cochino y Charca Verde.

Esta tarde salí de casa a las cinco y media en uno de esos típicos arrebatos que me dan a veces. Acababa de preparar todo lo que necesitaba para una corta ruta de dos o tres días, cuando, al colocar las alforjas, veo que tengo pinchada la rueda trasera. ¡Mierda! Me pongo a reparar. El pincho no aparece por ninguna parte. Salgo de casa tarde. Bueno, ya era tarde antes, pero ahora es más tarde, y encima tengo que buscar una tienda y comprar una cámara de repuesto…

Bajo a Madrid y lo cruzo por La Castellana. Hora punta: atascos, prisas, humo, gente de mal humor, desesperación de unas vidas que han dejado de ser lo que debían hace ya demasiado tiempo. Soy un marciano en su nave espacial. A veces me da pena todo ese mundo que agoniza en silencio, sin ser conscientes de ello.

Angel Pasos
Participante
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Plaza Castilla: policía, gente y más gente. Salgo por Fuencarral en dirección contraria y al rato ya estoy en el carril bici de Colmenar. Los coches ya llevan las luces encendidas. Ha refrescado. Definitivamente es un poco demasiado tarde.

Sigo camino hasta El Goloso y me cuelo en un tren para avanzar un poco, al menos hasta Colmenar. Pienso que si voy a pedalear a oscuras, mejor que sea por allí. Hablo con Jofe por mi móvil, que no funciona bien.

-Tío, pero ¿otra vez estás por ahí?

-Sí, me ha dado un pronto y me he largado al monte.

-No paras, pero ¿a ti te dan estos puntos a menudo?

-No, no, es que estoy en racha.

Me habla de Avo y Ali, pero yo casi no entiendo nada de lo que me cuenta. Me dice que hay una quedada el sábado, pero el sábado que viene es un futuro demasiado lejano para mí.

Llego a Colmenar y me bajo sin pagar el billete. Viaje cortesía de Renfe. Es un detalle.

Cuando salgo de la estación ya ha oscurecido. Cruzo las vías, me pongo los reflectantes, el frontal (siempre el mismo frontal sin pilas), y me pongo en marcha.

Cruzo Colmenar y salgo a la carretera. Vaya tela el tráfico que hay. Los coches, como siempre, me pasan rozando. No hay arcén.

Angel Pasos
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Por el carril bici de Colmenar tampoco veo nada. Los faros de los coches me deslumbran y es muy desagradable. Veo tan poco que voy siguiendo la línea blanca del suelo. Espero que no venga nadie de frente. Claro, que pensándolo bien, si viene alguien llevará luces…

Ya es noche cerrada cuando paro en una gasolinera. Me como un sándwich y me bebo una botella entera de Aquarius casi de un trago. Hace frío: me pongo otra camiseta.

Al rato llego al desvío de la carretera que lleva a Manzanares el Real: ahora sí que no veo ni leches. Espero que no se me lleve ningún coche por delante. Lo bueno es que aquí hay menos tráfico y en medio del silencio de la noche los oigo llegar desde lejos, pero no es un lugar para rodar muy tranquilo, que digamos.

La rutina es la siguiente: cuando oigo un coche me acerco al borde de la carretera, entonces me ilumina y me fijo en lo que hay, luego, cuando pasa de largo, regreso a la línea blanca. Así una y otra vez.

A las diez de la noche llego a Manzanares El Real. El pueblo está desierto. Lleno los dos bidones en una fuente y sigo hacia el puerto de La Pedriza.

Al rato, por fin, paso la barrera del parque, que a estas horas está cerrada para los coches, y comienzo a subir el puerto. El silencio es total. El bosque hace que todo esté aún más oscuro. Voy ganando altura en medio de la soledad, el silencio, el olor a jara que flota en el aire (este olor que me trae tantos recuerdos), el cielo tan oscuro, las estrellas… Abajo se van viendo las luces de los pueblos. Respiro hondo. Esto es la vida.

Angel Pasos
Participante
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Cuando corono el puerto paro y me abrigo un poco. Empiezo a descender y es como si me metiera por la puerta de una nevera. La humedad del valle que hay al otro lado enfría de un modo increíble el ambiente. Bajo el puerto sin prisas, casi sin darme cuenta, pensando en tantas cosas… Dejo atrás la explanada de los merenderos, ahora vacía, y sigo camino un rato más buscando un lugar para pasar la noche. Son las once cuando decido parar.

