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Ruta: Irún Münster en Junio-Julio

&tarr; PUBLICIDAD (lo que paga la factura)

  1. 17 de Junio:

    El día era inmejorable, solazo sin mucho calor, nada de vientos en contra, ¿les dije que por aquí el viento a favor no existe?,  así que salí con el ánimo de cruzar el estuario de La Gironde y dar por acabado el trayecto por Las Landas.

    Desayunaba a diario café, más café, con una manzana y galletas.  Probé la leche preparada con leche en polvo y oigan, no está mal.  Para las comidas todo era más fácil.  Europa está plagado de Lidl, Aldis, buenos y baratos; y también Intermarches y otras cadenas de súpers francesas.  Allí te apañas compras de todo.  Yo comía mucho pescado, lomos de maquereaux (caballa) en lata.   Preparados con mostaza, delicioso; pero también otras preparaciones, muy buenas todas.  Embutidos, quesos.  Y ensaladas, como hace el maestro Trisqui.   Alguna vez, por la tarde, si pasaba por una 'boucherie' compraba algo de carne, para guisar por la noche; pero tardaba mucho más, necesitaba muchos ingredientes, y para el primer viaje preferí simplificar y dejé de hacerlo. Lo que sí compraba son huevos, en cajas de 6.  Poniéndoles alguna protección aguantaban bien por dos o tres días y los huevos, ya se sabe, dan mucho juego en la cocina rápida.
    Ahora tengo que probar las lentejas Luengo que dice Pau, 20 minutos es lo mismo que el arroz y no hay comparación, sobretodo en invierno, un platazo.

    Era mi último día en Las Landas y pedaleaba sintiendo que ya había encontrado mi ritmo.  Este ya era un tachi seguro, que disfrutaba del camino mucho más, su cabeza con menos humo.  Yo sé que ustedes, si me vieran pasar, se voltearían y dirían: andalahóstia el tachi, con lo puteado que estaba el primer día y mírale como va ahora, tan distraído, que en cualquier momento se va dar un tortazo por ir tan voláo.  Todavía faltaba para el tortazo, pero ya me lo iba mereciendo, por despistado feliz.

    Ahora que reviso el tramo de la Velodysée, resulta que es un verdadero sube y baja todo el camino:  según los datos del track descargado de la página oficial, hay 392 km de Hendaye a Royan, con 5561 m de subidas y otros tantos de bajadas.  No llegan a reventarte, como un puerto largo, pero tampoco te dejan tranquilo nunca, siempre estás subiendo y bajando, por suerte por tramos cortos.  Me lo había metido en el cuerpo en 6 jornadas, empecé el 11 a las 5 de la tarde y llegué el 17 a la misma hora. 
    Una media de 65 km y 926 m diarios.  La verdad es que no estuve mal. Y para verlo de forma positiva, me sirvió de entrenamiento.  
    Si para eso había venido, ¿no?, para aprender.  Pues miren, yo les digo que en esto de ganar experiencia no hay atajos, siempre hay sacrificios y caídas.  Y qué quieren que les diga, yo creo que si van a haber hostias, mejor que vengan primero.  Así de entrada ya te vas espabilando y disfrutas luego cuanto antes.

    Llegué a Le Verdon sur Mer sobre las 4 de la tarde, faltando solo 15 minutos para que saliese el próximo ferry a Royan.  Aquello fue llegar y besar el santo.  Solo 5 euros con la bici incluida.  En media hora estaba bajando en Royan y paseándome por su costanera.
    Oficina de Turismo, wifi, mails a la familia, un plano para marcar por donde iba la ruta y partir a buscar un lugar donde acampar y pasar la noche.
    Acabé en el pueblo de al lado, Saujon, algo desviado de la ruta, preguntando por una zona de picnic que me recomendaron.

    En la búsqueda fui a dar a una laguna artificial, donde tenían instalado un equipo para esquí acuático.  Eran ya las siete y media y habían cerrado; un grupo de jóvenes charlaban tomando una cerveza en el chiringuito del club, después de la jornada de trabajo.  Les pregunté por lo que buscaba, no lo conocían, pero me soltaron 'oye, ¿y porqué no te quedas aquí mismo, frente al lago?' Imaginen, como para negarse:  un lugar precioso, el césped cortadito y blando, mesas para picnic... inmejorable.
    Uno de los chavales era concesionario del negocio, me dejó un baño abierto y pude hasta ducharme antes de dormir.

    Así que ahí lo tienen al tachito, otro día durmiendo por la gorra, allá en la France.

    La bici bien tapada para no llamar la atención, cogida a una mesa y al lado de la tienda.
    Y a saborear la puesta del sol.  



    La ubicación, aquí:








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    1. DSCN5912.JPG (985.9 KB, 0 descargas) 8 años antiguo
    Publicado hace 8 años #
  2. Tachi se nos está poniendo bucólico! 


    Venga, campeón!

    (Lo de las lentejas: Mi eslogan es "Se cuecen en el mismo tiempo que la patata...")

    Leonor, tu serás SIEMPRE la princesa...
    Publicado hace 8 años #
  3. Exactamente.es lo que parece que está ocurriendo o va a ocurrir en breve.

    un enorme ataque de morriña o nostalgia,que solo se cura echandose de nuevo a la ruta.

    Publicado hace 8 años #
  4. Tachi que bien te lo montas, vamos a aprender todos mucho de tu aventura y cuanto me estoy riendo 

    A la pregunta de cuanto tardamos en recoger por la mañana, yo ya sabes la respuesta se me van casi 2 horas.. que no se entere Pau sino me hara levantar a las 4 de la mañana pues a las 6 parece ser que al Alba ya tendremos que estar en marcha.

