Ruta por el GR99, de Fontibre a
Zaragoza
Este pequeño viaje ha sido una
amalgama de cuestiones que tenía en el tintero. Hacía mucho que
quería rodar por el GR99. Años. Era una de esas ideas que se le
meten a uno en la cabeza y que, sin ser muy ambiciosas, nunca llegas
a realizar. Yo empecé en esto de viajar con alforjas gracias a la
gente del Colectivo Pedalea, que me invitaron al poco tiempo de
empezar a ir a las asambleas a un viaje en bici por Cataluña. Y
desde entonces todos los viajes que he hecho han sido con al menos
otra persona mas. Y eso era otra espinita... Quería probar lo de
viajar solo. Tambien estaba la cuestión de la bici de montaña:
quería viajar principalmente por los caminos y si acaso coger alguna
carretera por conveniencia, y no al contrario como había hecho hasta
ahora. Esto me llevó a investigar el concepto de bikepacking hace ya
algun tiempo, viajar con lo justo, con el peso distribuido entre
manillar, cuadro y sillín, haciendo la bici mas manejable y agil que
la clásica configuración de alforjas traseras. Y el ultimo bicho
que me ha picado ha sido el de las bicis de 29” de acero, sin
suspensión y sin marchas.
Pues bien, los astros se alinearon y
conseguí un cuadro Kona Unit de acero para single speed y fui
montando la bici poco a poco. Primero monté unas ruedas que tenía y
horquilla de suspensión, pero el alto peso de la bici me hizo buscar
otra configuracion y al final compré unas ruedas Bontrager y una
horquilla Salsa Cromoto con eje pasante de 15. Los frenos son avid
BB7 y el resto de piezas, cosas variadas que tenía o he ido
buscando. Mientras jugaba a montar una bici me iba haciendo con el
equipo de bikepacking necesario: la bolsa de sillín es de la marca
KTM, la del cuadro es marca Ibera, y la del manillar es la versión
de 20litros de Alpkit. Un par de fundas para botellas de agua de
Decahtlon y una bolsita detras de la potencia completaban el espacio
de almacenamiento, junto con un Camelback prestado in extremis por un
colega. Mas astros se iban uniendo a la conjunción y tuve que
cogerme casi casi obligado una semana de vacaciones en una fecha en
la que a ningún colega le iba bien viajar. Así que así estaba yo,
con prácticamente todo el tinglado del bikepacking comprado, la bici
casi acabada y una semana de vacaciones: era el momento de recorrer
el GR99 de una vez, en single speed, por caminos, en bikepacking y
por mi cuenta.
El viaje comienza un sábado a media
tarde. Aquí habría poco que contar en realidad, coger un tren
Zaragoza, dormir en Valladolid y otro tren hasta Reinosa. Pues bien,
mi billete de Media Distancia lo cubría un Alvia. Empezamos mal, me
dicen que con la bici sin desmontar yo ahí no puedo subir, yo
insisto que mi billete es de Media Distancia, que según su política
eso me permite subir la bici y que no es mi problema ni me resuelve
nada que me devuelvan el dinero del billete. Sin tiempo para
desmontar la bici en condiciones me traen unas bolsas de basura para
meter las ruedas y cubrir el cuadro y me dirijo al tren. Menos mal
que pude coger en un viaje todo el equipaje, cuadro y ruedas, y no
dejé nada en el anden, porque en el momento en que entraba por la
puerta arrancaba el tren. Aquí se ve el cuadro asomando mientras yo
me tomaba un café fardando de mi camiseta nueva, que espero que
reconozcais, sobre todo un tal Lekim11...
El resto del viaje, la noche en
Valladolid y el tren a Reinosa fueron según lo planeado. Y ahí me
encontraba yo, en el anden, a punto de empezar demasiadas cosas a la
vez y sin tener muy claro como iba a resultar. E hice lo único que
se podía hacer: comenzar a pedalear. Desde Reinosa a Fontibre hay
unos 5 kilometros que discurren paralelos a la carretera por una
especie de carril bici/acera por la que encontré a mucha gente. Era
medio día y el sol acompañaba. Y tras unos minutos breves de
pedaleo allí estaba, y pude ver con mis ojos lo que tantas veces
había cantado mi madre, que “El Ebro nace en Fontibre”:
Y a partir de ahí, ya todo rio abajo,
cuesta abajo y viento a favor, me decía yo. Sabía que no pero que
son unas cuestas y un poco de sufrimiento cuando vas motivado. Y
camino a Reinosa de nuevo, dejandola atrás y buscando por fin dejar
el asfalto. Y vaya que si lo dejé. El asfalto y hasta el camino.
