El
pasado puente de San José, aprovechando que los niños no tenían
colegio el viernes y que en Madrid era festivo el lunes, hemos ido
junto con otras dos familias de amigos a recorrer la vía verde que
une Murcia con Caravaca de la Cruz, con el añadido además de que
este 2017 es Año Santo Jubilar, con lo que además hemos peregrinado
a uno de los santuarios importantes.
VIERNES
17 DE MARZO
Como
el comienzo de la Vía Verde está en la Universidad a las afueras de
Murcia, y no queríamos ir con los niños callejeando hasta allí,
hemos comenzado la ruta por el carril bici que sigue el cauce del río
Segura aguas arriba. El coche lo hemos aparcado en la explanada que
hay junto al río y la variante A-30, cerca del paseo del Malecón.
Lo malo es que al final hemos llegado bastante tarde (hacia las 16,30
h) y no hemos podido dar la vuelta por el centro de la ciudad que nos
apetecía, ya que teníamos que llegar a dormir a Alguazas antes de
que se nos hiciera de noche. Cargamos mi bicicleta y la de mi mujer
con alforjas con la ropa de todos para esta noche, y estrenamos el
Follow-me con la bici de la pequeña de la familia, que con 5 años
va a estrenarse en esto de los viajes (hasta ahora ha ido en sillita
en mi bici, pero ya no cabe), y adelanto que aunque caro (bastante
más que el otro sistema del Trailgator) funciona fenomenal, y ella
ha ido muy entretenida pedaleando siempre que le pedía un pequeño
empujón (y alguna vez frenando a traición).
La
salida siguiendo el río es muy cómoda por el carril bici
perfectamente asfaltado, y por un espacio que no deja de ser bonito,
con el río que en esta época lleva bastante agua, y los campos
agrícolas y algunas fincas. Este carril que sigue los mil meandros
del río, termina en un parque en La Contraparada. Allí se cruza el
río por un pequeño trecho, se pasa bajo la A-7 y luego se vuelve a
descruzar volviendo a la derecha (según se mira río arriba), por un
puente con escalones que requiere un esfuerzo de subir y bajar bicis
cargadas. No hay pérdida en ningún momento porque está
perfectamente señalado con flechas el camino hacia Caravaca de la
Cruz (y así en todo el viaje). Desde el final del carril el suelo es
de pista de tierra pero en buen estado, y llegamos a los primeros
pueblos, que se tocan sólo de refilón (Ribera de Molina y
Torrealta). Luego entramos en Molina de Segura, donde entroncamos ya
con la Vía Verde del Noroeste, y donde tenemos que encender los
faros ya que la luz se va (hemos tenido un bonito atardecer). Desde
aquí a Alguazas queda muy poco por la Vía, y enseguida se llega a
la estación entrando en paralelo con la vía de tren que sigue en
funcionamiento (han sido unos 25 km). Nos vamos a alojar en el
albergue que hay en la propia estación. Hay que llamar antes para
que lo abran, pues está claro que tienen poca afluencia (de momento
y hasta que se ponga más de moda este peregrinaje) aunque más tarde
llega un peregrino a pie que también lo aloja. Nos instalamos en una
habitación de tres literas toda la familia y aprovechamos para cenar
en el restaurante de la misma estación, bastante bien. El albergue
está bien, pero merece alguna crítica negativa. Está nuevo, pero
poco equipado (nuestro armario en la habitación está lleno de
material de obra y no se puede usar), y lo peor, en las duchas el
agua caliente se hace de rogar (tras más de 10 minutos esperando y
ya aclarado con agua fría ante la desesperación, empiezan a salir
algunas gotas templadas: soy el único de la familia que se ducha, a
los demás no les entusiasma el agua fría). Como nota positiva tiene
ropa de cama por lo que no es necesario llevar saco de dormir.