Durante este largo fin de semana hemos dedicado dos días a hacer una ruta circular entre las maravillosas Collsacabra y Guilleries, a caballo entre las provincias de Girona y Barcelona. Son unos espacios naturales preciosos, pero que durante el otoño alcanzan su máximo esplendor.
LES PRESSES-VILADRAU: 72,87 Km y 1.506 m de desnivel acumulado
Comenzamos la ruta en Les Presses, muy cerca de Olot, porque era el mejor sitio para dejar aparcado el coche un par de días. Pero si a alguien le interesa repetir esta bonita ruta circular y no conoce Olot, recomiendo encarecidamente una visita. Merece la pena darse un buen paseo por sus fuentes, su vía verde, sus paseos inundados de toneladas de hojarasca, su casco antiguo con preciosos edificios modernistas y, como no, su entorno, con sus cuatro volcanes (Montolivet, Montsacopa, Garrinada y Bisaroques) presidiendo la ciudad. Un lugar encantador.
Tras aparcar el coche y desplegar las bicis nos abrigamos bien, ya que estábamos a tan sólo 2ºC y comenzamos a pedalear. Pero, como es normal en nosotros, enseguida hicimos la primera parada. Fue en la agrobotiga de Verntallat, donde entramos para calentarnos un poco y esperar a que el sol empezara a hacer su trabajo:
Allí almorzamos lo que llaman un bikini payés, delicioso. Entre eso y el cafecito salimos con energías renovadas:
Energías que íbamos a necesitar, ya que nada más salir nos tocaba afrontar la dura subida al Coll de Bracons. Pero no nos importaban nada los porcentajes de subida: con ese paisaje, más colorido cuanto más subíamos, y el imponente Puigsacalm a nuestra derecha, nuestra intención era disfrutar al máximo de la subida:
Y si encima el sol ya iba calentando y podíamos comenzar a quitarnos ropa...
La construcción de los túneles de Bracons ha posibilitado que por la antigua carretera prácticamente no pase ningún coche (y menos en un día laborable como era aquél), así que las bicis campan a sus anchas:
Para subir puertos duros como si nada, no hay mejor fórmula que parar de vez en cuando a hacer fotos:
¿Y qué estaba fotografiando Kim en ese momento? Pues la Vall d'en Bas, a la que llaman la Suiza catalana, y que es desde donde habíamos iniciado la subida:
El Coll de Bracons tiene fama de duro, sobre todo entre quienes cada año hacen la marcha "Terra de Remences" pero a nosotros, al ritmo tranquilo al que lo subimos, no nos pareció tan fiero el león como lo pintan:
¡Cómo disfrutamos en el largo descenso! Lo hicimos sin prisas, sin lanzarnos, sin poder quitar la vista de los bosques:
Y tras atravesar los pueblos de Sant Pere de Torelló y Torelló, apareció ante nosotros la plana de Vic, con su típica niebla que en esta ocasión era bastante ligera:
Kim conoce bastante bien la zona, así que fuimos conectando pueblos esquivando las carreteras de más tráfico. Tras una paradita en Manlleu para tomarnos un chocolate (hacía fresquillo nuevamente), llegamos a Roda de Ter, donde atravesamos el río por su puente viejo, que tiene la particularidad de tener una iglesia en cada extremo:
Por carreteras tranquilas seguimos camino hacia Tavèrnoles, pero justo antes de llegar nos desviamos por un camino rural asfaltado muy tranquilo y bucólico...
Que nos permitió llegar a Folgueroles, tierra natal del gran poeta Jacint Verdaguer. Como no podía ser de otra manera, en la plaza del pueblo hay una escultura dedicada a él:
La verdad es que llegamos a este bonito pueblo a la hora perfecta:
Tras callejear por el pueblo, que está salpicado de referencias al poeta, seguimos en dirección a Sant Julià de Vilatorta, un pueblo que me sorprendió por la belleza de sus inmensas casonas, sus edificios modernistas, sus fuentes... En la foto, el Casal Núria:
Allí paramos a comer un menú del día delicioso, servido con mucho gusto, en un lugar de lo más agradable y a muy buen precio. ¿Se puede pedir más? Yo creo que no, y por eso os lo recomiendo: se trata de La Troballa, en la Av. Nostra Senyora de Montserrat, 19 (St. Julià de Vilatorta). Con el estómago de lo más contento salimos del pueblo por una avenida flanqueada por plátanos:
Y tras unos cuantos kilómetros más de subidas y bajadas llegamos a nuestro destino: Viladrau. Estábamos en el límite del Espacio Natural de Les Guilleries, una zona preciosa cuya característica principal es que, mires donde mires, te encuentras con bosques, especialmente famosos son sus innumerables castaños. De hecho el pueblo estaba de lo más animado, ya que acababa de celebrarse su concurrida Feria de la Castaña, y se disponían a celebrar el Ball de les Bruixes (Baile de las Brujas). Vamos, que el pueblo estaba en su mejor momento:
Nos alojamos en la Masia del Montseny, un hotel rural muy acogedor (60 euros la habitación doble, desayuno/buffet muy completo incluído):
Desde la terraza de nuestra habitación teníamos unas inmejorables vistas del Montseny (en concreto de Matagalls) y del frondoso jardín de la Masía:
Tras alojarnos, ducharnos y ponernos guapos salimos a dar un buen paseo por el pueblo. La boca se nos hacía agua al ver los escaparates de las pastelerías llenos de los típicos panellets de Todos los Santos:
Dormimos como lirones, cruzando los dedos para que al día siguiente tuviéramos tanta suerte con el tiempo, y el sol nos permitiera seguir disfrutando de todo el colorido otoñal.
