Rodadas. Una comunidad de cicloturismo y viajes en bicicleta
Volver arriba

ETAPA 6 – entre Bourg Saint Maurice y Lanslevillard

  • 11 de August de 2009
  • 80 kms
  • Dificultades: Col del Iseran (2.770 m) (cima Coppi)
  • Distancia total etapa: 80,98 Qms
  • Velocidad media: 14,2 Qms/h
  • Velocidad máxima: 51,3 Qms/h
  • Tiempo total: 7h 33 min 55 seg
  • Tiempo real pedaleando: 5h 36 min 47 seg
  • Desnivel positivo etapa: 1.936 m
  • Desnivel negativo etapa: 1.340 m
  • Desnivel acumulado positivo: 6.330 m + 1.936 m = 8.266 m
  • Desnivel acumulado negativo: 6.129 m + 1.340 m = 7.469 m
  • Desnivel acumulado total (positivo + negativo): 15.735 m

En todas las etapas, al llegar al hotel, había una rutina que era siempre la misma: ducha, cambio de ropa y lavado a mano de la que había utilizado durante la jornada. En caso de tener mucha hambre, buscaba un lugar o supermercado para comer y si no tenía mucha desesperación, entonces, previamente, realizaba estiramientos de todo el cuerpo y masaje.

La jornada anterior tenía muchas ganas del Petit Saint Bernard y lo había subido con el plato de 38 dientes a buen ritmo. Este hecho y toda la fatiga que llevaba acumulada en las piernas, me dejó el músculo muy castigado.

A la noche, sobre las 3:00 de la madrugada, me levanté y hice otra sesión de estiramientos de aproximadamente una hora. Seguidamente, continué descansando y por la mañana estuve en óptimas condiciones para comenzar a rodar para afrontar los aproximadamente 40 quilómetros de ascensión al col del Iseran.

El recorrido inicial, es el mismo que el realizado el día anterior hasta la localidad de Séez. A partir de allí, se coge el desvío hacia la derecha siguiendo la ‘Route des Grands Alps’.

Después de unos falsos llanos muy agradecidos, ya que me iban muy bien para calentar la musculatura, se iniciaban unos importantes desniveles que yo me tomé con mucha calma, sobretodo teniendo en cuenta todo lo que quedaba, que no era poco.

Lo importante para una buena ascensión pasaba por llevar desarrollos suaves. La primera parte, justo antes del desvio de Tignes y del embalse de Chevril, era una zona muy ombría donde se podían ver unos grandes saltos de agua y también las típicas galerías para proteger la carretera de los aludes en invierno.

Las lluvias de los días anteriores habían nublado el cielo, pero a medida que las horas pasaban, el cielo se iba abriendo.

Le tenía mucho respeto a este puerto, no tanto por la longitud y dureza, pero sí porque era la primera vez que estaría en tierra firme a una altitud de 2.770 metros. Siempre se ha dicho que algunas personas sufren vértigos y mareos cuando hacen viajes a Suiza y utilizan los teleféricos a grandes alturas.

A mí me preocupaba la incertidumbre de saber como respondería mi cuerpo en aquella altitud y, además, en situación de esfuerzo, es decir, con una mayor necesidad de oxígeno en unas cotas donde precisamente hay menos presencia de este gas.

Poco antes del lago, había un cartel donde se mostraba el tiempo que había empleado el corredor más veloz duranta la última ascensión que el Tour pasó por ese lugar. El cronometraje lo habían realizado en el desvío de Tignes y hasta el Valle de Isère.

Una vez llegado al embalse, el espectáculo natural que contemplé fue de cuento: el reflejo de la montaña en el lago, el contraste del color azul del cielo, con adornamientos de nieve en los picos mas altos y la vegetación alpina. Se trataba de un regalo añadido al placer de poder rodar con la bicicleta por unos lugares donde se aprecia este vehículo y a través de escenarios donde se han escrito las gestas mas grandes de la historia del ciclismo y por extensión, de la historia contemporánea del deporte.

La carretera a la altura del lago Chevril transitaba por unas oscuras galerías por las cuales a mi no me gustaba mucho rodar.