Tras pasar un vallado me encuentro en un prado, pero un prado sin
mas, sin un camino marcado y con el track del GPS diciendo que si,
que era por ahi. Y entonces veo un pivote del GR a lo lejos. Ruedo
hasta allí y veo otro. Lo llaman camino natural del Ebro pero oiga
!Aquí no hay camino! Aunque hay unas vistas estupendas...
Pero si, si que hay camino. O al menos
lo hay un rato. De nuevo el GPS me manda por medio del monte, pero
esta vez no veo los postes del GR99. Lo que veo es que por el camino
por el que he venido van cuatro ciclistas, así que me tiro monte
abajo para alcanzarlos. Es una familia que esta haciendo una etapa
corta y les han dicho que había que subir por el cortafuegos.
Empieza la batalla, metros y metros de desnivel empujando las bicis.
Y cuando por fin llegamos arriba no hay
pista, hay que crestear unos kilometros hasta que efectivamente
aparece una pista que lleva hasta un molino, y hasta ningún sitio
mas. De vuelta a rodar por los verdes prados y a sortear alambre de
espino, cuando por fin, una pista forestal en condiciones. La familia
se queda atrás, me despido y me lanzo cuesta abajo, llego hasta
Arroyo en busca de un lugar donde comer y el cartel de Bar con una
flecha me llena el estomago. Pero mi gozo en un pozo, la dueña me
dice que no tiene nada de comer, que es temporada baja y que me iba a
pasar esto en mas de un sitio. Se ve que en primavera y verano hay
bastante afluencia de caminantes y ciclistas, pero no en invierno. En
los primeros 150 kilometros todo son pueblos chiquitines, algunos de
decenas de habitantes nada mas, así que un consejo os doy, si vais
fuera de temporada, planead bien. La mujer muy maja me da un trozo de
pan que me como con chorizo del camelback y tras una cerveza y un
café prosigo la marcha. Sigue el paisaje de pastos y colinas cuando
de improviso vuelve a aparecer mi viejo archienemigo: el cortafuegos.
El camino esta muy roto, con demasiadas
rodadas secas de tractores y restos de ramas(incluso un arbol) como
para bajar a gusto. Y la subida esta llena de barro y tiene una
inclinación estúpida. Así me siento tras acabar de empujar la
bici:
Pero no todo es sufrir y empujar la
bici, los senderos me regalan unas vistas preciosas a la luz del
incipiente atardecer. Pero poco a poco me empiezo a preocupar, tengo
que encontrar un sitio donde pasar la noche, y va a tener que ser al
raso. Aquí esta mi cara de disfrute/preocupación
Tras pasar Aldea de Ebro y que me
comentaran que me tocaba una subida maja, decidí que cualquier punto
anterior a la subida era un buen sitio para acampar.
Pero mi inexperiencia sobre el tema me
jugó una mala pasada: el sitio elegido me parecía relativamente
protegido del aire pero no lo estaba. Cuando me dí cuenta ya era
demasiado tarde para buscar otro lugar. Planté mejor el toldo pero
se seguía colando aire. A 800 metros y finales de febrero no mola
dormir al raso en un mal sitio. No fue una noche muy agradable, me
despertaba cada hora con frio, me movia para entrar en calor y dormir
otra vez. Y pensaba todo el tiempo que al dia siguiente iba a estar
fatal. Pero al fin la luz del alba asomó, recogí el chiringuito,
desayuné un poco y vi que tampoco estaba tan mal a pesar de la mala
noche, y que tampoco tenía agujetas de los esfuerzos del día
anterior. Así que a tope, a enfrentar el día. Mereció la pena
pasar mala noche por disfrutar sin prisa del paisaje y de unos
senderos perfectos para ir andando o en bici.
Aunque no mentiré, en cuanto el
repecho era un poco pronunciado o largo me bajaba de la bici y
empujaba. Hay que tener mucho fondo para hacer muchas subidas en
single speed y no acabar reventado a la primera de cambio. Sobre todo
cuestas tal que así:
Tras las subidas y bajadas de buena
mañana me encuentro con que he pinchado. Era una zona de muchas
zarzas y era de esperar, pero a nadie le gusta pinchar. Con suerte
paro en un pueblo con fuente y localizo rápidamente el agujero,
parcheo y a hinchar. Una cosa os digo, una zefal mini para hinchar
una rueda de 29” de 2,2 no es una buena idea. Me costó mas hinchar
a una presión decente que desmontar, parchear y montar. Y encima el
fondo de llanta para tubeles no me dejó talonar bien la cubierta.
