En bici por el Báltico. Cinco semanas en ruta.

Viernes, 19 de Julio de 2019

Segundo dia en Siauliai. No es un sitio demasiado bonito (la cuarta ciudad de Lituania).  En la tienda ZaiZai pido dos cubiertas de 700 x 35. Las tienen, a buen precio y, además, me regalan una cámara. Llevo mucho rato explicando cosas y creo que a estas alturas ya nadie estará leyéndome. Como mucho mirareis las fotografías. Así que aprovecho para decir que las cubiertas BTwin del Decartón son una caca birria. Que no duran nada! Las cambio en un parque, junto a un lago.

Catedral de San Pedro y San Pablo. Fijaros como está fortificada, ya que la edificación tuvo un uso defensivo en el pasado.

Visito también un palacete Art Noveau. Me vuelven a entregar una entrada de pensionista. Mitad de precio....

Voy a comer a la cafetería Sozdius. Se come por unos 5 euros. Lo propio aquí son los zepelines, una especie de empanadilla de patata rellena de carne, verdura o pescado.

Y ya por último el museo del ferrocarril. Está cerrado! El segurata armado de la puerta me muestra un cartel en lituano que pone claro, clarísimo, clarinete que el viernes sólo abren por la mañana! Pero el tipo se lo repiensa y me explica medio en ruso, medio en inglés que me deja pasar para ver la exposición exterior pero que no podré entrar a visitar las salas de los museos. Bien!

Aquí las máquinas de tren están restauradas. Tomo fotos a todo... pero en un momento indeterminado mi cámara dejará de gravar en la targeta de memoria las fotografías. Así que me queda como un vacío en esta historia. 

La gente se la ve de campo: Sandalias o chanclas, pantalón corto, gorra de tela con visera, caras coloreadas... Y ellas muy robustas. Pocos crios enganchados al móvil. Y como estamos en verano, pues se aprovecha para bañarse en los rios.

La noche del sábado al domingo dormí acampado detrás de una vieja fábrica abandonada en Seta. El domingo me alojé en Kernavé, un encantador pueblecito.

Lunes 22 de Julio. 

Llovió por la noche y aun anda con ganas de llover más. Tenía la bici y las bolsas en el patio. Suerte que son estancas. Me doy una vuelta por Kernavé. Detrás de la iglesia católica hay un espacio magnífico para acampar... 

Me quedan 22km hasta la estación de Vievis, donde tomaré el tren hasta Vilnius. Un mocetón ruso me ayuda a subir la bici y el remolque al tren. Esta parte de Lituania próxima a la capital es más ondulada y boscosa. El mayor desnivel con que me encuentro es para ganar unos 65m. La carretera tiene una pendiente máxima del 6%.

He quedado con Evelina K. en Vilnius. A Evelina K. la conozco sólo por internet. He tratado con ella la compra y venta de varios hornillos. Un dia me contó que trabajaba en un orfelinato. Una de las chicas acogidas ahí se quedó embarazada. Evelina K. consideró que ese no era el mejor lugar para que la menor viviese con el bebé y decidió adoptarla. El email decía "En pocos dias voy a ser madre y abuela casi a la vez...". Ahí me di cuenta con que tipo de persona hacía los tratos para la compra de hornillos. Me pareció un acto de amor total. Y quedamos que, cuando pudiera, pasaría a verla.

Martes 23, Miercoles, 24 y Jueves 25 de Julio. Haciendo el guiri por Vilnus.

Evelina K. me ha encontrado un apartamento de lo más cuco en la calle Literatura, en el centro histórico de Vilnius. Dice que es de un amigo suyo. Se asombra que yo duerma plantando la tienda por ahí. Me cuenta que Lituania no es segura. Que hay muertes violentas, muchos borrachos y drogadictos. Ahora el país parece que anda un poco mejor, pero muchos jóvenes han emigrado a Alemania o Suecia. También me cuenta que en Lituania hay casi el doble de mujeres que de hombres. Y que resulta muy complicado para ella encontrar un marido "aceptable".

Me suena todo a exageración. Por la noche averiguo por internet el índice de muertes violentas de Lituania. Y está en lo normal de Europa. Más de cien veces por debajo de los verdaderos países violentos: México, Honduras, Nigeria... Y para mañana dejo mi trabajo de campo para averiguar si es verdad esta diferencia entre hombres y mujeres.

Evelina K. se declara católica. Me muestra sus dos iglesias preferidas en la ciudad. Los templos están abiertos y suele haber gente rezando en ellos. Me lleva a cenar. Pide para mi esa extraña sopa de nombre inpronunciable y color sospechoso...

Es una mezcla de vegetales, huevo duro y kefir. Se toma fría. Acompañada de patatas calientes. Está sabrosa.