    El unico simbolo de superioridad que conozco es la bondad.
    Beethoven.
    Publicado hace 8 años #
  5. Tachi, no te olvides del "Taboulé a l´Orientale", de los supermercados Leclerc

    Adjunto

    1. Taboulé_Leclerc.jpg (24 KB, 0 descargas) 8 años antiguo
    "El grado de lentitud es directamente proporcional a la intensidad de la memoria" (Milan Kundera)
    Publicado hace 8 años #
  6. J.J. dice: Tachi, no te olvides del "Taboulé a l´Orientale", de los supermercados Leclerc

    Muy bueno el Taboule, como plato al mediodía.  Y viene en táper, si no se come todo, se acaba por la noche.
    Aquí se consigue en los Lidl's.  

    Siempre me acuerdo que decías que eras 'del colacao'.  Supongo que con leche en polvo.  Buena idea, por el peso.  Y el colacao en invierno debe ser una máquina de calentarte por dentro para la merienda.  Ummm

    Publicado hace 8 años #
  7. ¡¡toc toc toc!!!!,¿hola?  ¿Hay alguien ahí?

    Falta la ración de hoy!!!!!!!!

    Publicado hace 8 años #
  8. Pedazo de crónica....en breve haré parte del smino recorrido por ti pero al reves. Me estan sirviendo bastante como referencia los sitios donde acampastes y estoy igual o mas cagao que tu cuando lo empezastes....

    Muchas gracias por el aporte de confianza!!

    Publicado hace 8 años #
  9. «Oye, Rafa... ¿acaso has visto a Tachi? Yo también estoy esperando la ración de hoy... o en mi caso la 'dosis' diaria de su relato. Seguro que aún estará escribiendo...»

    Publicado hace 8 años #
  10. Llevo dos dias 'mú malos'-'mú malisimos'-como no ponga nada nó sé,de verdad

    Y ahora que lo pienso,oreja:¿tu relato ,(el de la camiseta de lana,había finalizado?-porque no he visto en ningun sitio que pusiera:FIN,(o chinpum ,o algo)

    Tachi, estar , esta por aquí, (hemos intercambiado mensajes hoy mismo)

    Publicado hace 8 años #
  11. 18 de Junio:


    Oye, ¿quieres desayunar con nosotros?, he traído croissants.

    A ver, ¿he oído bien, ha dicho croissants?  No era una hada madrina, no.  El barbas que dijo croissants era el dueño del chiringuito donde pasé la noche.  Estaba con un colega, luego supe que eran socios, abrieron el negocio-bar y desayunamos juntos.  Yo solo tenía manzanas, así que ahí estábamos, hablando de nuestras vidas, pelando fruta, y dejando que arranque el día.  Empezaba con buen pie.

    Viajar así, a la que salga y ya se verá, llena la vida de sorpresas.  No estoy muy acostumbrado a las sorpresas, por tanto que planifico mis viajes; será que antes era ingeniero y he quedado formateado, el caso es que planifico demasiado y al final sé de antemano la mitad de lo que va a ocurrir en el viaje.  Tanto que critico los viajes organizados, al final acabo organizándome uno yo mismo y me llevo como borrico.  Para estas cosas sirve viajar: para probar, y descubrir.  Y descubrirse.
    Bueno, volviendo, allí nos despedimos con esas sonrisas de muchas gracias mutuas, porque, la verdad, estábamos encantados de habernos conocido.   
    Unos chavales tan frescos, tan emprendedores, tan generosos, pelos largos y tatuados hasta las cejas; oigan, encantadores.  Y se conoce que les gustó la onda del cincuentón, casi sesentón, lanzado a los aires con su veló, sin saber siquiera dónde iba a dormir esa noche.  Yo me sentía feliz, qué quieren que les diga.  No sabía dónde dormiría ese día pero no me afligía.  Y justamente era eso lo que estaba buscando.  No sé ustedes, pero tantas veces he leído yo en las historias de cicloturistas que viajan por ahí, que no saben dónde dormirán ni les importa; y tanto los he admirado, que ahora, pedaleando sin saber y ya se verá, me sentía Kapitán pedales, Salva y el Biciclown juntos.  La leche.

    Y para allá que me iba, a pillar la famosa diagonal ciclista del colega Oreja, de la que me había alejado para acampar la noche anterior.  Me uní en un pueblo llamado La Gua, no había perdido mucho la verdad, porque la salida de Royan, como menciona bien el autor de la ruta, es algo transitada, aunque con buen arcén.  Fueron  5 km de más, pero llenos de sorpresas.  Mereció la pena.

    Y ahora, un pequeño ejercicio de genuflexión por el trabajo del compañero Oreja.  A ver: Un, deux, troix...¡fuisssss! y p'abajo señores.  Porque la ruta está MUY currada, el itinerario es hermoso, fácil de seguir, caminos solitarios que atraviesan esa Francia agrícola no muy turística, que se nos esconde y es preciosa.  Un verdadero descubrimiento.  Amén de que si quieres ir a Paris y te vas por las euroveloses, te haces una burrada más de kilómetros, claro.  Y te pierdes la oportunidad de ciclar por esos pueblos perdidos del interior de Francia, pequeñitos, que ni tiendas para comprar tienen; un caserío agrícola, alguna plazuela, quizás una capilla y nada más.  Todo lo que encontré ese día fueron trigales que empezaban a pedir cosecha, altos, rubios; campos de hortalizas y pueblecitos perdidos.  Y silencio.  En el Charente, al principio, los pueblos me parecieron como nuestros castellanos, feúchos, donde la gente está todo el día guardada -a ver, salir, ¿para qué?- y pareciera que estuviera todo cerrado, como en domingo. 
    Habían perdices. Con el viento en contra, no alcanzan a oír la bici hasta que estás casi encima, así que echan a volar muy cerca tuyo, a veces cruzándote por delante.  Y conejos, a montones.  Tengo una solo foto, pero es tan mala, que si la subo arruino el relato.  Así que, ustedes disculpen.

