La mejor prueba de que el verano ya está aquí es el estado de los campos de cereal. Ya he dicho muchas veces que me encantan los paisajes cerealísticos, con sus marcados cambios estacionales. La comarca de Pamplona está plagada de ellos, y me encanta coger la BTT y recorrerlos por pistas y caminos, de norte a sur, de este a oeste. Aquí podéis ver uno de tantos, en la ruta que hice ayer, junto al museo Oteiza:
En muchos de ellos ya se ha hecho la cosecha, y las pacas de paja quedan almacenadas por parejas y distribuidas al azar. Así puestas, de dos en dos, semejan las ruedas de una bici, por lo que no pude evitar hacer una foto con mi gordi:
El caso es que, desde hace tres o cuatro años, tras la cosecha de cereal los campos de la Comarca de Pamplona se llenan de otro tipo de cultivo espectacular: el de girasol. Cuando parece que el dorado del cereal va a empezar a caer en la monotonía aparecen ellos, primero tímidamente:
Pero una vez crecidos lucen tan brillantes, tan chillones, tan orgullosos... Unos te miran con alegría y descaro:
Otros, más antipáticos, te dan la espalda:
Y otros te miran con cara de asombro:
No menos espectaculares que los campos floridos son aquellos en los que aún no se han abierto del todo las flores. Son de un verde oscuro que contrasta poderosamente con el dorado de los campos de cereal vecinos:
En fin, que pedalear por este entorno agrícola es una auténtica delicia que he querido compartir con vosotros:
Dentro de tres días toda la Comarca aparecerá teñida de blanco y rojo, y la fiesta lo inundará todo, pero por ahora lo que domina es el verde y el amarillo, y la tranquilidad. Y es espectacular ¿o no?