Soy un ciclista de siempre, de ámbito no competitivo. Mis desplazamientos por trabajo y otras cuestiones fueron casi siempre en bici. En la actualidad manejo dos tipos de bicicleta... por necesidad en la ciudad, una híbrida con transportín y un pequeño arcón, y, en salidas extraurbanas circulo con una bicicleta reclinada, con la que cada día estoy más satisfecho y me hace disfrutar; la tengo desde hace 6 años y fue el resultado de una búsqueda incesante para no sufrir con el mortificante sillín, ganando así en autonomía y confort en mis trayectos.
Respecto a los viajes en bicicleta, he hecho muchísimo menos de lo que me gustaría (y sueño). Destacaría... descenso del Ebro hasta Logroño, sierra de las Villuercas (Cáceres), ruta del vino (Salamanca, Palencia, León), línea Sevilla-San Sebastián, isla de Mallorca, caminos siguiendo el curso bajo del Guadalquivir, el curso alto del Ródano hasta Ginebra y, posteriormente, hasta su desembocadura en el Mediterráneo, y, bueno, diría que tengo Andalucía muy trillada.
Lo que persigo es viajar tranquilo, curioso y consciente de los detalles de la ruta, intento no abordar más de 70 km por jornada para terminar con resuello. En suma, estoy abducido por la simple idea de poderme desplazar por el mapa con un utensilio tan ligero, limpio, sencillo, económico y silencioso y con mi solo esfuerzo mecánico. Me congratula que así seamos muchos.