    En la primera parte de la diagonal ciclista, la ruta pasa por ciudades muy interesantes donde merece la pena detenerse y paseárlas bien, antes de seguir.  Me refiero a Rochefort (aunque ha que desviarse un poco) y a Niort.

    El día estaba espléndido, con sol y sin calor, aunque con la brisa en contra, lo habitual.  El día se pasó sin más sorpresas, pero sin esperarlas, tan relajado que va uno entre trigales.  Costó encontrar un Intermarché para las compras, y hay que andarse con ojo con el agua, porque en los pueblos no hay fuentes.  Aunque uno puede golpear y pedir en cualquier casa;  los franceses, a pesar del mal rollo que algunos dicen que tienen, con una sonrisa y un bonjour cantado, son la mar de gentiles, qué quieren que les diga.  Será que conozco más o menos como funcionan, pero me llevo muy bien con ellos.
    Nada más simple para mí que golpear en una casona y pedirle a una abuela que me llene la botella de agua.  Gente maja.
    Miré los planos y decidí visitar Niort la jornada siguiente, pero buscar acampar en algún pueblo cercano, antes.  Ya Susana905 me lo había aconsejad.  Buena idea.

    Fui a parar a Mauze sur le Mignon, donde me quedé frente al río, en un párking para caravanas, casi vacío y 'gratuito', al menos para un ciclista de paso.  Es al lado del Cámping Municipal del pueblo, donde para junio no había casi nadie.  El lugar no estaba mal, no era gran cosa, pero la hierba estaba recién cortada, tenía un baño, aunque sin ducha, y eso sí:  había allí un ambiente tranquilo de charlas entre campeurs contándose sus historias, así que cuando pedí su permiso para acampar a su lado, ya estaban preguntando pero ¿a dónde vas, de dónde vienes, y viajas solo...?, y de ahí a compartir un verre du vin, nada, un pasito.

    Armé mi campamento luego, y casi de noche, los macarrones, el té de las buenas noches y a dormir.

    El lugar es este:

    Mañana más.

    Publicado hace 8 años #
  12. ¡¡vaya!!¡¡¡si ya habia la pasado lo peor de la deshabituación......!!!!!

    En fin ,bueno,pues ya me he 'enganchao'de nuevo....

    Publicado hace 8 años #
  13. Aquí el enlace a bikemap, con el trazado de Oreja:


    Son algo más de 300 km, bastante llanos, aunque siempre hay que subir y bajar, el terreno es como en Castilla, esto no es Holanda, nada hay totalmente llano.
    En la parte central hay algunos subidones de quitar el hipo, pero no llegan a ser un gran puerto.  Te aprietan bastante, pero no llegan a triturarte por agotamiento.  Se hace bien.  Cargado, como iba yo, algo peor.

    Publicado hace 8 años #
  14. (Qué pena que no nos deleites más con tu prosa, Tachi. Ánimo!! Aunque sea una sintesis o unas anécdotas sueltas...  )

    Publicado hace 8 años #
  15. Cuantos dias tardaste este verano me gustaria hacer IRUN AMSTERDAM

    Publicado hace 8 años #
  16. Hola Iñaki:

    Tardé  en total 25 días.  Descansé un día en Orleans y 3 más en un cámping belga, esperando recuperarme de un esguince.
    Unos 21 días netos.  Yo voy más bien tranquilo.
    Mucha suerte en tu viaje.

    Publicado hace 8 años #
  17. tachijardon dice: 18 de Junio:

    Oye, ¿quieres desayunar con nosotros?, he traído croissants.

    A ver, ¿he oído bien, ha dicho croissants?  No era una hada madrina, no.  El barbas que dijo croissants era el dueño del chiringuito donde pasé la noche.  Estaba con un colega, luego supe que eran socios, abrieron el negocio-bar y desayunamos juntos.  Yo solo tenía manzanas, así que ahí estábamos, hablando de nuestras vidas, pelando fruta, y dejando que arranque el día.  Empezaba con buen pie.

    Viajar así, a la que salga y ya se verá, llena la vida de sorpresas.  No estoy muy acostumbrado a las sorpresas, por tanto que planifico mis viajes; será que antes era ingeniero y he quedado formateado, el caso es que planifico demasiado y al final sé de antemano la mitad de lo que va a ocurrir en el viaje.  Tanto que critico los viajes organizados, al final acabo organizándome uno yo mismo y me llevo como borrico.  Para estas cosas sirve viajar: para probar, y descubrir.  Y descubrirse.
    Bueno, volviendo, allí nos despedimos con esas sonrisas de muchas gracias mutuas, porque, la verdad, estábamos encantados de habernos conocido.   
    Unos chavales tan frescos, tan emprendedores, tan generosos, pelos largos y tatuados hasta las cejas; oigan, encantadores.  Y se conoce que les gustó la onda del cincuentón, casi sesentón, lanzado a los aires con su veló, sin saber siquiera dónde iba a dormir esa noche.  Yo me sentía feliz, qué quieren que les diga.  No sabía dónde dormiría ese día pero no me afligía.  Y justamente era eso lo que estaba buscando.  No sé ustedes, pero tantas veces he leído yo en las historias de cicloturistas que viajan por ahí, que no saben dónde dormirán ni les importa; y tanto los he admirado, que ahora, pedaleando sin saber y ya se verá, me sentía Kapitán pedales, Salva y el Biciclown juntos.  La leche.

