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En bici por el Báltico. Cinco semanas en ruta.

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Pau-i-amor
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Esta crónica esta dedicada a Marta. De Marta, dos recuerdos: Una risa sonora y franca. Y ese apretar los dientes subiendo el Coll de Bracons. Agarrabas fuerte el manillar y pedaleabas con todas tus fuerzas. No estabas dispuesta a que te tuviéramos que esperar arriba. No estabas dispuesta ni a tan siquiera ser de los últimos en llegar arriba. La vida te ha puesto otro puerto delante. También es de los serios, de los que cuesta subir. Y de todo corazón deseo que vuelvas a apretar los dientes y lo superes. Y volver a oir esa risa sonora, franca y contagiosa.

Así que toma unas zapatillas, colócalas sobre la silla que tienes delante del ordenador. Ponlas a lo largo, como apuntando a la mesa, y te sientas encima de ellas. Eso será lo más parecido a montar en un sillín de bici. Pon también un ventilador que te de en la cara. De momento ponlo a I. Ya te avisaré si hay que ponerlo a III porque, ya sabes, habrá dias que el viento soplará de cara. Lo que yo contaré es lo que he visto. Seguramente tu te hubieras fijado en otras cosas, pero esta, por el momento, puede ser una manera de viajar.

Ha salido una crónica larga. No es una guia turística, son sólo unos apuntes personales. Si alguno va a rodar por esa zona y puede aprovechar algo… pues mejor!

Lunes 1 de Julio 2019

Toca levantarse a las 4 de la madrugada, después de una bochornosa noche que no me permite descansar bien, y dirigirse a El Prat sin demora. Me paso unos 4kg de peso. Norweigan me los perdona ¡Viva Norweigan! y después de 4 aburridas horas de vuelo llego a Helsinki.

Recomponer la bici me lleva casi dos horas. La empaqueté a conciencia -sin caja-, con la técnica de usar una esterilla como protección de todos los elementos más expuestos. Junto con la bici va aparedado el carrito. Todo un poco tapadito para que no haya preguntas (los del scanner no suelen poner ninguna traba, ya que a ellos solo les importa las cuestiones de seguridad).

A mi lado, una pareja catalana (él de Vic y ella de Manresa) también andan reconstruyendo las bicis. Disponen de una semana para darse una vuelta por el sur de Finlandia.

Tengo por delante 21 km hasta casa de Jonas T, que vive en las afueras de Helsinki. Con Jonas T. somos amigos de facebook. No porque nos clickemos «me gusta» a las cosas que cada uno publica, sino porque hay un verdadero interés por lo que cada cual explica. Hace unos dias le pedí si podía pasar por su casa y me contesto que ¡Claro!

La afición de Jonas T., tan frikie como la mia, es coleccionar placas con el logo de VolskWaguen. Tiene una vieja y orgullosamente oxidada T1 -que se llama Erpi- con la que se pasea por toda Europa. Obsequio a Jonas T. con una botella de Ratafia.

Jonas T. tiene otros vehículos. Este es el que le regaló a su hija Victoria. El óxido aquí no es descuido, sino categoría, escalafón. Jonás T., como buen padre, enseña a su hija a conducir sobre la nieve.

Jonas T. se construyó su casa de madera durante 12 años. Es magnífica. Me pide que no publique fotos de la casa y lo respeto. Así que sólo vereis primeros planos.

Me invitan a visitar Porvoo, un encantador pueblecito Finlandés con casitas de madera pintadas de colores. Ahora viven del turismo. A medio camino paramos en la antigua  gasolinera de Björn ahora reconvertida a taller de restauración de vehículos. Björn también colecciona hornillos y Jonas T. quiere darme una sorpresa. Y también porque en su cafetería se comen los mejores burguers de Finlandia. No nos vamos sin comprobarlo.

Pau-i-amor
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Martes 2 de Julio 2019

A las 3 de la mañana ya amanece. No hay persianas. El dia pinta lluvioso, así que aprovecho para visitar Heklsinki. Me vais a permitir colar una «Breve guia turística de la ciudad».

La estación central de trenes de Helsinki es de estilo Art Noveau. Lo más sorprendente son los 4 gigantes que sostienen unas esferas de cristal que por la noche sirven para iluminar la fachada.

