Asturias - Delta del Ebro

Pues nada, que ya ando cerca de la mitad del viaje. Por fin vi el Ebro y he llegado a Lodosa con tiempo para responderos.

Trein qué lástima no haber sabido que andabas por la zona. Podría haber diseñado mi ruta para coincidir contigo. Pero bueno, ya coincidiremos en algún camino, De Osorno a Melgar fui por carretera para ir más rápido. Esa nacional casi no tiene tráfico y fue agradable. El Canal lo tengo en mi lista de proyectos pendientes. No sabía de esa nomenclatura para vías públicas, je, je.

slow lo de Marta lo decía porque traté de convencerla para que se viniera con nuestra caravana a Tortosa para seguir desde allí nuestras vacaciones por la Costa Brava y visitar Barcelona. Pero ella no se atreve a hacer el viaje porque nuestro hijo mayor sólo tiene un año de experiencia conduciendo y nunca ha remolcado la caravana. Yo les digo que siendo todo autoista no deberían tener ningún problema pero ella no se atreve. Así que cuado llegue al Mediterráneo me tendré que buscar yo la vida para volver... o seguir

Mis rodillas van mejrando. Debe ser que a todo se acostumbra uno y después de 7 días pedaleando... Se me están poniendo una patazas que me dan ganas de hacerles una foto como brosquil. Pero las mías son más fashion: peluditas y en dos colores

marchales si llego a saber de verdad lo larga que es esta piscina... pero bueno, por ahora aguanto y estoy animado a llegar.

jofegaber La cosa no es nada especial. Hay montón de gente que hace viajes de verdad en bici y lo mio es un simple paseo turístico que obviamente sólo resulta especial para mí porque he tenido que superar mis muchas limitaciones para atreverme a hacerlo. Por ahora todo me está saliendo muy bien. Yo trato de aprender a viajar y a vivir pero son asignaturas realmente difíciles. Se supone que debería tener mucho tiempo para meditar en esta larga ruta pero la verdad es que me paso el día con asuntos rutinarios como buscar cobijo y comida, no perderme, esquivar camiones y administrrar cuidadosamente las energías para poder llegar. No queda demasiado tiempo para meditar ¡Y cada vez que lo intento acabo quedándome dormido!

barcino si lees unos cuantos hilos más en este foro descubrirás experiencias únicas de verdad. Aquí escribe gente que se ha pedaleado medio mundo. Yo soy un novato disfrutando de su pequeña "prmera rutilla".

Vicent no lo querrás creer pero hay veces que ¡disfruto pedaleando cuesta arriba! Soy un gran pecador, lo confieso. Es pecado de soberbia pero es que normalmente me arrastro como un caracol en las cuestas y hoy me sorprendí molinilleando un rato cuesta arriba ¡a 25 Km/h! No sé, debe haber truco. Igual era una cuesta abajo disfrazada de cuesta arriba, pero no veas lo bueno que resulta para el ego . Que sepas que AnaSuan anda entrenando a lo bestia y ya no quiere usar el plato pequeño. Otra pecadora.

cerrogarabitas seguiré poniendo fotos. Yo también estoy deseando conocer el desenlace de esta apasionante serie

pollo11 No fuerces la costilla que tiene que quedar bien. De todas formas pedalearemos juntos por el delta que es llanito. Mis últimas etapas serán atravesando La Matarraña por las vías verdes desde Alariz a Tortosa. Será para el fin de semana, espero. Pero antes tengo que atravesar el desierto ¡que miedo!

Zax gracias por los ánimos. Esto se soporta mejor cuando uno se acuerda de las proezas que hacéis gente como tú.

luisesunico Paz interior, lo que se dice paz, la verdad es que no tengo demasiada, pero la música de Knopfler y otro montón de ellas por el estilo me la "enchufo en vena". El mundo no sería lo mismo sin música. Así que si juntas cierto estado de ánimo, cierta música, ciertos paisajes y porrón de endorfinas por las cuestas ¿quién necesita otra droga?

pi lo cierto es que no estoy haciendo fotos demasiado buenas porque no tengo tiempo para pararme. Uno hace una foto con el vano propósito de llevarse a casa algo que le permita revivir lo que siente viajando por estos lugares. La verdad es que una y otra vez se lleva una decepción. Ninguna foto hará justicia a la belleza de algunos lugares y las vivencias y las emociones no se pueden registrar aún con nínguna máquina. Son productos perecederos de tu propia ilusión que caducan al instante. Lo que no quisiera es perdérmelos por estar ocupado mirando por el visor de la cámara o, peor aún, no disfrutarlos pensando que me los llevo "enlatados" para su posterior consumo. Ningún alimento enlatado sabe como el fresco.