    Y para allá que me iba, a pillar la famosa diagonal ciclista del colega Oreja, de la que me había alejado para acampar la noche anterior.  Me uní en un pueblo llamado La Gua, no había perdido mucho la verdad, porque la salida de Royan, como menciona bien el autor de la ruta, es algo transitada, aunque con buen arcén.  Fueron  5 km de más, pero llenos de sorpresas.  Mereció la pena.

    Y ahora, un pequeño ejercicio de genuflexión por el trabajo del compañero Oreja.  A ver: Un, deux, troix...¡fuisssss! y p'abajo señores.  Porque la ruta está MUY currada, el itinerario es hermoso, fácil de seguir, caminos solitarios que atraviesan esa Francia agrícola no muy turística, que se nos esconde y es preciosa.  Un verdadero descubrimiento.  Amén de que si quieres ir a Paris y te vas por las euroveloses, te haces una burrada más de kilómetros, claro.  Y te pierdes la oportunidad de ciclar por esos pueblos perdidos del interior de Francia, pequeñitos, que ni tiendas para comprar tienen; un caserío agrícola, alguna plazuela, quizás una capilla y nada más.  Todo lo que encontré ese día fueron trigales que empezaban a pedir cosecha, altos, rubios; campos de hortalizas y pueblecitos perdidos.  Y silencio.  En el Charente, al principio, los pueblos me parecieron como nuestros castellanos, feúchos, donde la gente está todo el día guardada -a ver, salir, ¿para qué?- y pareciera que estuviera todo cerrado, como en domingo. 
    Habían perdices. Con el viento en contra, no alcanzan a oír la bici hasta que estás casi encima, así que echan a volar muy cerca tuyo, a veces cruzándote por delante.  Y conejos, a montones.  Tengo una solo foto, pero es tan mala, que si la subo arruino el relato.  Así que, ustedes disculpen.

    En la primera parte de la diagonal ciclista, la ruta pasa por ciudades muy interesantes donde merece la pena detenerse y paseárlas bien, antes de seguir.  Me refiero a Rochefort (aunque ha que desviarse un poco) y a Niort.

    El día estaba espléndido, con sol y sin calor, aunque con la brisa en contra, lo habitual.  El día se pasó sin más sorpresas, pero sin esperarlas, tan relajado que va uno entre trigales.  Costó encontrar un Intermarché para las compras, y hay que andarse con ojo con el agua, porque en los pueblos no hay fuentes.  Aunque uno puede golpear y pedir en cualquier casa;  los franceses, a pesar del mal rollo que algunos dicen que tienen, con una sonrisa y un bonjour cantado, son la mar de gentiles, qué quieren que les diga.  Será que conozco más o menos como funcionan, pero me llevo muy bien con ellos.
    Nada más simple para mí que golpear en una casona y pedirle a una abuela que me llene la botella de agua.  Gente maja.
    Miré los planos y decidí visitar Niort la jornada siguiente, pero buscar acampar en algún pueblo cercano, antes.  Ya Susana905 me lo había aconsejad.  Buena idea.

    Fui a parar a Mauze sur le Mignon, donde me quedé frente al río, en un párking para caravanas, casi vacío y 'gratuito', al menos para un ciclista de paso.  Es al lado del Cámping Municipal del pueblo, donde para junio no había casi nadie.  El lugar no estaba mal, no era gran cosa, pero la hierba estaba recién cortada, tenía un baño, aunque sin ducha, y eso sí:  había allí un ambiente tranquilo de charlas entre campeurs contándose sus historias, así que cuando pedí su permiso para acampar a su lado, ya estaban preguntando pero ¿a dónde vas, de dónde vienes, y viajas solo...?, y de ahí a compartir un verre du vin, nada, un pasito.

    Armé mi campamento luego, y casi de noche, los macarrones, el té de las buenas noches y a dormir.

    El lugar es este:

    Mañana más.

    Publicado hace 8 años #
  18. Enhorabuena por el viaje!!!! Da gusto leer la crónica del viaje...que envidia!!! A ver si te animas y nos cuentas algo mas... :(

    Publicado hace 8 años #
  19. Enhorabuena, Tachi. Te felicito por el cotenido (tu extraordinario viaje) y por el continente (lo ameno de como lo comentas). Siento una sana envidia, pero los años de uno no aconsejan estos esfuerzos.

    Publicado hace 8 años #
  20. tachijardon dice:



    jajaja en mi ruta por Francia año 2014 y 2015 tiraba mucho de eso y venia muy bien

    Publicado hace 8 años #
  21. Me ha enganchado totalmente el relato, una pena que no siga

    Felicidades

    Publicado hace 8 años #
  22. Muy buenos días al personal forero.
    Me he planteado continuar con el relato de mi viaje, aunque haya pasado un año ya.

    Antes que nada, quiero extender unas disculpas por no haber finalizado la narración, a pesar que algunos compañeros me lo pidieron en el hilo.
    No me encontraba en ánimos de escribir, sobretodo un relato ameno y divertido, que siempre ha sido el objetivo: contar y divertir.
    Digamos que me encontraba indispuesto.  Mis disculpas a todos.
    Este año voy a hacer otro viaje largo y me gustaría relatarlo también.  Incluso hacerlo mejor, durante el viaje.  Más fotos: tomarme el tiempo para fotografiar y contar con imágenes. Pero siento la necesidad de acabar lo comenzado antes, de cerrar esa etapa antes de abrir otra, de no dejar la puerta abierta.

