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ETAPA 4 – Entre Le Chinaillon y Bourg Saint Maurice

  • 9 de August de 2009
  • 109 kms
  • Dificultades: Col de Aravis (1.487 m), col del Saisies (1.650 m) y col del Cormet de Roselend (1.968 m)
  • Distancia total etapa: 109,14 Qms
  • Velocidad media: 16 Qm/h
  • Velocidad máxima: 56 Qm/h
  • Tiempo total: 8 h 40 min 4 seg
  • Tiempo real pedaleando: 6h 42 min 42 seg
  • Desnivel positivo etapa: 447 m + 735 m + 1.238 m = 2.420 m
  • Desnivel negativo etapa: 260 m + 572 m + 920 m + 1.134 m = 2.886 m
  • Desnivel acumulado positivo: 2.556 m + 2.420 m = 4.976 m
  • Desnivel acumulado negativo: 1.889 m + 2.886 m = 4.775 m
  • Desnivel acumulado total (positivo + negativo): 9.751 m

La intensidad y claredad de la luz me despertó y, en ver el cielo azul, la alegría fue muy grande, hasta el punto que tomé la decisión de adelantar una hora el incio de la jornada.

El descenso inicial hasta Le Grand Bornand era un poco frío a esas tempranas horas. Las pintadas en la carretera y los engalanamientos con motivo del reciente paso del Tour eran constantes. Los monumentos a los caídos durante las Guerras Mundiales estaban siempre presentes en las poblaciones. En caso de valorar el viaje por el paisaje y no por la mitología de los puertos del Tour, esta fue, sin ninguna duda, la mas bonita de todas: dia claro, la verdor de los prados y árboles, los ciclistas y autocaravanas, los chalets, el paisaje…

La etapa seguia con exactitud el trayecto de la ruta de los grandes alpes que se inicia en el lago Leman y finaliza en Menton en el Mar Mediterráneo.

Dejando Le Grand Bornand, me acerqué hacia La Clusaz punto de inicio de la ascensión al Col de Aravis. La subida no era excesivamente dura y fui avanzando ciclistas. Constantemente se veían chalets y pueblos con los balcones llenos de flores, algo típico de las localidades de la región de la Savoia y otros territorios franceses. La cima de Aravis tiene unas grandes vistas, establecimientos para comprar souvenirs como: llaveros, zenzerros, pieles de animales o comida típica de la Savoia.

El descenso del puerto era espectacular con vistas al mazizo del Montblanc y en dirección al pueblo de Flumet, se divisaban chalets de madera construidos aisladamente en los prados. El pueblo de Flumet, es el quilómetro cero del col del Saisies. Este punto, coincide con un puente espectacular al inicio del cual, hay un monumento de una bicicleta gigante adornada con flores. El col de Saisies es largo y con algun que otro tramo de fuerte inclinación, pero a mi ya no me asustaba nada después de haber hecho el Joux Plane.

Era sorprendente el color verde dels avetos y de los campos. En la cima del Col del Saisies, ondeaban dos banderas: una la francesa y la otra la americana. Sobre el cesped, iba acompañada una placa de mármol en la que estaba grabado un discurso del general De Gaulle. Se trataba nuevamente de un monumento sobre la Gran Guerra, en este caso, dedicado a un capitán americano del ejército aliado.

Esta zona del puerto, estaba muy transitada y había atracciones para los niños. Al comienzo del descenso, se podía leer en el asfalto, pintado en color amarillo, un escrito de apoyo a Lance Armstrong: “Go Lance”.

Estaba delante de otro descenso espectacular, esta vez ,con un falso llano en medio de la bajada para volver a bajar hasta la localidad de Beaufort, pueblo que da nombre a una cooperativa de productos alimentarios, en especial de quesos, y también es la denominación de la región de Beaufortin.

Beaufort fue mi punto de parada para comer, justo al lado de una fuente adornada con flores de colores. Como hacía buen tiempo, decidí no descansar demasaiado y afrontar pronto los temibles 20 quilómetros del Cormet de Roselend.

El puerto es largo y tiene tramos duros. Si además, sumamos la fatiga acumulada en las piernas debido a los dos puertos anteriores, entonces, la determinación debería de ser subirlo tranquilo para no desfallecer.

El desnivel desde Beaufort y hasta la cima es importante. En esta subida, hice algo que hubiera podido pagar muy caro y que es ir a la caza de un ciclista que estaba viendo situado unos centenares de metros mas adelante.

Yo iba cargado de peso, y él, que iba con una bicicleta de carretera, únicamente llevaba una bolsa debajo del asiento donde, probablemente guardaría allí una cámara de aire de recambio y herramientas. Quizás, la referencia visual que tenia de él, me dio ganas de quererlo alcanzar y acto seguido, adelantarlo, como así hice. Por suerte mía, no pagué el sobreesfuerzo de seguirlo.

A pocos quilómetros de la cima, había el espectáculo de un bonito lago llamado Barrage del Roselend. Una vez ya coronado el puerto, la bajada constaba de 20 quilómetros donde hubiera podido dejar caer la bicicleta hasta Bourg Saint Maurice sin pedalear.

La entrada a esta localidad se hace a través de una rotonda en el centro de la cual, había una bicicleta como monumento, toda ella engalanada con flores.

Esta es la que yo considero mi etapa reina y tuve de la suerte de salvar la lluvia, puesto que al encontrar alojamiento empezó a diluviar.

Tenía mucha hambre y las cocinas de los establecimientos estaban todas cerradas. Una de las palabras que mas vi escrita en Francia es: ‘fermé’. Recuerdo todo lo que llegué a comer esa tarde: un creppe de Nutella, una pasta azucarada, dos cruasanes de chocolate, dos de normales y dos helados de pistacho. Prefería todo esto antes que una ensalada a 10 euros…

Empezó a ser una obsesión para mí, comer una tajada de carne o pollo con patatas fritas. En el tema de la comida lo pasé mal ya que tenía mucha hambre y no podía comer lo que quería.

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