En Vilnius hay un barrio castizo, bohemio, que se autoproclama República de Uzupi. El barrio cobija a artistas y artesanos. Muchas casas no tiene luz eléctrica o agua corriente. Pero por nada del mundo abandonarían el barrio. El parque infantil está bajo uno de los puentes que cruza el rio, con los columpios que cuelgan de lo alto del puente. 

Visité el orfelinato. Está en uno de esos bloques de la época soviética, las Krushovkas. Aquí andan con el dilema de que hacer con estos bloques. Visitamos la televisión estatal de Vilnius. Al igual que en Estonia, cuando se proclamó la independencia en 1989, las multitudes se agolparon en las sedes de las televisiones para protegerlas y que no cayeran en manos de los soviéticos. En Tallinn, Estonia, el ejercito desistió. Pero en Vilnius no. Y abrió fuego contra la multitud civil indefensa. Y fue una carnicería. 

Evelina llama a este barrio "the ugly quarter" le digo que barrios de bloques los hay en todas partes. Y no se lo cree hasta que le muestro un "tastet" de los que tenemos en España.

El campus de la Universidad es entretenido de visitar. Hay alguna sala preciosa.

Comida: Plato generoso y cerveza por unos 11 euros en una terraza céntrica.

Por la noche dediqué un buen rato a rastrear booking y Airbnb buscando cuanto habría costado el alquiler de este apartamento donde estoy. Mi gozo en un pozo. Seguramente, como afirmó Evelina K., el propietario lo debe arrendar sólo a personas conocidas. Junto con la llave dejé lo que yo intuí que podía haber costado el alquiler del apartamento estos dias. Y una nota explicando que lo que sobrase lo destinara al orfelinato.

Jueves 25 de Julio

Temprano, muy temprano, me voy a la estación central de Vilnius. Mi tren sale a las 6:40h. Compré mi billete y dos suplementos. Uno para la bicicleta y otro por el exceso de equipaje. El tren invertirá unas 4 horas en cruzar el país, de Vilnius a Klaipeda. No es un AVE. Pero es un tren magnífico, cómodo, con espacio para las piernas. Estas son las mias, que mido 1,90m. Un lujo! 

A media mañana recibo un mensaje de Evelina K. en que me recrimina que haya dejado dinero para el apartamento. Santa mujer!

Tanto en Vilnius como en Klaipeda hay estos puffs comodísimos para repentingarse. Tienes a disposición un piano, por si lo quieres tocar. 

Martes 30 de Julio de 2019

Omnipresentes Krushovkas, incluso en los campos...

Los primeros 25km de la A9 pasan rápidos hasta que, a la altura del aeropuerto, la cosa se complica. La autopista está en obras y concentran toda la circulación en un solo lado.

 No hay paso posible para la bici. Busco en el GPS y veo que la Eurovelo no pasa muy lejos de ahí. Que diferencia!

Voy siguiendo la via del tren hasta el centro de la ciudad. Antes de atravesar el rio, Meggui, mi bici, me pide ir a ver a sus primas lejanas en el distribuidor Megamo de Riga. Me paro a charlar un poco con el propietario de la tienda. 

Miércoles, 31 de Julio, Jueves 1, Viernes 2 de Agosto 2019.

Riga no es Praga, pero se puede visitar.

Praga se limpió la cara por allá el 1989, con motivo de la caída del Muro de Berlín, Barcelona hizo lo mismo en el 1992, año olímpico "Barcelona, posa't guapa"... Riga anda muy atrasada en esa carrera por convertirse en polo de atracción turística en Europa. Hay barrios antiguos bastante recuperados. Otros con toda la faena pendiente. Mucho barrio desconchado. Por ejemplo Maskavas Forstate, no lejos del centro. Este barrio se construyó a finales del XIX principios del XX. Las casas tienen una cierta elegancia, pero el entorno está descuidado. 

Te das cuenta que "faltan" edificios, que la línea de edificación es intermitente. Pregunté cual era el motivo. Por una parte, este barrio era un guetto judío. Los judíos fueron expropiados y los pisos quedaron vacíos. Varios edificios fueron incendiados para cobrar los seguros. Y otros sencillamente se declararon ruinosos y fueron derribados. Hasta aquí bien. Pero el caso es que hoy en día el barrio está igual: con un casi 40% de edificios que faltan. En su lugar ha crecido primero la hierba, luego las plantas y finalmente los árboles. No lo llames jardín. Llámalo bosque...

También puedes ver desde cualquier edificio alto un cierto desbarajuste arquitectónico con las nuevas edificaciones.

Hay muchos borrachines en las calles. Mucha gente durmiendo sin techo...

Que es lo que más me gustó? Riga tiene un número sin par de edificios Art Noveu. Se concentran en las calles Elizabetes y Alberta. Me ocupó una toda una mañana contemplar estas edificaciones magníficas! Como que hay tanto y tanto que ver, pondré fotos de un sólo tema: las estátuas.