llizquies tú sí que no paras de viajar. Cualquiera diría que tienes un chollo de empleo ¿eh?

victorblanes es lo bueno de Rodadas: siempre hay algún rodadero viajando por ahí y permitiendo soñar un poco a los demás. De lo que estoy convencido es que si llego al Mediterráneo es porque váis todos conmigo. Si llego a ir solo de verdad ya estaría en casita con la oreja gacha y el rabo entre las piernas.

sargantana acabo de entrar en tu tierra. Lástima que me quedes tan a desmano. Y no hace falta que me animes con palabras, que ya lo has hecho de sobra y además también de obra Por supuesto que tenías toda la razón en lo que me dijiste.

AnaSuan aún tenemos pendiente el Canal, que lo sepas

Cedila, preciosos los girasoles. A este paso solo nos vamos a poder bañar juntos en el mar :lol:
Cuidate mucho, disfruta y sigue sacando fotos, que creo que me van a llevar con la lengua fuera para pillarte antes de que llegues al mar, por lo que yo no podre sacarlas :lol:
Si encuentras mas garitos buenos bonitos y baratos haz un poco de publi con telefono incluido, para que los aprovechateguis que vamos detras tuya los podramos disfrutar.
Pues nada, sigue disfrutando y haber si la ruta nos reune en algun recobeco.

Etapa 7 Briones -Lodosa

Había comentado que hasta ahora todo me había ido saliendo muy bien. Lamentablemente dejé olvidada mi buena suerte en el área recreativa de la ermita donde descansé antes de emprender el tramo hasta Haro. Debería ser cuesta abjao, me dijeron, pero de cuesta abajo nada. Y encima cuando llegué a Haro me encontré con la típica villa laberíntica llena de coches, estresante, donde no puedes ni pararte a reflexionar o tratar de orietarte. Después de dar unas cuantas vueltas por el casco urbano, decidí salir de allí y buscarme una localidad más tranquila. Y así empecé mi odisea por la N-232 ¿Hace falta decir que las carreteras nacionales son horribles para los ciclistas?

Me propuse llegar al siguiente núcleo urbano lo suficientemente importante como para tener algún tipo de alojamiento. En realidad iba a saltar Briones pero paré a buscar una tienda de alimentación para comprar comida y bebida ¡me había quedado sin nada de nada!

El tendero se enrrolló bien y me recomendó la casa rural de Mari Cruz, que está a las afueras del pueblo. Hice muy bien atendiendo u consejo porque el alojamiento ese día fue sobresaliente. Se trata de un negocio familiar en el que se nota la dedicación al detalle de la dueña. Las habitaciones, pocas, son amplias, limpísimas y decoradas sin ostentación pero con personalidad. No hay números de habitación; cada una tiene nombre propio. Mari Cruz es muy atenta y simpática. Fijaos en el detalle: cuando fuí a coger la bicicleta para salir a la mañana siguiente, encontré colgada del manillar una bolsa conteniendo varias piezas de fruta.

En fin, salí tarde de la casa rural para encararme con la dichosa nacional. Me costó abandonar este oasis de paz.

Rodando por el arcén lo más deprisa que puedo, no hay tiempo ni para mirar el paisaje. Esto no es lo que yo quería, pero me consuelo pensando que serán sólo unos pocos kilómetros.

Encima la carretera de llana no tiene nada. Hay ondulaciones contínuas que son más bien malas para la moral.

Lo único que resulta entretenido es admirar la imaginación de los propietarios de las bodegas a la hora de inventarse "castillos medievales".

Y es que estamos en La Rioja y hay viñedos por todas partes.

Por fin abandono la carretera nacional. ¡Y por fin veo el Ebro!

El Ebro con sus fértiles vegas

Disfruté mucho rodando por esta carreterita. No sabía lo que me esperaba.