VILADRAU-LES PRESSES: 77,57 Km y 835 m de desnivel:
Aunque amaneció un día nublado, las nubes pasaban rápidamente, y tenía toda la pinta de ir despejando enseguida, así que nos levantamos contentos dispuestos a comenzar de buen ánimo la segunda etapa:
El desayuno fue redondo. Estábamos solos en el hotel, así que la tranquilidad era total. Nos pusimos morados de müesli, coca, pa amb tomaquet, embutidos... y todo eso mientras contemplábamos las inmejorables vistas del Monseny:
Y comenzamos a pedalear. Ya estábamos en plenas Guilleries. Estas tierras se caracterizan, además de por su frondosidad, por las innumerables fuentes de agua mineral. De aquí salen aguas como la Font d'or, la Aigua de Viladrau, la Font Vella...
Si mirábamos hacia atrás podíamos contemplar el cada vez más lejano Montseny (en la foto: Les Agudes):
Tras subir al Pla de les Arenes emprendimos el descenso hacia Sant Hilari Sacalm, donde pudimos contemplar alguna de las numerosas plantaciones de abetos que hay por la zona:
El cielo ya se estaba despejando, y la luz del sol nos permitió disfrutar del intenso colorido:
El hecho de que se mezclaran árboles caducifolios con perennes hacía que los contrastes aún fueran más bonitos:
Y llegamos a Sant Hilari Sacalm, donde hicimos la paradita de media mañana a tomarnos un café. La "guilla" (zorra en catalán) es el símbolo de Sant Hilari y de las Guilleries, y en el pueblo aparece por todas las esquinas:
En cuanto a los 25 kilómetros siguientes... bufffff... ¡qué preciosidad! Fueron de descenso continuado, pero no muy pendiente, de modo que podías ir avanzando sin dar una sola pedalada pero sin ir muy deprisa. Estaba todo tan bonito... Creo que basta con que veáis las imágenes:
A mitad del descenso llegamos a Osor, un pueblecito muy mono, por el que pasa la riera del mismo nombre, y paramos para visitarlo y hacer algunas fotos...
...Y cruzar el puente medieval sobre la riera:
Al llegar a Anglés terminó la parte más bonita de la segunda jornada. Tras Anglés llegamos a Amer, donde paramos a comer, y seguimos la ruta en dirección hacia la Vall d'en Bas. La carretera ya era más importante, pero el arcén era bueno y no había mucho tráfico, así que fueron unos kilómetros de agradable pedaleo, en suave subida:
Cambiamos de comarca, llegamos a la Garrotxa, lo cual quería decir que nos acercábamos a nuestro destino (Olot es la capital de la Garrotxa):
Y los coloridos seguían siendo muy bonitos:
Así que casi sin darnos cuenta, tras coronar el Coll d'en Bas, nos vimos metidos nuevamente en la Suiza catalana. Rodeados de maizales y con el bonito pueblo de El Mallol al fondo, llegamos a nuestro destino, Les Presses.
Esta segunda etapa había sido más suave, a pesar de tener algún kilómetro más, debido a que hubo muchos kilómetros de bajadas. La Garrotxa es una comarca a la que acostumbramos ir todos los años por estas fechas, porque está espectacular. Al día siguiente hicimos una ruta de BTT por los volcanes y la Fageda d'en Jordà (un hayedo que es imperdonable no visitar si se viene por aquí), pero de esto ya no pongo crónica porque ya lo hice en otra ocasión, y no es cuestión de repetirse.
Ahora toca bajar un poco el pistón durante el mes de noviembre, pero lo vivido este fin de semana me ha cargado las pilas para una buena temporada.