    El viaje a Münster fue iniciático, para descubrirme sobre los pedales y ver qué pasa, qué tal me sienta esto de viajar en bici.  Para acampar de noche y medir mis miedos.  Para desengancharme de internet.  Quería organizar mi suficiencia a punto tal que el viaje pudiese extenderse sine die con el equipo que uno lleva encima, ver cómo se hace.  Como se hace con el frío, el calor, los bichos, la lluvia; como se duerme en un saco, con el suelo duro y una mísera colchoneta debajo, acostumbrado que uno está a esos colchones del Ikea, tan blanditos.  Como se pide permiso para acampar en una casa, como te lavas la cabeza en un arroyo o en el baño de una gasolinera.
    Voy a confesarlo abiertamente: siempre he mirado la aventura con deseos, pero desde afuera.  Cuando hubiese podido, estaba en esas cosas que devoran los proyectos de aventura: padres jodidos, estudios y más estudios que hay que acabar cuanto antes, para ponerse a trabajar y ganar experiencia, prestigio.  Y dinero, claro, para casarse, comprarse las cosas que hay que comprar. Luego la familia, los hijos, la emigración... ya paro de contar.
    Yo quiero mucho mi vida y más a mi pasado, pero lo cierto es que la aventura quedó siempre desplazada al cajón de los anhelos, a los sueños.  Ya hace unos años que he ido cambiando mi vida para disponer de más tiempo y libertad, que son los bienes que más aprecio.  Estoy más viejo, pero no tanto.  Así que allá voy, hasta donde llegue.

    Un saludo,

    Publicado hace 7 años #
  23. 19 de Junio:
    No se podía dormir mejor en ese car-parking: el rumor del arroyo, la seguridad de compañeros campeurs a tu lado y sobretodo sabiendo que no tienes que desmontar a primera hora, que no estás de escondite.
    Pero cuando las cosas van bien, viene el Murphy y la jode.  Esa noche tuve dolor de muelas, por una infección en una encía.  Yo me conozco y voy prevenido, así que en mitad de la noche me empecé a meter mis ibuprofenos y antibióticos para empezar a tratarlo.  Me pude dormir a mitad de la noche.  Por la mañana me puse los tapones para anular el ruido de los vecinos y aguantar unas horas más de sueño.

    Me dirán ustedes que me invento las cosas, que a un año estos detalles no se recuerdan.  Es cierto en parte, no recuerdo mucho, tal es mi precariedad mental, todo se me esfuma.  La memoria es algo que tenía antes, cuando era joven.  Pero los que son más mayorcitos y se les está yendo la pinza como a mí, saben que el contraataque consiste en agendas, papelitos, google calendares, cambiar el reloj de muñeca y demás trucos.
    Pues bien, durante mi viaje, sabedor que luego no me acordaría las fechas, iba haciendo una agenda esquemática de los principales sucesos, para estructurar un relato, una vez terminado el viaje.  No me anda la cabeza, vale, pero uno se lo sabe y se adelanta.  Bueno, sigamos.
    Quería entrar a Niort y pasear por la ciudad, el truco era llegar temprano, quedarse un par de horas y luego seguir.  El sol ya apretaba y anunciaban ola de calor, así que sombrero explorador enfundado, me promené por su río, el casco antiguo, incluso me dio tiempo para entrar a la oficina de turismo y saciar mi apetito de internet, ponerme al día del correo.  Al entrar a la ofi, quise asegurar la bici y descubrí que había perdido la llave de mi candado en U.  La había dejado -supuse- sobre aquél banco, la última vez que lo usé.  Me quedé congelado mirando el candado; así, tieso, un buen rato.  Se me quedó una mueca rara, no sé, como de memo, o de espanto.  Me lo quedé mirando un rato, todo negro él, en su soporte a la bici. No daba crédito al grado de imbecilidad y sus consecuencias.  No usar más el candado y llevarlo de sobrepeso unos 1300 km más, o romper el soporte y tirarlo.  Madre mía.
    Fue el día de las pérdidas.  Al salir inflé las ruedas en un taller de neumáticos y luego -quién sabe, quizás 10 km después- me miré las manos y descubrí que no llevaba el guante izquierdo.  Me lo había quitado mientras inflaba las ruedas.  ¿Como se puede perder UN guante? Es el estrés, que te hace cometer errores ,tranquilo, ya comprarás otros en algún lugar, estaban viejos, tampoco te gustaba mucho el color y lo sabes, pero era un regalo, estaban sucios... todo sea para no sentirme tan imbécil, me dije en plan sana sana.  Es el primer viaje, cada vez que te paras hay que revisar que no te dejas nada, eso es todo, tranqui, sigue pedaleando.  Luego me paré en un McDonalds, de paso, a buscar agua, un pis, me darías unos sobrecillos de azucar, gracias, vuelta a la bici y andando.  Y otra vez, ya cuando es tarde y no interesa volverse, me percaté que había dejado el bidón con agua sobre el mostrador.  Qué angustia da sentirse tan pavo.  Revisar, revisar cada vez que te paras en la bici.  Ya está, no pasa nada, estás aprendiendo, sigue pedaleando.

    A la salida de Niort el paisaje no tenía nada reseñable y sube algo, aunque pronto el terreno se vuelve más serrano y vienen unas subidas de cortar el hipo, sobre todo al salir de Saint-Maixent-l'École.  Pero luego del repechón viene una bajada larga y dulce, y ahí sí que todo me parecía más hermoso, que cuando subía.  