Lamentablemente tenía que volver a la carretera nacional. Es una pena poruq no hay gran cosa que contar. Sólo pedaleé kilómetro tras kilómetro para llegar cuanto antes a mi destino: Lodosa, donde me busqué alojamiento. Una jornada aburrida. Al día siguiente esperaba justo lo contrario: una agradable exploración de la ribera del Ebro hasta llegar a Tudela para dormir ¡Qué equivocado estaba! Nada salió bien hoy y la jornada ha sido más dura todavía que la de ayer. Mañana os lo cuento. Decir que he llegado a Cascante y que mañana salgo con la intención de alcanzar La Almunia de Doña Godina. A la porra con el Ebro.

http://www.elsolivers.cat/
cedila, que dia crees que estaras por Alcañiz???
podrias hacer que terminaras dia en hortas de San juan?? si es asin, en este alberge y pueblo merece la pena,, mirare de pillar a algunos desarmados y subir lo mas arriba posible a verte, podriamos dormir alli.....no hay nada seguro, pero...
ser felices

Ehhhhh,que en este ultimo post ya se te ve vas animadico,que hace dos dias parecia que querias tirar la toalla,¡¡¡¡Ni se te ocurra!!!!,to palante que vamos todos contigo.Un abrazo y animo.

Cedila!! Tomo nota de la recomendación!! Mañana comenzaré el camino de Santiago en Roncesvalles, hay fantasmas que me rondan diciéndome que no lo voy a conseguir, pero cómo tú nos estás demostrando, a los fantasmas ni caso y a seguir para delante. Ya no creo que pueda seguir leyendo tus crónicas, una lástima, pero cuando vuelva seguro que las leeré todas de tirón. Así que te transmito todos mis ánimos!! Los Monegros tienen su encanto y el Matarraña es precioso, hice parte de la Via Verde que vas a hacer desde Alcañiz y es preciosa, y al llegar al Mediterráneo un bañito y mucho autam para los mosquitos.

Saludos y muchos ánimos!!

Etapa 8. Lodosa - Cascante

Salí de Lodosa a primera hora, justo cuando estaba amaneciendo. Enseguida dejé atrás la población y rodé rápidamente entre el sol y la luna, disfrutando del aire fresco de la mañana. Llegué a Sartaguda cuando los primeros rayos de sol empezaban a iluminar el reseco paisaje.

El Ebro a su paso por Sartaguda

A la salida de esta población me topé con el canal de Lodosa con la estupenda carreterita que discurre paralela al mismo. La cogí alegremente y rodé junto al canal durante unos pocos kilómetros.

Por desgracia la alegría no duró mucho. La carretera asfaltada está cortada por una valla que cierra el paso y un cartel prohibiendo el acceso. El camino por el que venía cruza el canal y se convierte en un camino de grava y arena que empieza a subir. Respetuoso con la prohibición traté de seguir por el camino pero entre la pendiente y el mal estado del mismo, pronto me di cuenta de que con mi bici, y cargada como iba, me resultaría imposible seguir por ahí. Pero no quería deshacer lo andado para luego tener que seguir por la carretera general, así que franqueé la valla y seguí a lo largo del canal. No hacía daño a nadie y no creo que fueran a perseguirme a esa hora de la mañana.

Esa parte del canal de Lodosa fue increible. A la ligera excitación de saltarme las normas se unió la satisfacción de explorar. Era la primera vez que circulaba siguiendo un canal. Pensé en lo bonito que va a ser hacer el canal de Castilla cuando por fin pueda hacerlo. Lo más divertido fue que el canal se adentra en una especie de trinchera de paredes casi verticales y algunas decenas de metros de altura. Rodando a roda velocidad por el fino asfalto por el fondo de ese extraño cañón artificial me lo pasé en grande. Y además tenía compañía, mucha compañía, Resulta que las laderas del cañón están plagadas de conejos. Literalmente cientos de conejos cruzaron despavoridos por delante de mi rueda a medida que iba avanzando por la carretera. Temía tropezar con alguno en cualquier momento con graves consecuencias para él y para mí.

Por desgracia pronto llegué al final de la carreterita asfaltada en el punto donde se cruza con el camino agrícola por el que había planeado seguir por la orilla del Ebro. Este camino es parte del GR-99 y seguí por él hasta donde pude. El problema es que mi bici, tan cargada, es tremendamente inestable y el tipo de firme, arena y pequeños cantos rodados, hace extremadamente difícil mantener el equilibrio. Las ruedas se hunden en la arena y pierden tracción en la grava. Los pedruscos hacen de calzo impidiendo el avance y todo son traqueteos y un estrés contínuo ante el riesgo de caer en cualquier instante. El calor y la humedad no contribuyen tampoco gran cosa a hacer placentero el paseo y por si fuera poco, hordas de moscas, mosquitos y tábanos se muestran muy interesados por picarme en cualquier parte. Tengo trece ronchas en el costado izquierdo y en la espalda, otras tres en el brazo, dos en la cintura, un mordisco en la espinilla de la pierna derecha y una picadura muy fea en la raíz de la uña del dedo anular izquierdo ¡mira tú donde se les ocurre picar a esos bichos! Por cierto, los mosquitos pican perfectamente a través de la ropa: a uno de los que me picó en el hombro lo sorprendí en plena tarea de perforación sobre la manga de mi maillot. La pobre bestezuela no sobrevivió, claro, pero ya me había picado. Otra roncha para rascar.

