¡Bienvenido Supertramp!
Supongo que hay muchas maneras de
entender el cicloturismo, igual que hay muchas maneras de viajar (todas ellas
muy respetables, por supuesto).
Siempre me he considerado un viajero, más
que un turista. O un cicloviajero más
que un cicloturista.
Yo empecé viajando.
El primer viaje “largo” que hice, fue en
Asia.
Me di cuenta que no me interesaban
demasiado los puntos turísticos. Cada vez me sentía menos cómodo en los lugares
donde había muchos turistas. En esos sitios, te sientes más protegido, menos
lejos de tu casa y más cerca de los
tuyos. Estás entre occidentales, que más o menos tienen una forma de ver las cosas más similar a la
tuya. Es más confortable.
Pero al mismo tiempo, estás más lejos del
país al que estás visitando. Realmente estás más lejos de sus culturas, de sus
personas. Hay una barrera demasiado grande, porque te gusta estar allí, pero
con las comodidades de aquí. De esta forma, solamente estás de pasada. Tu punto
de vista es superficial. Las personas locales que se te acercan, casi siempre
lo hacen para conseguir algo de ti. En realidad no les interesas demasiado. Les
interesa más tu dinero. No sé si me explico…
Entonces pasé de hospedarme en hoteles a
casas de huéspedes. O alquilaba habitaciones. Allí tenia mi cacharro para
cocinar. Empecé a ir a los mercados no turísticos a comprar mi comida y para
que no me tangaran tanto, pués me aprendí los nombres de los alimentos en el
idioma local.
En ese momento empecé a interactuar más
con la gente local. A ellos les hacía gracia que un occidental se interesaba
por su lengua. Empecé a sentirme menos turista. La gente con la que hablaba, ya
no eran los que se buscan la vida con los turistas, sino que hablaban conmigo
por curiosidad. Las personas me miraban de otra manera. Empecé a conocer la
cultura y a la gente de verdad.
En parte, por eso empecé a viajar en
bici. Cuando te mueves en bicicleta, estás mucho más cerca de las personas que
no cuando te mueves en un autobús. Ves como cambian sus rasgos a lo largo de
los kilómetros. Sientes los olores, oyes a sus gentes…
Te das cuenta de como va cambiando el
clima, el paisaje…Eres mucho más humilde, más vulnerable y mucho más accesible
a las personas.
Te mueves con tu esfuerzo. Vas allá donde
te da la gana y cuando te da la gana. No estás condicionado por el destino de
un tren o un autobús ni por sus horarios. Te paras donde quieres.
De hecho, con la bici, llegas a muchos
sitios donde apenas hay transporte público. Sitios donde los turistas pasan de
largo, porque no salen en las guías.
¡Es flipante el hecho re recorrer un mapa
con el esfuerzo de tus piernas!
Imagínate, por ejemplo, que vas por China, con la bici
bien cargada. Llegas a un pueblo pequeño y te paras para comprar comida. En 1
minuto tienes a 30 personas a tu alrededor. Las experiencias que vives viajando
en bicicleta no las vas a tener viajando en otros medios de transporte.
Está claro que no todo es tan bonito como
se pinta. De hecho es una aventura en toda regla. Tus sentidos están más
despiertos que nunca. No sabes donde vas a pasar la noche siguiente ni cuál va
a ser el próximo sitio donde encuentres agua, por ejemplo.
Puedes tener problemas mecánicos, pasar
hambre, sed, cansancio, miedo…estás a la merced del clima (calor, viento
lluvia), siempre estás en la carretera y hay momentos de sufrimiento.
Pero por supuesto hay momentos muy
gratificantes: cuando llegas a un destino señalado en el mapa, después de no sé
cuántos días pedaleando o cuando conoces a gente que nunca te hubieras
esperado, cuando te levantas por la mañana y ves salir el sol, desde tu tienda
en un lugar mágico y remoto. Cuando alguien te invita a su casa a comer o a
dormir en algún lugar perdido…
O cuándo le enseñas el mapa a alguien
para preguntarle dónde estas y empieza a
darle vueltas porque es la primera vez en su vida que ve un mapa…
Un viaje en bici es muy intenso, física y
mentalmente. En un día pasas por muchos sitios, te pueden pasar muchas cosas,
tu estado de ánimo puede cambiar varias veces…
En fin, que lo que te ocurre en un viaje
en bici, es siempre curioso y diferente. De un viaje en bici te vas a acordar
toda tu vida, porque en realidad la bicicleta es una excusa para vivir una gran
aventura.
Al final, siempre tendrás dudas,
preguntas que quizás no tengan una sola respuesta. Es la incertidumbre de un
viaje y no todo está previsto. Pero si vas con la mente abierta, siempre vas a
encontrar la solución adecuada en cada momento.
Lo más importante es preguntarte a ti
mismo si estás dispuesto a vivir una aventura de ese tipo. I la respuesta
solamente la puedes tener tu…
¿Te gusta la bicicleta? Al final la vas a
amar o la vas a odiar…
Si piensas en hacer un viaje largo (como
me parece por lo que dices en tu post), solo te recomiendo 2 cosas:
1- Haz por lo menos, un viaje corto
antes. Así sabrás si te gusta o no, si el material que llevas es el adecuado,
que puedes cambiar, etc…
2- Vete siempre con la mentalidad de ir a
disfrutar. Sin compromiso. Tienes que pensar: Bueno, si en cualquier momento me
canso, mando la bici para casa y continuo el viaje tan tranquilo. Eso te quita
mucha presión.
Bueno, este es solo mi punto de vista.
Espero haberte ayudado.
Saludos!