El otro día de acampada con mi vástago al acabar de preparar la cena no sé porque desmonté el hornillo antes de que se enfriase y me quemé entre los dedos. Cuando estaba maldiciendo la noche que me esperaba al empezar a sentir la quemazón , recordé que cuando era pequeño me ponían pasta de dientes sobre las quemaduras.
Por suerte olvidé el botiquín pero no el bolso de aseo. Me puse la crema rezando que no fuese el efecto placebo y al rato sentí alivio al sentir eso mismo 'alivio' (que también es un cambio de shimano). Que gustito!
“Podéis quitarme la hacienda, mis tierras, mi riqueza, incluso podéis quitarme, como vais a hacer, la vida, pero hay una cosa que no me podéis quitar… y es el miedo que tengo”.Pedro Muñoz Seca