Como avanzo tan despacio a este paso no llegaré nunca. Moriré antes de pura extenuación ¡Y encima el Ebro ni lo he visto! Así que decido omitir esta parte del recorrido y doy la vuelta para buscar una ruta alternativa. Vuelvo a la carretera asfaltada donde acababa la del canal y la sigo un rato hasta que e doy cuenta de que va en una dirección que no me conviene nada, al SO en vez de al E. Yo quería llegar a Murillo de Calahorra, a pocos kilómetros de allí. Encuentro una carretera en la dirección correcta y me lanzo a toda máquina por ella. Pero inesperadamente, al cabo de un kilómetro la vía que estba siguiendo tuerce bruscamene a la izquierda y el camino que sigue en la dirección que yo quería es de nuevo de arena y grava. Como veo vallas quitamiedos a lo lejos, pienso que la carretera asfaltada hace ese giro sólo para pasar al otro lado del canal y luego sigue hacia Murillo así que la sigo... medio kilómetro. De repente desaparece el asfalto al llegar al canal. ¡Las vallas quitamiedos van a lo largo del canal, por un camino sin asfaltar! Paso de prohibiciones y lo sigo haciendo eses sobre la grava y espantando conejos a mi paso. Menos de un kilómetro después el camino desciende bruscamente. Diciéndome a mi mismo una y otra vez "no me voy a caer, no me voy a caer" bajo la dichosa pendiente manteniendo a duras penas el equilibrio... para frenar de golpe y soltar los pies en plan de emergencia y bajarme in extremis ¡El camino acaba en una charca! Sin más. Debe tratarse de alguna instalación del canal.

A esas alturas ya estaba bastante hecho polvo con tanto esfuerzo y tanto estrés y preocupado por el tiempo que estaba perdiendo dando vueltas. El sol seguía subiendo implacable en el cielo y cada vez hacía más calor. Regresé lo más rápidamente que pude, asustando de nuevo montones de conejos a mi paso y esta vez no le hice ascos a la carretera de grava que llevaba la dirección de Murillo. Tres kilómetros larguísimos y por fin me topé con un rastro de civilización: un camión cargado de escombros que se cruzó conmigo sin disminuir para nada la velocidad, claro, y dejándome ahogado en una espesa nube de polvo. Tosiendo, seguí como pude. Llegando al pueblo, otro camión, pero esta vez fuí más listo y me eché a la parte izquierda del camino para aprovechar el viento que arrastraba la nube hacia el otro lado.

Pero ya estaba en el pueblo y me las prometía muy felices pensando en recuperar el tiempo perdido. Pues no, los camiones venían del pueblo, no sé qué obra había pero lo cierto es que en el pueblajo no había asfalto sino más polvo. Consulté el mapa y decidí ir en sentido contrario para ¡alcanzar la nacional N-232! Así de desesperado estaba. Pero para llegar a ella aún tuve que subir por caminos de tierra atravesando dos acequias, la vía del tren y la autopista con su maldito paso elevado. Y digo subir porque la N-232 se veía en la distancia allá arriba, muy arriba. Pues con los restos de coraje que me quedaban y en la marcha más corta posible trepé hasta allí con un calor sofocante. En medio de la subida empieza a picarme la garganta y acabo tosiendo. Tengo los pulmones y los ojos irritados y también la nariz que me empieza a moquear a grifo abierto. Sospecho que hay algo en el aire pero no puedo dejar de respirar ¡necesito oxígeno para pedalear cuesta arriba!

Cuando llego junto a la carretera descubro que no tengo forma de acceder a ella porque estoy dentro de los terrenos de una explotación vinícola. Circulo por el camino que va paralelo a la carretera con la esperanza de encontrar un paso. Cuando veo la máquina que está fumigando los viñedos me explico los síntomas que tenía. Bueno, al fin logro salir a la nacional con sus salvajes camioncitos y su arcén de mierda ¡Quién me lo iba a decir, que me iba a alegrar de circular por aquí!

