Nos levantamos tranquilamente, aunque costaba pensar en que tocaba remar, pero al menos no estaba lloviendo. El desayuno fue normalito, pero la culpa fue nuestra por no confirmar el dÃa antes que desayunarÃamos alli, asà que la bollerÃa no fue fresca ese dÃa.El ambiente era fresquito, pero sólo por la alegrÃa que nos daba el hecho de que no lloviese ya valÃa la pena salir. Además, el fresquito se notaba durante el primer rato, pero en cuanto rodabas unos Kms se perdÃa la sensación y poco a poco el sol también nos iba ayudandoLa via Verde ya no estaba separada del tráfico y se retomaban las ya conocidas carreteras sin apenas tráfico. Se podrÃa parecer a los caminos rurales que hay por mi zona, pero en vez de naranjos aqui hay enormes pastos verdes. Toda una gozada para el que no está acostumbrado.Poquito a poco, el sol iba atemperando el dÃa y a media mañana yo rodaba sólamente con el maillot. Qué gozada! No me estraña que cuando la gente del norte y noreste se vienen a nuestro pais disfruten tanto. Aqui los rayitos de sol valen su peso en oro.Estas carreteras estaban más cerca de los pastos, y al haber estado lloviendo de contÃnuo, el barro ocupaba partes del asfalto. Éste fue otro motivo por el que agradecà llevar la plegable, los guardabarros eran de una ayuda inigualable. Si hubiera venido con la Scott, a esas alturas estarÃa de barro hasta las orejas.Hay que ver lo que se nota el ambiente fresquito. En verano, en España, me hubiera arreado ya un par de litros de agua, pero aqui, en Octubre, con ambiente fresquito, no se pierde ni un vasito de lÃquidos. Apenas si tocábamos el botellÃn y adelantábamos barbaridades sin esfuerzo alguno, incluso con el peso de las alforjas,Durante un momento elegimos seguir las marcas de la carretera en vez del GPS y nos alejamos un poco, pasando por la fábrica de Danone, que ahora que sé dónde está ubicada, no puedo dudar que los yogures tienen que ser de calidad, porque los pastos y las vaquitas que veÃamos al pasar eran formidables. Resulta que existÃan dos ramales para llegar a ParÃs. Uno que pasa por Cergy y otro que bordeaba por Beaubeais. Entonces comprendimos porqué el track se desviaba de las marcas que seguÃamos.A la altura de Gourmai-en-Brai, si no recuerdo mal, vimos las marcas que indicaban en distintas direcciones en función de qué ramal se querÃa seguir. Misterio resuelto. Nosotros seguimos el ramal de Cergy, que iba siguiendo un camino más diracto a Paris.Como sólo llevávamos los sandwiches que habÃamos preparado en Newhaven, buscamos un pueblo grande donde comprar algo del dÃa, pero los pocos que nos encontrábamos eran chiquitines. Vimos en el mapa un pueblo llamado Neuf-Marché y pensamos que con ese nombre era impepinable que nos encontrarÃamos algo... pero terminamos comiéndonos el sandwich en nuestro lugar preferido.. una marquesina :-) Aprovechamos el paroncito y reservamos en Gisors, una población que parecÃa grandecita y en la que tenÃamos oferta de hoteles económicos.Fué un acierto porque el pueblo era más bonito de lo esperábamos. El problema es que, asi como en otras ciudades francesas la estación de tren esta céntrica, la tomamos como referencia para trincar el hotel y resultó que el centro estaba un tanto apartado del Hotel Moderne TenÃa una iglesia monumental y una pequeña torre medieval medio derruida. Además, al ser bastante grande tenÃa supermercados abiertos y decidimos comprarnos el desayuno para el dia siguiente, a ver si nos ahorrábamos un poco de tiempo y dinero desayunando algo rápido en el hotel. Como no, también nos trincamos unos fuets y queso, que son nuestra barrita energética preferida.Luego nos fuimos a tomar unas birris en un café de esos en los que una parte es estanco y otra bar y cuando se hacÃa oscuro nos metimos en un restaurante que habÃamos visto de camino al hotel.Lo cierto es que existÃa gran oferta de lugares en el centro de Gisors, pero daba la sensación de que muchos de ellos estaban cerrados, como lo que ocurre en poblaciones turÃsticas cuando se termina la temporada. No podÃamos irnos de Francia sin probar un chuletón de esas terneras que nos acompañaban en el camino a Paris, por eso cuando vimos que el restaurante tenÃa la 'formula' con Cotè de Beuf... ya no hubo duda de qué habia que pedir. Valió la pena.Luego nos marchamos tranquiletes y en el hotel aprovechamos la wifi para revisar la ruta del dÃa siguiente que nos dejarÃa a las puertas de Paris. También repasamos la meteo... parece que nos iba a llover... no nos sorprendió :-)