Al llegar a Ponte da Lima antes de las 7 de la tarde tuve que hacer tiempo para entrar en el albergue de peregrinos, aquí las prioridades para entrar en el albergue se cumplen a rajatabla. Los albergues del camino de Santiago en Portugal no tienen nada que ver con los de España, en Portugal estas cosas las hacen con más gusto y mejor pensadas. Son 60 plazas y habitaciones de máximo 20 personas en camas no en literas por lo que el volumen de ronquidos nocturnos se reduce en buena medida y por 5 euros no se puede pedir más.
A la tarde-noche (ojo que aquí siguen el horario europeo, nada de ir a cenar a las 10) salí a cenar con un compañero ciclista que conocí en el Albergue, hablamos de lo que nos une y nos separa y cené unos pescaditos grellados (asados a la parrilla) con unas patatas y una jarrita de tinto, esto me confirmó una vez más que Portugal es la reserva gastronómica de Occidente.
No se si por el vinito o el cansancio dormí como un lirón hasta que se me cayó un tapón del oído, pero como de estas cosas llevo doble repuse y a dormir.
Sigo sin entender por qué los peregrinos se levantan a las 6 de la mañana para hacer el camino (juro que era de noche). Supongo que los bastones que usan son para ir a tientas como los ciegos durante las primeras horas de caminata.
A las 8 hora española quedabamos dormitando los 4 bicigrinos (que vagos), mientras que los de a pie ya se habían largado todos.
Un café y una hora más tarde retomo la ecovía hasta V. Castelo, bonito entorno y precioso el río Lima (Limia en español), muy caudaloso, rodeado de cultivos de máiz, grandes campos, viviendas rústicas, quintas, etc.
El Ponte de Ponte de Lima.
Río Lima
Descansando en el Lima
Una finca
Viana de Castelo bonito pueblo que me recibió en fiestas, me entretuve callejeando un rato y por curiosidad me paré a ver un desfile de trajes tradicionales.
Viana de Castelo-Caminha, en esta ocasión elegí una ruta costera, pegada a la costa y discurriendo entre playas, acantilados y caminos de tablas que aunque es completamente llana presenta alguna dificulta técnica porque hay zonas no ciclables de arena y piedras, creo que merece la pena pero hay zonas en las que te entierras y tienes que empujar la bici. Es una ruta recomendable pero en cualquier caso si te cansas de costear tienes la N-13 para ir sobre asfalto.
Antes de Vila Praia de Ancora abandoné un camino de tablas de esos que también se ponen en España y que duran dos días en la zona atlántica para atravesar Vila Praia de Ancora por la N-13.
El camino costero entre V. Castelo y vila Praia de Ancora
Costa Norte de Portugal.
Vila Praia de Ancora es el típico sitio horrible de veraneo, como sucede en España parece que la gente no quiere disfrutar de la playa sino "comprar" una casa en la playa y así poco a poco se van creando estos pueblos fantasma. Dicen que desde el Neolitico la gente no quiere"vivir" sino "tener".
La entrada en Caminha se realiza por un precioso bosque de pinos
