Siempre he vivido entre dos mundos por igual, el rural y el urbanita y hay cosas que me gustan y otras que no de ambos. Por mi forma de ser no soy nada compatible con la inmensa mayoría de los urbanitas, pero tampoco son santo de mi devoción parte de la población rural.
Ni todo es bueno ni todo es malo de ambas partes. Conozco gente de ciudad que se conoce muy bien el campo y la montaña y son los mayores defensores mientras que la inmensa mayoría de los lugareños no suelen tener el más mínimo interés en su entorno, salvo cuatro pastores y ganaderos que lo conocen bien, los demás poquito o nada. Será que por tenerlo al lado no se aprecia, algo que suele suceder en todas partes.
Los todoterrenos y los quads dedicados al ocio los usan tantos unos como otros en los caminos rurales. No sólo urbanitas, también gente que vive en el mundo rural. Los pobres ganaderos y agricultores, pues depende, los hay pobres y los hay que no. Los hay que hacen malas prácticas con el ganado o los cultivos y los que no. Conozco my bien los trapos sucios del sector y no todo el mundo es un bucólico pastorcillo al cuidado de sus ovejas. Menos mal que ahora hay más controles sanitarios.
Puestos a especular, no sólo se han hecho atrocidades en grandes fincas, también en fincas pequeñas en cuanto ha podido el dueño lo ha urbanizado. Y paradojas de la vida, muchos que se han llenado los bolsillos querrían que en sus pueblos no hubiera tanto foráneo.
Hay un pueblo en la Sierra Norte de Madrid donde unos cuantos gilipollas del pueblo se pasean con el Quad a toda velocidad por una zona donde está expresamente prohibido con señales y todo, pero encima lo hacen a una velocidad anormal poniendo en peligro la vida del resto de usuarios y cuando menos llenándote de polvo. El agente forestal al que le pagamos todos los contribuyentes (sólo hay uno destinado en esa zona) vive en el mismo pueblo y no los multa, sólo les da algún toque, porque al vivir en el pueblo (pequeñito) el mal rollo está asegurado y se encuentra con que no tiene apoyo, ya que lo suyo (según dice) es que vinieran agentes o el Seprona de fuera a hacer controles y al menos él se encontraría apoyado, no sólo él poniendo multas, ya que luego tiene que entrar en el comercio de fulanito que es del padre de tal o cual (típicas cosas de pueblos donde todos se conocen).
Lo malo de las ciudades ahora es que son macro ciudades, el número de habitantes es muy grande y sólo con que un porcentaje pequeño se haga notar saliendo al campo y ensuciándolo ya se hace daño. Lo malo de los pueblos es que ahora muchos han adquirido los malos hábitos de la gente de ciudad. El modo de vida urbanita ya no es exclusivo de las grandes urbes. Y ojo con algunos que abandonaron el campo y ahora viven en alguna ciudad, telita. Y para muchos que tienen algo todavía en el campo, el progreso es que asfalten el camino que lleva a su tierra, que así valdrá más.
No sé si especificar en concreto a gente de las urbanizaciones, porque el comportamiento entre quienes viven en adosados o en la almendra de los pueblos cada vez es más homogéneo y quieren lo mismo: que todo esté asfaltado, que haya buen alumbrado y no crezcan ‘malas’ hierbas.
Ahora muchos pueblos con tanta farola parecen verbenas de feria chuscas. Tanta contaminación lumínica empieza a impedir ver las estrellas como en las ciudades, despista a las aves migratorias y las luciérnagas que encima se ven sin su hábitat que suele ser precisamente esas ‘malas hierbas’ como las zarzas que además sirven como refugio para mucha fauna. Antes se respetaban los nidos de golondrinas, ya veo como algunos los eliminan de sus fachadas porque les afea.
Me considero conservacionista, y como tal habrá gente de campo pero también de ciudad. Entendiendo el progreso como lo entendía por ejemplo Miguel Delibes, no lo entiendo asfaltando, hormigonado y plantando ladrillos por doquier. No me agrada nada el gremio de la hostelería, menos si conlleva la creación de complejos hoteleros que implican también muchas infraestructuras al rededor. Tampoco me agradan muchos campings sobre todo los de costa adaptados para gran cantidad de autocaravanas.
El estilo de vida urbanita, ya sea en ciudad o en pueblo me pone realmente malo, y tanto coche por todas partes peor