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DIA 3: Newhaven - Arques-le-Bataille

  • 13 de October de 2013
  • 8 kms

Cuando nos levantamos, preparamos las alforjas especialmente bien. Ahora nos tocaba vestirnos de paisano para trincar el ferry, pero en unas horas teníamos que pedalear algunos kms, así que era importante acceder a la ropa adecuada rápidamente. Mientras tanto preparamos un té y aprovechamos para tostar un poco de pan en la tostadora de la habitación. Resultado: hacemos saltar la alarma contraincendios de la habitación. Hay que joderse! La apagamos como pudimos y nadie llamó a la puerta, menos mal. De aqui a la terminal de ferry, que no quedaba lejos y a comprar los billetes para el  ferry de la compañía Transmanche (http://www.transmanche.co.uk/). Nos atendieron fenomenal (que bonito es usar el transporte público con la bici y que no te miren con los ojos inyectados en sangre como aqui), el problema es que empezó a chispear y nos tocó esperar en la cola, junto al resto de vehículos, para embarcar en las bodegas de carga. Por suerte fuimos los primeros en embarcar y cómodamente dejamos las bicis (las únicas que viajaban en ese ferry) en el hueco que nos indicaron. Las instalaciones eran muy cómodas y el mobiliario me resultaba familiar: En efecto, era el mismo que en el ferry de Tenerife a la Gomera que recordaba del año anterior. Primero estuvimos repasando la ruta y posibilidades y despues de revisar la meteo decidimos que no sería una ruta larga. La hora local estimada de llegada eran las 15.00, por lo que debíamos buscarn un radio máximo de 2h de pedaleo. Despues, la lluvia fue en aumento y en medio del canal ya llovía 'a mares'. Apetecía recostarse un poquito y aprovechar el calor que luego echaríamos tanto en falta, por lo que nos fuimos a la zona de butacas y descansamos una horita, mientras la lluvia golpeaba incesante los cristales de las ventanas laterales. Era agradable, sin duda, pero por otra parte uno no podía dejar de pensar en que en la costa francesa esas mismas gotas ya no golpearían el cristal, sino nuestras cabezas :-)Llegamos puntuales a las 15.00 a Dieppe, con la lluvia incesante y empezamos el desembarque. Fuimos los primeros en salir, y tan pronto comprobaron nuestra documentación en el puesto de control, nos retiramos sobre un techado, todavía en la zona portuaria, y empezamos a equiparnos: pantalones impermeables, bragas, guantes, chubasquero, capucha, casco, chaleco reflectante... mientras los coches íban saliendo. Cuando terminamos.... LA VALLA CON ALAMBRADAS ESTABA CERRADA!. Juer!, regresamos al puesto de control: ya no había nadie, uy uy... Como no había nadie pasamos hacia las casetas de control de la zona de entrada a puerto y... la que nos esperaba! Apareció una guarda fronteriza gritándonos que 'cómo habíamos llegado alli'?, que de dónde habíamos salido, que si habíamos saltado la alambrada... (fijo que no pensó lo que decía). Como pudimos le explicamos el suceso, aunque no se atenía a razones, y finalmente, de muy mala gana, nos abrió la puerta y nos dejó salir (Seguramente ya se imaginaba rellenando mil formularios para explicar cómo se habían colado alli dos ciclistas forrados de ropa y de color fosforito y decidió que era mejor que nos largáramos de allí cuanto antes). En fin, despues del espectáculo, cambio la tarjeta del GPS para poner los mapas Velomap de Francia y a rodar. La lluvia no paraba, y todo apuntaba a que el día siguiente seguiría la misma meteo, aun así confirmamos que mejor recortar hoy en la ruta y al dia siguiente ya se vería. La ruta estaba señalizada como via verde, como en Gran Bretaña, pero no dejaba de ser una carretera asfaltada con tramos compartidos con otros vehículos. Cuando vimos una marquesina (que ya le estamos cogiendo cariño) nos paramos y confirmamos la estancia. A 8Kms, en Arques-le-Bataille, vimos un Bed & Breakfast (Arques-en-ciel) por 38€ con desayuno y consideramos que lo mejor era terminar allí.Los anfitriones eran muy buena gente. Nos ayudaron a guardar las bicis y nos acomodaron en su casa, nos prestaron paraguas para que luego pudieramos dar un paseito y hasta se prestaron para secarnos la ropa mojada en la secadora y las zapatillas en la chimenea, que ya tenían encendida. Nos relajamos en la ducha y cuando recobramos las fuerzas salimos a dar una vuelta por el pueblecito. La arquitectura cambiaba mucho de la inglesa. Aqui las casas se veían mejor cuidadas, las iglesias más adornadas y en general todo tenía mejor presencia. El monumento más importante del pueblecito era el pequeño castillo de la loma, aunque ya poco o nada quedaba de él. Todo me recordaba a las películas de la segunda guerra mundial, con las casas características en los pueblecitos franceses. En el pueblo no había casi nada abierto, pero encontramos una pizzería con especialidades normandas y allí que nos metimos. La dependienta, una tipa bastante antipática, nos preparó una pizza y un poco de pasta con vieiras y otros moluscos, que estaba de muerte. La muy jodida luego no nos dejó probar los crepes (ya debía haberse hecho tarde para la cocina), así que nos quedamos sin postre, apuramos nuestras copas y volvimos al B&B. Era pronto, quizás ni las 21:30, pero había que descansar. No por lo que nos hubieramos cansado hoy, sino porque al dia siguiente tendríamos que recorrer algo menos de 50Kms bajo la lluvia, y eso si que agota.

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