Con la poca energía que me queda, ruedo lo más deprisa posible, consciente de que se aproxima el mediodía y que tengo que encontrar una sombra donde cobijarme para descansar. A todo esto recuerdo que me he levantado a las 5 de la mañana y ni siquiera he desayunado para poder rodar por la fresca lo máximo posible. En los terrenos de una gasolinera, detrás de una nave industrial abandonada que ofrece algo de sombra, paro a desayunar y reevaluar la situación. El objetivo era llegar a Tudela pero no quiero seguir jugándome el tipo por la nacional. Varios camiones han estado a punto de tirarme en un paso estrecho sobre un puente. Voler a la ruta programada por el norte lo descarto porque no quiero volver a meterme en líos. A poca distancia está Rincón de Soto, donde podré tomar una carreterita que lleva a Corella. Allí podré descansar y seguir luego a Tudela o no, incluso quedarme allí. Y hacia allí me dirijo.

Los últimos kilómetros son cuesta arriba. Hace tanto calor que ya no puedo seguir. A tres kilómetros salgo de la carretera y me meto detrás de una caseta de aperos de labranza que encontré en un campo de olivos. La única sombra. Estoy medio desmayado por el exceso de calor y como es lógico tengo la moral bastante tocada. CUando pude, volví a la carretera y alcancé Corella como en un sueño. Y al llegar pensaba que estaba flipando. Esto es el desierto del que vengo...

Pues resulta que Corella tiene un oasis:

Se llama la Estanquilla y está rodeada de pinares. Sombra y paisaje agradable ¡aquí me quedo hasta que descanse! Lo malo es que cuando quise subir a una pequeña plataforma que había a la sombra bajo los árboles, al principio no pude. El senderito de arena tenía cierta pendiente y claro no traté de subir montado ¡pero es que tampoco pude subir empujando! Desesperante: la sombra esperándome a dos metros y yo no podía alcanzarla. Pensé en quitar las alforjas pero luego alguna de mis neuronas menos frita me permitió pensar en buscar un rodeo practicable por los alrededores. Y lo encontré. Busqué una zona plana a la sombra, extendí en el suelo el toldo, me tumbé encima... y me quedé dormido.

Cuando desperté y comí algo y sobre todo bebí, ya tenía algo más de moral. Decidí pasar de ir a Tudela porque es demasiado grande y no quería repetir del chasco de Haro. En lugar de eso me dirigí a Cascante. Aunque bien podría haberme quedado en Corella que es una villa preciosa y muy acogedora. Con deciros que tiene carril-bici... Pero quería avanzar algo y llegar hasta una posición equivalente a la de Tudela para al menos no perder un día ¡Pero decididamente paso del Ebro!... por ahora.

En Cascante di unas cuantas vueltas buscando alojamiento. Al final me quedé en la pensión El Lechguero, donde fueron muy amables y me dieron una habitación enorme con aire acondicionado y todo... eso sí, que funcionaba con monedas. Tuve tiempo de hacer algo de turismo y las compras que necesitaba, sobre todo agua. Fue un día bastante agotador y algo decepcionante.

Gracias por los ánimos fraser. Sigo sin conexión decente a internet, lo siento, las fotos tendrán que esperar aún.

He llegado a Alcañiz desde Belchite pasando por Escatrón. He logrado sobrevivir a duras penas al tránsito del desierto de Calanda en las horas más calurosas del día. Estoy como una regadera, por poco no lo cuento. Me bebí hasta la última gota de líquido que llevaba: cuatro litros de agua, uno de zumo de naranja y otro de leche. Cuando llegué a Alcañiz estaba tan exhausto que me quedé dormido tirado en un banco del parque. En cuanto pude, liquidé dos latas de Coca-cola frías, dos latas de Acuarius y otros dos litros de agua. No contaba con las "carreteras" tirolenses. Ha sido durísimo pero ya estoy bien. Mañana empezaré a cruzar la Matarraña.

¿que tal Cesar????
Veo que te estas soltando de lo lindo, que disfrutas con las cosas mas autenticas. Es eso lo que te decía, a veces nos sorprendemos con prisas y a veces nos sorprendemos con nada de prisas. A veces mandamos al carajo el proyecto porque consideramos que no compensa desperdiciar ese magnífico momento que será irrepetible. La ruta está ahí, no la cambiaran, pero el paisano de la bici, no siempre va a estar para cuando tu pases.

Espero que te tomes en serio de lo de la conferencia, ¿eh???? (jajajajaja)

Guaje, que lo pases bién.
Andrés

Una auténtica gozada ir descubriendo trocitos de España a través de tus crónicas, así que desde el delta del Llobregat unos cuantos ánimos más para tu desembarco en el del Ebro Gracias por hacernos disfrutar así con tu viaje !