Bueno, sosiego y calma y a proseguir el pedaleo. Tras una bajada un
poco loca con pedruscos-a-gogo encuentro el típico sitio que dices,
joder, aquí habria pasado una noche de lujo:
Y sigo por los senderitos, me encanta
poder rodar por sitios tan chulos como estos, en los que estas
literalmente en medio del bosque y que tan solo extiendiendo un brazo
puedes tocar los arboles...
o el río …
el sol …
las rocas...
los muros antiguos del camino...
y contemplar estas maravillas del
paisaje...
Segun los tracks que estuve siguiendo,
esto era una etapa. El final me pilla a medio día, que es cuando
empecé a pedalear. Ver que llevo un ritmo relativamente similar al
que hizo los tracks (preparados para hacer todo el GR99 en 9 etapas)
me infunde bastantes ánimos. Me tomo un bocado, cojo fuerzas y sigo
para adelante. Al fin y al cabo aun tengo toda la tarde.
Los senderos siguen siendo una
preciosidad. El Ebro discurre por pequeños valles muy cerrados y con
mucha vegetación, lo que hace que sea un placer recorrer estas
primeras etapas. Conforme avanza la tarde el viento empieza a soplar
y temo no encontrar un buen refugio. Tras descartar varios lugares
decido seguir hasta el siguiente pueblo y ver si tienen algun
soportal en el que poder refugiarme. Tras vagar un poco encuentro
algo mejor aun, una zona de recreo techada y con dos paredes largas
de hormigon. Me meto a la esquina, monto mi chiringuito, me preparo
algo de cenar y tras leer un rato, me voy a dormir. Me despierta el
ruido del viento varias veces a lo largo de la noche y agradezco
haber encontrado un buen sitio. Por la mañana siguiente mientras
desmonto aparecen dos vecinos que me preguntan que que hago con mal
tono, hasta que se dan cuenta de que voy disfrazado de ciclista y que
no estoy robando nada. Charlo con ellos y lo que me imaginaba, nada
de bares hasta dentro de varios pueblos. Así es la vida. Vuelvo al
camino. Me espera otra etapa preciosa hoy.
El sendero discurre junto al rio por un
estrecho valle. El GPS marca una Z y veo que hay que subir por un
sendero de piedra. No será mucho, pienso, ingenuo de mi...
Tras hacer mil vueltas y revueltas
sobre los mismos 10 metros,adelante y atrás pero siempre subiendo,
me convenzo de que esto del GPS no son todo ventajas. El track se
monta sobre si mismo y lo que pensaba era una Z son lo menos diez o
doce. Tras el ejercicio de bicisenderismo puedo decir que las vistas
son espectaculares, pero que jodo petaca, mi cara lo dice
El sendero sigue y sigue, parece no
acabarse nunca, sinuoso, lleno de hojas unas veces, tierra desnuda o
roca viva en otras
Y así poco a poco llego a Trespaderne,
final de la segunda etapa de los tracks que estoy siguiendo, y final
del pedaleo por el resto del día. Paro a comer y esa lluvía que
apuntaba comienza a caer. Decido quedarme en un hostal ante la
posibilidad de que la lluvia siga toda la noche y no encuentre un
refugio en condiciones. Y que no falte una buena cerveza Ambar para
sentirse como en casa
Comienzo temprano a pedalear, tengo por
delante una etapa de 85 kilometros hasta Haro y está calificada por
el que preparó el track como la mas dura de todas. Y no es para
menos. Se sube de 500 a 1100 metros por una pista forestal, para
luego bajar por una trialera “algo técnica” según el autor del
track... ya veremos.
El madrugon me brinda algo no
completamente inesperado pero que ya pensaba que iba a ver. Corzos y
zorros. Me cruzo con varios grupos de corzos, que huyen despavoridos
antes de que pueda sacar la cámara, y también con dos zorros que
huyen a los matorrales en cuanto se percatan de mi presencia. Pero al
menos este gato se dejó fotografiar muy amablemente
Esta etapa pasa por Frías y si bien se
puede evitar subir hasta la zona del castillo, admirar estas vistas
merecen un pequeño esfuerzo
Y seguimos para bingo con los
caminitos. A la salida de Frías sigo el GR99 muy convencido para
darme cuenta de que el GPS me mandaba a dar un rodeo. La razón es
obvia, esta muy estropeado con mil ramas y arboles caidos, el camino
en mal estado... pero no me apetece dar la vuelta. Y se confirma que
esta bici que me he montado es un tanque, se traga todas las ramas,
todos los pedruscos y todos los agujeros y yo encima, tan ricamente.
