Comenzamos el viaje en Zurich y ascendimos el Rhin hasta Chur a lo largo de unos 400 km. Los paisajes de suaves lomas y campos de cultivos nos acompañaron en estos primeros días. Es una ruta en la que se viaja totalmente por carriles específicos para bicicletas. Es constante el trasiego de cicloviajeros de todas las edades y es gratificante ver familias enteras disfrutando de sus vacaciones a golpe de pedal. Es muy agradable pedalear por esta zona. El río se trasforma en lago a la altura de Constanza y posteriormente vuelve a su estado inicial justo cuando cambia su rumbo en dirección a los Alpes. Un enorme valle te lleva directo a Chur. Al pie de los Alpes, en el Cantón de los Grisones, el escenario cambia por completo y las lomas dejan paso a las montañas y los cereales a las confieras. Los ríos se tiñen de gris y rugen con fuerza.
El paso por el valle de St Moritz es espectacular. Montañas de 3000 metros nos escoltan mientras relajamos nuestras piernas bañándonos en lagos cristalinos .
Mención especial merece una excursión que hicimos por el Val Roseg: un valle que se extiende desde Pontresina hacia el pie de el gupo del Bernina.
Justo en este punto se unió a nosotros un amigo que hicimos en el viaje de Islandia. Entramos en Italia por la región de Lombardia. Recorremos a penas 80 kilometros por el país pero el abundante y poco respetuoso trafico no nos dejó disfrutar demasiado de los paisajes .
Suiza nos recibe en el cantón del Ticino con espectaculares valles que nos llevan a Bellinzona. La ruta sigue hacia el norte atravesando de nuevo los Alpes. Nos encontramos pueblos como Airolo y Andermatt en plena montaña. Disfrutamos de una larguisima bajada de mas de 40 km desde la cima del Gotthard pass hasta Altdorf.
Una vez pasados los Alpes entramos en la zona del lago de Lucerna que bordeamos hasta la ciudad que le da nombre. En esta parte del país se sitúan los escenarios de la histórica saga suiza de Guillermo Tell. Pequeñas colinas y preciosas vistas sobre el lago.
Al pasar Luzerna cambiamos de rumbo de nuevo y ponemos dirección sur, de nuevo a los Alpes para llegar a Meiringen y ver las increíbles gargantas que el Are lleva horadando miles de años.
Tras recorrer los enésimos lagos del viaje llegaremos a Grindelwald, lugar impresionante donde los haya. Rodeados de montañas pasamos unos días disfrutando de las vistas sobre los grandes Alpes. Monch, Eiger y Junfrau nos ofrecen maravillosos lugares en los que cambiamos el modo de desplazarnos: nos pasamos a los pies. Un poco mas lento de lo habitual pero igual de satisfactorio.
Los últimos días de viaje nos llevaron a Friburgo atravesando oscuros bosques y pequeñas montañas.
En definitiva Suiza es un país increible. Perfecto para recorrer a lomos de una bici. Hay rutas para todos los niveles físicos. Nos vamos con la sensación de que Suiza es mucho más que grandes montañas.
