Día 8. Aguilar de Campóo - Santuario de Montes Claros. Nacimiento del Ebro - La ruta de los nacimientos. Del Duero al Ebro - Diario - Cicloviajes - Rodadas.net
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Día 8. Aguilar de Campóo - Santuario de Montes Claros. Nacimiento del Ebro

  • 31 de August de 2013
  • 70 kms

Hoy abandono la cuenca del Duero para volver a la del Ebro, pasando por su nacimiento.

Salgo con la fresca de Aguilar de Campoo dirección a un mirador sobre el pantano. Es un pantano inmenso, que aún se acrecentaba más al no poder ver el final por la niebla del fondo. Después, bordeándolo llego hasta el Corvío y después a Cillamayor.

Al salir de Cillamayor se sale a la carretera, con un formidable carril bici, que de no desviarme me llevaría prácticamente hasta Fontibre, y aunque la iba a seguir en parte, aún me iba a desviar de ella. Al entrar en Porquera el carril bici desaparece, pero me desvío hacia Revilla de Santullán por carreteras locales dando un pequeño rodeo. Las casas y el ambiente minero de antaño dan personalidad a Revilla. De aquí a Barruelo de Santullán donde hay una competición de otra modalidad de ciclismo, el descenso.

Continúo hasta Brañosera por el carril bici, un precioso pueblo de piedra que se enorgullece de ser el primer ayuntamiento de España.Y de allí salgo por carretera comenzando verdaderamente el puerto que me llevaría a cambiar de provincia y de cuenca. No es que sea muy duro, pero nuevamente el viento en contra me lo quiere poner un poco más difícil. Por fin la carretera gira al norte y ante mí se aparece la cuenca del Ebro. Atrás dejo Castilla.

El descenso se hace rápido a pesar del viento y ya abajo me desvío hacia Barrio, una pequeña localidad. Estoy ya en Cantabria y la zona es eminentemente ganadera. Los pastos y las cercas están a la orden del día, así que me toca pasar alguna portilla y sortear otras vallas que cortan el camino sin puerta ni nada. Son unos metros malos pero enseguida llego a un camino por el cual vadeo el río Hijar, el que dicen que es el verdadero Ebro. ¡Estoy ya muy cerca de Fontibre!. A mi izquierda queda alto Campóo y el pico Tres Mares.

Salgo a Paracuelles donde cojo un carril bici que me lleva hasta Fontibre, donde me recreo con el nacimiento y con su dimensión, nada que ver con el del Duero, que se trata de un pequeño hilo de agua. El Ebro es el río más caudaloso de la península y eso se nota desde su nacimiento. Allí está la figura de la virgen del pilar en mitad del agua y una imagen al lado, puesta allí por una peña cicloturística de Aragón. Aún me quedan unos días para terminar la aventura, pero este punto es el inicio del final y el origen del principio, cuando ya unos años atrás me hice la promesa de que algún día recorrería todo el Ebro en bici desde su nacimiento hasta su desembocadura. Ya había hecho la parte de Logroño hasta Deltebre, así que ahora sólo me quedaba un pequeño tramo para cumplir.

Retomo el carril bici y luego por carretera llego a Reinosa. Saliendo de Reinosa me despido momentáneamente del Ebro, para dirigirme al Cotío, pasando por pastos tan bonitos como duros de subir y algunos rampones muy duros. La subida al Cotío se hace imposible por la pendiente y el mal estado de la senda, así que me toca empujar la bici. Poco a poco, tirando de riñón y apartando de vez en cuando alguna vaca, voy subiendo teniendo como meta un molino de viento que parece alejarse cada vez más. Son unos dos kilómetros realmente duros tirando de Rufia. Por fin se acaba y llego a lo más alto, desde donde puedo contemplar unas espectaculares vistas sobre el pantano del Ebro.

 El descenso es más llevadero y enseguida llego a Arroyo. Por carretera se cruza la presa del pantano y un poco más adelante las indicaciones me llevan a un camino por la derecha y después de un tramo de malas indicaciones y mucha broza por fin salgo a un camino sobre la presa.

Pasado Aguilera y unas cuantas portillas me encuentro en un cortafuegos desde el que se ve cómo desciendo vertiginosamente hasta el fondo del barranco para volver a subir aún con mayor pendiente. La subida son unos 200 metros de pared que me suponen un esfuerzo inmenso aún empujando de la bici, haciendo de cada paso una victoria. De aquí la bajada a Bustasur es rápida.

Aquí cruzo el ebro para acometer un gran rodeo que al menos me libraría de más trampas por hoy. Siempre hacia arriba voy avanzando un buen rato en dirección a Aldea de Ebro.hasta que por fin dando un giro de casi 180º vuelvo sobre mis pasos por un estrecho camino hasta salir al apeadero. Cruzo la vía del tren y ya por un camino asfaltado voy ascendiendo hasta el Santuario de Montes Claros, donde hago noche.

 

DIFICULTAD: Muy alta. Hasta Reinosa la mayor dificultad la puso el viento. También le da dureza el hecho de que no se para de subir hasta salir de Palencia, aunque en general las cuestas no son muy exigentes. La mayor dificultad viene pasado Reinosa con el alto de El Cotío y el cortafuegos. El primero es muy duro y el segundo más. Las vistas desde El Cotío son espectaculares aunque no se si merece la pena subir hasta allí. En todo caso, buscaría un camino alternativo. El camino que va de Arroyo a La Aguilera tampoco está muy bien. Lo más sensato es subir por la carretera que sale de Arroyo y sube directamente al Santuario de Montes Claros, saltándose así la zona de La Aguilera y el cortafuegos.

CICLABILIDAD: 95%. Ese 5% corresponde a El Cotío y el cortafuegos.

BELLEZA: Muy alta. El pantano de Aguilar de Campoo, la zona minera de Barruelo de Santullán, las casas de piedra de Brañosera, el nacimiento del Ebro, los pastos de Cantabria, el pantano del Ebro, el entorno del santuario de Montes Claros... todo el día fue una preciosidad.

PERNOCTA: Albergue del Santuario de Montes Claros. Es un lugar muy curioso, aislado de la civilización, no apto para aprensivos. Ideal para grabar una película de miedo de las que empiezan con un grupo de amigos que se van a pasar el fin de semana. Es un edificio antiguo muy grande y al menos cuando estuve yo no había nadie más alojado salvo otro chico. Por la noche no queda nadie del albergue. La habitación es muy fría incluso en pleno verano. La cena y el desayuno muy buenos. La limpieza un tanto justa, pero  no se puede pedir más por un precio muy económico. No sabría si recomendarlo o no, depende a quien, pero es uno de los pocos alojamientos en unos cuantos kilómetros a la redonda.

 

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