    No anduve mucho más y pasado Fomperón pasé por una casa con un prado enorme, impecable.  Era de esas antiguas granjas convertidas en residencia, con sus portones para maquinaria, supongo.  El caso es que decidí llamar y pedir permiso para acampar, aprovechando la excusa de que el próximo camping estaba a 25 km.
    Un matrimonio cincuentón como yo (no me acuerdo sus nombres, que pena no haberme quedado con su dirección para escribirles y agradecerles sus atenciones) me ofrecieron todo su parque, incluso ducha, que acepté.  No tengo palabras para describir los detalles del baño: la ducha, sobre un entarimado de madera, abierta, sin mampara, simplemente la plataforma se extendía lo suficiente para recoger el goteo.  Una plataforma enmaderada daba paso al jacuzzi y a todo esto se accedía con peldaños de madera de una pieza y del largo del cuarto de baño, unos 3 metros, por decir algo.  Uno tiene la deformación profesional y mira los detalles, a ver las uniones, los encuentros.  Perfectos.  La finesse francesa en cada detalle.  Lo acojonante es que el dueño de casa lo había hecho él solo en plan bricolaje, lo cual demuestra a las largas que todo lo que uno ha estudiado no es necesario para construir así de bien.  Con ir al Leroy Merlín, preguntar y ser detallista, listo.

    Instalé la tienda en el mejor lugar, vista al poniente.  Puse mi trekker-chair y me senté a disfrutar del prado.  No me apetecía cocinar, así que pillé lo que tenía en las bolsas y me armé una cena fría.  Luego me tomé un té mientras escuchaba los cencerros de las vacas, a lo lejos.  Más idílico, imposible.  Y así estuve, saboreando el ocaso hasta que ya llevaba varias cabezadas y hubo que encender el frontal para recoger todo y a dormir.
    Estaba a unos 150 km de Royan, hechos en dos días.  No me importaron las pérdidas de ese día, ni me acordé de ellas.  La verdad es que no me importaba nada.

    Publicado hace 7 años #
  24. tachijardon dice: Muy buenos días al personal forero.
    Me he planteado continuar con el relato de mi viaje, aunque haya pasado un año ya.

    Antes que nada, quiero extender unas disculpas por no haber finalizado la narración, a pesar que algunos compañeros me lo pidieron en el hilo.

    Un saludo,

    Hola Tachi, a mi me pasó lo mismo con mi relato de la EV 15 (http://www.rodadas.net/foro/topic/diario-de-viaje-eurovelo-15#post-220796) el recorrido lo hice en Julio del 2015 y apenas terminé mi relato hace 15 días, casi inicio mi nuevo recorrido sin terminar ese :-). Tienes razón en que es necesario estar bien emocionalmente para iniciar y terminar un relato de un viaje, por muchos problemas personales no estaba listo para continuar mi relato y lo abandone por varios meses, pero una vez superé todos mis problemas pude completarlo.

    Me pasa lo mismo que a ti, despues de varios años he decidido dar una pequeño cambio en mi vida y vivir más tranquilo, uno de las cosas que he venido recuperando son los viajes, este año realizaré mi segunda ruta de larga distancia (aprovecho para agradecerte la ayuda con al elección de la bici Rose).

    Y seguiré pendiente de este gran relato de viaje, que es muy interesante y divertido ...

    Saludos desde Ecuador...

    "Si amas más la bicicleta que el sendero, no vale la pena pedalear"

    http://www.elandariego.co
    Publicado hace 7 años #
  25. 20 de Junio

    Por la mañana me invitaron a desayunar con frutos rojos cogidos de su huerto, todo un lujo.  Allí estuvimos contándonos de nuestras vidas, pasando teléfonos para ver las fotos de hijos, nietos…

    Salí relativamente tarde, sobre el mediodía, duchado, bien desayunado y muy tranquilo, sabiendo que casi todo el día pedalearía en bajada.  El terreno se desliza largamente hacia la llanura del Loira, desde cien kilómetros antes de llegar.

    No recuerdo mucho qué pasó aquel día, solamente que me aprovisioné en un LIDL que me sorprendió al paso en mi ruta. Es una parte de Francia desconocida, completamente aprovechada para el agro. Nada de bosques, nada de parques naturales.  Granjas, fincas, algún pueblo y poco más.  No es que el paisaje sea anodino, simplemente es algo monótono.  Pero bonito siempre, esto es Francia, los pueblos están cuidados, cualquier casa de campo destila buen gusto.

    Poco tránsito, la ruta de Oreja está trazada por caminos comarcales donde solo te encuentras el tractor rezongando por el arcén, o alguien que va o viene de la finca a casa.  Aquí no hay gente de paso.

    Fue un día largo y tranquilo.  Me viene a la mente haber parado a comer, como siempre, tumbado sobre el tarp y disfrutando de las delicatessen del LIDL.  Una buena siesta bajo un árbol  que eliges en el camino es uno de los placeres de este tipo de viaje.  Y un café después, aunque dé pereza prepararlo.

    En estas latitudes, en pleno solsticio, se hace de noche casi sobre las 23 hs.  El día es eterno, puedes salir algo tarde, parar a comer, hacer la siesta y seguir pedaleando 4 horas más, tranquilamente, y siempre con luz.

    Llegaron mis huesos a Richelieu, donde antes del pueblo encontré un cámping, que resultó ser municipal.  Las oficinas estaban ya cerradas, miré las tarifas: ¡¡7 euros!! la tienda y una persona.  Así que, sin más, decidí entrar.
    Merece la pena usar los Campings Municipales en Francia, ami regreso he mirado la página de ellos y la verdad es que tienen unas tarifas muy económicas.  Si uno tiene uno al alcance de la ruta, no merece la pena el ahorro de la acampada libre.  Aunque acampar a su aire tiene la ventaja de la oportunidad: vas andando y cuando llega tu hora buscas y te estableces como quien aparca el coche.  No te desvías dela ruta, aprovechas el día, muchas veces los lugares son privilegiados, casi siempre tranquilos, silenciosos, solitarios. Eso me gusta.  En un camping ya es más acompañado, cuando no masificado, con los problemas de silencio y tranquilidad que implica.  Otra cosa son los servicios indudables que provee, ducha, aseos, agua a tutiplén, posibilidad de lavar y tender, seguridad, compañía, socializar…

    Así que entré, me instalé, y como hice en Biarritz, 'ya pagaré al día siguiente' -me djie.

