Crónica de ruta por La Mancha

Hasta que llegué a mi destino, Manzanares, que me pareció muy bonito

Directa al hotel, ducha y colada, y a la estación del tren, a donde llegaba con su bici mi hija la mayor, Aitana  para recorrer juntas 4 días de ruta  

Lástima que Maria, la pequeña, no se pudo apuntar.

Nos despedimos temprano de Manzanares tras un copioso desayuno en una churrería deliciosa

y ¡empieza nuestra aventura a dos! Hacia Membrilla, La Solana y Argamasilla de Alba por carreteras con todo el tráfico que se ve en la foto…

Aunque el viento ese día sí que hizo acto de presencia, in crescendo con el paso de las horas… Comemos de picnic parapetadas por una pared para no salir volando y entramos en la carretera comarcal que nos lleva a las lagunas de Ruidera. Llegamos emocionadas al primer avistamiento de agua: el pantano de Peñarroya, con su castillo homónimo

Bastante vacío, pero la verdad, nos lo esperábamos aún peor

Seguimos la preciosa carretera que bordea las lagunas bajas hasta el pueblo de Ruidera, donde tenemos alojamiento para dos noches, así mañana podremos recorrer la zona a placer.

Aconsejadas por la dueña del hostal compramos provisiones para cenar en la habitación, pues nos confirmó que todo estaba cerrado… Como somos de buen conformar, celebramos una Nochevieja alternativa sin ninguna de sus convenciones. Hasta el ritual de las uvas fue atípico, pues cuando nos íbamos a tomar la que hacía 7… ¡el reloj del campanario dejó de sonar! y nos quedamos con la uva a medio camino… del ataque de risa que nos dio casi nos ahogamos