Paro junto a una pequeña construcción que no sé lo que es. Parece una casa pequeña y la pared está llena de arañas. Al principio no me doy cuenta, pero luego, mientras estoy extendiendo el aislante y el saco de dormir, veo que hay arañas por todas partes. Son de esas que tienen un cuerpo muy pequeño y unas patas muy grandes, y joé si son grandes, tan grandes como un paquete de tabaco. Es como si hubieran elegido este lugar para aparearse o para celebrar una Rave. En un trozo de pared cuento hasta noventa de esos bichos y dejo de contar porque me canso. No sé qué hacer, la verdad, me da un poco de yuyu tanta araña. Doy vueltas por los alrededores pero no veo ningún sitio mínimamente plano; además estoy demasiado cansado, así que decido ignorar a esos bichitos y me siento a escribir en una piedra (mientras escribo, le doy un manotazo a una que sube por mis piernas). Decido apagar el frontal y dejar de escribir porque yo creo que la luz las está revolucionando. Me meto en el saco y trato de arroparme bien para que no entren.

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Angel Pasos
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Silencio: la noche se despliega ante mis ojos con su encanto especial. Un pájaro se posa en un árbol cercano y se pone a cantar todo el rato lo mismo. Un poco pesado este pajarito. Ya me taladra la oreja con su quiguii, quiguiii…

Duermo un rato, pasan las horas. De vez en cuando me despierta una araña que se pasea por mi cara o mi pelo. Una de las veces, una de ellas se me cuela en el saco. No la encuentro. La he debido aplastar. Sería una noche perfecta si no fuera por los bichitos. Me fascina observar como se desplazan las estrellas mientras pasa la noche. Es una noche oscura, y no se ve la luna por ninguna parte. Estoy muy relajado. La Pedriza me trae muchos recuerdos. Me dedico a repasar mi vida, a pensar en las cosas importantes que me pasan ahora, en todas esas experiencias… Hasta que me duermo (lo último que pienso es que esas arañas… también ellas se irán a dormir en algún momento).

Cuando me despierto son las siete de la mañana y ya se ve perfectamente. No hay rastro de arañas por ningún lado excepto alguna que he aplastado con el saco. Como siempre estoy molido y decido dormir un poco más. Sólo se oye el sonido del agua del río, que me cuenta sus cosas.

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Angel Pasos
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A las nueve me levanto. Ya llega el sol hasta donde estoy. Recojo el saco de dormir y el aislante, lo meto todo en las alforjas y me marcho de allí.

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Angel Pasos
Participante
Angel Pasos
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Esta mañana, mientras avanzo sobre mi bicicleta rodeado de montañas y bosques, siento que vivir merece la pena, que pase lo que pase hay que vivir, por encima de todo. Vivir y trabajar en ser feliz, en ser libre y en ser alguien mejor. Amar y darlo todo a lo que amas, crecer y hacerse fuerte ante la adversidad. Creer en nuestros sueños, saber que siempre, siempre, hay un camino que lleva a ese lugar que es solamente tuyo, a ese lugar donde quieres llegar. No hay que hacer grandes cosas, sólo hay que comprender que no nos queda tiempo, que hay que vivir por encima de todo, justo en este momento, dondequiera que estés.

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Angel Pasos
Participante
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Algunas veces la vida nos sorprende con un instante extraño, la luz reflejada en el agua de un embalse. Tal vez eso sea todo lo necesario. Un espíritu en paz y un reflejo de luz en un embalse.

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Patxigrino
Participante
Patxigrino
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Estas hecho un poeta. Me ha gustado mucho tu cronica.

Eso si, lo de ir a rodar sin luces por una carretera transitada es una temeridad.

taffer
Participante
taffer
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Nuestros amigos los opiliones :)

http://es.wikipedia.org/wiki/Opiliones

Incluso con ellos, que sensación de libertad…

Angel Pasos
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Angel Pasos
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Estos son!!! Gracias taffer.

Angel Pasos
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Como dicen en los dibujos animados: "¡Marditos opiliones!!!

scar
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Preciosa la crónica Angel. Y definitivamente pienso que estás como una cabra. :)

Preciosas las fotos, sobretodo la de los opiliones.

Ni de broma duermo yo ahí.

Un saludo.

danienbici
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danienbici
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Me encanta la decisión con la que inicias tus viajes!! pero no te perdono lo de no llevar luces, que tu mismo lo dices (y con cuanta razón, rediez!! )

Quote:
"siento que vivir merece la pena, que pase lo que pase hay que vivir, por encima de todo."

pues eso, por encima de todo, y no por debajo de algun coche con un conductor que iba distraido cambiando el Cd… hay unas linternitas en los chinos, con bombillas led y pilas de las de reloj que duran (apagadas) sin gastarse hasta 5 años, se puede llevar una de emergencia hasta dentro de la tija del sillín por si alguna vez te pilla la noche sin luz o con ese eterno forntal sin pilas (tambien tengo uno de esos..jeje) Muchas gracias por la crónica, ah y a mi, ya solo el nombre, "Pedriza" ya me eriza el vello de los recuerdos que evoca en mi mente…

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