    El camping estaba medio vacío, con algunas parcelas ocupadas por los tremendos motorhomes que usan estos europeos. Me elegí una parcela al lado de los sanitarios y puse mi tienda. Lavé algo de ropa, y la extendí en mi parcela.

    Me duché por un buen rato, como nunca lo hago en casa, pero disfrutando el momento, sabedor que quizás al día siguiente -quién sabe- a lo mejor tocaban toallitas húmedas.
    Y luego, casi de noche, lo de siempre:  mis macarrones, el té de las buenas noches y a dormir.





    Publicado hace 7 años #
  26. 21 de junio, diez días de viaje.

    Me desperté muy pronto, empecé a recoger al alba, desayuné, recogí y me encontré en la puerta del cámping a las 8 de la mañana.
    No venía nadie hasta las 9, así que me fuí sin pagar.  Confieso que estuve mal, y hay alguno en el foro que indica que la solución es fijarse en las tarifas, dejar un sobre con el dinero, la explicación y seguir.  Me confieso pecador y reincidente, porque al día siguiente me pasaría lo mismo con otro cámping.  Para la próxima. prometo que seré bueno y haré lo del sobre...
    Richelieu es un pueblo de cuento, urbanismo moderno del siglo 17, calles paralelas, distribución en manzanas, aceras, espacios abiertos para la socialización... estos franceses hace mucho que espabilaban en el urbanismo.  Muralla perimetral, pero no defensiva, en esa época las murallas tenían finalidad de seguridad: control de personal que entraba y salía de las ciudades, y control fiscal: pago de aranceles de mercaderías.
    El día estaba espléndido pero con calor, ese calor algo pegajoso por la humedad.  Me propuse llegar cuanto antes a Tours, 75 km, con algunos repechones, pero asumible para hacer en unas 5 horas.
    Primer día con viento decididamente a favor, en las bajabas volaba.  Por caminos comarcales, poco tráfico, la Francia rural, solazo.  Bebiendo mucha agua llegué a Tours, para la hora de comer.
    El 21 de junio es el inicio del verano, pero también es el día internacional de la música.  Además era Domingo.  La ciudad estaba totalmente tomada por conciertos, bailes, pasacalles y demases.  Pensaba pasearme por el casco antiguo una horita o dos, al final acabé saliendo a las casi a las nueve, para buscar a la salida dónde acampar.
    Tomé algunas fotos, ahora no las encuentro, estarán en mi ordenador pequeño, al menos para mostrar el ambiente.  FABULOSO.
    Desde grupos de punk, duetos dulces, cuartetos de cuerda, grrupos a capella.  Es que había de todo, y todos buenos.  Una tarde fantástica.  Acabé comiendo lo que pude en sándwiches, me compré una cerveza y a pasear tirarme en las plazas a escuchar música.
    Fue un regalo sorpresa.
    Ya tarde, empecé a pedalear Loira arriba, dirección Orleans.  Sobre las 10 de la noche, con luz todavía, llegué a Amboise y me metí en el Cámping Municipal, enorme, que tienen en una isla del río.  No estaba cansado, me tomé mucho tiempo para instalar la tienda, ducharme, cenar tranquilamente mis macarrones y pasar al ritual de relax habitual:  La trekker, el té nocturno hasta que la cabeza no se sostenga, y a dormir.
    Llevaba solo 10 días de viaje y ya me sentía seguro en todo, no me asustaba donde iba a dormir, me dejaba atrapar por las sorpresas del camino sin más. Ni menos.
    Ahora pienso que pecaba de lo que muchos:  pasar y pasar, pedalear y pedalear, ser un tránsito que va viendo pasar.  En mis próximos viajes me gustaría hacer menos kilómetros al día, dar más tiempo a la contemplación, detenerse por más tiempo.  Quizás unos días de tránsito y otros estable, en un cámping, en una ciudad.  Y explorar alrededor.

    En cuanto encuentre fotos, las subo.
    Mañana sigo.

    Publicado hace 7 años #
  27. Gracias Tachi por esos relatos. No te desanimes... sigue, sigue... que somos muchos los que te escuchamos.
    Sobre el pueblo de Richelieu ya sabes que fue toda una utopia urbanística del Cardenal. Un delirio megalómano. Pero sí que le funcionó.
    Me alegro de que la ruta te haya gustado. Gracias a ti he revivido también mi paso por esa zona: la bajada antes de Saint Maixent y esa rampa rompepiernas a la salida del pueblo.

    Pues eso: sigue, sigue contando...