Lo primero, para moverse hay que pensar en la bici, a pie o el trasporte público. El abono diario te sale por unos 12 eurs. Los carriles bicis están omnipresentes pero a veces te lias un poco. Helena, la esposa de Jonas T. me acompaña porque tiene que efectuar unas gestiones en la ciudad.  Vamos en su coche hasta la primera parada de metro. Tenía interés en conocer un poco más el diseño finlandés. Así que visitamos la fábrica ARABIA, todo un referente. Arabia fabrica juegos de mesa y de café con un diseño completamente funcional. Como el IKEA, pero fundada en 1850. El museo está en la octava planta. Es gratuito. A la salida hay una tienda para pecar… digo, comprar. Sigue lloviendo afuera. 

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Ahora un poco de arquitectura. Esta es la nueva biblioteca de Helsinki. 

Tiene todo lo que quisíeramos que tuviese una biblioteca: Box para entrevistas o trabajos en pequeños grupos; salas para talleres de habilidades, también para coser la ropa o planchar.

Porque leer en sillas incómodas?

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Los niños no se aburren si disponen de espacio para ellos….

Salimos a la terraza un momento que paró de llover

Esta es la Casa Finlandia, obra de Alvar Aalto

Y esto es el parlamento finlandés.

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Más cosas. Un agradable paseo nos llevará hasta el monumento a Sibelius. Una especie de recreación de los tubos de un órgano.

Un par de iglesias curiosas. La Temppeliaukion kirkko, la iglesia de piedra. Un templo evangelista que aparenta estar excavado en la roca. Hay una galeria superior, a la que se accede por una escalera, que permite un acceso limitado pero gratuito y directo desde la calle. Para entrar propiamente en la iglesia, fuera de las horas de culto, la entrada son tres euros. La remisión de los pecados no está incluída en la tarifa. Siéntate y contempla.

Me interesé por el órgano. Me dieron el contacto del fabricante, en Kempoo, no muy lejos de aquí. Ahí mismo le mando un email para pedirle si me deja visitar la fábrica.

Kampin kappeli. Tiene el aspecto de una gran maceta recubierta de madera. No se permite tomar fotos del interior… En internet hay imágenes. No celebran bodas ni bautizos. Prácticamente no hay culto. La construyeron para ofrecer un espacio de parada y reflexión. En mi caso, como que llovía y me dolían los pies entré. En la puerta hay un cura luterano, un médico y un asistente social. Diversas asociaciones se preocupan de mantener siempre este servicio de atención desinteresada. La entrada es gratuita. Y no, tampoco te limpian los pecados, a menos que te confieses y sueltes de una vez todo eso que me contaste aquella tarde, tu ya sabes…

Los nombres a recordar son Alvar Aalto y Amos Rex, arquitecto y artista. El estilo dominante es el funcionalismo o racionalismo arquitectónico. Edificios muy funcionales, prácticamente sin adornos.

Comer. Helsinki nos sale caro. En la cafeteria de la biblio nacional el bocata de salmón ahumado, jamón o vegano sale por 5,50eur. Tienen buen aspecto. Pedir agua para beber. Tal cual. O serviros de las jarras que hay a disposición. Es gratis. Una birra en un super no baja de los 3 euros. El café, tipo Mielita, no baja de los 2 euros. Los burguers más económicos a 4 eurs. Todo está muy limpio. Todo el mundo procura no levantar la voz y ser muy cortés. Solo los borrachos desentonan en este ambiente tan pulcro. 

Me doy cuenta que, como todo el mundo, estoy cruzando las calles sólo por los pasos habilitados. Hasta me espero que mi semáforo esté en verde para cruzar. Dejo más de un metro de distancia en las colas… Dios! Un solo dia en Helsinki y ya me estoy civilizando!

Miércoles 3 de julio 2019

Ayer preparé lentejas con chorizo para mis anfitriones. Hoy reemprendo la ruta por la mañana. Mi destino será Espoo, donde hay la fábrica de órganos que quiero visitar. A los pocos km me avanza la furgo VW de Jonas T. Me había olvidado el cepillo de dientes en la casa y me lo viene a traer!

También me olvidé de explicar que Jonas T. y su esposa Helena son sordos. También lo son los dos hermosos gatos blancos que ellos cuidan. Su adorable hija Victoria me descifra el lenguaje de signos que utilizan sus padres traduciéndolo al inglés.

 Cuando Victoria no está utilizamos la libreta de notas.