Y llega el momento de decidir si hago
la subida mas tocha de todo el GR99 o me hago caca y me la salto por
carretera. Calculo que aunque me la salte no voy a llegar a Logroño,
donde me espera mi hermana, pero si que es factible que llegue a Haro
para acabar la etapa y al final me animo, hemos venido a jugar, me
digo. Empiezo con muchas ganas la subida y en seguida me doy cuenta
de que aquello va a ser un nuevo ejercicio de bicisenderismo. Creo
que es el unico trozo de todo el viaje en el que realmente he hechado
de menos no llevar cambios. La pista ancha y bien cuidada brindaba
momentos en los que pude pedalear, pero el cansancio acumulado y la
constante subida durante varios kilometros hacían inviable subir con
mi cuerpo escombro y el 30-18 que llevaba. Aquí encontre mas fauna,
pero no era salvaje
Con mas pena que gloria y poniendome el
Masters of Reality de los Black Sabbath para motivarme un poco
cantando mientras arrastraba mi triste figura cuesta arriba, conseguí
llegar al mirador y, efectivamente, merecía la pena todo el
esfuerzo:
Y no, la cuesta no acaba en el mirador.
Aun me tocaba subir un trozo mas. Pero luego es cuesta abajo y lo
gozas, me decía. Y si, cuesta abajo, y menuda cuesta abajo. Y un
poco técnica la bajada si, y bastante también. Y yo sin
suspensiones y con 13 kilos de equipo atados a mis 13 kilos de bici.
!COPÓN! Pues allá que vamos:
Es cierto que he dicho que la bici se
maneja bien con el peso y que se traga bien los obstaculos, pero he
de decir que lo pasé mal en la bajada. Al poco de empezar las hojas
sueltas y mojadas y la excesiva pendiente me hicieron perder agarre y
me fuí al suelo. El único herido fue el cortavientos,
afortunadamente. El paisaje y el sendero eran increibles, pero habría
preferido una suspensioncita y frenos hidraulicos. Los BB7 se
portaron como unos campeones, no me dejaron tirado en ningún momento
y tienen potencia de sobra, pero para descensos tan prolongados esa
fuerza de mas que hay que hacer comparando con los hidraulicos acaba
pasando factura. Al fin llegué al siguiente pueblo, y la bajona que
sigue al subidón de adrenalina me hizo parar a comer un buen bocata
y dos jarras de cerveza. Me las había ganado. Por fin un poco de
llano...
Tras comer sigo las marcas del GR99 y
mi gozo en un pozo, o mas bien mi puente en un rio...
No se exactamente en que momento el
puente se desplomó y el GR99 pasa por ahí y sigue por la otra
margen... bueno, que no cunda el pánico, hay una presa un poco mas
arriba del rio. Pero por supuesto, al llegar allí esta cerrada a cal
y canto porque solo pueden pasar los operarios. Toca buscar una ruta
alternativa por carretera. Consigo reengancharme tras unos kilometros
de carretera y sigo hasta Miranda de Ebro. Queda poco rato de sol y
me planteo quedarme aquí pero en el último momento me animo y
decido ir hasta Haro. El paisaje de viñedos me acompaña y cuando
paso por San Felices esta claro que ya he llegado a la tierra del
vino
Hago noche en Haro y no madrugo nada de
nada ya que, horror, no puse a cargar el movil. La batería de
emergencia me soluciona esto, pero empiezo a pedalear a las 10. Mi
plan era llegar a Logroño para comer con mi hermana y mi cuñao,
pero son muchos kilometros y el single speed no da para mas. Paro a
echar un bocado a orillas del Ebro y calculo que estaré antes de las
4
El problema viene a la hora de entrar
en Logroño. El GR99 no pasa especificamente por allí, rodea la
ciudad por la margen izquierda y lo mas cerca que pasa es por un
poligono industrial a las afueras. Miro carreteras y si en lugar de
desviarme sigo por la A-142 entro facil a Logroño. El problema es
que hay mucho tráfico porque es mediodía entre semana. Tras un
susto con un tontolaba en furgoneta consigo llegar sin percances a
Logroño y a las tres y media estaba comiendo en casa de mi hermana.
