Descubrí que me gustaba la bicicleta algo tarde, la verdad. Comencé experimentando con la bicicleta de montaña, probé algún viajecito con alforjas y entonces sí que sí; me encantó.
Después vinieron los hijos, dos, y con ellos supe que existe otro tiempo, otro mundo, otro todo. Con ellos y con nuestras bicis hemos pasado muchas horas pedaleando, hemos viajado en familia, cargados hasta arriba, disfrutando, viviendo muy intensamente.
Y a los 40, he comenzado a pedalear con la bici de carretera. Y ha sido todo un descubrimiento, otro. Esta vez sin niños, un tiempo diferente, un ritmo diferente.
Ahora, conviven los dos tiempos, los dos ritmos. Las escapadas con la bici de carretera y los "viajes" de un día, de varios, las vacaciones sobre ruedas...