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El navegador de Google no sirve en este intrincado laberinto de carriles bici. Así que lo mejor es orientarte por las grandes autopistas que hay en la ciudad. Al lado de cada autopista hay un carril bici paralelo. Antes de llegar a Espoo recibo un email de la empresa de órganos. Encantados con que vaya a visitarlos… siempre que no sea en julio, porque están de vacaciones! Como que ya tengo una reserva hecha en Espoo decido quedarme.  Estación de tren/cercanías de Espoo. Por la tarde  tomo el tren para visitar un gran supermercado, Prisma, en busca de gasolina para el hornillo. La tienen, pero en bidones de 5 litros… Aquí se guardan las bicis. El carril bici entra directo desde la calle hasta los bajos de la estación de tren. 

 Esto es la entrada a la tienda de deportes

Por la noche sopla viento.

Jueves 4 de julio 2019.

Tomo por la carretera 51. Me recomendaron visitar Fiskars, un pueblo de artesanos, con muchos talleres. Por el camino, una pareja senior en bicicleta con alforjas, me adelanta como si nada. Los miro bien en búsqueda de alguna batería o motor… pero, no. Van a pelo. Estoy fondón. Debería haber entrenado un poco más. Ando muy lento. En una gasolinera paro a tomar café. No bajan de los dos euros, pero no tienen inconveniente en que te sirvas también leche, o crema, o te pongas café dos veces… Se me ocurre mirar como estoy de presión en los neumáticos y buf! Ahora me acuerdo que hinché las ruedas con la bomba al rearmar la bici (te piden que quites el aire de los neumáticos cuando embarcas la bici en el avión). Así que, nada, les pongo 4kg/cm² y la bici vuela! Dejo momentáneamente la carretera 51 y me dirijo al puerto de Ingå a buscar un supermercado. Una señora se interesa por la estelada que llevo en el mastil del carrito. Conocen la situación en Cataluña. También les sorprende que vaya tirando de un carrito. Aquí no es corriente.  

Llego a Fiskars. Hay una feria de antiguedades. Van a cerrar en media hora. Me apuro para visitarla. Los precios son buenos. No aparecen hornillos, que es lo que busco, pero si dos cepillos de carpintero. Uno és un cepillo inglés, metálico, en buen estado. Y el otro un cepillo en madera de corte curvo. Prácticamente regalados! Me indican que detrás de la escuela puedo acampar. La cosa pinta bien… pero se pone a llover y queda todo el suelo empapado. La previsión dice que habrá aguaceros intermitentes toda la tarde y noche. Miro en Airbnb y encuentro, a 19 km, una casita en el campo para mi solo. Me va bien la dirección, porque mañana tomaré el tren de vuelta a Helsinki. 

Me pongo el poncho de lluvia y recorro esos 19km hasta la casita de madera. Llegando veo al tipo sonriente haciendome señas con el brazo. Que detalle! Se ha estado esperando a que llegase! Se ha ganado las cinco estrellas en el apartado de acogida. Paro y me presento. Algo va mal. El tipo anda completamente cocido. Está en la fase del amor universal: Yo soy tu amigo. Ya me está ofreciendo beber de una botella sospechosa. Debe ser un error. Intento discretamente conectar con el anfitrión con el app del movil entre efusivos abrazos y apretones de manos. No me lo puedo sacar de encima. Quiere que acampe en su patio. Es gratis, me dice. Sigo enviando mensajes de socorro al anfitrión: ¿Dónde estás? ¿Podrías venir? Al final recibo respuesta: El propietario no puede venir y ha dejado la llave en el buzón. Aprovecho que mi amigo se ha ido un momento a buscar más bebida para entrar en la casa y meto la bicicleta dentro. Ufff. Por fin!

Pau-i-amor
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Tomo una ducha y me preparo la cena. Mientras estoy cenando oigo la puerta. Debe ser el propietario que habrá quedado inquieto con mis mensajes, pero, Jopetas! se me ha metido el borracho en casa! Otra vez me confirma su inquebrantable amistad. Tiene un vaso medio lleno de lo que parece Vodka. A mi me preocupa que, como que no suelta el vaso para nada, en uno de esos abrazos de oso me derrame el vodka por la espalda. Lo siento, amigo, hoy vas a pasar al Hall de la Fama. Nos hacemos una selfie?