Casi todo el equipaje que llevaba encima, lo utilicé en un momento u otro. Después de haber abandonado la ruta al final de la segunda etapa, cuando ya estaba en Barcelona, tuve la dificultad de tener que decidir las cosas realmente importantes para llevar en el equipaje de cara a volver a Cluses. En este caso, disponer de luces, supuso una facilidad de cara a pasar estas galerias.

Una vez sobrepasados estos túneles, llegué a Val d’Isère, una población de 1.850 metros. Al lado de la placa de anuncio de entrada al municipio, había distintos ramos de flores de diferentes colores, algo muy habitual en los pueblecitos alpinos. Parce ser, que estos lugares participan en un concurso de engalanamiento floral.

Busqué una fuente, pues estaba mas o menos a la mitad del puerto y aproveché para comer. Era como subir dos veces seguidas el puerto de Pal de Bagà y consideraba muy importante ingerir alimento. Recuerdo que al salir de val d’Isère, empecé a ver placas de información de lo que quedaba de puerto. La información era muy útil: la pendiente media del quilómetro que empezaba a partir de la placa, la altura actual, los quilómetros restantes y la altura del puerto. Esa señal era de madera y la información estaba grabada con pirógrafo.

Con todo lo que llevaba encima y todavía quedaban 14 quilómetros, es decir, 14 señales de madera. Iba muy bien saber la pendiente media en tanto por ciento, ya que ayudaba a regular el esfuerzo.

En muy poco tiempo, Val d’Isère quedaba ya muy lejos y abajo. La pendiente no paraba de enfilar hacia arriba y la nieve cada vez estaba más cerca. Algunas curvas estaban reforzadas con muros desde los cuales daba miedo mirar hacia abajo. Esta zona estaba muy transitada por parte de ciclistas, motards y autocaravanas. Un espectáculo móvil.

A falta de 8 quilómetros incrementé un poco la intensidad. Yo me sentía una pequeñez al lado de la majestuosidad de aquellas montañas.

Quedando pocos virages para coronar, un gran manto de nieve descansaba al lado de la cuneta, a tocar de la carretera de forma perpétua, en pleno mes de agosto.

Por fin llegué arriba… ¡Qué puerto mas largo!… La cima Coppi de mi viaje: 2.770 metros. El frío allí arriba era importante (y pensar que hacía pocos días estaba empapado de sudor testeando la bici cargada de peso en la calle Francisco Alegre de Barcelona…).

Aquella zona era impresionante por las grandiosas montañas y la claridad del día. Todo estaba concurrido de gente. Compré unas cuantas golosinas: unos ositos de azúcar que tuve que pagar a precio de caviar.

En estos momentos, mientras escribo esto, cómodamente sentado delante de la pantalla del ordenador, me entra pánico solo de pensar en una tormenta en ese sitio…

Después de contemplar la montaña, inicié uno de los descensos mas espectaculares que se pueden hacer con una bici. A cualquier persona que le guste rodar con una bici, la bajada de este puerto, es algo mas que recomendable… Se trata de 30 quilómetros entre montañas nevadas y prados verdes por una carretera que va serpenteando por las diferentes laderas.

En el primer tercio de aquel descenso, decidí hacerme una foto con las montañas nevadas de fondo. Sin duda, es la imagen que ilustra mi viaje.

La bajada finaliza en el municipio de Landslebourg, punto a partir del cual la carretera avanza por un valle entre dos mazizos.

El cansancio del día y el acaloramiento (en pocos minutos pasé del frío de la cima al calor del valle), fueron ingredientes suficientes para decidir poner punto y final a la etapa, concretamente en la localidad de Landslevillard, en una zona muy turística llamada Val Cenis. De hecho, esta población es el quilómetro cero del puerto de Mont Cenis, otro mítico del Tour.

En el hotel donde pasé la noche se anunciaba un cartel de reclamo para las motos, pues disponía de aparcamiento propio. Las Harleys y otros vehículos motorizados de dos ruedas, eran una constante por aquellos lugares…

Me quedaba toda la tarde para intentar buscar sin éxito un local donde poder comer una tajada de carne y hacer turismo por aquel bonito pueblo.

A no ser que se indique lo contrario, los contenidos están bajo licencia de Creative Commons.

Estamos alojados con eCliente, que además de ser muy buenos en lo que hacen, son buena gente. La tecnología detrás de Rodadas

Rodadas está en la red desde mayo de 2005.

Aviso legal | Política de cookies