Como la realicé en solitario pues tenía dos opciones, hacer ida y vuelta o volver por carreteras secundarias pasando por los bonitos pueblos de La Serna del Monte, Gascones, Villavieja del Lozoya, San Mames, Gargantilla del Lozoya y Lozoya.
Tenía horas de luz de sobra para que, en caso de que nadie me subiera, subir en bici pisando huevos o andando. Eso ya...lo dejé en manos del destino....
El tramo desde Somosierra a Robregordo lo realicé siguien el trazado del Mapy, y ya me arrepenti porque el camino por el que me metía era poco ciclabe y mas en una bici sin amortiguación.
Feliz y contento por rodar por cómodo asfalto, iba haciendo km con rapidez hasta que..... pasado Robregordo me di cuenta que la carretera secundaria o vía de servicio terminaba a la altura de una gasolinera.... puffffffff!!
Ahí fue cuando me surgió la gran duda de la ruta y el tener que tomar una decisión quiza...demasiado arriesgada. O me daba la vuelta hasta Robegordo (todo subida) y pillaba sendas (las que me había generado la ruta del Mapy) poco ciclables según me comentó en de la gasolinera o.....me metía en la A1 (Autovía del Norte) y recorria los 4m que me separaban de la salida 83, donde de nuevo estaba la vía de servicio y ya, por carreteras secundarias con muy poco tráfico, me llevaría hasta Lozoya.
Tras pensar mis opciones.....(no lo pensé demasiado pues sino no lo hacía) me puse el chaleco reflectante, el casco, encendí mi luez trasera...y me meti en la A1.
Miedo no, lo siguiente, es lo que pasé durante esos 4km en lo que daba todo de mi. Miedo no por que un camión de 5 ejes y mas de 4toneladas me envistiera por detrás (ya que el arcén era de unos 5m) sino por si me paraba la GC y me metía un paquete de esos que crean en tu vida un antes .... y un despúes!!
Tras realizar esos km con el corazón en la boca, pille la salida 83 y ya pude respirar y disfrutar de lo que me quedaba de ruta. Bueno...disfrutar..disfrutar...lo que dejaba el calor que hacía a las 3 de la tarde ....
Poco a poco iba pasando por los pueblos, parando para refrescarme con una cervecita o un Aquarius, hasta llegar a Lozoya.
Llegue reventado, cansado, con mucho calor. Me tome una cervecita con limón y le conté al del bar mi peripecia a ver si me podía guardar la bici allí mientras intentaba buscar quien me subiera de regreso a por la furgo.
El destino, la Fuente, Dios, o quien quiera que maneje los hilos de esta gran obra de teatro que es vivir en este mundo, quiso que, tras menos de media hora, una familia de las que paré se apiadara de mi y me subiera el puerto. ( a ese conductor le debo 10 cervedas, dos de bravas, una de oreja y dos de calamares...)
Ya solo quedaba bajar zumbando el puerto para recoger la bici, beberme 1k de Aquarius y dar de nuevo las gracias a "quien este por allí arriba" de que mi aventura saliera bien y de poder, tras mucho tiempo perseguida, realizar la Horizontal.