Lo voy empujando hacia la puerta. Este tipo es más alto que yo -bastante normal en Finlandia- y debe pesar 20 kilos más que yo. Dos abrazos más y tres apretones de mano, que yo también soy tu mejor amigo, y Voilà! lo saco fuera y cierro la puerta con llave.

Me pasa cada cosa!

Viernes 5 de Julio de 2019

Recojo todo y abandono esta casita del bosque, la casita de la abuela, tan entrañable y me dirijo a la población de Karjaa para tomar el tren de regreso a Helsinki.

 Por el camino visito dos ferias más de antiguedades. Una en Billnäs, una antigua fundición que producía martillos y mazos, ahora reconvertido a hotel y espacio para convenciones; y la otra en un polígono de fábricas. Los hornillos que encuentro no son de mi interés.

Pau-i-amor
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Los trenes de finlandia son muy majos. Se entiende perfectamente la repercusión social que conlleva invertir en el ferrocarril. Están limpios, son rápidos y tienen unos detalles preciosos como la zona infantil y los boxes para familias. El que yo utilicé estaba fabricado por Talgo.

Pau-i-amor
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En Helsinki luce el sol. Así que una vez he salido de la estación me siento en una cafetería a tomarme un café. Me fijo en las personas de alrededor. Muchos van con el vaso de café. Otros atendiendo al movil. Pero hay mucha, mucha gente caminando.

Me dirijo al puerto. El ferry que quería tomar tiene todas las plazas vendidas. Compro un billete para el siguiente. Mientras, de una forma discreta, voy fotografiando los finlandeses que vuelven de Tallinn, donde han ido a comprar grandes cantidades de alcohol, ya que los precios en Estonia son mucho más baratos.

Las bicicletas deben hacer la misma cola que los automóviles. Me dejan aparcarla en un lugar de fácil accesso y la ato con las cinchas para que no vaya a dar un paseo por ahí…

En el barco hay un coro de Finlandeses que se dirigen, como yo, al Festival de Laulupidu. Ellos no participan, pero como otros muchos coros, cantarán por las calles de Tallinn la noche del sábado al domingo. 

Mientras el Ferri cruza los 80km del brazo de mar que separa Helsinki de Tallin os cuento tres impresiones de Finlandia.
La gente habla inglés. Casi todo el mundo también habla ruso. Muchos alemán. Y son obligatorios el aprendizaje del finlandés y del sueco en la escuela. La población de Finlándia es de unos 4.800.000 Finlandeses y 500.000 Suecos. La rotulación, en general es bilingüe. Y no, no hay politiquillos incendiarios que atenten contra la convivencia con proclamas a favor de una u otra lengua. Aprender una nueva lengua no se considera aquí como una penalidad. Ser monolingue aquí es una rareza. Y no debe haber calificativos para el que alardea de ello.
Hay tantos carriles bici que hasta forman rotondas en alguna intersección. En Helsinki hay una especie de avenida a distinto nivel para bicicletas que cruza media ciudad.
Las casas no tienen persianas. Y a menudo tampoco cortinas. Me ofrecieron tomar una ducha en casa de Jonas T. y nadie cerró la puerta. Nadie mira que hacen las otras personas. Hay quien atribuye al luteranismo esta falta de cortinas y persianas en las casas: Tu no tienes nada que esconder, porque no hay nada malo en tu actuación. Pero tus vecinos tampoco tienen que mirar lo que tu haces.
En muchos WC se pide a los hombres que orinen sentados. Cuesta un poco renunciar a esta capacidad cómoda y práctica que Dios Todopoderoso concedió al género masculino, diría que en exclusiva.
Llego a Tallinn. Airbnb me encuentra una roulote aparcada en la zona portuaria donde voy a pasar la noche.

Pau-i-amor
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Sábado 6 de Julio.

Me doy una vuelta por la ciudad. El barrio antiguo es precioso, pero hay tantos turistas por las callejuelas que hasta resulta peligroso circular por ahí con la bici. También hay barrios con aspecto soviético…

Os cuento lo del Festival Laulupidu. Estonia se autodefine como «El País que canta». Hay coros en todas partes: En las escuelas, en las fábricas, en los barrios, en las parroquias, en las facultades. El canto coral está muy arraigado a este país. 

Desde 1869 se viene celebrando el Festival de canción Laulupidu, peró fue durante los últimos años de la ocupación soviética cuando este festival tomó más repercusión. Las canciones se conviertieron en himnos contra la ocupación rusa. Actualmente el festival es cada cinco años: Esta vez, los dias 6 y 7 de julio de 2019.