Tarde de siesta y noche de pinchos de lujo, justo llegué en jueves,
el dia de los pinchos (y los vinos)
Al día siguiente tengo una etapa
larguisima. Me toca llegar hasta Tudela para poder acabar el viaje al
día siguiente, pero se me acumulan los 35 kilometros de Logroño a
Lodosa que no había hecho de la etapa anterior. Para mas inri sopla
un viento en contra que me impide ir a mi velocidad de crucero en
llano, que son 20km/h, el single da para lo que da. A media mañana
llego a Lodosa y comienzo la parte correspondiente a la siguiente
etapa. Tiene una subida fuerte que intento esquivar sin éxito. Lo
que parecía un camino se convierte en un cañaveral que se convierte
en una pared de roca a un lado y el Ebro a otro. Vuelta atrás y a
empujar. Al menos las vistas estan bien.
Y ahora cuesta abajo... pues no.
Resulta que el viento en contra que tenía estaba bastante tapado por
el alto que acababa de subir y al otro lado aún hacía mas viento.
Tras la cuesta abajo pedaleando a velocidad de pedo y con rafagas que
amenazaban con tirarme de la bici se calma un poco el viento y llego
a San Adrian. Las nubes apuntan tormenta, compruebo el AEMET y paso
de jugarmela, cruzo a Calahorra y cojo el regional de las tres a
Tudela. A la media hora de llegar a Tudela empieza a llover y no para
en toda la noche. He tomado una buena decisión cogiendo el tren.
Y por fin, la última etapa, de Tudela
a Zaragoza. Voy muy motivado porque veo que a pesar de no estar muy
fino no voy tan mal de forma física. Vale, me he saltado unos
kilometros en tren y he hecho seis noches fuera, pero empezando al
medio día, así que voy a acabar las 6 etapas en 6 días. Desde aquí
es todo llano hasta Zaragoza, un paseo de 100 kilometros por un
paisaje que ya conozco, es similar al del Ebro a su paso por
Zaragoza. El camino esta muy encharcado. Me dicen en un pueblo que
han caido mas de veinte litros por metro cuadrado. Lo que iba a ser
un paseo se convierte en un “no te mates cuando te metas por los
charcos y por todo ese barro”. Pero iba todo mas o menos bien hasta
este punto:
Ese barro que se pega y que no se cae,
que te ralentiza y que es tan viscoso que hasta tienes que hacer
contravolante para poder ir en linea recta... Y por supuesto, que te
llena las vainas hasta tal punto que no gira la rueda. Pues pasando
del GR99, me busco otro camino... y me lleva otra vez al GR99. Doy
otro rodeo por caminos agricolas y esta vez parece que si me mantengo
alejado del GR99
Al final consigo llegar hasta Gallur,
no sin antes meterme por otro barrizal, aunque no del mismo tipo de
barro:
Entro a un bar a tomarme una merecida
cerveza y me comentan que lo mejor sería que me fuera por el canal,
que el estará en mejor estado a pesar de las lluvias. A pesar de mis
reticencias por lo aburrido que es ir por el canal y por no hacer
todo el recorrido por el GR99, me rindo a la evidencia tras ir a
comprobar como estaba el camino.
Me despido del GR99 y tras varias horas
de pedaleo, llego por fin a Zaragoza y acudo a la Ciclería a tomarme
una cerveza y darle una ducha al corcel de acero, que se lo ha
ganado.
Mis conclusiones son las siguientes:
-El single speed mola, no te rallas con la marcha en la que vas, tu tiras y tiras y si no puedes te bajas y empujas. Si no encuentras frustrante el empujar la bici, puede ser para ti. Se recomienda un 32-18 para 29" pero yo puse 30-18. Mejor pecar de poco que de mucho y quedarse tirado en en cuestas que si podrías haber subido.
-El GR99 es ciclable con alforjas y bici hibrida al 85% bien, al 10% mal y al 5% fatal.
-El bikepacking esta guay, la bici se maneja de lujo y yo personalmente he llevado casi lo mismo que con alforjas. Estas limitado si quieres llevar bultos grandes. Yo de no ser por el Camelback no podría haber llevado tanta comida encima ni tampoco un libro.
-Las bicis de acero de montaña rigidas son muy divertidas y comodas
-Tengo que planear mejor las rutas, de no haber sido por el colega que me instaló orux maps el día de antes con el mapa de españa habría estado vendido, no había datos en ningún sitio. Gracias Luis Javier(y también por el camelback)
-Como sospechaba mi saco miente con lo de cero grados, como muchísimo 5 o 6. Quitando eso, la experiencia de pasar dos noches al raso esta muy bien, lo repetiré seguro, pero con un saco mejor o con mejor tiempo
VAYA CHAPA OS ACABO DE METER
Lo siento