La salida de Barajas que indican las cruces de Santi (Ya he tomado confianza con Santiago, me ha dicho, no me trates de usted, puedes twitearme) me sacan por un rinconcillo romantiquísimo de un arroyo que podéis ver en las fotos, y sigue un rato el arroyo, para de repente llevarme a un camino donde una señal grande indica la proximidad de una ermita dedicada a los peregrinos y hacía el otro lado hacia Uclés.
Es una subida en la que me tengo que bajar de la bici y empujar, a veces pasa, pero no duele. Paso por mas caminos y mas caminos, algunas piedras sueltas, la bici va de fruta madre, se comporta como dicen, estable, segura.
Llego a Huelves un pequeño pueblecito y al dirigirme a la iglesia veo a un grupo de currantes en pleno almuerzo descanso frente a la puerta de la iglesia, todos ellos con traje de faena, pues la iglesia esta sufriendo una reforma. Pregunto si hay alguien en la iglesia y uno de los currantes dice, si, estoy yo que soy el párroco. Yo pienso, que buen ejemplo ahí camuflado y sin sotana, el párroco como uno mas arreglando la iglesia. Me ofrecen una cocacola con pistachos y mejillones que por supuesto no rechazo, y tras agradecerles su hospitalidad, el párroco firma mi credencial.
Salgo de Huelves hacia mi destino, Uclés, el ultimo pueblo del camino. Después de pasar la vía del AVE (especie de pajaro sin determinar), discurro por unos montes pedregosos donde me afirman que pueden verse corzos, y llego donde observo, allá en un alto una cruz enorme de Santiago sobre un monolito y una placa en homenaje al creador del camino, Manuel Rossi. El el conocido como "Monte do Gozo" del Camino de Uclés, en honor a su hermano mayor del Camino de Santiago.
Desde allí, Manuel diseñó un camino sabiamente que discurre por la cima del monte para entrar en Uclés por un paraje impresionante y con unas vistas de la villa y el monasterio sobrecogedoras, nada que ver, pero nada con una llegada por la carretera convencional.
Desde la cima del monte una bajada muy empredrada pone a prueba mi habilidad y la estabilidad de la bici, pero satisface ver como el monasterio, impresionante, va creciendo ante tus ojos a medida que avanzas.
Uclés, villa histórica e impresionante de la edad media que conoció la mezcla de las culturas cristiana y árabe y que sucumbió ante una batalla famosa donde miles de cristianos murieron en manos de los Almorávides, esos musulmanes malos que solo pretendían saquear y rapiñar por nuestra geografía. Existe un pequeño relato "Donde anidan las codornices" en un libro que comprende otros dos relatos mas sobre episodios inéditos de la Cuenca medieval que narra esta batalla en un contexto enmarcado en la vida en la época, escrito por un amigo y que porque no decirlo, algo me animó para acercarme a Uclés y a esa maravillosa provincia de Cuenca, si es que antes ya no la apreciaba.