Cruzar la ciudad de Tallinn este sábado es prácticamente imposible. A media mañana empieza una especie de desfile o procesión de todos los coros por los casi 4km de la avenida principal de la ciudad. Durante más de 3 horas van a desfilar todos los coros, muchos acompañados de bandas de música, vestidos con sus galas. Ellas llevan el pelo recogido con trenzas y la cabeza adornada con una guirnalda o corona de flores blancas y azules. Van vestidas con blusas blancas bordadas y faldas largas de colores encarnados. Ellos llevan gorras de plato, camisones de lino. A menudo van vestidos de época, con chistera y levitas negras.

Os hablo de 30.000 (treinta mil) cantantes y músicos. El escenario es como si tomáramos la mitad de la gradería del estadio Vicente Calderón. Y luego hay unas 80.000 plazas para el público.

El evento detiene la ciudad. Oficinas, bancos, empresas, todo el mundo cierra. No hay plazas hoteleras disponibles. Viene a ser como las Fallas de Valencia o unos Sanfermines en Pamplona… Así que Airbnb me encuentra un apartamento un tanto apartado de la ciudad. Tiene buena pinta. El precio 57 eurs me pica bastante. Pero no hay nada más. Booking no tiene nada que ofrecer. Aunque esté apartado está en la dirección del Festival. Así que me voy para allá. Mi plan: Dejaré los trastos en la casa y sólo con la bici, aunque me tome media hora, o con el BUS voy a ir al Festival esta noche.

Llego al sitio y resulta que la dirección es la de una vieja fábrica. Envío un mensaje y no hay respuesta. Llamo por teléfono y hay un contestador automático. Poco a poco me voy dando cuenta que me han tomado el pelo. Ese anuncio era una estafa. Me acaban de despistar 57 euros. Debía poner mucha cara de pasmo porque un tipo orondo que estaba empujando un carrito con un nene se para y me pregunta si estoy bien. 

Bueno. Os evito detalles.

Rando S. es un ejecutivo de la empresa nacional de los bosques de Estonia, la RMK. Me quedo a dormir en su preciosa casa. Está sorprendido de que yo sepa el nombre de la empresa de los bosques de Estonia y que sepa que construye y mantiene una serie de refugios, zonas de picnic, cámpings y hasta albergues. Rando S. también rueda en bicicleta. Me comenta, un poco avergonzado, que no anda cómodo con su sobrepeso, pero que el vive para el trabajo, su familia y el buen comer (doy fe de ello, porque la BBQ que preparó para la cena estaba de muerte!). Obsequio a Rando S. con la otra botella de Ratafia que cargué de BCN. Era para otra persona. Pero no creo que nadie la merezca más que Rando S.

Se ven pocas personas con sobrepeso en Estonia. A la gente le gusta el deporte, como aquí. Pero es que, además de gustarle, lo practica! En donde habría un campo de fútbol han construido una pista de atletismo. Tienen deportes de verano y de invierno. Ves al personal con aspecto sanote. Se fuma poco. Se anda mucho.

Comento con Rando S. mi intención de ir al Festival. No tengo entrada. Pero ya es muy tarde, no creo que me vaya a costar mucho encontrar una entrada. Llego para los 40 últimos minutos. Sólo quedan unas pocas entradas de «pelouse», sin asiento, que se van vendiendo así que algunas personas van abandonando el recinto.

A las 11 se acaba el festival. La gente sale ordenadamente y se vuelven a pie o en bus hacia sus casas. Paso por la parada de un bus justo cuando uno se detiene y abre las puertas: En el interior del bus estaban todos cantando.

Domingo 7 de Julio de 2019
Me despido de Rando S. Le digo que queda más que invitado a venir a mi casa, o si, como mínimo, quieren venir los hijos mayores, que ya son mozuelos. Me comenta que quizás me cueste encontrar una entrada. El tiene un amigo que tiene una y que no va a ir… Me sabe mal abusar así que le digo que ya me espabilaré.
Lo primero que hago es ir al médico llevo unos dias con la tripa tonta y el desagüe que descarga más de la cuenta. En el Hospital Central Oeste de Tallinn me atienden perfectamente. LLevo la targeta sanitaria europea y la visita me cuesta 5 euros (creo que debe tratarse de una tasa. Eso no es el verdadero valor de una visita médica). Me diagnostican que tengo que recuperar la flora intestinal. Así que yougures y agua salada. Me entregan esos sobrecitos de sales para diluir en el agua. Una vez diluídos el agua sabe, en dos palabras, as… querosa. 
Vuelvo al Festival y, mi gozo en un pozo, Sold out. Y esperando a ver si alguien sale para poder entrar en su lugar hay una cola larguísima. Llamo a Rando S. y le digo que he reconsiderado su oferta… Me dice que ningún problema. Salvo que la entrada es para jubilados. Me la manda al movil. Extiendo el código lo más grande que puedo en la pantalla para que no queden más datos a la vista y cruzo los dedos para que el gorila de la puerta no se percate… Funciona! Ya estoy dentro!
Me bajé por internet la partitura de «Mu isamaa on minu arm», canción obligada y que casi seguro va a cerrar el festival. Había visto los vídeos en los que el público se ponía en pie así que presentaban la canción. Unos agitaban los banderines y otros se llevaban la mano al corazón. Esa canción se convirtió en una proclama a favor de la independencia de Estonia y habla de esa patria que los soviéticos no pudieron borrar.
Y, efectivamente, el público se pone en pie y con gran solemnidad entonan «Mu isamaa on minu arm, kell’ südant annud ma,…» Mi pobre dicción y mi aspecto evidencian que no soi Estoniano -aunque como los demás yo también agite la bandera de Estonia-. Importa poco. A la segunda estrofa los ojos de los hombres que tengo a mi derecha se humedecen. Se les entrecorta la voz. Con gran esfuerzo mantienen la compostura y aún con más ahinco cantan a coro cantantes y público. Las dos señoras que tengo a mi espalda también cantan emocionadas.
Madis E. es uno de esos 30.000 cantantes que están en el escenario. Es miembro de warmshomers y me acoge en su casa por la noche al acabar el festival. Se gana la vida profesionalmente cantando en un coro. Tendrá unos 25 años. Le pregunto si, además de cantar en un coro, se dedica a dar clases de música o hace bolos en alguna orquesta en verano… Me dice que no. Que canta profesionalmente en un coro y ya tiene suficiente. Cada día me gusta más este país.
Madis E. tiene prisa por irse y me deja sólo en el apartamento.
Lunes 8 de Julio de 2019

Recojo todo y lo bajo a la calle. Llamo a Madis E. para devolverle la llave.
-¿Cómo fue ayer la cerveza con los compañeros del coro?
-Eh…¿Cómo sabes tu eso?
-Pues porque yo también he cantado en un coro. Te invito a desayunar.
En los bajos del edificio de la televisión nacional de Estonia hay un bareto. No se que pedir. Madis E. intenta con esfuerzo ir taduciendo los platos. Le digo que no se preocupe. De lo que el vaya a comer… que pida doble. Nos zampamos un buen desayuno. 
El plan siguiente es seguir por la costa, dirección hacia el sur, por la Eurovelo, hasta Haapsalu. De ahí tomaré el ferri hacia la isla de Hiiuma. 
Necesito gasofa para el hornillo. Tenía controlado un almacén pero en este momento no disponen. Me indican donde encontrarla: Makrasport. Una de esas tiendas de deportes de toda la vida con un personal que sabe de piquetas, neoprenos, mosquetones y cordado de raquetas. Puhaust bensinii, 1 litro, 3,8 eurs.

Pau-i-amor
Participante
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Al loro cuando vayais a atravesar las grandes avenidas del extraradio de Tallinn. Los semáforos no están sincronizados. Así que es facil que os quedeis esperando en la mediana a que se ponga verde la segunda mitad de la travesía. En mi caso me dió más de un apuro porque la bici con el carrito sobresalía invadiendo la calzada de los automóviles. 

Así que tomas la eurovelo las cosas cambian. Vas por el lado de la autopista con un carril bici de lujo. Dios es bueno. Y si a Moisés le envió un fuerte viento que partió en dos las aguas del Mar Rojo a mi me manda una suave brisa de cola que me hace avanzar sin problemas (está clarísimo que para todo hay categorías distintas).

Igual que en Finlandia, aquí la genta camina. Camina mucho. Ves hombres o mujeres paseando un crio con el carrito muy lejos de cualquier punto habitado. Se diría que recorren distancias de fondo olímpicas paseando al bebé.