    Publicado hace 7 años #
  28. 22 de Junio, de Amboise a Orleans

    Salí muy temprano, de madrugada, y disfruté el amanecer pedaleando por el Loira.  Pasaba de largo por las ciudades, no entré en los castillos.
    Conozco mucho esta zona.  Pasé unas vacaciones de bicicleta, hace unos años, en una casita rural, haciendo rutas por los bosques y visitando castillos. Las cervezas al final de la tarde, las cenas en la nocturnidad del jardín.  Los veranos son muy calientes por aquí, agobiantes de humedad, y así estaba ahora que empezaba una ola de calor.  Me salvó la lluvia de la tarde, que aplacó el calor y me hizo disfrutar de unas horas bajo el agua, hasta que llegué a Olivet, un poco al sur de Orleans.
    Aquí está el cámping municipal que elegí para quedarme un par de noches, para descansar, visitar la ciudad y recuperarme.  Había leído las críticas como un remanso de paz, pero resultó ser mucho más que eso.  Primero: está gerenciado por tres mujeres.  Y eso se nota en cada rincón, la originalidad y el buen gusto aparecen por doquier.  Las instalaciones son buenísmas, modernas, y es muy barato.  Me costó, creo recordar, siete euros y pico por noche.
    El ritual de los cámpings, invariable.  De dónde eres, dónde vas, preguntas del equipo, comentar rutas si hay cicloturistas, compartir un vino o una cerveza y muuuchas horas sentado leyendo o dormitando.  El buen relax. Pongo el link por si interesa.  Desde luego, lo recomiendo. http://www.camping-olivet.org/

    Al día siguiente madrugué y me pasé el día visitando Orleans, una delicia pedalear sin carga y otra dejar la bici bien atada y caminar sin rumbo unas horas, buscar la sombra para el sándwich, tomarse una cerveza... el plan tranquilo, el helado, hablar con la gente, entrar en una tienda de cosas interesantes... ahí fue la primera vez que me cuestioné como estaba haciendo el viaje, la manera, el estilo.  La primera impresión que tuve es que pasaba de largo, que no me enteraba mucho de los lugares por donde iba.
    Antes de Orleans, mi mente giraba sobre mis temores, esas angustias de que las cosas iban a salir mal, que era toda una locura en la que me había metido con esto de viajar en bici (a esta edad, ¡si ya tienes hijas grandes, a quién se le ocurre!), una fantasía mía, otro invento más.  Conforme iba sintiéndome seguro, mientras superaba los problemas del día a día del viaje: la acampada, el frío a la noche, la comida, la higiene, el temor de dormir solo en la acampada libre, todo esto, resulta que empezaron a aparecer por primera vez otros cuestionamientos, acerca de cómo viajar.  Porque en estos viajes vas a tu bola, y cuando tienes toda la libertad del mundo, el horizonte se expande... y abruma.  Y digo abruma porque eres libre de elegir lo que quieras, está todo disponible.  Pedalear todo el día y no parar, pedalear poco deteniéndose para 'conocer' más tranquilamente los lugares por donde uno pasa.  ¿Unos días pedaleando y descansar otros?
    Esto del cicloturismo es tan amplio que abarca desde los del bikepacking, que se cruzan los USA o Europa en ná, durmiendo en una gasolinera y comiendo sobre la bici, hasta los que viven en la bici y viajan por el mundo cargado hasta los hígados y que se conocen la tira de países y  hablan idiomas a tutiplén, caso de nuestros Biciclown y Salva.  Pasando, claro está, por los jubilados europeos con sus bicis eléctricas preciosas recorriendo zonas por Europa, eligiendo el hotel todas las tardes, o los que van tours organizados, todos con sus alforjas igualitas.  Y súmale todos los estilos de los que participamos en este foro, que somos -felizmente- cada uno de su padre y de su madre.  Y esto es lo lindo del cicloturismo, que no somos unos que viajamos con alforjas, somos mucho más.  Cada cual rebusca y encuentra sus preferencias, define su estilo, y así es la burrada de perfiles que salen.
    El tema es que yo me planteaba, esa noche de vuelta de Orleans, en el cámping: vale, entonces ¿y yo qué?  Y la pregunta tiene miga, porque te lleva en un tristrás a ¿y yo entonces quién soy, qué quiero? y todo ese existencialismo espeso que no digamos no tiene salida, pero que no se arregla en una noche reflexiva, tirado en la trekker y tomando un té mientras te viene el sueño.  Te duermes antes -ya te digo- dejando las respuestas igual.

    Pues bueno, de Orleans y del cámping en Olivet, me queda el recuerdo de haberme planteado por primera vez, qué es lo que quiero de viajar en bici, qué me gustaría...

    Estuve dos o tres noches aquí; un día entero lo dediqué a disfrutar de la paz del cámping, el otro visité Orleans.  Y luego apunté a París.

    No me pidan fotos, he sacado algunas, pero no vienen al caso; este viaje no era para conocer, no era para turismo, no era para descansar.   Si acaso era para acercarme a los sueños, si es que realmente eran míos.  Era para probarme, desafiarme.  Me era necesario.  Y lo soñaba; lo deseaba desde hace mucho tiempo.

    Entonces, fotos ¿para qué? Tengo algunas, ya las subiré, pero yo lo que quiero es contar mis emociones, y un relato me parece mejor, más noble y transparente.  Además sospecho que más útil, porque a muchos les pasará lo mismo que a mí, los miedos, los prejuicios, las preguntas sin respuesta...


    Publicado hace 7 años #
  29. (Gracias de nuevo, Tachi. Es como estar ahí hablando contigo. De momento te escucho con gusto. Además veo que hay reflexiones además de hechos. Así que mi puntito más de atención lo tienes, por ejemplo. Suelta... suelta... que estás entre amigos)

    Publicado hace 7 años #
  30. Las prisas para todo , es el modo en que se hacen las cosas en la actualidad.

    Alcanzar metas ,sin siquiera observar lo que hay al pasar

    es como se suele hacer todo.

    hasta nuestra existencia es una alocada carrera en pos de unos determinados objetivos ,sin detenerse ni un momento a ver,conocer ni saborear..
    (Bueno,vale,no totalmente ;
    En mi caso ,soy el primero que no me suelo parar un momento )

    Publicado hace 7 años #