Je,je,je! Y tanto que si. Como estoy hecho polvo, la eléctrica me saca de muchos apuros. Aun no me he metido por montaña pero ya he comprobado lo bien que viene la asistencia en ciudad. Salir de un semáforo con brío es una maravilla. Te metes en una zona arenosa en la que hay que darle duro a los pedales, le das al botón mágico para no quedarte atascado y sales disparado. Ya no digo cuando vas «fundido» en una cuesta y esa ayuda te permite subir dignamente. Eso crea adicción. Ja,ja,ja!