Compro fruta en un tenderete.

Por el camino voy descubriendo memoriales de la Segunda Guerra Mundial. La persecución de los judíos por parte del nazi es recordada con varios monumentos. 

Pau-i-amor
Participante
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Aquí se habla de una masacre de cerca de 2600 prisioneros judíos durante la 2GM. Se talaron árboles y se levantaron piras para destruir los cuerpos. Los vecinos, que vivían encerrados en sus casas, asustados por la guerra, llegaron al día siguiente.  Se atrevieron a salir porque el hambre les podía. Creyeron que el olor provenía de un asado que alguien estaba realizando en el bosque….

Cerca de Päldiski veo una zona buena para acampar en la playa. Una autocaravana. Una pareja comiendose a besos. Un señor paseando el perro… Al poco se va todo el mundo y me duermo plácidamente en este paraje solitario.

Martes 9 de Julio de 2019

La eurovelo perfectamente señalizada…. Por la mañana llueve. Me quedo esperando a que pare, recojo y sigo.

Monigote divertido.

Un poco más adelante me encuentro con este edificio precioso que resulta ser un hotelito. Dos ciclistas alforjeros me comentan que se duerme de fábula (no hablamos de precio). 

Pau-i-amor
Participante
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Yo me conformo  yendo a la cafetería esa del gallo y zamparme un segundo desayuno (Eso que algunos modernos llaman Brunch).

Las fresas aquí son muy buenas. Sobre unos 3 euros el kilo.

Camino de Haapsalu me doy cuenta que la rueda de atrás pierde. Me detengo a cambiar la cámara. Los otros ciclistas no se detienen excepto una alemana reforzada que se llama Hilka. Como que también sigue la eurovelo la iré encontrando en otros lugares y nos iremos despidiendo cada vez con un «See you later…» de complicidad.

Si pusíeramos placas solares como hacen en Estonia, con nuestro sol, quizás sería la solución ecológica que nos ahorraría mucho dinero… Habrá que pensar en alguna ley que lo impida, ya que millones de personas se librarían así de pagar abusivas cuotas al oligopolio eléctrico.

Primer encuentro con las carreteras sin asfaltar. En esta estaban trabajando. Tramo de 10km.

Viejas glorias de la época soviética… aún funcionando!

jordi huix
Participante
jordi huix
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Bravo Pau i amor esta historia vivida como un viaje a un pais tranquilo es FANTASTICA,gracias.espero que sigas y sigas.Yo ya soy solo un ciclista de muy muy corto recorrido y me siento muy feliz compartiendo tus anecdotas,con estas anecdotas humanas compartes viejos sueños,me haces sentir un gran placer reconfortante,muchas gracias

Pau-i-amor
Participante
Pau-i-amor
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Curiosa señal de tráfico…

En Booking he dado con una casa de huéspedes por 20 euros la habitación. Llego a Haapsalu pasadas las 6 de la tarde. El castillo, el museo del ferrocarril… ya está todo cerrado.

 Preparo lentejas para cenar. El pan es de centeno. El propietario de la casa se llama Koit. Habla estoniano, finlandés, ruso y alemán… pero nos entendemos perfectamente. Si queda alguna duda telefonea a su hija y me pasa el móvil para que hable con ella y lo aclare. La casa tiene sauna. Tras tres ciclos de calor y ducha fría duermo como un lirón.

Miércoles 10 de Julio 2019.

Una señora que está alojada también en la casa viene a disculparse porque ayer estuvieron charlando y riendo hasta tarde. Le cuento que después de un día ciclando y una sauna no me hubiera despertado ni una bomba. Y es verdad, hasta las 10 me quedado en la cama. Le pido a Koit si puedo alargar un día más. Sin coincidir en ninguna de las lenguas que conocemos hay que ver lo bien que me entiendo con este tipo!

Haapsalú tiene un Museo del Ferrocarril. Aquí «Museo» viene a ser colección o acopio. Se muestran objetos colocados con mayor o menor acierto y con un criterio museístico endeble. Las locomotoras que hay ahí fuera están sin restaurar. Sin pintar siquiera. Cubiertas de óxido. 

Susto de muerte! Al lado de una de esas locomotoras hay un hombre tumbado en el suelo. Está herido. La pierna amputada aún sangra.

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