Día 2. 25/09/2010 Sevilla a Alcalá de Guadaira:
A las 9 de la mañana hemos quedado Sincuestas y yo con Elyeryi en vernos donde se junta el Canal de los Presos con el Río Guadaira. Nos acompaña mi colega, el que en su día me prestó la bici, Antonio Polo.
Como suele ser habitual, Antonio y yo quedamos bastante antes para desayunar, para lo que nos zampamos media rueda de calentitos entre los dos.
Antonio y yo tenemos la costumbre de que el último en llegar paga el desayuno, lo cual quiere decir que como yo llegué solamente un cuarto de hora antes de la hora pactada me tocó dar de cara. Ya le cogeré el sábado.
Se trata de enseñarle a L la campiña sevillana y de paso estirar un poco las piernas, así que iremos si todo va bien hasta Alcalá de Guadaira siguiendo el río aguas arriba hasta encontrarnos con el Puente del Dragón.
Aquí la fotito con L mirando la campiña y las primeras de los miembros de la expedición en los molinos harineros que jalonaban el cauce del Guadaira.
L, como podéis ver, no se perdía puntada.
La llegada a Alcalá es justamente por donde el Puente del Dragón cruza el río, y la subida desde el nivel del agua al mismo puente es corta, pero de las que parecen que vas pisando chicle por lo que se agarran las ruedas.
Aquí Sincuestas la sube al grito de “¡Viva la PCCyFLL!”
Y Antonio, que bien podría ser miembro como aquí el que les escribe del Club de las 9 arrobas, busca afanosamente dónde está el formulario para inscribirse en tan afamada cofradía.
Todavía con el resuello entrecortado una visión del Dragón, ya desde arriba
Y aquí los miembros de la expedición metiéndonos en la boca de la bicha.
Un buen amigo mío, Pepe, excelente técnico en telecomunicaciones, mejor cantaor, y todavía, si cabe, mejor persona, en su día compuso un soneto ante la perplejidad que le supuso el ver un puente alegórico al lado del Castillo de Alcalá, de donde es natural. Al Dragón del puente tan repetido se le conoce como “El Guardián del Castillo”.
•La belleza centenaria del Castillo
forasteros dragones la devoran
lugar donde lucharon los Godínez
agrios Limones y otros picaros lo moran.
Ciclópeos contrafuertes que contemplan
al estrambótico reptil serpenteante
conmueven sus cimientos tristemente
por el maligno ataque del rampante.
Que lejano quedó el tiempo en que atacaban
solamente los cristianos y los moros
o los franceses sin herir estas murallas.
Ahora una turba de falaces leguleyos
me lo ponen en valor ladinamente
y destruyen a la historia y sus fantasmas.
¡VIVA MORAIMA!
¡VIVA EL GALLO!
¡VIVA JOAQUIN EL DE LA PAULA!
Un poco más adelante había una demostración de bicis 29ers, o como se diga. Incluso se podían probar. El chaval que estaba al frente nos explicó los pros y los contras de la configuración de rueda grande en las bicis de montaña. L, como siembre, atento.
Más adelante Elyeryi nos condujo tras un cafelete y una visita a uno de los molinos mejor conservados-restaurados, a una parte de la rivera del Guadaira que yo desconocía, en la que podemos ver una vegetación de galería típica de zonas bastante más norteñas que Alcalá, incluso con musgo en las piedras a pesar de la época del año en que estamos.
L haciendo de las suyas.
La vegetación de la que os hablaba antes.
Nueva visita a otro de los molinos, concretamente este es un molino fortificado, creo que conocido como El Algarrobo o el Molino de Hilario.
Observad el detalle de la piedra labrada para colocar la compuerta de madera
Un lugar precioso, Sincuestas parece pensar “¿Me doy un chapuzón?”.
Más fotitos del molino
Y ya de vuelta, la visión del Castillo de Alcalá, en realidad un alcázar.
Y su guardián
Ya al volver, tras despedirnos de Elyeryi, que vive en otra zona de Sevilla, atravesamos el parque periurbano que no se cómo se llama, entre la Universidad Pablo Olavide y Sevilla. Yo, cuando chico, jugaba allí y lo conocíamos como “Las Suas”, supongo que será otro molino, o no.
Nuevamente Sincuestas y Antonio encaran la subida al puente que enlaza la Universidad Pablo Olavide con Sevilla.
Al llegar a Sevilla dos sorpresas, la primera agradable, una pareja de recién ¿casados? ¿divorciados? en un isocarro-bici. Lo llevaban bien.
La segunda sorpresa, menos agradable, Sincuestas había pinchado las dos ruedas y hubo que empezar con los trajines propios.
Revisando habíamos pasado por algún sitio donde un tipo de semillitas que habían nos dejaron las bicis a gusto.
Posteriormente, vimos que Antonio también había pinchado y que la bici de Sincuestas seguía perdiendo aire y hubo que echar mano de un bote de esos con latex o lo que sea. Dio resultado. Quien ose pensar siquiera que estábamos arreglando las bicis en un bar se las verá conmigo.
Y bueno, hasta aquí la segunda salida formal de L por la provincia de Sevilla. Unos 42 kms facilitos y tomados a buen ritmo, es decir, despacio.
La anécdota negativa un accidente de un ciclista que tomó demasiado rápido a mi parecer un reguero de esos de agua que venía supongo de una granja con más profundidad de lo que se esperaba y se pegó un buen golpe, la clavícula se le notaba rota y se quejaba muchísimo de las costillas. Elyeryi y Antonio fueron a un sitio “civilizado” a esperar a la ambulancia mientras Sincuestas y yo nos quedamos con el accidentado.
Avisaron los compañeros también a un coche de la Policía Local de Alcalá que pusieron el brazo del señor en cabestrillo y le echaron su manta térmica y demás. A los pocos minutos llegó la ambulancia y la pregunta del camillero no tuvo desperdicio: imaginaos la situación: dos policías locales, Sincuestas y yo de pie fumando un cigarrillo, y un señor sentado en un bidón de aceite que encontramos por allí con el brazo en cabestrillo, una manta térmica por encima y a grito pelado, y no se le ocurre otra que preguntar “¿Quién es el accidentado?”.
El próximo fin de semana tenemos pensado enseñarle a L la Sierra norte de Sevilla, una ruta de menos de 40 kms con un desnivel en la mitad primera de en torno al 2 o 3 por ciento y la segunda mitad casi toda en bajada.
Insisto, por favor los de Cádiz que se manifiesten.
L se va adaptando a las costumbres y formas de vestir de aquí, vean: